Autor: Harún Moghul(2)
Si tuviera que informar de que
un país musulmán –ligeramente más pequeño que Irán, pero aun así tres veces más
grande que Francia, y afortunado por contar con unas abundantes reservas de
petróleo, una rica cultura y una larga vinculación con el Islam– está sufriendo
un brutal tormento, tendrían razones para mostrarse preocupados, tanto más
cuanto que les resultaría difícil saber a qué país me estoy refiriendo. Esta
es, de hecho, la mayor tragedia del Turquestán Oriental ocupado por los chinos,
cuyo territorio limita al este con China, al sur con el Tibet y al oeste con
Pakistán y los nuevos estados de Asia Central que surgieron de la dominación
rusa.(3)
Por varias razones, entre otras
por la influencia de algunos de sus más famosos defensores, oímos hablar casi
todos los días sobre el trato infligido a los nativos de algunos lugares como
el Tibet. Sin embargo, resulta inexcusable nuestra falta de atención hacia el
Turquestán Oriental. A causa de más de medio siglo de control comunista sobre
Asia Central, un tupido velo de ignorancia ha cubierto esta parte de la Ummah
(comunidad islámica mundial), incluso para muchos musulmanes.
Musulmanes
de Asia Central: antecedentes
La estepa euroasiática es una
enorme zona casi llana formada por onduladas praderas que se extienden más de
ocho mil kilómetros desde Manchuria, en China, hasta la frontera con Hungría,
otra nación liberada del yugo comunista. Desde estas llanuras han surgido
algunos de los más poderosos guerreros de la historia: los hunos, de origen
turco, que acosaron Roma con Atila; los escitas iranios, que dominaron el
Cáucaso; y las hordas mongolas, que casi arruinaron el mundo islámico hasta ser
detenidas por los gobernantes musulmanes de Egipto, los mamelucos, quienes
también eran jinetes de las estepas euroasiáticas. Sin embargo, aunque las
estepas han visto nacer a pueblos como el húngaro, el mongol o el iranio (éste
ultimo emparentado con los persas del Irán actual), el grupo dominante durante
el último milenio y medio ha sido el de los turcos, el cual se dio a conocer
cuando desplazó o conquistó a los nativos iranios cuyos descendientes se
encuentran hoy en Tayikistán, la única nación no turca de Asia Central, y cuya
lengua está estrechamente emparentada con el persa. No obstante, teniendo en
cuenta la amplia difusión de los pueblos turcos y el hecho de que se los
confunda habitualmente con los habitantes de la Turquía actual, sería adecuado
explorar algo más la historia de estos pueblos.
En torno al 522 d.C., los
turcos irrumpieron en el escenario de la historia fundando un imperio que se
extendió desde Mongolia (turcos y mongoles están muy relacionados) hasta el Mar
Negro. Fuera de este imperio vivían muchos pueblos turcos, algunos de los
cuales se desplazaron hacia Rusia, aunque la mayoría lo hizo hacia el sureste
musulmán. De hecho, lo que une a los pueblos turcos no es el idioma o la
cultura, sino el Islam.
Janato Uigur Para entender
mejor el papel de los turcos en la civilización islámica, debemos dividirlos en
dos grupos, el occidental y el oriental. En occidente, los turcos selyúcidas
afirmaron su dominio sobre Oriente Medio alrededor del siglo X. Cuando los
selyúcidas se introdujeron el Anatolia, los agricultores y los comerciantes
turcos los siguieron, difundiendo el Islam dondequiera que llegaban. Uno de los
pequeños estados fundados por estos pioneros fue un principado gobernado por un
jan (líder) llamado ‘Uzman. El famoso viajero Ibn Batuta conoció a ‘Uzman y
señaló que era un líder especialmente único, llegando a la conclusión de que la
historia reservaría grades cosas a la estirpe de ‘Uzman. No sabía hasta que
punto estaba en lo cierto. (4)
Del linaje de ‘Uzman surgió el
Imperio Otomano: (5) en 1453, los otomanos tomaron Constantinopla,
convirtiéndola en su capital. La bandera turca actual, con su característico
diseño con una media luna y una estrella, conmemora esta victoria: la media
luna representa los ejércitos del Islam, mientras que la estrella representa
Constantinopla siendo conquistada. En su apogeo, el Imperio Otomano se extendía
desde Argelia hasta el Mar Caspio y desde el Yemen hasta Austria. Sus navíos
combatieron contra los franceses y los ingleses en el Océano Atlántico, e
incluso ayudaron a los indonesios en su resistencia contra las fuerzas
portuguesas y holandesas en un lugar tan lejano como las Indias Orientales. (6)
La dinastía otomana también fue la más longeva de la historia del Islam, pero
su decisión de combatir contra Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia durante la
Primera Guerra Mundial condujo a su caída en 1924. El último califa otomano fue
desterrado a Medina, donde falleció en la década de 1940.
En cuanto a los turcos
orientales, también tuvieron una historia igualmente espléndida, aunque buena
parte de ella continúa siendo desconocida, quizás porque formaron muchos grupos
étnicos como los kazajos, los uzbecos, los uigures del Turquestán Oriental y
los búlgaros del Volga (tártaros). El concepto de grupo étnico, tal y como se
desarrolló en Europa y América, nunca existió de un modo tan estricto en el
mundo islámico hasta la colonización. Posteriormente, la tolerancia y la aceptación
de la diversidad fueron remplazadas por el totalitarismo, el autoritarismo y un
deseo de uniformidad.
Los
turcos orientales
En el siglo XIV, los turcos
orientales y los mongoles del imperio musulmán de la Horda de Oro (7) gobernaban
sobre Moscú y sus alrededores. En el valle del río Volga, los tártaros fundaron
un sultanato llamado Bulgaria del Volga, con su capital en Kazán. En su apogeo,
Bulgaria del Volga fue una tierra próspera y poderosa, famosa por su erudición
islámica. De hecho, cuando la España musulmana cayó en manos de las fuerzas
invasoras cristianas, muchos sabios y científicos andalusíes llegaron a
Bulgaria del Volga, donde fueron acogidos con entusiasmo. Hasta principios del
siglo XX, Kazán fue un importante centro de erudición y reforma en el mundo
islámico.
Al sur, un guerrero llamado
Uzbek fue el jan de otra tribu turca. Se convirtió al Islam (su pueblo,
convertido en masa después de él, se hizo llamar uzbeco en su honor) y dio
inicio a una poderosa dinastía en Asia Central, conocida por fomentar muchas
disciplinas islámicas. Al-Biruni, el gran geólogo, lingüista y sociólogo
estudioso de la India, era de Asia Central; (8) y el prestigioso astrónomo
Ulugh Beg también fue turco. Tras el jan Uzbek llegó otro de su misma tribu
llamado Shayban, quién fundó una segunda dinastía en el sur, a comienzos del
siglo XVI. En un cierto momento, los uzbecos (parientes cercanos de los
uigures) y los otomanos estudiaron la posibilidad de construir canales entre el
Mar Negro y el Caspio para conectar sus imperios. Esta obra, sin embargo, nunca
se llevó a cabo.
Las divisiones en sus filas
convirtieron a las tierras de los musulmanes turcos en un tentador objetivo
para una Rusia renacida. En 1552, Bulgaria del Volga fue atacada por las fuerzas
rusas. Los kazajos, quienes no se habían convertido al Islam hasta el siglo
XVIII, fueron los siguientes. Hacia el siglo XIX, todos los pueblos musulmanes
de la estepa excepto los otomanos, que nunca fueron colonizados, estaban
sometidos a la dominación extranjera. La situación empeoró aún más en la década
de 1920, hasta el punto de que los musulmanes de Asia Central ya no se
encontraban dominados por un lejano Zar en Moscú, sino por un agresivo Partido
Comunista empeñado en destruir el Islam. Los habitantes del Turquestán Oriental
estaban a su vez bajo el dominio chino, separados de quienes compartían su
misma etnia y religión por los poderes de la época. En 1949, el Turquestán
Oriental sufrió un cambo al comunismo similar al de China. La Unión Soviética
se colapsó rápidamente, lo cual condujo a la independencia de gran parte de
Asia Central. Sin embargo, los uigures del Turquestán Oriental continúan
sometidos a la ocupación, y quizá por ello también siguen olvidados.
Los uigures del Turquestán Oriental
Los uigures del Turquestán Oriental
En el año 751, los musulmanes y
los chinos se enfrentaron por primera vez en el campo de batalla, cerca del río
Talas. Las tribus tibetanas y uigures de la zona, que en esa época eran
budistas, se aliaron con los musulmanes. La victoria musulmana permitió las
relaciones pacíficas con los uigures y la expansión de éstos por Asia Central.
En 934, el líder uigur, Satuk Boghra Khan, aceptó el Islam. Muchos compañeros
uigures lo imitaron, aunque la conversión no fue forzosa. Los uigures
gobernaron un reino independiente con una mezcla de población musulmana y
budista, el cual perduró hasta 1759, cuando los chinos manchúes lo invadieron y
lo destruyeron. En el sur, el Tibet, una región budista con una importante
minoría musulmana, corrió una suerte similar y también se vio sometido a una
lamentable dominación extranjera.
En 1864, los uigures se
revelaron contra la dominación extranjera con la ayuda de los lejanos
musulmanes otomanos. Aunque vencieron, su independencia fue efímera. Los chinos
regresaron con más fuerzas en 1884, conquistando el territorio una vez más.
Esta vez cambiaron su nombre por el de Xinjiang: “el Nuevo Dominio”, expresión
por la cual se conoce la región hoy en día. Los uigures, sin embargo, se negaron
a someterse. Una de sus muchas revueltas triunfó en 1945, lo que condujo a la
independencia de la República del Turquestán Oriental.(9) En esa época había
muy pocas naciones musulmanas independientes, si exceptuamos Afganistán y
Turquía.
Pero, una vez más, la
independencia no duró mucho. La población del Turquestán Oriental fue invadida
en 1949 por una nueva China, la comunista. Esta demostró ser una ocupación mas
destructiva que cualquiera de las anteriores, sobre todo porque el comunismo,
desde su creación, se había mostrado incómodo con el Islam, debido al el
potencial de éste para crear un sistema social alternativo y porque insuflaba
un espíritu de resistencia en sus seguidores, tal y como había ocurrido con los
combatientes basmachi de Asia Central, quienes habían resistido contra el
comunismo ruso durante más de una década. (10)
La
importancia estratégica del Turquestán Oriental
Antes de poner de relieve las
graves violaciones de los derechos humanos cometidas en el Turquestán Oriental,
debemos comprender la razón por la cual China es tan agresiva en su política
hacia esta región. En primer lugar, el Turquestán Oriental es sencillamente
enorme, representando una sexta parte de la superficie total de China. (11) Por
si esto fuera poco, la región ocupada hace frontera con tres de los nuevos
países independientes de Asia Central. Si el Turquestán Oriental llegara a ser
independiente es concebible que a largo plazo pudiera unirse a sus países
hermanos en occidente, o crear con ellos algún tipo de bloque económico. Este
sería un territorio de un tamaño muy parecido al de la propia China, lo cual no
sólo resultaría especialmente peligroso para los intereses chinos, sino también
para los de Rusia y otras potencias, pues todas estas naciones centroasiáticas,
incluyendo el Turquestán Oriental, disfrutan (o, desde una perspectiva
histórica, podría decirse que “sufren la maldición”) de unas vastas reservas de
petróleo y gas, y una herencia cultural e islámica en común, aunque actualmente
ésta sea débil. Por estas razones, China no puede permitirse el lujo de dejar
marchar al Turquestán Oriental, pues significaría el final de su independencia
energética y la posibilidad, aunque distante, de que pudiera ponerse en peligro
su expansión en Asia. Al igual que las naciones occidentales han dividido y
conquistado Oriente Medio, Rusia y China también han hecho lo mismo en Asia
Central.
Lo que sí posee China es una
enorme población, si la comparamos con la del Turquestán Oriental, mucho menos
estable. Para controlar el territorio del Turquestán Oriental, China ha
decidido llevar a cabo una doble política. Por un lado, hará todo lo posible
para minar la resistencia de los uigures, debilitando su identidad y su
cultura. Esto significa, básicamente, atacar los valores del Islam. Por otro
lado, China está enviando una gran cantidad de colonos al Turquestán Oriental,
siguiendo una política de “hechos consumados”, sin posibilidad de marcha atrás.
Gracias a su gran ventaja demográfica, cientos de miles de chinos son
introducidos cada año en el territorio, convirtiendo una región musulmana en lo
que pronto será, si nadie lo remedia, una región china. Cuando esto ocurra, el
petróleo y los recursos de la región quedarán en manos “locales”. En esencia,
ésta es la misma política que Israel ha intentado aplicar en Cisjordania y
Gaza, aunque Israel no dispone de la suficiente población para alcanzar
plenamente sus objetivos.
Las
violaciones de los derechos humanos por parte de China en el Turquestán
Oriental
A la sombra del 11 de
septiembre, la situación no ha hecho sino empeorar. Estados Unidos ha
colaborado con China en la “guerra Mezquita de Kashgar contra el terrorismo”,
congelando los bienes de los movimientos de resistencia uigur, la mayoría de
los cuales nada tiene que ver con el terrorismo. Además, con los ojos del mundo
centrados en Irak y Afganistán, China se ha sentido más libre para hacer lo que
desea sin que ni siquiera se le preste un mínimo de atención. Antes del 11 de
septiembre, los uigures ya sufrían quizá una de las peores ocupaciones, sino la
peor, del mundo islámico. Ahora, aunque resulte difícil de imaginar, es casi
seguro que la situación ha empeorado. A continuación enumeraré sólo algunas de
las mayores violaciones de la dignidad y de los derechos humanos que han
cometido los chinos, con el fin de ofrecer al lector una muestra del mal que
envuelve al Turquestán Oriental.
- En 1996, el gobierno chino
hizo detonar cuarenta y cuatro artefactos nucleares en el Turquestán Oriental,
usando al país para un experimento de contaminación radioactiva permanente. En
otras palabras, se trata de una política que pretende dejar inhabitable amplias
zonas del territorio ocupado. El resultado ha sido una incidencia de cáncer
tremendamente alta entre los uigures. El porcentaje de niños uigures con defectos
de nacimiento también es muy preocupante.
- Como ya se ha mencionado,
China envía colonos étnicamente chinos para ahogar a la población local. En
1949, cuando el Turquestán Oriental perdió su independencia, el 93% de su
población era musulmana; hoy en día, sólo lo es el 50% (12) . Para garantizar
que su plan tenga éxito más allá del asentamiento colonial al estilo israelí,
el gobierno chino impone la práctica del aborto en el seno de numerosas
familias musulmanas.
- Como parte de su campaña para
destruir la cultura uigur, los chinos han intentado sustituir el alfabeto uigur
por el latino. Sin embargo, los uigures se han negado, manteniéndose fieles a
su alfabeto basado en el árabe, de modo que se han convertido en el único
pueblo turco en seguir empleándolo. Como consecuencia de esta resistencia, a
los uigures se les ha negado el acceso a la educación, de manera que su actual
tasa de analfabetismo es de un desastroso 70%. Considerando el gran número de
colonos chinos, la competencia por el trabajo es cada año más feroz, y los
uigures, ya de por sí muy discriminados y con escasas posibilidades de
conseguir trabajo, lo tienen aún más difícil debido a su limitada formación
técnica y cultural.
- Los uigures pueden ser
encarcelados por negarse a comer durante el día en el mes de ramadán, lo cual
forma parte de una campaña orquestada para apartarlos de su identidad y sus
valores. Esta política se inició hace sólo unos años, y pocos países musulmanes
le han prestado la más mínima atención. (13)
- Incluso ha habido un intento
de crear un Islam comunista: ¡China exige que las mezquitas uigures exhiban
imágenes de los líderes comunistas, mientras que los imames deben hablar
favorablemente del ateísmo comunista en sus sermones!( 14)
- Sin embargo, la “conversión”
del Islam al comunismo ha fracasado sin ninguna duda, como lo demuestra el
hecho de que los chinos simple y llanamente hayan tratado de destruir el Islam:
más de 29.000 mezquitas han sido cerradas o demolidas, y algunas incluso han
sido convertidas en explotaciones porcinas.
- Los imames son perseguidos
con frecuencia, a menudo sin más razón que su apego a la religión. Algunos son
obligados a limpiar alcantarillas, establos y granjas de cerdos.
- Los hombres jóvenes a menudo
son secuestrados por el gobierno, y nunca más se los vuelve a ver, sobre todo
en el caso de quienes muestran interés hacia su religión y/o su cultura. China
pone la lamentable excusa de que esos jóvenes son terroristas. De hecho,
representan a una juventud que está harta y cansada de sufrir las humillaciones
de una brutal ocupación y, por lo tanto, son una amenaza potencial para el
despotismo y la dictadura.
- Por último, de una población
que hoy alcanza los diez millones de uigures, al menos 300.000 han muerto como
resultado de la ocupación china, lo cual supone una proporción alarmantemente
alta.
¿Qué
se puede hacer? Tres propuestas
Entonces, ¿qué se puede hacer?
A continuación presentaré tres propuestas de diversa intensidad que sugieren
cómo manejar este conflicto de un modo razonable y legítimo.
En primer lugar, debemos
conocernos como comunidad islámica para que nosotros y nuestras generaciones
futuras seamos conscientes de las muchas ramas de la nación musulmana, lo cual
representa el mejor modo de aumentar la concienciación y llamar la atención
sobre las injusticias. Para las escuelas islámicas y las mezquitas esto
supondría la organización de reuniones, conferencias, programas especiales,
etc., con el fin de familiarizarse con los uigures y su difícil situación.
En segundo lugar, existen opciones
más ambiciosas para muchos musulmanes prometedores interesados en el mundo
académico y la lingüística. Es posible que se planteen la posibilidad de
recibir cursos sobre esta región del globo, o incluso especializarse en
estudios euroasiáticos. En las próximas décadas, dado que la importancia de los
recursos petroquímicos de esta región será cada vez mayor, la demanda de
especialistas, pensadores, escritores y otras profesiones semejantes aumentará
vertiginosamente hasta alcanzar el mismo interés que existe con respecto al
Oriente Medio musulmán. También hay posibilidades abiertas para los musulmanes
interesados en los idiomas: tal vez puedan considerar la opción de aprender la
lengua uigur u otras lenguas de Asia Central en alguna universidad como la de
Indiana, la cual ya imparte unos excelentes cursos de verano sobre el idioma
uigur, con importantes subvenciones y becas disponibles.
Consideren el efecto de sólo un
puñado de musulmanes comprometidos que aprendieran este idioma. A los uigures
se les ha impedido aprender árabe durante bastante tiempo, de modo que gran
parte de su religión ha quedado fuera de su alcance. Armados con el
conocimiento de las lenguas locales, los especialistas podrían traducir libros
y archivos importantes, y también podrían crearse páginas web de fácil acceso
que ofrecieran recursos y noticias fundamentales para los musulmanes, las
cuales serían difundidas gradualmente. Por muy pobres que sean los uigures, los
chinos no pueden detener los beneficios de Internet y de los medios de
comunicación que permanecen fuera del alcance del control del Estado. También
debería traducirse el Corán y libros de oración, buenas maneras, modales y
virtudes, etc. Esta iniciativa por nuestra parte también podría evitar la
influencia de los grupos extremistas que se aprovechan de la falta de
conocimientos sobre el Islam que tienen algunas personas, difundiendo creencias
erróneas y peligrosas. Algunos grupos sirven incluso de fachada para los
misioneros. Por ejemplo, en Albania, tras la caída del comunismo, algunos
grupos cristianos marginales vendían Biblias bajo el nombre de “El Sagrado
Corán”. (15)
En tercer lugar, podemos
adoptar una postura abiertamente política. Si el objetivo de la operación
Libertad Irakí era la liberación de Irak, ¿por qué, entonces, el Turquestán
Oriental no se menciona ni una sola vez en los discursos y en las informaciones
políticas, y mucho menos recibe la clase de atención que, de un modo absurdo,
se prestó a Irak en el periodo previo a una guerra que resultó ser absolutamente
injustificable? Nunca debemos subestimar el poder de la presión política. Esto
significa que debemos involucrar a la sociedad civil en su conjunto, cruzando
las fronteras de nuestros grupos y organizaciones religiosos, a fin de crear el
mayor efecto posible. Hay un gran potencial en la alianza con quienes defienden
la causa del Tibet, igualmente justa; una vasta oleada de apoyo para la acción.
De este modo, los oprimidos siempre son agraviados y siempre buscan aliados
para una lucha activa y apropiada con el fin de cambiar su situación.
Por ahora, sin embargo, el
Turquestán Oriental sigue luchando prácticamente en solitario. Es nuestra
responsabilidad que esto no siga siendo así. Nuestros esfuerzos, recursos y
oraciones deben hacer de nuevo visible a un pueblo invisible.
Notas
1
Traducción y adaptación del artículo aparecido en: http://www.islamawareness.net/Asia/China/eturkestan.html
2 Haroon Moghul cursó Estudios sobre Oriente Medio y Filosofía en la Universidad de Nueva York. Pertenece al consejo de redacción de Islamica Magazine y es autor de varios libros.
2 Haroon Moghul cursó Estudios sobre Oriente Medio y Filosofía en la Universidad de Nueva York. Pertenece al consejo de redacción de Islamica Magazine y es autor de varios libros.
3
Para más información sobre la presencia rusa en Asia Central y la vinculación
de esta zona con el Islam, véase Rafis Avazov, “Islam político en Asia
Central”, en revista Alif Nûn nos 55 (diciembre de 2007) y 56 (enero de 2008) .
(Nota de la Redacción).
4
Para más información sobre el encuentro entre ‘Uzman e Ibn Batuta, véase Ibn
Batuta, A través del
Islam , Alianza, Madrid, 2006. (Nota de la Redacción).
5
Para más información, véase Jason Goodwin, Los señores
del horizonte , Alianza, Madrid, 2006. (Nota de la Redacción).
6
Para más información, véase Redacción Alif Nûn, “ El Islam en
Asia Oriental ”, en revista Alif Nûn nº 32, noviembre de 2005. (Nota
de la Redacción).
7 La
Horda de Oro u Horda Dorada (en tártaro: āltūn ordū) fue un Estado mongol que
abarcó parte de las actuales Rusia, Ucrania y Kazajstán tras la ruptura del
Imperio Mongol en la década de 1240. (Nota de la Redacción).
8
Para más información, véase “ Al-Buruni, un
precursor de la ciencia moderna ”, en revista Alif Nûn nº 49, mayo
de 2007. (Nota de la Redacción).
9 Una
rebelión en Kashgar condujo al establecimiento de la primera República del
Turkestán Oriental en 1933, la cual duró una década. (Nota de la Redacción).
10 La
revuelta basmachi fue un movimiento de resistencia islámico contra el imperio
zarista, y más tarde contra la ocupación soviética. Las fuentes soviéticas lo
retratan como una revuelta de musulmanes radicales, junto con matones comunes y
agitadores de masas. A los primeros rebeldes se los llamó basmachi o
“bandidos”, con una evidente intención peyorativa. Otros historiadores afirman
que muchos eran simples campesinos y nómadas que se oponían al imperialismo
cultural de Rusia, y por supuesto, a la dura política soviética y a las
incautaciones de comida y víveres por parte del ejército soviético, que había
continuado con la colonización política y militar iniciada por el régimen
zarista. Por todo ello, debemos pensar que el Islam tradicional y el
pan-turquismo fueron los componentes más importantes del movimiento, aunque
algunos delincuentes comunes también estuviesen presentes. Para más información,
véase Rafis Avazov, ob. cit. (Nota de la Redacción).
11
Debe tenerse en cuenta que el Turquestán Oriental es la provincia más extensa
de China, seguida, curiosamente, por el Tibet, la otra gran región
secesionista. Si aceptara la independencia de estas dos provincias, China
estaría renunciando a casi una tercera parte de su superficie total. (Nota de
la Redacción).
12
Según el censo oficial de la República Popular China del año 2000, la población
de uigures representa el 45,21% de la todos los habitantes de la región,
mientras que la de han, etnia mayoritaria en China, constituye el 40,58%, sin
incluir al numeroso personal militar y a sus familias. Según esos mismos datos
oficiales, el porcentaje de la etnia han era del 6% en 1949. (Nota de la
Redacción).
13
Una de las razones que podría explicar esta tolerancia con respecto al
comportamiento chino en el Turquestán Oriental podría deberse a las excelentes
relaciones económicas que China mantiene con muchos países musulmanes. De
hecho, gran parte de la tecnología que importa el mundo musulmán proviene de
China, e incluso artículos comerciales relacionados con la propia religión
islámica (prendas de vestir, alfombras de oración provistas de brújula o
despertadores que avisan para las distintas oraciones) son fabricados en China
e importados desde allí. (Nota de la Redacción).
14
Este es también el caso del Cristianismo, donde incluso se ha creado la llamada
“Iglesia Patriótica China”, escisión de la Iglesia Católica, en la que los
obispos son directamente designados por Pekín. Para más información, véase
Crawford Young, “ Musulmanes en
minoría: la perspectiva de un forastero ”, en revista Alif Nûn nº
30, septiembre de 2005. (Nota de la Redacción).
15
Para más información sobre la situación actual del Islam en Albania, véase Olsi
Jazexhi, “ Los albaneses
y el Islam: entre la existencia y la extinción ”, en revista Alif
Nûn nº 54, noviembre de 2007. (Nota de la Redacción).
AS salamu aleikum,excelente artìculo,seria muy importante difundirlo entre los musulmanes de Argentina y Latinoamerica,insha Allah.
ResponderEliminarHamid Ali