Bismillahi Rahmani Rahim
De
Suhaib, que Allah esté complacido con él; el Mensajero de Allah, que Él le
bendiga y le dé paz, dijo:
"Hubo
una vez un rey que tenía con él a un mago y éste, al llegar a una edad avanzada,
le dijo al rey: ‘Me he hecho ya viejo, envíame pues a un joven que le enseñe la
magia.’ Así que le envió un muchacho para que le enseñara.
En
el camino que tenía que seguir el joven había un monje cristiano con el que se
sentó para escucharle, quedándose maravillado por sus palabras. De manera que
siempre que pasaba en dirección a la casa del mago se sentaba con él, hasta
que fue golpeado por el mago, debido a su continua tardanza y entonces se quejó
al monje, que le dijo: ‘Cuando temas al mago le dices: me ha impedido llegar a
tiempo mi padre o mi madre; y cuando temas a tu padre o a tu madre le dices:
me ha impedido llegar a tiempo el mago.’ Y mientras él estaba en este dilema
acertó a pasar por donde había una bestia enorme que tenía acorralada a una
gente. Y dijo: ‘Hoy voy a saber quién de los dos tiene razón, si el mago o el
monje.’ Entonces cogió una piedra y dijo: ‘¡Oh Allah, si la práctica de este
monje es más querida por ti que la del mago, mata a esta bestia de forma que la
gente pueda ir en paz!’ Así pues, arrojó la piedra y mató a la bestia y la
gente marchó tranquilamente.
Después
fue al monje y le informó de lo sucedido. Y el monje le dijo a continuación:
‘¡Hijo mío, tú, por lo que veo, hoy has alcanzado un grado más que yo. Serás
puesto a prueba y si esto sucede, no le digas a nadie que fui yo quien te
enseñó.’
Pasó
un tiempo y el joven curaba a los ciegos de nacimiento y sanaba a los leprosos
y a gente con otras enfermedades.
Se
enteró de esto un consejero del rey que se había quedado ciego y vino a él con
gran cantidad de regalos y le dijo: ‘¡Todo esto para ti si me curas!’
Y
él le contestó: ‘Realmente yo no curo a nadie, el que cura es Allah, Altísimo sea.
Si crees en Allah, yo le pido por ti y Él te curará.’ Entonces creyó y Allah,
Altísimo sea, lo curó.
Después
acudió a reunirse con el rey, como solía hacer y éste le preguntó: ‘¿Quién te
ha devuelto la vista?’
Dijo:
‘Mi Señor.’
Y
el rey le preguntó: ‘¿Acaso tienes otro señor que no sea yo?’
Dijo:
‘Mi Señor y tu Señor es Allah, Altísimo sea.’
Entonces
el rey lo cogió y no cesó de castigarle hasta que le indicó cómo encontrar al
joven que le había curado la vista.
Así
pues, fue llevado el muchacho ante él y le dijo: ‘Hijo mío, tu magia ha
alcanzado tal punto que curas sin cesar a los ciegos, a los leprosos y a
muchos otros.’
Y
le contestó: ‘Realmente yo no curo a nadie, quien verdaderamente cura es
Allah, Altísimo sea.’
Entonces
lo cogió y empezó a castigarle sin parar hasta que le dio noticias del monje.
Se lo trajeron y le ordenó:
‘¡Reniega
de tu Din!’.
Y
como se negaba, mandó que trajeran la sierra, se la colocaron en la raya de
separación del pelo de la cabeza y le separaron el cuerpo en dos mitades.
Después
mandó llamar al consejero y le ordenó que renegara de su fe. Pero como se opuso
le hicieron lo mismo que al monje.
Después
le trajeron al joven y le dijo que renegara de su creencia, pero como se negó,
lo llevó con algunos de los suyos y les dijo: ‘Llevadlo hasta la cima de la
montaña tal y si no reniega de su fe, arrojadlo al abismo.’ Y cuando estaban en
lo alto de la cima, dijo:
‘¡Oh
Allah, si Tú quieres, líbrame de ellos por el método que desees!’
Entonces
tembló la montaña con ellos y se cayeron. Y él fue caminando hasta el rey, que
le preguntó: ‘¿Qué han hecho tus compañeros?’
Y
dijo: ‘Allah me ha librado de ellos.’
Entonces
lo mandó con otros a los que dijo: ‘Llevadlo en barco hasta alta mar y decidle
que reniegue de su Din y si no,
arrojadlo por la borda.’
Y
cuando llegaron dijo el joven: ‘¡Oh Allah, si quieres, líbrame de ellos por el
método que desees.’
Entonces,
al momento volcó el barco con ellos y se ahogaron. Y él se fue andando hasta
el rey que le dijo: ‘¿Qué ha sido de tus compañeros?’
Y
le dijo: ‘Allah me ha librado de ellos. Y tú realmente no podrás matarme
mientras no hagas lo que yo te ordene.’
Dijo
el rey: ‘¿Y qué es?’
Dijo:
‘Reúne a toda la gente en un mismo lugar y átame en cruz al tronco de un
árbol. Después, coge una flecha de mi canana y poniéndola en el centro del
arco, di: ‘En el nombre de Allah, Señor del muchacho’ y me disparas. Y si lo
haces así me matarás.’
Así
que reunió a la gente e hizo todo conforme le había dicho el joven y cuando
iba a disparar dijo: ‘En el nombre de Allah, Señor del muchacho’; luego disparó
y la flecha fue a dar en la sien del joven y murió.
Y
entonces dijeron todos: ‘Creemos en el Señor del muchacho (Allah).’
Después
le dijeron al rey: ‘Has visto aquello que temías que ocurriera, es decir, que
la gente creyera. Pues bien, ha sucedido. Allah te ha hecho ver el motivo y te
ha advertido. Pues toda la gente ha creído.’
Entonces
ordenó el rey hacer zanjas en las entradas de los caminos y al tiempo que
fueron cavadas, prendieron fuego en ellas y dijo: ‘¡A quien no reniegue de su Din, arrojadlo al fuego o decidle
‘arrójate’!’
Y
así lo hicieron hasta que llegó una mujer con un niño que se detuvo y se acobardó.
Y
le dijo el pequeño*: ‘¡Madre ten paciencia, que realmente tú estas en la
verdad!’."
Lo relató
Muslim.
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