Bismillahi
Rahmani Rahim
Si estás pensando que tu
provisión te llega porque trabajas –esa fe no te va a salvar. Esa fe no puede
salvarte.
La provisión te llega desde tu
Señor. Antes de que Él te haya creado, Él ya había escogido y separado tu
propia provisión. Llegará a ti incluso si escapas. Lo que estoy diciendo se
ajusta a la historia que les voy a contar ahora. Tómala o déjala. Esto es sohbet
y la asociación es libre. Lo tomas o no lo tomas. Nosotros decimos.
Hubo una vez un hombre que era
un buen pastor en todo el pueblo, todos confiaban en él y le daban sus ovejas
para que las cuidara. Y él corría tras las ovejas todo el día y toda la noche,
cuidando de las ovejas de los demás en ese pueblo.
Un día llegó y su supervisor,
contando las ovejas, halló que una cría se había perdido.
Dijo: “Se ha perdido una cría.
¿Qué ha sucedido?”
El pastor dijo: “Realmente no
lo sé. No la he visto. No sé lo que ha sucedido. Permíteme regresar a la
montaña.”
Buscó pero no la encontró. El
supervisor fue al dueño y le dijo: “Mira, una de tus ovejas se ha perdido, sin
embargo, confiamos en el pastor. Él es bueno. Sabemos que él no la robaría,
tampoco sabe que sucedió.”
Dijo el dueño: “Esta bien.
Manténgalo aún como pastor.”
Todo siguió de esa manera y
algún tiempo después se perdió otra oveja. Nuevamente el supervisor preguntó:
“¿Qué ha sucedido?”
Buscó por todos lados pero no
la encontró. Así que los demás pensaron que estaba robando. Entonces se dijo a
sí mismo: “Debo encontrarla. Soy el pastor. Debo saber qué está sucediendo.”
Así fue que volvió a la montaña
observando muy cuidadosamente cada oveja y hacia qué rincón se dirigían.
Entonces se encontró con que una oveja iba justo cerca de una cueva en la que
un lobo ciego estaba abriendo la boca: la atrapó, la mató y empezó a comerla.
“¡Allahu Akbar!”
Dijo: “Ahora me doy cuenta. He
aprendido una lección.”
Volvió al pueblo y dijo: “Ya no
voy a hacer más esta labor. Renuncio. Te pagaré la deuda por esas dos ovejas
pero ya no voy a cuidar de ellas.”
Ellos preguntaron: “¿Por qué?
¿Por qué no te ocuparás de ellas?”
Dijo: “Allah me ha enseñado una
lección. Él (Allah) le está dando provisión a ese lobo ciego, y ese lobo ciego
está allí sentado sin correr, abre su boca y encuentra que se acerca una oveja,
y tan pronto en cuanto llega cierra su boca y la come. ¿Tú crees que mi Señor,
quien provee a ese lobo ciego, no lo hará conmigo cuando estoy intentando ser
un buen siervo Suyo? Ya no quiero más dinero de ti, y ya no cuidaré tus ovejas.
Voy a dedicar mi tiempo a Allah en mi casa.”
Entonces se sentó allí (en un
rincón de su casa). Algunos días después su esposa le dice: “Esposo mío, ¿estás
loco? Ve afuera y consigue algo de comida. No tenemos pan. Ya no tenemos nada
para comer.”
Le dijo: “Mira, le prometí a
Allah que no saldría. Voy a permanecer en Su servicio; y Aquel que provee a ese
lobo ciego también me lo va a dar a mi.”
Entonces la mujer veía que nada
sucedía. Ellos tenían tierra, y ella dijo: “Al menos déjame ir a cavar la
tierra y plantar algo en ella. De esta forma tendremos algo que comer.”
Ella fue allí, y estaba cavando
la tierra cuando chocó con algo. Ella miró y lo abrió. Era una tinaja llena de
oro en su interior. Corrió hacia su marido diciendo: “¡Ven! ¡Allah nos ha
enviado provisión! Al menos ayúdame a traerlo dentro.”
Él dijo: “No. Aquel que le dio
al lobo enviándole la oveja a su boca, también me lo enviará a mí.”
Ella dijo: “El oro está allí.
Él nos ha dado la provisión. ¡Vamos!”
Él dijo: “Le he prometido a Él
que no voy a ir. Ve y tómalo. ¿A quién le importa?”
Por esto la mujer dijo: “Voy a
esperar hasta la próxima noche, entonces iré y lo tomaré.”
Pero la vecina ya había visto
que cuando estaba cavando había encontrado una tinaja que no había podido
tomar. Así que esa noche, la mujer (la vecina) dijo: “Voy a ir allí, tomaré
todo el oro y de esa manera mañana ellos sólo obtendrán aire.”
Se acercó al lugar e intentó
conseguir la tinaja. Miró, y en el interior de ella había tantas serpientes…
Dijo: “Estos estúpidos. Tomaron todo el oro y pusieron serpientes para mí.
Ellos sabían que yo había visto el oro. Espera, espera. Yo los arreglaré.”
Ella tomó la tinaja, fue hacia
la chimenea y empezó a tirar las serpientes hacia abajo… tik, tik, tik, el oro
estaba cayendo.
La mujer seguía diciendo: “Vamos
a tomarlo”.
Él le contestó: “¡Mujer tonta!
¿No lo ves? Allah nos está enviando la provisión desde la chimenea, hacia mi
boca. ¿No lo ves? Me he sometido a Él como ese lobo.”
Hmm. Tú no puedes someterte
como ese pastor pero al menos sométete para decir: “La provisión que estoy
consiguiendo no es porque estoy trabajando. Él me la está enviando.” De otra
manera, lo probable es que no puedas salvar tu fe cuando llegue el Ángel de la
Muerte.
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