Hubo una vez un murid de Sheykh Ahmadu
Bamba, que Allah santifique su secreto, de nombre Bouna, que Allah esté
complacido con él, que tenía una voz resplandeciente con la cual cantaba las
Qasidas (poemas) que compuso su Sheykh en honor al Mensajero de Allah (saaws).
El noble Sheykh le daba
preferencia en la recitación de muchos mawlids, reuniones y ocasiones. Por
decreto de Allah –swt- Bouna falleció siendo joven durante el tiempo en que el
Sheykh estaba bajo arresto [domiciliario] en Diourbel (1912-1927) [por órdenes
del régimen colonial francés]. Todos estaban entristecidos por la pérdida. Al
saber las noticias de su fallecimiento, el Sheykh dijo que él personalmente
llevaría a cabo el janaza (la oración fúnebre, empezando con el lavado del
cuerpo). Cuando el Sheykh fijó el tiempo para el proceso [de lavado], la gente
salió a esperar al frente de su casa a que saliera.
Ocurrió que le tomó un largo
tiempo en salir. Durante ese periodo de espera, muchos escucharon que el Sheykh
conversaba con alguien en árabe en su casa. Una voz que no habían escuchado
antes y con la que no estaban familiarizados. Cuando el Sheykh salió de la
habitación, tenía en su mano un bello manto con un aroma que todos en la reunión
podían disfrutar. Tanto el manto como el aroma no se originaban en África Occidental
ya que no eran familiares a la multitud.
El Sheykh les dijo que antes de
que saliera, el Profeta Muhammad (asws) llegó a decirle que la gente de Diourbel
–que conocía a Bouna- no había incurrido en pérdida, sino que él (asws) es
quien ha perdido a alguien que le ensalzaba bellamente [recitando y cantando
las obras en alabanza al Profeta –asws- compuestas por el Sheykh]. Y añadió que
quien quiera que leyera o cantara las Qasidas (poemas) de Sheykh Ahmadu Bamba,
el Mensajero(asws) les debería como recompensa un manto con el que serían
envueltos en sus tumbas.
Y el cuerpo del hermano Bouna
fue lavado y enterrado cubierto en el bello manto.
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