Bismillahi
Rahmani Rahim
Deberían reconocerlo, ¿es el
Paraíso o el infierno? Sin embargo, están ciegos. El perfume está llegando en
este momento desde detrás de esa puerta. ¿Es el perfume del Paraíso o el
perfume del fuego? Pero eso también está cerrado.
Los ojos están cerrados, el
corazón está cerrado. Cuando el corazón está cerrado, estos ojos ven
limitadamente. Cuando el corazón está abierto, estos ojos se convierten en las
puertas del corazón, y ellos ven aquí, ven allí, ven al oeste, al norte, al
sur, al este.
¿Cómo puedes abrir eso? Con sumisión. No puedes abrirlos por ti
mismo. Necesitas un Maestro. Necesitas la llave del Maestro. Tú tienes una
llave, pero el Maestro también tiene una llave. Y tan sólo con tu llave no lo
puedes abrir. Se abrirá conjuntamente con la llave de tu Maestro y la tuya.
Como lo hacen en los bancos, ¿no es así? Si tienes una caja (de ahorros), te
dicen “una llave para ti, una llave para mi. Vamos juntos y la abrimos juntos,
de esta forma puedes tener tu caja.” ¿De dónde piensas que obtienen este
conocimiento? Así es.
Sin embargo, el hombre corre para averiguar acerca de
todo, para averiguar acerca de las máquinas, los teléfonos, la tecnología, de las
cucarachas, las hormigas, de todo animal, pero nunca corre para averiguar sobre
sí mismo, para comprenderse a sí mismo.
Y los días pasan, las semanas pasan,
los meses pasan, los años pasan y la vida pasa. Y cada día la humanidad cae en
ese estilo de vida rutinario que se les da a través de ideologías occidentales,
caen allí y sus acciones se vuelven robóticas, continuando en el mismo círculo
hasta que gastan sus vidas y su último aliento, cuando aparece Azrail, el Ángel
de la muerte.
Azrail no tiembla de ninguna manera ante ninguno de ellos, así
sea presidente, rey o jefe del ejército.
Azrail llega a ese con enojo
diciéndole: “¿Se te ha dado esta vida y no la has invertido en el Camino de tu
Señor, gastándola en el camino de tu ego? Mira como en este momento te quito la
vida.” Así es como en ese momento resulta imposible detener a Azrail.
-Sheykh
Abdul Kerim Effendi-
No hay comentarios:
Publicar un comentario