Bismillahi Rahmani Rahim
Bahaudin
Shah, gran maestro de los derviches Naqshbandi, encontró un día a un compañero
en la gran plaza de Bujara.
El
recién llegado era un kalendar errante de los Malamati, los “Censurables”,
Bahaudin estaba rodeado por sus discípulos.
“¿De
dónde vienes?”, le preguntó al viajero, con la expresión sufí habitual.
“No
tengo ni idea”, dijo el otro, riendo estúpidamente.
Algunos
de los discípulos de Bahaudin murmuraron su desaprobación por esta falta de
respeto.
“¿Adónde
vas?”, prosiguió Bahaudin.
“No
sé”, gritó el derviche.
Para
entonces ya se había reunido una gran multitud.
“¿Qué
es el Bien?”
“No
lo sé.”
“¿Qué
es el mal?”
“No
tengo ni idea.”
“¿Qué
es lo Correcto?”
“Todo
lo que es bueno para mí.”
“¿Qué
es lo Equivocado?”
“Todo
lo que es malo para mí.”
Las
gentes, agotada su paciencia e irritadas por este derviche, lo apartaron. Éste
se fue caminando decididamente a grandes pasos en una dirección que no llevaba
a ninguna parte, muy lejos.
“¡Idiotas!”,
dijo Bahaudin Naqshband, “este hombre estaba representando el papel de la
humanidad. Mientras vosotros le despreciabais, él estaba mostrando
deliberadamente la falta de atención que todos vosotros mostráis, de forma
inconsciente, todos los días de vuestras vidas”.
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