viernes, 23 de marzo de 2012

Sentencias de Sheykh Sidi Hamza al-Butshishi, Maestro de la Tariqa Qadirí en Marruecos

Bismillahi Rahmani Rahim

- El verdadero conocimiento solamente se obtiene con humildad. La manera de dirigirse hacia él es parecida a la de una persona que quiere beber el agua de un arroyo: deberá inclinarse para beber. El agua está siempre situada en el lugar más bajo, nos es necesario ser como el agua.

- El conocimiento de Allah es sin fin. Cada etapa del viaje es por lo tanto más hermosa y más maravillosa que la precedente.

- Procedemos todos de la misma luz. No hay distinción, no hay más que reunión. Hacemos distinción entre unos y otros, pero en realidad, todos estamos unidos en el Uno. No se puede alcanzar esta visión más que recorriendo todas las etapas de la vía.

- Percibimos el exterior de las cosas, pero el interior nos está escondido y oculto. El cuerpo se encuentra en este mundo, pero la interioridad se sitúa en otra dirección, otro reino. El acceso a esta interioridad es toda la vía.

- No busquéis la verdad, buscad primero purificaros.

- Es preciso desconfiar de la sola comprensión mental. Existe una mente sensible y una mente luminosa. La mente sensible tiene un límite. Para rebasarlo es preciso trabajar sobre sí y frecuentar a los hombres de Allah. Solamente Allah puede transformar la mente sensible en mente luminosa, una mente iluminada por la luz del corazón.

- Las dos puertas reales para acceder a Allah son la invocación (dzikr) y la generosidad.

- El que se rebaja Allah lo eleva.

- Algunos de vosotros llevan a mal ponerse al servicio de los otros, pero si hacen el esfuerzo para lograrlo, podrán poco a poco liberarse de los lazos que sujetan sus almas.

- Cuando se ve una relación fraternal, no hablo de fraternidad en sentido común, sino de esta fraternidad que está investida de amor, los corazones están en conexión, los espíritus están en afinidad: ¡Circula tal vino de amor! ¡Esto es el reino de Allah!

- No existe más que la luz. El ego (nafs) tiene una envoltura exterior que impide a esta Luz penetrar. El hombre ordinario no ve más que esta oscuridad, pero cuando esta envoltura estalla, la luz que se encuentra en el corazón se mezcla con la Luz de Allah y no se ve más que esta luz divina. " ¡Dondequiera que os volváis allí está la faz de Allah¡ "

- El mundo es como una sombra efímera. Así, cuando el sol se alza sobre un objeto aparece una sombra durante un momento, después esta sombra se disipa. Es la misma cosa para este mundo en relación a la Realidad.

- Los conocedores de Allah no tienen sombra, en verdad. Sólo los hombres todavía inconscientes los perciben como seres dotados de sombra. Es en este sentido como hay que comprender lo que se decía del Profeta Muhammad (s.a.s.) sobre el hecho de no hacer sombra.

- El que ha llegado a percibir la Unidad no ve más que Ella. Se da cuenta que todas las formas habituales, las mismas formas humanas, no son más que ilusión.

- El agradecimiento y la gratitud encadenan a la gracia.

- Nada está fuera de Allah. Comprende toda cosa. Esto se contempla después de la realización. La realización es algo dado. En este dominio las ciencias exteriores no sirven para nada. Un sabio tiene el hábito de medirlo todo, evaluarlo todo, pesarlo todo. El que se sitúa más allá de esta perspectiva no se plantea estos problemas.

- El que intenta encontrar un camino gracias a los escritos de Ibn Arabi o de otros maestros del pasado no hace más que seguir sus "chilabas". Permanece en la superficie de las cosas. Los métodos varían en función de las condiciones de la época en la que vivimos. Solo un maestro viviente detenta las llaves del progreso iniciático.

- A un cierto nivel la necesidad de Allah se vuelve comparable a la necesidad de ayuda que siente una persona en el momento de ahogarse pidiendo desesperadamente socorro. Esta necesidad destruye todo otro deseo que Allah.

- El que comprende el valor del Sheykh sabe que su relación con él no tiene necesidad de palabras. "Tu me ves y yo te veo" esto es suficiente.

- La enseñanza oral no es necesaria. Solo importa la transformación de los corazones. Sidi Bumedian no hablaba sino raramente.

- El día cuando Allah quiere beneficiar a su servidor de Sus Gracias, hace penetrar en su corazón un soplo de amor. Así, el servidor, aunque esté implicado en los asuntos de este bajo mundo siente permanentemente el gusto de su Señor. Los Profetas, también trabajaban como nosotros, pero el trabajo no dominaba su corazón que permanecía firmemente sujeto a Allah.

- La comprensión no se adquiere en los libros. Sería demasiado fácil reunir todos los libros que tratan de sufismo para adquirirla. La verdadera ciencia os vendrá del interior, de vuestro corazón. Sólo el corazón comprende. Comprende que no hay nada fuera de Allah.

- El defecto y la fealdad no están en las cosas y los seres, sino en la impureza de nuestra mirada hacia ellos. Cuanto más está el alma apaciguada, perfecta y pura, más estará dispuesta a ver en todo ser una manifestación de la Luz de Allah: todo es bello, sólo el corazón sin limpiar del discípulo vuelve las cosas feas.

- La sabiduría está en el corazón: el que quiere tener agua en su pozo debe cavar: cuanto más cava más agua encuentra; si deja de cavar, el agua no sobrepasa nunca el nivel inicial. El que cava este pozo no debe creer que el agua ha alcanzado el nivel máximo, debe continuar cavando pues el pozo no tiene límites.

- Cada uno debe vigilar su corazón. Toda sugestión deberá ser rechazada. Es preciso rechazar lo que es en sí malsano y procurar abrirse a todas las Gracias Divinas, a lo que es positivo y favorece el camino y el desarrollo. Pero, ¿ Cómo rechazar las sugestiones negativas?. Cuando se las sienta llegar, es preciso decir a su ego que está equivocado y que es él quien tiene todos los defectos y no los otros. "Soy yo el que está equivocado. ¡Si veo el defecto en el otro es porque está en mi, sino no lo habría visto!".

- Dos cosas son necesarias y complementarias en la práctica: la invocación y la orientación. Cuando se pone un espejo sucio y oxidado, y se desea que refleje perfectamente el sol, es preciso hacer dos clases de tareas:

. limpiar el espejo, y esta limpieza se efectúa mediante el dzikr,

. orientarlo hacia el sol para que pueda reflejarse perfectamente.

Se pueden hacer horas de dzikr, pero si no se orienta hacia el maestro, es tiempo perdido. Es como si se deseara que un recipiente recoja el agua del cielo y se le pusiera al revés: podrían llover trombas de agua sin que el recipiente recogiese la menor gotita.

- Invocad hasta que se diga: ¡Es un loco! ( Hadiz ).

- El dzikr practicado regularmente hace desaparecer progresivamente los deseos y pensamientos impuros. De la misma manera, si los cazadores se dirigen cada mañana al bosque y disparan tiros, todos los animales asustados huyen al escucharlos, volviendo después un poco más tarde durante la jornada. Pero si los cazadores vuelven todos los días, los animales acaban por cambiar de sitio.

- La llave de la respuesta está en el dzikr. Gracias a él tendréis la intuición de lo que conviene hacer en cada situación. Lo importante es estar allí, arraigarse, permanecer en la vía.

- El estado espiritual es la manifestación de la atracción del discípulo, incluido su cuerpo, hacia el Espíritu. El corazón reacciona así porque no está acostumbrado a la Luz Divina y esto repercute sobre todo el ser, incluido el cuerpo.

- Tenéis estados espirituales diferentes. El agua es una pero las flores son múltiples.

- La abertura (fath) es el desvelamiento súbito de la Realidad Divina, y por consiguiente el final de la ilusión. Es como una bola de nieve que se arroja en el océano. La bola de nieve es el ego ( nafs ) y el océano la Realidad Divina. La bola de nieve no es otra cosa que agua congelada. Una vez arrojada en el océano vuelve a ser líquida. El ego no tiene más que una existencia efímera e ilusoria si se considera en sí mismo, cortado de su origen. Igual para la bola de nieve. Si se confía en su estado presente, en su consistencia del momento, parece diferente al agua, parece tener una naturaleza original. En realidad, no es sino agua, una gota parecida a todas las otras gotas del océano. No hay más que un agua y diferentes estados de esta misma agua.

- No hay otra realidad que Allah (la ilaha illa Allah).

- No es posible tener pretensiones hacia el Amor Divino en tanto hay todavía ataduras hacia los bienes de este mundo presentes en el corazón. De esta manera se puede probar al amoroso: el amor verdadero va a la par con una verdadera generosidad. Sidi Bumedian contaba a menudo la historia siguiente: un hombre pretendía el amor de Allah y de su Profeta. Allah quiere entonces probarlo y le envía un ángel bajo forma humana que le dice: "¡Oh tú que pretendes el amor de Allah y de su Profeta dame tu chilaba!". El hombre se la da. Después el ángel le dice: "¡Dame tu túnica!". El hombre se la da también. No le queda más que un pantalón y el ángel le pide dárselo. El hombre va a un lugar apartado, y levantando la prenda la arroja por encima. No le queda nada más. Entonces escucha una voz celeste que le dice: "Si tú pretendes amar a Allah y a su Profeta, tu pretensión es verdadera". Siendo por consiguiente aceptado en este estado.

- Quiero el amor más que a cualquier otra cosa. Pidamos para que Allah no nos lo retire.

- El amor entre los discípulos y entre los fuqaras y el maestro es infinito, aumentando sin cesar. No se querría separarse nunca. Este amor es debido al secreto espiritual (sirr) y existe porque no estamos reunidos más que para Allah. Este amor hace caer todas las diferencias culturales.

- El amor pone los corazones en acción, en movimiento, y hace actuar. El amor es la montura de los espíritus, a través suyo se conoce toda cosa.

- Cuando el amor habita en el corazón, nada parece difícil y se saca provecho de todo lo que nos pasa. Esto proviene del hecho que, gracias al amor, el velo que nos separa de la Realidad deviene más y más tenue, se experimenta entonces una alegría profunda por el hecho de esta proximidad y se es invadido por la percepción de la belleza.

- El amor provoca una herida, un grito. No grita sino aquel cuyo maestro está ebrio.

- Amar a todas las criaturas. ¡Cualquiera sea su creencia, su raza o sus opiniones!. Cada uno está en el lugar que Allah le ha puesto y no nos toca juzgar.

- Sidi Bumedian prohibía a sus discípulos toda lectura sobre sufismo, salvo los "Hikam" de Ibn Ata Allah: es mejor hacer directamente la experiencia de las cosas que tener una idea preconcebida que podría incluso constituir un velo.

- Nuestra vía es una vía del medio.

- Cuando Allah ama a su servidor, recubre sus cualidades de Sus Cualidades. Es como si un rey nos invitara a su residencia y no tuviésemos vestidos suficientemente apropiados y convenientes para hacernos dignos de su morada, el rey nos reviste entonces con sus vestidos y nos introduce en su mansión.

- Cada uno se apega a las cualidades que le son propias: el sabio se cree superior a todo el mundo por su saber, el hombre rico se envanece de su riqueza, permaneciendo así con su enfermedad. Sólo la educación espiritual puede ayudarles a liberarse.

- El ego (nafs) rehúsa a menudo lo que se le impone y comienza entonces a lanzar sugestiones para ir más lejos en lo que puede satisfacerle. La vía tiene el efecto contrario. Cuando alguna cosa nos atrae hacia lo que es mundano, la vía nos impide responder a esta llamada. En la vía, es preciso evitar bloquearse sobre tal o cual punto de fijación, más vale dejar a los acontecimientos desarrollarse según la voluntad de Allah, permaneciendo firmemente anclado en sus prácticas.

- El que no tiene una intención pura (niya) no evolucionará, incluso si está toda su vida en compañía del Profeta.

- Cada discípulo es un antídoto para otro discípulo. Cada uno está fuerte sobre un punto donde el otro es débil y puede así ayudarlo a superar las dificultades.

- Es necesario no dejar entrar sugestiones negativas en su corazón, si no se volverá como una cuadra llena de suciedad. Cuidad de guardar vuestro interior limpio y puro, el dzikr permitirá hacer salir lo que subsiste de impuro.

- ¡Sed asiduos a vuestro dzikr personal y participar en las prácticas colectivas!. ¡No inventar excusas!. Ciertamente las obligaciones profesionales familiares y sociales son pesadas, pero es ley de vida común a todos.

- ¡Incluso cuando os hablo de vuestro jardín os hablo de la Unidad!.

- El respeto hacia las prescripciones de la Ley Islámica (Sharia) juega el mismo papel del tapón que impide al líquido salir fuera de la botella. Un recipiente puede estar lleno de agua, pero si el fondo está partido todo el líquido se va a escapar: por más que se intente llenarlo de nuevo, nada podrá conservarlo. Esta imagen ilustra la situación del discípulo que no aplica la Ley Islámica.

- Es importante trabajar en el mundo pues la Ley Islámica exige que se atiendan a las necesidades de la familia. También es importante ocuparse de su familia, de su esposo (a), de sus hijos, y por supuesto, es preciso igualmente concentrarse sobre el trabajo en la vía. Debéis conciliar estos tres dominios que son los hitos de vuestra vida, y poco a poco gracias a la práctica del dzikr, tendréis la intuición de lo que conviene hacer en cada situación.

- Ocuparos de vuestros padres, incluso si tienen concepciones completamente opuestas a las vuestras. Satisfacer sus necesidades si es preciso. Una de las vergüenzas del mundo moderno es poner a sus padres en un asilo y desentenderse de su suerte.

- Cuando se lee la biografía del Profeta, llama la atención la similitud entre los lazos que los lo unían a su comunidad y lo que se puede vivir hoy en la vía. En realidad , no es más que la misma enseñanza que se prolonga.

- Esta vía es la vía de Allah: evitar todo odio y toda forma de disensión, Allah no visita un corazón rencoroso. Los conflictos entre las diferentes comunidades étnicas están ligadas al pasado y no debemos estar afectados por esto.

- ¡No desear estados espirituales, éxtasis, la abertura o visiones! No desear más que el conocimiento de Allah. El deseo de los hâl y de visiones puede velarnos este conocimiento.

- El progreso interior debe brotar hacia el exterior, sobre el comportamiento.

- Es preciso no revelar los defectos de otro y dejarse arrastrar en la crítica y el juicio. Si no, se acaba por olvidar nuestros propios defectos. La vía es como un gran hospital en el cual el maestro (sheykh) es el único médico. ¿Cómo un enfermo podrá reprochar a otro enfermo no estar bien?. Por tanto es importante magnificar. Mirad a vuestros hermanos como seres perfectos.

- El que ve un defecto en el otro no ve de hecho sino uno de sus propios defectos. ¡Sed guardianes de vuestro corazón y volverlo limpio y puro como un lugar de plegaria!.

- El avance debe ser progresivo para evitar que el discípulo se vuelva arrogante.

- El que da y lo dice es peor que el que no ha hecho nada. Jactarse equivale a aniquilar todos los frutos del don.

- Cuando un apicultor ve un grupo de abejas, trae una caja en la que pone cosas dulces y perfumadas. Cuando las abejas sienten este perfume entran en la colmena. Si a las abejas les gusta y aprecian este lugar preparado se instalan. En caso contrario, no permanecen más que uno o dos días y parten seguidamente. El mismo fenómeno se produce con el secreto divino: si encuentra el receptáculo del corazón limpio y perfecto, permanecerá de forma duradera y producirá una miel divina.




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