jueves, 16 de agosto de 2012

Cuando el Corazón está abierto, los Ojos se convierten en las Puertas del Corazón


Bismillahi Rahmani Rahim
Deberían reconocerlo, ¿es el Paraíso o el infierno? Sin embargo, están ciegos. El perfume está llegando en este momento desde detrás de esa puerta. ¿Es el perfume del Paraíso o el perfume del fuego? Pero eso también está cerrado.
 Los ojos están cerrados, el corazón está cerrado. Cuando el corazón está cerrado, estos ojos ven limitadamente. Cuando el corazón está abierto, estos ojos se convierten en las puertas del corazón, y ellos ven aquí, ven allí, ven al oeste, al norte, al sur, al este.
¿Cómo puedes abrir eso? Con sumisión. No puedes abrirlos por ti mismo. Necesitas un Maestro. Necesitas la llave del Maestro. Tú tienes una llave, pero el Maestro también tiene una llave. Y tan sólo con tu llave no lo puedes abrir. Se abrirá conjuntamente con la llave de tu Maestro y la tuya. Como lo hacen en los bancos, ¿no es así? Si tienes una caja (de ahorros), te dicen “una llave para ti, una llave para mi. Vamos juntos y la abrimos juntos, de esta forma puedes tener tu caja.” ¿De dónde piensas que obtienen este conocimiento? Así es.
Sin embargo, el hombre corre para averiguar acerca de todo, para averiguar acerca de las máquinas, los teléfonos, la tecnología, de las cucarachas, las hormigas, de todo animal, pero nunca corre para averiguar sobre sí mismo, para comprenderse a sí mismo.
 Y los días pasan, las semanas pasan, los meses pasan, los años pasan y la vida pasa. Y cada día la humanidad cae en ese estilo de vida rutinario que se les da a través de ideologías occidentales, caen allí y sus acciones se vuelven robóticas, continuando en el mismo círculo hasta que gastan sus vidas y su último aliento, cuando aparece Azrail, el Ángel de la muerte.
Azrail no tiembla de ninguna manera ante ninguno de ellos, así sea presidente, rey o jefe del ejército.
Azrail llega a ese con enojo diciéndole: “¿Se te ha dado esta vida y no la has invertido en el Camino de tu Señor, gastándola en el camino de tu ego? Mira como en este momento te quito la vida.” Así es como en ese momento resulta imposible detener a Azrail.

-Sheykh Abdul Kerim Effendi-

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