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sábado, 13 de mayo de 2017

Imám Shamil: el héroe del Cáucaso Norte


El Imám Shamil apareció de forma repentina en la historia, aunque llegó a convertirse, para toda la región del Cáucaso, en ejemplo de la lucha heroica para detener el avance del Imperio ruso en el Cáucaso en el siglo XIX. Shamil nació en el seno de una familia humilde (no aristócrata) de Daguestán, en la aldea montañosa de Guirma, se supone que hacia 1797. Su nacimiento coincidió con el apogeo de la política rusa de someter, de una vez y por todas, el Cáucaso Norte.

Se hizo muy popular no sólo por su lucha heroica (pues luchas de este tipo ha habido muchas, aunque no todas sean conocidas), sino por haber conseguido unir a los pueblos del Cáucaso Norte para hacer frente a la política rusa de colonizar a los habitantes de las montañas. Esta fue su histórica misión. Inició su lucha en Daguestán y comprendió rápidamente que, por separado, los chechenos y los daguestanos no podrían plantar cara con éxito al ejército ruso. La derrota en la montaña daguestana de Ajulgo en 1839, propició la unión de los chechenos y daguestanos contra el ejército del emperador ruso. Según el mismo Imám Shamil, su modelo en la vida era el Sheykh checheno Mansur (fallecido en una cárcel rusa en 1794, después de ser capturado durante el asedio de la fortaleza de Anapa), quien fue durante cierto tiempo líder de los montañeses del Cáucaso Norte entre las décadas de 1770 y 1780. El ejemplo del Sheykh Mansur llevó al Imám Shamil a crear un estado capaz de resistir los embates del ejército imperial ruso durante veinte años (de 1840 hasta 1859). Shamil heredó el título de imán después de la muerte de Gamzat-Bek el mes de septiembre de 1834, convirtiéndose en el tercer imán del Daguestán (el primero fue Gazi-Magomed, muerto en combate en 1832). Así pues, seis años después, Shamil era Imám de Chechenia y Daguestán unidas (marzo de 1840).

Shamil fundó un estado clásico, con todos los atributos que le son propios: tesoro público, hacienda pública, poder judicial, poder ejecutivo, órgano consultivo del Imám, policía, policía secreta, ejército y una división territorial en circunscripciones territoriales, regiones, etc. Se trataba de un estado (un imamato, es decir, liderado por un Imám) teocrático, tanto en su forma como en su fondo. El líder del estado era el Imám, el único dirigente, pues en las circunstancias de su creación (durante la guerra con Rusia) no se habría podido hacer de otra manera.

El Imám Shamil no era uno de aquellos típicos dictadores orientales. Su gobierno priorizó la ley fundada en el derecho islámico, la sharia, que aplicaba tanto a sí mismo como a los miembros de su familia. Un ejemplo que dejó estupefacto a todo el mundo fue el castigo que infligió a su madre, a quien quería mucho. El Imám Shamil advirtió de que aquellos que le pidieran abandonar la lucha serían castigados. Una delegación chechena pensó que el imán no sería severo con su madre y pidieron a esta última que intercediese por ellos. El Imám Shamil castigó a su madre a recibir 100 latigazos en público en la plaza de Vedenó, y sólo cuando su madre perdió el sentido al sexto golpe, él ocupó su lugar para recibir los restantes 94 golpes. Después puso un sable desenvainado al lado del que ejecutaba el castigo y ordenó que fuese ejecutado en caso de que el imán considerase que no había golpeado con todas sus fuerzas. Otro ejemplo es cuando lo arrestaron: toda su riqueza se reducía a lo que llevaba encima, no poseía casas, ni tierras, ni oro; nada excepto lo que llevaba puesto. Sin embargo, también entendió que no podía ser tan estricto en el cumplimiento de las leyes islámicas y por ello permitió una serie de excepciones a los chechenos, como, por ejemplo, no consiguió prohibir a los chechenos bailar y cantar sus canciones. Consideraba que podía –y debía– tener en cuenta las características propias de cada pueblo.

Fue un capitán brillante que salió vencedor en toda una serie de batallas contra algunos de los generales más famosos del Imperio ruso de aquel período: 1842, campaña de Ichkeria (general P. Grabbe); 1845, campaña de Darguin (general M. Vorontzov), etc.

Llevó a cabo también una política exterior activa, aunque también comprendió que ninguna de las potencias mundiales del momento (ni occidentales ni orientales) tenía el menor interés por el Cáucaso. Durante la guerra de Crimea (1853-1856) no se alió con la coalición antirrusa. Mantenía correspondencia con el artífice de la lucha anticolonialista, el argelino Abdul Kadir, ya que pensaba que tenían mucho en común. Mantuvo una relación ambigua con el sultán turco. Podemos pensar que son de Shamil las palabras «no me importaría ejecutar en primer lugar al sultán turco». Desconfiando de la ayuda exterior, y debilitado tras 30 años de resistencia contra el Imperio ruso, tuvo que rendirse el 25 de agosto de 1859 durante el asedio al pueblo de Gunib, en Daguestán. Se convirtió en el prisionero más preciado del emperador, que lo desterró de por vida a la provincia rusa de Kaluga, desde donde en 1869 pidió que le dejasen peregrinar a la Meca donde estaba destinado a morir en 1871.

Sus contemporáneos en Occidente admiraban su lucha. Escribieron sobre él, representaron obras de teatro en París mientras aún vivía. Era considerado un Robin Hood que había luchado contra un imperio que, a principios del siglo XIX, había conquistado la mitad de Europa y se había erigido como el «policía» de Europa durante un decenio entero. Pero el Imám Shamil no era un romántico; esta imagen que tenían de él sus contemporáneos europeos quedaba lejos de la realidad. Fue sólo un patriota y un luchador que se opuso a la colonización de los pueblos de las montañas del Cáucaso. Y esta era una imagen muy incómoda para Rusia.

A pesar de haberse rendido, siguió siendo un ejemplo de combatiente heroico para todos los pueblos de las montañas del Cáucaso Norte. Muchos niños que nacen en el Cáucaso llevan su nombre y en Daguestán han puesto también su nombre a calles, plazas y han erigido monumentos en su honor.

El fondo circasiano en Turquía lleva su nombre. Este fondo fue creado por los descendientes de los pueblos caucasianos de las montañas que se vieron forzados a huir al Imperio turco después de la victoria de los rusos en el Cáucaso Norte. Y no es una casualidad que los montañeses caucasianos, vivan donde vivan en el mundo, relacionen su nombre con la historia bélica de sus antepasados. En su honor se escriben libros, poemas y versos. Durante la época soviética, la actitud hacia su persona y su legado político experimentó muchos cambios: de ser considerado un héroe en la lucha contra la colonización rusa, a ser acusado de ser un agente de los países occidentales o un protegido de Turquía, e, incluso, se propuso borrar su nombre del episodio de la historia que explica la entrada de los rusos en el Cáucaso. Alrededor de su nombre se libra una lucha de poder en la que todos los bandos procuran utilizar el nombre de Shamil a su favor.

sábado, 5 de marzo de 2016

La abolición del cargo de Califa

Califa Abdulmecid II

Bismillahi Rahmani Rahim

3 de marzo de 1924 (92 años atrás):

El 3 de marzo en la Historia Otomana señala el aniversario 92 de un evento que aún hoy más que nunca hace sentir sus serias consecuencias para el mundo Islámico: la abolición del Cargo de Califa. Este evento señala un punto de inflexión en la historia, del que mucha gente es inconsciente. Para apreciar completamente el significado de este aniversario, debemos retrotraernos a Estambul. El año es 1924. Ha pasado algo de tiempo luego de la medianoche. Una única luz está encendida en la biblioteca del palacio Dolmabahçe. Allí, un hombre anciano está sentado tranquilamente y lee el Qur’an, meditando en el estado de su Ummah. Su nombre es Abdulmecid II y es el Califa 101 del Islam. Dos años antes, su primo Sultán Muhammad Vahdeddin VI ha sido exiliado en Italia (donde más tarde moriría de hambre) y el Sultanato Otomano ha sido abolido por la Asamblea General Nacional de Turquía bajo el liderazgo de Mustafa Kemal. Las fuerzas nacionalistas turcas finalmente han traído cerca del final al Imperio Otomano, pero aún sentían que no podían abolir de inmediato el Califato debido a la reacción masiva que eso produciría. Empezaron a llevar a cabo una campaña de violencia e intimidación que asegurara de quitar a todos los que apoyaban al Califa. Finalmente, en la noche del 3 de marzo ellos hicieron su movimiento. Un joven mensajero del ejército abrió la puerta de la biblioteca. El Califa siguió leyendo el Qur’an. En un primer momento el mensajero quedó sorprendido ante la apariencia del Califa, mas se forzó a sí mismo y leyó la proclama de la Asamblea General nacional de Turquía. El Califa se negó a dejar Estambul, pero a sus empleados les preocupaba ser asesinados por el ejército que había rodeado el palacio y los tenía a punta de pistola a él y a su familia, incluidos mujeres y niños. Luego de sopesar las pocas opciones que tenía, de mala gana empacó algunas de sus vestimentas y se marchó al exilio. Antes de la oración de la mañana (Fajr), fue llevado a punta de pistola hacia la estación de tren donde él y su familia fueron puestos en el Expreso de Oriente con destino a Suiza.

A continuación compartimos una anécdota sucedida en la estación de tren, contada por Sheykh Lokman Effendi Hz:

“Sí, él estaba allí, en la estación de tren, y estaba lloviendo. Allí estaba un jefe de la estación. El jefe de la estación dijo: ‘Oh Califa, por favor, venga al amparo’, porque aquellos ‘animales’ lo dejaron allí con todos sus hijos y lo demás, solamente fueron con una maleta, le dieron dos mil libras, como hicieron lo mismo con Sultán Wahid ad-Din: él murió de inanición. Como también hicieron con Sultán Abdul Hamid Khan, poniéndolo en el tren que era para animales, animales sucios, para cerdos. Y ese jefe de estación le dijo al último Califa: ‘Su Alteza, por favor, venga a mi oficina, salga del tren’. Le ofreció algo de té. El Califa dijo: ‘Gracias’. El jefe de estación empezó a llorar. Dijo: ‘¿Usted me está agradeciendo? Yo le agradezco a usted, ya que por todos estos años, usted nos ha dado amparo y nos ha protegido’. ¿Quién era este jefe de estación? ¿Lo sabes? Era judío. ‘Los Otomanos siempre nos han protegido’, dijo, ‘al menos ahora tengo una oportunidad de servir al Califa’. En ese entonces ellos tenían fe. Ahle Kitab. ¿Dónde está la fe de los musulmanes hoy en día? Todos se sientan juntos para tocar y cantar canciones sobre el nacimiento de su nación, Día Nacional, de cada país musulmán. Entiendan que están celebrando el nacimiento de sus naciones porque colectivamente hemos traicionado y enviado al exilio a nuestro Califa. La muerte del Califato es el nacimiento de las naciones Islámicas modernas y el renacimiento del estado de  jahiliyat (ignorancia) para este mundo entero.”
Como apasionados del Imperio Otomano añoramos el día en que el mundo Islámico nuevamente tenga gobernantes sinceros y humildes que realmente tengan en cuenta la protección de todos los ciudadanos, sin importar cuál pueda ser su raza, religión o creencia.

¡Biz Osmanliyiz, Pek Sanliyiz!


domingo, 4 de mayo de 2014

Imam Shamil, el León de las Montañas


Sheykh Shamil, el León de las Montañas. No león del tipo del asno. No. Sino aquel cuya autoridad era tomada desde la Divina Presencia y le daba uso. Cuando martirizaron a aquel que estaba (en autoridad) antes que él en la lucha contra los Rusos, todos ellos (sus combatientes) llegaron y dijeron:

“Oh Imam. Te elegimos para que seas nuestro Imam y nuestro líder para continuar esta lucha.”

Él les dijo:

“Elijan a otra persona, no a mí.”

Le dijeron:

“Tú eres el que mejor se ajusta para esto.”

Él dijo:

“Tal vez, pero ustedes no se van a adaptar al tipo de órdenes que les voy a dar. No se adaptarán a esos criterios.”

Dijeron:

“Ya Imam, daremos Bayat contigo y no hemos de cambiarlo hasta la muerte.”

Cuando todos aquellos líderes se acercaron, él les dijo:

“¿Son todos sinceros con su promesa?”

Le dijeron:

“Así es.”

Les dijo:

“Entonces les diré qué necesito, qué es lo que quiero, y luego vendrán a dar Bayat bajo esas condiciones. Si me dan Bayat y más tarde lo cambian (cambian de parecer traicionando el pacto), entonces sepan que se convertirán en mis peores enemigos y los pondré en el libro de los traidores. Entonces no tendrá importancia el nivel de estación que han alcanzado en el Islam.”

Dijeron:

“Ya Imam, lo aceptamos.”

Luego les dijo:

“En esta lucha que estamos llevando a cabo contra Rusia durante tantos años, no estamos combatiendo por tierra ni combatimos para conseguir un mejor estilo de vida para nosotros. Estamos combatiendo por la Causa del Islam, y por esto nunca descansaremos ni estaremos en paz hasta que obtengamos nuestra libertad de las manos de los incrédulos.”

Dijeron:

“Ya Imam, ¿ésta es la condición que nos pones?”

“Así es”, dijo.

Dijeron:

“Para esto estamos aquí, para esto es que hemos corrido hasta ti.”

Él dijo:

“No. Mi táctica es diferente a la de los demás. Con lo que ahora utilizaré contra los Rusos, los voy a volver locos. Y ellos atacaran nuestras aldeas. Van a empezar a matar a nuestras esposas y a nuestros ancianos. Van a destruir nuestras aldeas y van a matar a nuestros hijos. Nos vamos a trasladar hacia las montañas. De regreso protegeremos todo lo que podamos. Si no podemos entonces regresaremos a las montañas. Esas aldeas van a permanecer desprotegidas. Entonces, cuando vean que están perdiendo tantas cosas, no vengan a mí para modificar esto (el pacto), porque los pondré en el libro de los traidores. ¿Aceptan esto?”

Dijeron:

“Aceptamos”

Él dijo:

“Entonces den Bayat”

Todos dieron Bayat.

Algún tiempo después, cuando Sheykh Shamil comenzó con sus tácticas, tomando secretos desde los Awliya’Allah y golpeando desde izquierda y derecha, los Rusos se volvieron locos. Sucedió todo lo que él dijo. Ellos (los Rusos) ahora atacaban las aldeas diciendo:

“De esta forma los debilitaremos. Maten a sus hijos, a sus esposas, esto y aquello, y de esta manera se rendirán y pedirán un tratado de paz.”

Los Rusos enviaron algunos emisarios diciendo:

“Todo lo que deben hacer es rendirse y hacer un tratado de paz con nosotros, y detendremos todo. Los ayudaremos. Los ayudaremos a reconstruir vuestra nación. Estarán bajo nuestro gobierno. Nada más.”

Entonces algunos empezaron a volverse débiles. Quisieron cambiar, pero dijeron: “Esto es lo que dijo Sheykh Shamil. No podemos cambiar. ¿Qué vamos a hacer?”

Así fue que sheytán llegó para orientarlos diciéndoles: 

“Ustedes no tienen que ir al Imam. Utilicen a vuestras esposas. Utilicen a vuestras mujeres. Envíenlas a la madre del Imam, y ella le hablará. De esta forma, él no sabrá quién es ese (que quiere cambiar el pacto). Sólo la madre dirá: ‘Oh hijo mío, los Rusos piden esto. Hagamos un tratado de paz’, y él no va a castigar a su propia madre. Entonces cambiará (su punto de vista).”

Y eso fue lo que sucedió. Las mujeres fueron diciendo:

“Oh madre nuestra, nos gustaría continuar con esto pero tú sabes cómo está sucediendo. Todas nuestras generaciones están muriendo…”, e historias sin final. Débiles. Allah-swt- creó a las mujeres de esa manera. Débiles. Entonces su corazón no pudo soportar ya más, y ella fue hacia su hijo diciendo:

“Oh hijo mío, tengo que hablarte de algo muy importante.”

“¿Qué es madre mía?”

“Acerca de la cuestión de la Ummah.”

“No te atrevas a hablarme acerca de asuntos de religión ni de las políticas en las que nos encontramos.”

“Hijo mío, debes escucharme. Tanta gente está sufriendo, y esto y aquello…”

Él dijo:

“Madre mía, ellos te han envenenado. Hmm. Te han envenenado, pero vas a pagar el precio. Ya que te has atrevido a pedirme esto, vas a pagar el precio.”

Entonces dijo:

“Nadie va a hacer nada. Voy a entrar en reclusión. Cuando vuelva entonces tomaré la decisión de si aún seguiré siendo vuestro Imam para ver quien está conmigo y quién no.”

Entró en reclusión y nadie se atrevió a acercarse a él para preguntarle “¿qué estás haciendo?”. Hmm. Se sentó en reclusión durante tres días y tres noches, sin comer ni beber, meditando las 24 horas. Finalmente salió. Todos los aldeanos lo rodearon y esperaron a que el Imam les hablara.

Él dijo:

“He tomado una decisión. Mi madre, aun cuando no es del todo culpable y yo sé quién la ha envenenado, pero porque ella utilizó el título de ser mi madre para debilitar mi posición, será castigada con cien azotes de acuerdo al mandato de la Shari’a. Y como es mi madre, como Iman, voy a interceder por ella. Le voy a causar más dolor que cien azotes.”

Entonces eligió al hombre más fuerte entre su gente, le dio el látigo y le dijo:

“Yo recibiré los cien azotes por mi madre. Por lo tanto ahora me azotarás cien veces.”

Entonces dejó su espalda al descubierto y dijo:

“Si muero, como ‘Umar (ra), vas a continuar hasta que los cien sean completados.” Esto porque ‘Umar (ra) hizo lo mismo con su hijo.

Todos exclamaron: “¡Oh Sheykh!”

Él dijo:

“El mandato ha sido dado. Mi madre verá desde allí como recibo los azotes.”

Se lo dio a sus hombres diciendo “golpeen”. Cuando golpeó por primera vez, él dijo: “No es así.” Lo había hecho con misericordia. Dijo: “Así.” Y empezó a golpearlo diciendo: “Cien azotes de esta manera para mí.” Y obtuvo cien para sí mismo. Luego se levantó y dio otro discurso diciendo:

“Desde ahora en más, si alguien se atreve a hacerlo nuevamente recibirá la pena de muerte.”

Él ganó. Tal vez no ganó la guerra, pero ganó su Ájirat. Y todas aquellas personas que sinceramente estuvieron con él, también ganaron su Ájirat. Desde ese momento hasta hoy, aquellos que no quebraron las leyes del Islam mientras combatían por su causa, ganaron. Aquellos que se desviaron tan solo un poco diciendo “bueno, pongamos un poco de necedad en el asunto. Los rusos nos están haciendo esto, por lo tanto debemos hacer lo mismo”, ellos perdieron.

-Palabras de Hz Sahib us Sayf Sheykh Abdul Kerim al-Kibrisi (ra)-

hg

El Imam Shamil an-Nakshibendi fue discípulo del Gransheykh Muhammad Effendi al-Yaraghi, y luego estuvo bajo la tutela espiritual de su sucesor Gransheykh Yamaluddin al-Ghumuqi. Los combatientes de su ejército eran discípulos Nakshibendis, por lo que la guerra que llevaron a cabo contra el ejército invasor de la Rusia zarista fue denominada “La guerra de los Muridines”.

Muyahiddines de Sheykh Shamil

martes, 22 de abril de 2014

Guerreros del Islam: Wang Zi-ping

Bismillahi Rahmani Rahim

La ciencia ética del Islam establece que en el origen de los hábitos, conductas y disposiciones del corazón (Ajlaq) existen una serie de potencias inherentes al ser humano que deben estar templadas para que se manifiesten las virtudes que ennoblecen al hombre y le confieren bellas características de rectitud y honradez.

Una de esas potencias es la Ira (ghádab), que es el aspecto animal del fuero interno de las personas. Cuando esta fuerza es controlada hasta ciertos límites por y en el nafs (ego, individualidad), se convierte en Shaya'a, valentía, la cual impele al hombre a emprender actividades útiles y prácticas. Como ejemplo podemos tomar los combates que libraron los Musulmanes contra los enemigos del Islam cuando estos últimos les doblaban en número y las luchas de los Musulmanes a favor de los oprimidos contra los opresores y tiranos.

Al exceso de esta fuerza se le llama Tahawwur, agresividad. La persona que adolece este temperamento se enojara rápidamente y con frecuencia.

Si esta potencia existe en mengua se le llama Yubn, cobardía. La persona con esta característica es incapaz de emprender aquello que debe hacer.

Esta fuerza templada, la Shaya'a -valentía-, junto a la Sabiduría (hikma), la Justicia ('adala) y la contención (iffa), es el origen de todas las virtudes éticas. Por esto que todo auténtico guerrero del Islam debe ser valiente, sabio, justo y prudente en la consecución de su destino.

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Cada golpe que asesta al enemigo está respaldado por siglos de sabiduría y reflexión. Cada golpe debe contener el poder y la ligereza de los Guerreros del pasado, quienes continúan hasta hoy bendiciendo el campo de batalla. Cada movimiento que realiza honra los movimientos que las generaciones precedentes legaron hasta las presentes a través de la Tradición. (Abdullah Shamil Abu Idris, El Libro del Guerrero)

El Arte Marcial (o Arte de la Guerra) ha estado indisolublemente ligado a la historia sagrada del Islam, y el Yihad (esfuerzo por la Causa de Allah, Combate) ha sido considerado uno de los sostenes fundamentales de la vivencia islámica tanto a nivel individual como comunitario, representando en ambos niveles el expansionismo natural de la Voluntad Divina en acción sobre el hombre y el mundo. Esto convierte al Arte Marcial en una Ciencia Sagrada, siendo también que sus cultores, los Guerreros, logran mediante ella los estados más sublimes y elevados en la Presencia de Allah Todopoderoso. Dice en el Sagrado Qur'an: "No deis por muertos a quienes han entregado sus vidas en el camino de Allah; ellos están vivos y reciben provisión junto a su Señor" (3:169). También es un deber para todo Musulmán el ser su cultor: "¿Contáis acaso con entrar en el Jardín sin que Allah sepa quiénes de vosotros se han esforzado (practicado el Yihad) y quiénes son los perseverantes?" (3:142).

En el Arte Marcial el Guerrero sublimiza su acción, la consagra, lo que lo convierte en Santo, estandarte de la Nobleza espiritual, que es decir: aquel que goza de proximidad en la Presencia Divina.

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El Gran Maestro Wang Zi-ping es uno de esos estandartes de la Corte Divina que continúan bendiciendo con su luminoso ejemplo nuestros campos de batalla.

Wang Zi-ping nació hacia el año 1881 en la provincia china de Hebei, en una población llamada Cangzhou. Esta población estaba compuesta predominantemente por personas de la etnia Hui. En su mayoría los Hui profesan la fe del Islam; aún más, es el único grupo étnico reconocido oficialmente por el gobierno de China cuya identidad tiene una base religiosa y no etno-lingüística.

En aquel entonces se acostumbraba enviar a los niños a estudiar a las mezquitas, ya que la educación privada era demasiado costosa. Fue así que Wang Zi-ping fue iniciado desde muy pequeño en el conocimiento del árabe y de las ciencias islámicas, creciendo en un hogar de estricta observancia islámica y de estricto entorno marcial.

Tanto el padre como el abuelo de Wang Zi-ping fueron reconocidos expertos de las artes marciales. De generación en generación, su familia siempre fue practicante del Wushu, término con que se describen las artes marciales en China. Wang Zi-ping comenzó su entrenamiento de Wushu a los siete años de edad y con el tiempo fue convirtiéndose en un experto en diversas disciplinas como el Chaquan, Huaquan, Pao Chuan, Bajiquan y el Tai Chi Chuan. Desde temprana edad fue sobresaliente su característica de notable fuerza física y espíritu indomable. También estudió la medicina tradicional, arte que ejerció junto a la espiritualidad islámica y la maestría marcial.

***
Hacia fines del siglo XIX, entre los años 1898 y 1900, en los últimos tiempos de la dinastía Qing, emerge en la historia del mundo un movimiento guerrero llamado Yi He Quan, cuya participación en sucesos acontecidos por entonces en China se ha dado en conocer en Occidente como el Levantamiento de los Boxers. Este fue un movimiento marcial de corte tradicionalista y anti-imperialista contra la influencia comercial, política, religiosa y tecnológica de potencias foráneas que buscaban reducir a la China de los Qing a sus intereses de poder.

La dinastía Qing había alimentado durante décadas la idea de la «superioridad» del Imperio Chino frente a los foráneos, calificados despectivamente como «bárbaros», pero las graves derrotas de 1840 frente al Reino Unido y de 1895 contra Japón, junto con la intervención militar de Francia y Reino Unido en 1854 (que llegó a invadir y saquear la propia Pekín) mostraban a muchos funcionarios que la ideología de la corte imperial estaba muy alejada de la realidad, y que el atraso tecnológico y económico de China la convertía en presa fácil de las ambiciones extranjeras. No obstante, esta situación también generó un silencioso pero firme rechazo de algunos intelectuales a toda la cultura foránea y a la propia presencia de extranjeros en China, acusando a la corte imperial de debilidad ante esta situación; pronto comenzaron a cundir los rumores sobre crímenes realizados impunemente por los extranjeros, ante los que el sumiso emperador prefería ignorar.

La masiva llegada de misioneros cristianos occidentales tras la derrota china también causó fricciones con la Iglesia católica y con el protestantismo, en tanto los sectores más tradicionalistas los acusaban de trastornar la cultura china y de atentar contra el carácter nacional del país, mientras los chinos que aceptaban tales influencias eran condenados como traidores. En Guizhou, las autoridades locales manifestaron su desconcierto ante la visión de un cardenal católico que era transportado en una litera con la decoración propia de un gobernador regional. Todas estas desconfianzas desembocaron en numerosos brotes de desobediencia civil en gran parte del país a finales del siglo XIX, registrándose agresiones contra extranjeros y contra chinos convertidos al cristianismo.

El levantamiento popular fue impulsado por los Guerreros Yi He Quan, "Los Puños Rectos y Armoniosos".

Los Yi He Quan se atenían a una estricta disciplina que incluía entrenamiento en artes marciales, dieta rigurosa y oración, la cual los convertía en una especie de combatientes místicos inexorables. En "Los orígenes de la Guerra de los Boxers: Un estudio multinacional", Lanxiu Xiang nos cuenta que los Yi He Quan tenían la firme convicción de que los espíritus de miles de mártires caídos en batalla descenderían de los Cielos y los asistirían en la tarea de purificar China de las influencias disolventes extranjeras.

Para poder derribar el levantamiento de los Yi He Quan y derrotarlos fue necesaria la confluencia de las ocho naciones que por aquel entonces tenían sus intereses fijados sobre la China de la dinastía Qing: Reino Unido, Rusia, Japón, Francia, Estados Unidos, Alemania, Italia y el Imperio Astro-húngaro.

A temprana edad Wang Zi-ping formó parte de los Puños Rectos y Armoniosos, brindando su increíble energía física y espiritual al servicio de la causa tradicional anti-imperialista.

***
Hacia el año 1928 Wang Zi-ping será el líder de la división de Kung Fu Shaolin del Instituto de Artes Marciales, como también será luego vicepresidente de la Asociación China de Wushu.

El Gran Maestro abandonó físicamente este mundo en al año 1973 a la edad de 92 años.


Que Allah Todopoderoso le conceda estaciones elevadas junto a Su Presencia y nos permita seguir nutriéndonos de su ejemplo marcial.

Guerreros Yi He Quan

domingo, 6 de abril de 2014

La Estación de los Mártires por la Causa de Allah

Bismillahi Rahmani Rahim

El camino a la seguridad para un hombre es aferrarse a los profetas. El camino a la seguridad para un hombre es sólo decir la Shahadat, lo que trajo el Profeta (asws). Hubo tantos Sahabis que sólo dijeron eso, aceptaron al Profeta (asws), luego murieron y alcanzaron las estaciones más elevadas.

En el tiempo del bendito Profeta (asws) hubo una guerra, y un beduino se acercó diciendo: '¿Qué ocurre aquí?'. Le dijeron: 'Nos estamos preparando. Nuestros enemigos vienen a atacarnos'. Preguntó: '¿Por qué vienen a atacarlos?'. Dijeron: 'Mira, no tenemos mucho tiempo para ti. El Profeta (asws) está allí. Anda y habla con él'. Así que fue hasta el Profeta (asws) y le preguntó: '¿Por qué están atacando?'. El Profeta (asws) dijo: "Por esto". Le preguntó: '¿Qué es lo que estás dando a la gente?'. El Profeta (asws) dijo: "Los estoy llamando hacia su Señor". Dijo: '¿Ese es el motivo por el que vienen a atacarte, a matarte?'. El Profeta (asws) dijo: "Si". Entonces preguntó: '¿Qué me sucederá si vengo a tu lado y marcho a la guerra contra ellos?'. El Profeta (asws) le dijo: "No puedes venir a la guerra junto a nosotros. Primero tienes que convertirte en creyente para luchar con nosotros". Le dijo: '¿Cómo me convertiré en creyente?'. El Profeta (asws) le dijo: "Esto es lo que tienes que decir: 'Creo en Allah y en Su Profeta'". Y él preguntó: '¿Luego que ocurre? Si voy a esa guerra, y muero en esa guerra, ¿qué sucede?'. El Profeta (asws) le dijo: "Alcanzarás la estación de los mártires, que es la estación más elevada luego de la santidad". Dijo: 'Acepto lo que dices'. Lo aceptó allí mismo. Desenvainó su espada, corrió y antes de que pudiera bajar la espada sobre alguien, llegó una flecha, le golpeó y cayó. Ni siquiera una vez bajó su espada sobre alguien.

Luego de la guerra, cuando estaban juntando los cadáveres, al verlo el bendito Profeta (asws) dijo: "Este sólo dijo la Shahadat y puso la intención de combatir por la causa de Allah y fue hacia la estación más elevada". Aún no había hecho una Saydah (postración). Algunos dicen: 'Oh, estoy rezando tan bien', o: 'Estoy ayunando. Estoy haciendo esto y eso'. Todo eso es para nosotros. Pero ese desenvainó la espada por la causa de Allah. Dijo: '¿Te están atacando porque estás diciendo esto? Eso no es justo. Estaré de tu lado'.

Así es como era en ese momento, y después de ese momento han pasado siglos, y aún así es como es. Nada ha cambiado. Todo el que ataque a los Amigos de Allah debe prepararse a sí mismo para estar bajo la maldición. Todo el que ataque a gente inocente también debe estar bajo la maldición, pero Allah-swt- dice: "No toquen a quienes amo. Ellos son Mis amigos y les declararé la guerra si lo hacen. Entonces no podrán escapar".


-Sahib us Sayf Hz Sheykh Abdul Kerim al-Hakkani (ra)

martes, 18 de marzo de 2014

A los Mártires de la Batalla de Gallipoli

Bismillahi Rahmani Rahim

El 18 de marzo de 1915, las Fuerzas Aliadas de la I Guerra Mundial, abrieron un ataque naval contra el estrecho de Canakkale para pasar a través de los Dardanelos, alcanzar Estambul y poner fin al Califato Otomano. Sin embargo fallaron ante el coraje, el heroísmo, la bravura y la Fe de los Turcos Otomanos.

En honor a los 253,000 mártires que sacrificaron sus vidas por el Islam. Fatiha.

Medet Ya Sayyidi Ya Sultanul Awliya, Medet.

 Cuando miramos a la historia y tratamos de entender cuánto valor tiene esto (ser musulmán) y cómo lo estamos manteniendo, entonces deberemos examinarnos a nosotros mismos una vez más. 91 años atrás en este día, los creyentes, aquellos que fueron sinceros con su fe, con su Señor, probaron y mostraron su fe a Allah –swt-. Ellos pasaron su prueba y a causa de ellos todavía somos capaces de caminar hoy sobre la faz de la tierra y somos capaces de decir que somos musulmanes. Pero el precio que pagaron es muy alto. Eso ocurrió un par de veces más en el Islam pero esta vez fue sin embargo distinta a aquellas veces. Cuando las así llamadas Fuerzas Aliadas vinieron en grupo, venían de cada lado del Imperio, tratando de acabar con el Imperio e hicieron sus cálculos y sus planes. Acabar con el Imperio significa acabar con el Islam. Ése era su objetivo. El Califa y los soldados del Califa los sorprendieron muy duramente. Cuando hicieron todos esos planes y llegaron por todo el Yemen, Arabia y Egipto, y de cada lugar de las tierras del Islam con la ayuda de tantos traidores dentro del Islam, su objetivo era la capital del Islam, Estambul. Una vez que hubieran entrado allí declararían el fin y lo acabarían. Ése era su objetivo. Acumularon soldados por todo el camino de Australia a Canadá, desde un límite al otro del mundo. Vinieron y rodearon todo el territorio. Los soldados otomanos estaban luchando en 28 frentes de batalla. El mundo jamás ha visto una cosa así antes. El mundo ha estado en guerra pero jamás ha visto una guerra así donde todas las naciones se juntaron y arrinconaron a una sola nación en la esquina y estaban listos a lanzar el último martillazo y acabar con el Islam.

Vinieron con casi 525,000 soldados tratando de pasar a través de Canakkale, Galípoli. Allí es donde los soldados del Islam los sorprendieron a todos, la última área para la que hicieron todos sus cálculos y dijeron: “Esto se acabó. Es el fin. Pasaremos este lugar y Estambul se habrá acabado”. La gente que creía en Allah y Su Profeta (asws) y que se sometieron a sí mismos, sus voluntades y sus vidas a Allah y Su Religión se pusieron en pie y todos esos planes se hundieron en esas aguas y esos soldados los ahogaron en su propia sangre, enseñándole una lección al mundo entero desde ese entonces hasta ahora de que jamás piensen que el Islam será derribado tan fácilmente. Es imposible. Pareciera como que está abajo ahora porque hay musulmanes necios alrededor. Pero no es así. Todavía haya otros que se sientan y esperan como esos soldados que sacrificaron sus vidas por Allah y Su Profeta (asws).

Ellos (los enemigos del Islam) no alcanzaron su objetivo entonces y nunca van a alcanzar su objetivo. Imposible. En tanto haya un creyente viviendo sobre la tierra, será imposible. No lo conseguirán. Esto es para darnos el entendimiento de lo que es el Islam y para cuando nos llegue el momento ser capaces de sacrificar nuestras vidas. Esto no se trata de correr, atacar e intentar tomar algo o robar algo a alguien. No. Sino que se trata de levantarnos y aferrarnos con fuerza a la Cuerda de Allah como lo hicieron los Sahabas. Ocurrió que un Sahabi-e Ikram estaba en el frente de batalla cuando una flecha llegó a su ojo, entró en él y lo cegó; él se quitó la flecha. En esa batalla ocurrieron ciertas traiciones y se volvieron sobre sus espaldas y fueron a saludarlo; él les dijo: “¿Qué están diciendo? En vez de tener dos ojos y mirar hacia atrás (significando “huir”), es mejor tener sólo un ojo para mirar siempre hacia delante y dar esta vida por la Causa de Allah.”

Esto es lo que estos soldados hicieron en Canakkale. Nadie puede decir, o darles el trato o darles el título que se merecen, tal como el poeta dice: “No puedo darles nada ni hacer nada por ustedes, pero el Sagrado Profeta (asws) está esperando frente a ustedes. Él ha abierto su manto para cada uno de ustedes”. Cuando nos sentamos, pensamos, nos concentramos y tratamos de entender qué es lo que ocurrió y cómo esa gente dio sus vidas, ni encontramos en nuestros corazones que somos capaces de decir: “Si yo hubiera estado en esa situación, también sacrificaría mi vida”, entonces examina tu fe. Con esa fe no puedes llegar a a ningún lugar. Necesitas esa clase de fe para pasar el Sirat, el puente [que se tiende sobre el Fuego hacia el Paraíso], si entiendes qué es sacrificar tu vida por Allah, por Su Profeta (asws) y por Su Religión. Si no encontramos eso en nuestros corazones entonces debemos examinarnos a nosotros mismos y debemos trabajar en nosotros mismos para ser capaces de comprender qué es el sacrificio por el Islam. Cuando se trata de hablar, es fácil. Debemos pensar y concentrarnos para comprender. Entonces eso hará que nuestra fe crezca.

Para tu información, para que entiendas cuan grande fue esa guerra, cuan fea se hizo y cuan cerca estuvo, deberías saber que las líneas delanteras de soldados eran desde esta pared hacia aquella pared (Sheykh Effendi señala las paredes de la dergah). Los soldados Otomanos estaban en esa pared y el enemigo intentaba ingresar pasando a través de esa pared. Estaban llegando. Se acercaron tanto que sólo mediaban 10 metros entre ellos. Fui hacia esas áreas y observe esos lugares. Cuando observas eso es cuando entiendes cuanto sacrificó aquella gente. Era imposible que tuviesen alguna duda en sus corazones de que no iban a regresar con vida. Pero ellos llegaban continuamente, sin detenerse, desde todos lados. Ellos sostenían en alto la bandera del Sagrado Profeta (asws). Ellos dieron sus vidas y Allah les dio honor con ese título. Es imposible para nosotros o para cualquiera darles honor con título alguno, pero Allah-swt- lo hizo.

Un incidente que ocurrió fue que un capitán estaba observando profundamente y pensando “Si ellos pasan de este lugar, ¿qué vamos a hacer?” Todos comprendían que si (los enemigos) pasaban por Galípoli entonces Estambul estaría acabado. El Sultán y la Khilafat (el Califato) estarían prisioneros en las manos del enemigo. Y todos ponían algo de sí en esa guerra, desde los soldados hasta los generales. Un hombre llamado Ali Chawsh apareció detrás del capitán. El capitán lo miró. Ese hombre estaba con un gran dolor y sin embargo estaba sonriendo y confortando al capitán diciendo: “Oh capitán, no se preocupe. Todavía tenemos mucho detrás como para hacer una montaña de hombres para que estos enemigos no pasen”. Y dijo: “Pero tengo un gran dolor”, porque un bala grande le llegó, golpeó su mano, se destruyó toda y solo un pedazo sujetaba la mano al cuerpo. Tomó su cuchillo y dijo: “Por favor, corte esta parte. De ese modo seré capaz de luchar más libremente”. El capitán miró, tomó el cuchillo y cortó su mano. Entonces ese hombre se volvió y corrió al frente (que como digo estaba a solo diez metros de ellos) diciendo: “Debo entregar mi vida. Antes que muera sentado aquí debo morir de esa manera”. Entró en las líneas enemigas y muchas balas le alcanzaron. Estaba tendido en el suelo. En ese momento otros soldados también atacaron y tomaron la línea enemiga. Fueron donde ése y el capitán pidió si alguien tenía un pedazo de pan para este soldado que estuvo listo a dar su vida. Ese batallón no tenía un pedazo de pan que comer desde hace una semana. Un pedazo de pan apareció desde el otro lado y les llegó a sus manos. Ése estaba tendido sonriendo y diciéndole al capitán: “Oh capitán, por favor guarde ese pedazo de pan porque ya estoy contando los minutos para irme de esta vida. Guarde ese pedazo para otro de mis hermanos para que pueda darles energía para luchar”.

Si esto no está moviendo tu corazón entonces estás perdiendo tu fe. Allah –swt- nos ha dado de todo. Ellos no tenían nada, ni siquiera un pedazo de pan que comer. Pero se levantaron por su fe, para salvar el Islam y darnos posibilidad de vivir, inshaAllah ar-Rahman. Como dije, si nos sentamos y hablamos sobre ellos hasta el próximo año, no es suficiente. Si los honramos hasta el otro año, no es suficiente. No es uno, son 253,000 soldados que murieron de esa manera. El enemigo vino con 525,000 soldados. Si comparamos lo que el enemigo tenía y lo que estos soldados tenían, si comparamos las tecnologías que tenían, es imposible de comparar. Pero fue imposible que ellos pasaran.

También mencionaremos otro incidente. Seyyid Chush fue quien puso la última bala dentro del cañón y detuvo uno de los grandes barcos que estaba pasando. Él alzó sólo la bala porque todos sus compañeros habían muerto. Así que no había nadie para ayudarlo a levantar esa bala y ponerla dentro del cañón. Él utilizó todo su poder pidiendo apoyo y medet, y levantó la bala para ponerla en el cañón. Esa bala pesaba 300 kg. Y esa bala hizo el último trabajo. Hizo estallar el barco entero, y ese fue el momento en el que las Fuerzas (enemigas) dijeron que era imposible pasar a través del canal para entrar en Estambul. Se detuvieron y se retiraron.

Claro que ocurrieron tantos otros incidentes. Estamos hablando de 253.000 mártires. Por lo tanto, tenemos que hablar 253.000 veces. Cada uno tiene una historia diferente. Esto para que entre en tu corazón y en tu mente y nunca lo olvides, porque estoy viendo que algunas personas incluso dudan en sacrificar kurban en estos días, incluso cuando tienen de todo. Ese año (de la guerra), en la nación entera, en toda Turquía, nadie realizó el Kurban (sacrificio). Tomaron el Kurban y lo dieron al ejército, apoyando al ejército, y los ‘Ulema y Awliya’ dijeron que la nación entera ya había sacrificado su Kurban. Cada hogar tenía un mártir que había sido dado en el Camino de Allah. Así que debemos entender dónde estamos y dónde estuvieron ellos (en qué nivel de Fe). Si nos sentamos, pensamos y entendemos en profundidad por nosotros mismos, entonces ninguna depresión, ningún problema y ninguna preocupación podrá interponerse en nuestro camino porque entonces tendremos una preocupación mayor diciendo: “¿Qué hemos hecho? ¿Qué estamos haciendo por la Causa de Allah y por la Causa de Su Profeta (asws)?” Debemos comprender esto. De vez en cuando debemos pensar en esto, de vez en cuando debemos pensar en ellos y de vez en cuando debemos leer (Fatihat) por sus almas. Si lo haces, entonces también recibirás su visita. De alguna manera, de algún modo, ellos estarán felices sabiendo que aún hay gente viviendo sobre esta tierra que está intentando vivir por la Causa de Allah y que aún está continuando con lo que ellos dejaron.

No hubo solamente hombres luchando. También hubo tantas muchachas en esa batalla. Un soldado Anzac decía: “Estaba mirando en el frente de batalla a esta joven muchacha que disparaba con tanto coraje; ella le daba a todo lo que apuntaba. Ella estaba sentada desde la mañana hasta el atardecer y todos intentaban llegar a ella. Sin embargo no eran capaces de matarla, y pensábamos que allí habría un gran batallón porque tantas balas llegaban desde todos lados. Al atardecer una bala la alcanzó y cayó. Cuando ella cayó entramos a esa zona y sólo la encontramos a ella y a otro niño; contamos 63 balas en su cuerpo.” Esa clase de Fe salvó al Islam.

Así que, insha’Allah, no dudo en decir que ellos no pudieron pasar entonces y que no van a poder pasar en este momento porque aún hay hijos y nietos de esa gente viviendo sobre esta tierra. No importa lo que hacen los enemigos. Ellos están sentados y esperando tranquilamente por una marcha hacia delante desde el Sagrado Profeta (asws). Hemos contado, insha’Allah ar-Rahman, algunos Fatihats para sus espíritus e insha’Allah veremos más tarde (los resultados) de lo que hemos hecho, y espero que hayamos hecho al menos un Fatihat para cada uno de los espíritus de esos soldados, insha’Allah. Todo eso incluso es para nosotros, para darnos el poder de ser capaces de continuar en esta vida. Las cosas tal vez han cambiado, pero el asunto de la Fe nunca va a cambiar. El estilo de vida ha cambiado pero la Fe nunca va a cambiar. Esto es para que entendamos que tenemos que ser capaces de levantarnos por el Islam sin importar lo que suceda. Un día puede que Allah-swt- nos pruebe también de esa manera. (…)

Así que esas personas creían en Allah, en su  Profeta (asws) y en su Califa, desde los soldados hasta sus madres y padres. Como saben, ya antes les he contado esta historia, una vez ellos (los familiares) pusieron henna en el cabello de este soldado y lo enviaron a Canakkale. Sus amigos lo tomaban a broma a raíz del henna. Su capitán le preguntó: “Mehmet, ¿qué es eso en tu cabeza?” Mehmet significa “soldado de Muhammad”. Mehmetci significa “los soldados del Profeta (asws)”, tomando ese nombre desde aquel tiempo. Él contestó: “Lo puso mi madre y me envió aquí.” Mientras bromeaban con él, decidió notificar a su madre. Es una larga historia. Sólo intento darles alguna idea de dónde se encuentra la Fe de esas personas. Él le pidió a sus amigos que escribieran una carta. Él no sabía leer ni escribir. Ellos escribieron la carta. Él decía y ellos transcribían: “Madre, tú me has puesto henna en el cabello y me has enviado aquí. Creo que ahora mi hermano está listo para venir hacia este lado porque ya ha cumplido su edad. Por favor no le pongas nada de henna en su cabello. De este modo no bromearan con él.”

Cuando la madre recibió la carta, le envió otra diciendo: “Hijo mío, en nuestro pueblo, de este lado, ponemos henna solamente en tres ocasiones. Una, ponemos henna en nuestras hijas cuando las damos en matrimonio. Esto significa que hemos sacrificado a nuestra hija por la Causa de Allah y que nunca volverá con nosotros. Ponemos henna en la oveja cuando la vamos a sacrificar. Y también ponemos henna en los soldados cuando los enviamos a la guerra por la Causa de Allah, sacrificándolos, porque ellos no van a volver. No me digas que no lo ponga en tu hermano. Ya lo he hecho y ya lo he enviado. Él está llegando, va en camino.” Antes de que esta carta llegara a sus manos, el soldado ya había sido martirizado, y la carta llegó a manos del mismo capitán que había bromeado con él. Entonces la abrió, la leyó y dijo: “Así es, esos son los soldados y los mártires que van a salvar al Islam. No hay otra manera.”

Así que alhamdulillah –las alabanzas a Allah- 253,000 soldados dieron sus vidas. Aquellos que no lo hicieron, corrieron a escaparse. No se equivoquen. La Nación del Islam dejó sola a la Jilafah. No había más que soldados turcos luchando en esa guerra. Los soldados del Califah estaban luchando y todas las demás naciones musulmanas se hicieron atrás. Y en esto nos estamos concentrando para que ustedes entiendan que esos soldados fueron solo de una nación. Y ellos comprendieron y dijeron: “Si nosotros también nos rendimos, entonces todos los musulmanes en este mundo van a estar acabados. No podemos rendirnos”. Así, hoy nos estamos volviendo más Fuertes en cada nación. Esas naciones que atacaron y vinieron a destruir el Islam, ahora sus nietos están aceptando el Islam. Es imposible que triunfen contra eso de ninguna manera. Pero el Sheytan (el demonio) nunca se sienta cómodo y siempre está corriendo por todos lados tratando de engañar a la gente y traerlos abajo. No debemos rendirnos y debemos aferrarnos firmemente a nuestra fe. Debemos aferrarnos firmemente a lo que el Santo Profeta (asws) nos trajo. Es la única cosa que tenemos.
(…) Por lo tanto, insha’Allah, esto es una lección para que hagamos que nuestra Fe crezca en el Islam. Claro está que no queremos ir a la guerra a matar gente. Pero debemos ser capaces de ser fuertes y levantarnos por el Islam y si es necesario dar nuestras vidas porque sólo tenemos eso y lo único (valioso) en nuestras vidas es la Fe. Nada más. Todo pasa. Si les das a esos soldados mil vidas, ellos darán de vuelta esa vida mil veces para morir por la Causa de Allah. Si Allah les diera continuamente la vida diciendo: “Te estoy dando esta vida. Ve al mundo y vive los placeres en él.” Ellos dirán: “No nunca querremos volver a ese mundo. Pero danos esa vida para ir y morir por ti una y otra vez, una y otra vez, en Tu Camino.” Tanto es el placer que Allah les da a los creyentes cuando sacrifican sus vidas por Allah.
Hoy en día ellos (los enemigos del Islam) están intentando remover esta Fe y quitar este sentimiento de los Musulmanes. Tantos Musulmanes ya han perdido este sentimiento. Dicen: “Está muy bien darles lo que ellos quieren, mientras yo pueda continuar con mi vida.” Si aquellas personas (los mártires de Canakkale) hubiesen pensado de la manera en que pensamos hoy en día, no tendríamos Islam. Así que, si pensamos de esa manera no tendremos garantía alguna para nuestro futuro. No tendremos garantía de que el Islam vaya a llegar a nuestros hijos y a nuestros nietos. Cuanto más te rindes, más se rendirá toda generación venidera. Sin embargo, de todas maneras, sólo tenemos un tiempo limitado en esta vida. Si lo sacrificamos por la Causa de Allah, entonces, insha’Allah ar-Rahman, encontraremos infinita felicidad.

Wa min Allahu Taufiq.

Sohbet dado por Hz Sahib us Sayf Sheykh Abdul Kerim al-Hakkani (ra), Wali de estirpe otomana.