Bismillahi Rahmani Rahim
Hoy cuando veníamos a la mezquita vi un cartel que decía: "Todos
Necesitan Normas". No entendí que quería decir, pero justo el semáforo se
puso rojo, y nos quedamos parados frente al cartel. Entonces mire de más cerca
y vi que alguien había tachado la palabra "Normas" y en su lugar
había escrito: "Amor no Normas", entonces el cartel ahora decía:
"Todos necesitan Amor, no Normas".
Si uno esta abierto a la sabiduría, la puede tomar de todos lados, por
eso, Gloria a Allah, este hecho de vandalismo me ha dado un tema para esta
lección. Sí, esa persona tenia razón, y esto trae a mi mente un dicho del
Profeta Muhammad, la paz sea con él, en el que él rezaba a Allah:
"O Allah, Te pido que me concedas Tu amor y el amor de aquellos que
Tu amas, y concédeme,
o mi Señor, el amor de esas acciones que me conducen a Tu amor".
Pedir a nuestro Señor que abra nuestros corazones a Su Divino Amor es la
suplica más importante que Le podemos hacer en nuestras oraciones, ya que nada
puede tomar el lugar del amor. El Santo Profeta, que es llamado el Amado de
Allah, a quien Allah creó con el fermento del amor y a quien Allah amó tanto
que le dedicó la creación a él, incluso este amado Profeta le pidió a Allah por
Amor Divino - ¿por qué? Porque quien prueba de ese amor pide por más. Aquellos
cuyo corazón es como una piedra no le pedirán a Allah por este amor, pero
aquellos que hayan saboreado lo más leve
ese amor, saben que es la llave para todo progreso espiritual, a la
misericordia, a la belleza, a la sabiduría, a todos los favores que Allah pueda
dotar a Sus siervos. Por lo tanto, el Santo Profeta le enseñó a toda la
humanidad que es lo que más valor tiene en esta vida.
Y luego su oración continuó: "Y concédeme el amor de aquellos que
Te aman". El primer nivel, "Amor de Allah", es la Estación de los Profetas,
y desde el suelo no podéis subir la escalera hasta arriba en un solo paso.
Allah Todopoderoso es el Ser Transcendente - ni siquiera podéis empezar a
comprender nada sobre El Todopoderoso - pero es fácil amar aquellos que
representan Su Amor entre la humanidad, ya que es más fácil para nosotros
comenzar entendiendo y amando a seres humanos como nosotros. En su corazón solo
encontraréis el Amor de Allah; por lo tanto, amarlos es una forma de acercarse
al Amor Divino.
Finalmente, el Santo Profeta pidió por el amor de esas acciones que
conducen al amor de Allah, acciones que portan bendiciones con ellas, que
ablandan nuestros corazones y debilitan nuestra codicia y egoísmo. Estas son
las acciones que fomenta nuestro Señor a través del ejemplo de Sus Profetas,
acciones ordenadas y recomendadas en Sus Libros Sagrados. Y aunque al comienzo
nuestro estado interno pueda no corresponder a estas santas acciones,
comprometiendo nuestros miembros en lo que agrada a nuestro Señor, Él
fortalecerá nuestros corazones
Estos son los tres niveles de amor por los que rezaba el Santo Profeta,
y la sabiduría reflejada en esta oración es prueba suficiente de la veracidad
de Muhammad, la paz y las bendiciones
sean con él. Mientras los Creyentes deben siempre pedir por este amor, Satán
siempre está en guerra con esa petición, porque él sabe que una vez que el amor
ha entrado en el corazón de uno de sus siervos, lo ha perdido para él, ya que
él no será capaz de volverlo a atrapar con los placeres de este mundo. El que
ha probado ese amor ni siquiera notara esos placeres, o puede considerarlos
solo como una gota en un océano.
Una vez cuando Moisés, la paz sea con él, se dirigía al Monte Sinaí,
paso por la cueva de un ermitaño. El ermitaño salió y lo llamó: "O Moisés,
por favor pídele a nuestro Señor que me conceda solo el peso de un átomo de Su
Amor Divino". Moisés aceptó y continuó su camino. Más tarde cuando Moisés
se dirigía a su Señor, él le pidió en favor de ese ermitaño. El Señor respondió:
"Le concederé de Mi Amor Divino a ese siervo, pero no en la cantidad que
él pidió. Solo le otorgaré la fracción más pequeña del peso de un átomo de ese
amor".
Cuando Moisés retornó de la montaña, rápidamente fue a ver que le
ocurría al ermitaño, para ver que efecto podía haber tenido en él una dosis tan
pequeña de Amor Divino. Cuando llegó se alarmó de ver que parte de la montaña
donde se encontraba la cueva había desaparecido, y en su lugar había un
profundo abismo en la Tierra.
"O siervo de mi Señor, ¿qué ha pasado?, ¿dónde estas?" gritó.
Entonces Moisés miró hacia el fondo del abismo y vio al ermitaño sentado allí
como en otro mundo, completamente raptado por ese amor.
¿Por qué ese ermitaño pidió por una porción de Amor Divino? Porque él se
entregaba a la devoción pero no sentía nada; él sintió un vacío en su corazón
que solo podía ser llenado por ese amor. Sin amor, la devoción no tiene sabor y
es inútil; por lo tanto, debemos estar seguros de construir nuestra devoción
sobre fuertes cimientos de amor y construir con los ladrillos cocidos por el
amor el edificio de nuestra práctica devocional. Esto es más que una analogía,
porque incluso los edificios materiales están vivos con el amor de sus
constructores, o muertos por sus corazones duros. Por lo tanto, los edificios
antiguos generalmente emanan un buen sentimiento a causa del amor y la bondad
de aquellos que los construyeron. Esto es especialmente real en las antiguas
mezquitas e iglesias, ya que sus congregaciones originales las construyeron en
nombre del amor de su Señor y en una actitud de sincera devoción. Generalmente
hay un fuerte sentimiento de la Presencia Divina en las antiguas mezquitas, pero
¿alguna vez han sentido esa atmósfera en la estéril arquitectura de las
mezquitas modernas? No, es imposible, solo podrán sentir una contracción
interior dentro de esas montañas de cemento. Ellos han dejado el amor fuera del
mortero: el ingrediente más importante esta faltando.
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