Una vez Moisés (as) escuchó a un pastor rezando de la siguiente manera:
"Oh Allah, muéstrame dónde estás para que pueda convertirme en Tu siervo. Yo limpiaré Tus zapatos y peinaré Tu cabello, y coseré Tu ropa, e iré a buscar leche para Tí."
Cuando Moisés (as) lo escuchó rezar de esta manera insensata, lo reprendió diciendo:
"Oh necio, aunque tu padre fuera Musulmán, tu no eres más que un incrédulo. Allah pertenece al ámbito espiritual y no tiene necesidad de semejantes servicios vulgares, como en tu ignorancia supones."
El pastor se sintió avergonzado ante esta reprimenda, rasgó sus ropas y huyó al desierto.
Fue entonces cuando una Voz se escuchó desde el Cielo, que decía:
"Oh Moisés, ¿por qué has apartado a Mi siervo? Tu trabajo es reconciliar a la gente conMigo, no ahuyentarlos de Mí. Yo he dado a cada raza diferentes usos y formas para alabarme y adorarme. no necesito sus oraciones, siendo Exaltado sobre todas esas necesidades. No miro las palabras pronunciadas, sino el corazón que las ofrece. No necesito finas palabras, sino un corazón ardiente. Las maneras en que los hombres muestran su devoción a Mí son varias, pero mientras las devociones sean genuinas, son aceptadas."
(Extraído del Masnavi, obra manumental de Maulana Jalaluddin Rumi, que Allah santifique su secreto)
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