lunes, 20 de agosto de 2012

Leones de Allah, Santos Naqshbandis: Grandsheykh Ismail ash-Shirwani

Bismillahi Rahmani Rahim

Sheykh Ismail ash-Shirwani fue el encargado de difundir la Orden Naqshbandi en Caucasia. Fue él quien alentó el yihad en contra de la cruel ocupación rusa y revivió la religión del Islam en su país después de que había sido casi erradicada.

Nació un martes, el 7 de Dhul-Qida del año 1201 AH/1787 EC, en Kurdemir, en el Khanate de Shirwan en Caucasia. Tenía un cuerpo fuerte y bien-formado y era alto. Era de tez clara. Sus ojos y barba eran negros. Tenía voz de timbre alto.

Recibió su educación en Shirwan a través de su padre, quien era uno de los más grandes eruditos de su tiempo, Sheykh Anwar ash-Shirwani. Educó al joven Ismail en la memorización del Qur’an, que completó a la edad de siete. Memorizó siete lecturas distintas. A la edad de nueve comenzó a aprender jurisprudencia y la ciencia de las Tradiciones bajo la tutela del Sheykh Abdu Rahman ad-Daghestani. A esta edad presentó evidencias del Qur’an y las Tradiciones para cualquier cuestión de jurisprudencia.

Un día recibió una poderosa influencia celestial que le hizo perder el conocimiento de si mismo y lo llevo a un estado de anulación. Este estado, en el cual se perdió a si mismo, lo llevo a vagabundear en busca de la realidad que podía haber en su corazón. Luego un día tuvo una visión en la cual una voz le decía, “Debes dirigirte hacia Delhi donde aprenderás de sus eruditos y sus sheykhs. Allah Todopoderoso puede otorgarte la buena fortuna de conocer a los sucesores del Sheykh Abd Allah ad-Dahlawi.”

Esa visión siguió apareciéndole hasta que llegó a la edad de 17 años. Dijo a su padre, “Quiero convertirme en uno de los seguidores de Abd Allah ad-Dahlawi.” Su padre tenía temor de permitirle que se fuese a un país tan lejano, pero finalmente cedió y otorgó permiso para que su hijo viajase. Ismail salió a pie hacia Delhi, caminando día y noche sin transporte alguno. Tardó un año para llegar hasta Abd Allah ad-Dahlawi.

Permaneció en el khaniqah del sheykh aprendiendo de él. Estuvo a su servicio por varios años. En 1224 AH/ 1809 EC conoció a Mawlana Jalid Baghdadi cuando este vino a la India a conocer a Sheykh Abd Allah ad-Dahlawi y tomar la orden de su mano. Sheykh Ismail solía observar cuidadosamente el comportamiento de Mawlana Jalid con Sheykh Abd Allah. Estaba muy impresionado por la forma y sinceridad con la cual Mawlana Jalid servía al sheykh. En cierta ocasión Sheykh Abd Allah miro a Ismail y dijo, “Tus secretos están con Sheykh Jalid, cuando vuelva a su país tú lo seguirás.”

Cuando Mawlana Jalid retornó a Damasco en 1225 AH, Sheykh Ismail ash-Shirwani retorno a Caucasia para saludar a sus padres. En ese viaje de regreso a Shirwan se detuvo en una ciudad donde encontró a la gente de pie en el desierto con sus manos elevadas en suplica, pidiéndole a Allah que les enviase lluvia. No habían tenido lluvia durante todo un año. Cuando lo vieron y observaron la increíble expresión de devoción en su rostro, le pidieron, “¿Puedes pedirle a Allah que haga caer lluvia sobre nosotros?” Él elevo sus manos en suplica. Las nubes se juntaron, el viento comenzó a soplar, y empezó a llover, y siguió lloviendo por siete días sin parar.

Cuando llego a Shirwan, pidió el permiso de sus padres para ir a vivir a Damasco. Sin embargo permaneció allí por varios años. Mientras estuvo allí la gente venía a él constantemente para aprender de sus enseñanzas. Durante este tiempo sembró las semillas de la ideología que emergería varias décadas después en la lucha armada en contra de la tiranía rusa en el Cáucaso, conocida como la guerra de los Muridines.

En “Muslim Resistance to the tsar, Shamil and the Conquest of Chechenia and Daghestan”, Gammer escribe:

“Sheykh Mansur no estableció la Orden (Naqshbandi) en el Cáucaso. Esto fue hecho, en realidad, por la Naqshbandiyya Jalidiyya, una rama de la orden llamada así por Sheykh Diya al-Din Jalid al-Shahrazur [Jalid al-Baghdadi]. Uno de sus discípulos, Sheykh Ismail al-Kurdumiri [Ismail ash-Shirwani] se mantuvo activo durante muchos años en Shirwan como el califa (delegado) de Sheykh Jalid en los años 1810. Luego de la anexión del Khanate en 1820 las autoridades rusas comenzaron a perseguir el movimiento…”

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De sus dichos.

Si una persona se entrega a si misma a Allah, Todopoderoso y Exaltado, el primer beneficio que recibirá será que ya no necesitara de la gente.

El dulce aroma de los amantes de Allah se elevará por sobre ellos y se diseminará. Aunque traten de ocultarlo no podrán, desde dondequiera que vengan y hacia dondequiera que vayan.

Quienquiera escuche la sabiduría y no la aplique es un hipócrita.

La compañía de los herejes es una enfermedad y la medicina es abandonarlos.

Allah, Todopoderoso y Exaltado, ha dicho que “quienquiera sea paciente con Nosotros, Nos alcanzara.”

Allah provee a sus siervos con la dulzura de Su dhikr. Si uno agradece a Allah y es feliz con sólo eso, Allah le provee familiaridad con Él. Si no es agradecido y feliz con sólo eso, Allah le quitara la dulzura del dhikr, y ello sólo quedara en su lengua.

Allah expresa familiaridad con Sus siervos mostrándole a Sus Santos.

El Sufismo es pureza. No es descripción. Es Verdad sin fin, como un río de rosas rojas.

El Sufismo es caminar con los secretos de Allah.

Quienquiera prefiera la compañía de los ricos por encima de la compañía de los pobres, Allah hará que su corazón este muerto.

Para el conocedor hay un tiempo cuando la luz del conocimiento brilla sobre él y le hace ver las maravillas de lo invisible.

Aquel que proclama ser oyente, y no oye el dhikr en el canto de los pájaros y en el sonido del bosque y en el aplauso de los vientos, miente.

Se le pregunto sobre los seres humanos. Él dijo, “Hay cuatro tipos de seres humanos y jinn (genios). Sobre todos ellos Allah vierte Su Voluntad.”

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Paso algunos años en Shirwan. Luego tuvo una visión en la cual el Sheykh Abd Allah ad-Dahlawi le ordeno que se mudara a Damasco para servir a Sheykh Jalid al-Baghdadi. Viajo a Damasco, caminando por ruta indirecta, todo ese tiempo diseminando sus enseñanzas, desde Shirwan hasta Kuman, desde Kuman hasta Azerbaiyán y después a Tiflis. Desde allí, fue a Tabriz, luego a Amad, Aleppo, Hama, y Homs. Finalmente llego a Damasco, el centro de Sham, después de un año de viaje constante.

En Sham, inmediatamente se reunió con su sheykh. Desde Marja, en el centro de la ciudad donde había arribado, no había forma fácil de subir la montaña, desde la cual se apreciaba todo Damasco, donde estaba ubicada la khaniqah de su sheykh. Caminó desde Marja a esa montaña durante dos horas, hasta que llegó a la puerta de su sheykh. Al entrar su sheykh estaba esperándolo. Le dijo, “Recibimos noticias sobre tu llegada. Bienvenido.”

Sheykh Jalid inmediatamente lo puso en reclusión por un largo periodo de tiempo. En ella le enseñó lo que necesitaba para llegar a la perfección, luego le dio el poder de esta Orden. Le dijo a todos sus seguidores que lo escucharan. Él dijo,

“Este es mi califa. Es como el domo de una mezquita; el domo de la mezquita del Profeta. Desde él, el secreto de esta Orden va a diseminarse a Daguestán. Desde allí puedo ver su luz brillando a través de siete generaciones de sheykhs. Cada uno de esos siete sheykhs representará los más altos poderes de la Divina Presencia. A través de ellos habrá un gran apoyo en contra del ejército de la ignorancia que invadirá el área de Daguestán.

Entre la gente de Daguestán habrá un guerrero que vivirá en el tiempo de tres grandes sheykhs de esta orden. Será apoyado por ellos. Liderara la lucha en contra del ejército de la ignorancia (en referencia al Imam Shamil).

Sheykh Ismail ash-Shirwani es el mejor de los eruditos de este tiempo, yo lo crié para que fuese uno de los santos perfeccionados. Él los guiará y guiará a todos después de mí. Él va ser el conocedor que disemine el secreto de esta Orden en los territorios de Caucasia. Este imán va a ser el primero en sentarse en mi trono. Va a ser el guardián de todo lo que yo tenga para gastar en el camino de Allah, y su deber es cuidar a mis hijos.”

Sheykh Ismail sirvió a su sheykh y mantuvo su compañía siempre que no estuviera en su tierra natal, Shirwan. Viajó con Sheykh Jalid, y vivió con él en su casa durante varios años. Le fue otorgado el califato absoluto. Se le otorgó permiso para que guiara a los buscadores. Dirigió a la gente en lo mejor de su conocimiento, hasta que su fama se diseminó a través de Sham, Irak, Persia, Turquía, Armenia y Caucasia.

Sheykh Jalid le asignó la tarea de enseñar y entrenar a la gente. Solía contar y evaluar la acción de cada buscador, uno por uno, y esto lo presentaba a su sheykh Mawlana Jalid. Cualquier cosa sobre la cual cuestionaba el discípulo, él lo presentaba a su sheykh. Luego el sheykh daba una respuesta o le pedía al Sheykh Ismail que emitiese un edicto.

Se informó, “Sheykh Ismail solía decirnos, ‘Soy un espejo pulido; aquello que Mawlana Jalid ha reflejado sobre mí, yo lo he reflejado sobre ustedes.’ Él nunca se veía a si mismo más elevado que nosotros.”

Cuando Sheykh Jalid falleció, Sheykh Ismail lloró, pero a pesar de esto era firme como una montaña y su determinación era inconmovible. Hizo que todos los seguidores del sheykh se reunieran y testificaran en unidad, que todos se aferrarían al cordel de Allah. Renovó sus energías y les quito la tristeza de sus corazones. Mostró respeto hacia ellos. Los alabo y los bendijo.

Él les enseño la mejor manera de alabanza y los preparo para recibir elevado conocimiento espiritual. Él tomo control sobre la guía de los buscadores en representación de su sheykh. Mantuvo las cosas como habían sido. Dijo, “Acaso no sabéis que Mawlana Jalid era de la gente de Allah, y que esa gente nunca muere? Ellos están con nosotros en cada momento y en cada segundo.”

Salió rumbo a Shirwan luego de un tiempo y llego rápidamente. En su zawiya, en Shirwan, entreno a Khas Muhammad. Viendo en él la luz de esta Orden, le dijo, “Vas a ser mi sucesor.” Eventualmente paso el secreto de la Orden a él como así también a otros dos grandes santos de Daguestán, Sheykh Muhammad Effendi al-Yaraghi y Sayyid Jamaluddin al-Ghumuqi al-Husayni.

Durante su viaje en su país natal, Sheykh Ismail diseminó la Orden y alentó a la gente para que combatiera a los rusos, los cuales mostraban oposición a la religión y a la espiritualidad. Sus seguidores pronto estaban en todas partes. Muchos de ellos se volvieron activos en la guerra de los Muridines contra los rusos. Fueron incansables diseminadores de la Orden Naqshbandi en Daguestán, hasta que cada aldea y cada casa era conocidamente Naqshbandi.

Imam Shamil ad-Daghestani y Ghazi Muhammad, los líderes de los movimientos de resistencia contra de los rusos, se contaban entre los seguidores de sus delegados. Durante 36 años, bajo la dirección de sus inmediatos sucesores en el linaje, defendieron su país de la opresión rusa.

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De sus milagrosos poderes.

Se relata que un día Sheykh Ismail estaba en una mezquita. Observó a un pobre que estaba desamparado. Se le acercó y le pregunto, “¿Que necesitas?” Él dijo, “Quisiera pan caliente y algo de alimento.” Entonces Sheykh Ismail alzó sus manos en súplica y dijo, “Oh Allah, aquí está tu siervo que no se alimentó en tres días. Por favor mándale el alimento que tú quieras para él.” No había terminado la súplica cuando un hombre entró en la mezquita diciendo, “Mi esposa se enfermó e hice un juramento que alimentaría a los pobres para que ella sea bendecida con la cura” El hombre traía consigo pan caliente y comida para alimentar a los hambrientos.

Uno de sus seguidores en Daguestán narró,

“En cierta ocasión Sheykh Ismail se dijo a si mismo, “Oh mi ego, estoy enojado contigo. Voy a ocasionarte dificultades.” Fue a la montaña de Shirwan y se acostó en la entrada de una cueva donde había dos leones. Ellos no se movieron y nosotros, que lo habíamos seguido, estábamos muy sorprendidos. El león tenía un gran pedazo de carne en la boca y se sentó a lo lejos, mirándolo.

La leona se acercó con algo de carne en la boca. Comenzó a llorar y a rugir. El macho se acercó a la hembra he hizo que dejara de llorar. Se quedaron mirando al sheykh por un determinado tiempo. El macho tomo a sus dos cachorros y se los dio a la madre, luego de lo cual se acercó al Sheykh Ismail. Se sentó tranquilamente a su lado y así permaneció hasta que el sheykh se fue.”

Un día Sheykh Ismail pasó por una aldea. Algunas personas de la aldea lo vieron y lo reconocieron y toda la gente salió a su encuentro. El sheykh de la aldea vino y dijo, “Oh Sheykh Ismail, por favor venga y enséñenos.” Él le contesto, “Oh Abu Said, Allah tiene dos formas de enseñar: la forma común y la forma especial. La forma común es el camino en el que están tu y tus compañeros. En lo que respecta a la forma especial, ven conmigo y te mostraré” Le siguieron hasta que llegaron a un río. Él dijo, “Este es el camino de Allah”, y caminó hasta llegar al río, cruzó el agua hacia el otro lado y desapareció.

Sheykh Abdur Rahman ad-Daghestani relata,

“Un día estaba sentado con un gran grupo de gente. Vimos a Sheykh Ismail luciendo un manto de lana y en los pies tenia zapatos nuevos. Dije a mi mismo, ‘Ese Sheykh Ismail es un verdadero sheykh Sufi. Iré a él y le haré una pregunta difícil para ver si puede contestarla o no.’ Me aproximé a él y él me vió. Al acercarme él me dijo, “Oh Abdur Rahman, Allah dijo en el Sagrado Qur’an que evitáramos los malos pensamientos. No trates de cuestionarme. Eso no es buen comportamiento” Yo dije en mi corazón, ‘¡Que milagro! ¡Que gran milagro! ¿Cómo supo sobre mi pregunta y cómo supo mi nombre? Debo seguirle y preguntarle más’. Corrí detrás de él pero no pude encontrarlo.

Un día lo encontré en una aldea. Estaba de pie rezando. Sus ojos estaban llenos de lágrimas. Cuando terminó, corrí hacia él. Vino a mi corazón pedir perdón por lo que había hecho en la oportunidad anterior. Él me miró y me dijo, “Recita para mí el versículo Coránico, ‘Sin duda, Yo soy el que perdona una y otra vez, a aquellos que se arrepienten, creen y hacen el bien - quienes, están preparados para recibir guía verdadera’ (20:82). Luego se fue. Pensé en mí mismo, ‘Seguramente él es uno de los delegados del polo espiritual. Esta es la segunda vez que se dirigió a los pensamientos en mi corazón’.

Luego en ese mismo día, en camino a mi casa, pase por esa aldea nuevamente y lo vi de pie junto a una aljibe con un vaso en la mano. Quería beber del aljibe. Mientras yo lo miraba el vaso cayó al aljibe. Luego le vi elevar las manos y recitar esta súplica, ‘Oh Allah, tengo sed de agua, pues el agua es mi único alimento. Oh Allah, tú conoces mi corazón y sabes que tengo sed’. Por Allah que ni un segundo había pasado cuando el aljibe comenzó a rebalsarse de agua, llevando el agua consigo al vaso. Tomo el vaso y bebió el agua. Luego realizó sus abluciones y rezó cuatro ciclos de oración.

Puso arena en el vaso, puso agua en la arena y la revolvió con el dedo. Luego se sentó y comió de esa mezcla. Fui a él y dije, ‘Oh Sheykh Ismail, deja que coma contigo. ¿Qué estás comiendo, barro?’ Él respondió, ‘Oh Abdur Rahman, mantén buenos pensamientos de Allah’. Me dio el vaso. Lo puse en mi boca. Era miel con agua. Juro por Allah que nunca en la vida probé algo tan sabroso. Muchos días pasaron después de eso y no necesite comer ni beber, me sentí tan satisfecho por la dulzura de ese único vaso.”

Sheykh Muhammad ad-Daghestani dijo, “En una oportunidad fue a ver a Sheykh Ismail ash-Shirwani. Le besé la mano y pedí que me permitiese acompañarlo en sus viajes. Viajé con él por dos días. En ese tiempo nunca le vi beber ni comer. Comencé a sufrir a causa de la sed y el hambre. Me volví débil de tanto caminar sin alimento ni bebida. Dije ‘Oh mi sheykh, estoy tan débil’. Él dijo ‘¿Tienes sed o hambre?’. Yo dije ‘Ambos’. Él me dijo ‘Entonces no eres digno de mi compañía. Cierra los ojos’. Yo cerré los ojos y cuando los abrí me encontré en mi casa.

¡Quiera Allah Todopoderoso exaltar la noble estación de Sus Awliya’, y que sus ejemplos nos sirvan de guía en el camino hacia Su Presencia Divina!

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