Bismillahi
Rahmani Rahim
Habitualmente se define al
movimiento Shi’íta en términos de disensión política a raíz de acontecimientos
que sucedieron durante los Califatos rectamente guiados encargados de los
asuntos de la Comunidad Islámica luego de la partida física del Mensajero de
Allah. En cierto sentido esto es así, sin embargo se pasa por alto un dato de
importancia no menor que necesariamente debe ser conocido para comprender la
magnitud del fenómeno Shi’íta: el movimiento de la Shí’a creó un corpus propio
de doctrinas completamente ajeno a la ‘Aquida (creencia) de Ahl as-Sunnah (la
Gente de la Sunnah) y que atenta contra los valores fundamentales de la
creencia Islámica Tradicional tal cual fue predicada por el Mensajero de Allah
(asws), transmitida por sus Sahaba-e Kiram y registrada y enseñada por los
Sabios y ‘Awliya de la Yama’ah Musulmana.
Tanto la disensión política
como el corpus de doctrinas (ambos relacionados por un nexo y un propósito en
común) sirven a intereses disolventes que desde el interior de la Tradición
buscan tergiversar el mensaje original erosionando su mismo fundamento: la
Sunnah profética. Este trabajo se ha llevado a cabo mediante la vulgar
difamación de los Compañeros más cercanos al Profeta Muhammad (asws), lo que
conlleva el rechazo a las tradiciones transmitidas por ellos mediante el Hadiz,
cuya consecuencia inexorable es asimismo el rechazo categórico del inmenso
legado que permite una vivencia auténticamente Islámica de acuerdo a la Divina
Revelación. En su gran mayoría, los hadices, al ser depositarios de la
enseñanza profética –Sunnah- por antonomasia, representan la quintaesencia del
mensaje contenido en el Sagrado Qur’an. Entre los Compañeros vilipendiados por
la herejía Shi’íta se encuentran: Hazrat Abu Hurayra, Hazrat Abu Bakr, Hazrat
‘Umar, Hazrat ‘Uzman, y otros, como también ‘Aisha, la bendita esposa del
Profeta (asws), todos ellos grandes transmisores de la enseñanza Muhammadiana a
través del Hadíz. Negarlos es negar la raíz misma de la Sunnah como exégesis
del Sagrado Qur’an, es decir, rechazar la esencia de la enseñanza profética.
¿Qué queda más allá de esto sino el extravío y el error?
Sin embargo, debido a ciertos
sectores del Sufismo que gustan amalgamar indiscriminadamente en una malformada
unidad todo tipo de creencias ajenas entre sí, y al gusto tan del estilo
masónico por lo esotérico de ciertos eruditos occidentales y occidentalizados,
el Shi’ísmo y sus doctrinas apócrifas gozan de una inusitada aceptación que
sólo puede germinar desde la más burda ignorancia en cuanto a su perjuicio y su
carácter de evidente herejía.
Ante esto no está demás
recordar que el mensaje original de la Naqshbandiyya siempre ha sido el más
fiel a la ‘Aquida de Ahl as-Sunnah wal-Yama’ah, remontando el linaje de su
sabiduría hasta Sayidina Abu Bakr Siddiq, a quien la doctrina Shi’íta no duda
en tildar de “traidor” y “usurpador”, hasha astaghfirullah. Por esto mismo, los
Grandsheykhs del linaje Naqshbandi no han dudado jamás en denunciar los desvaríos
del Shi’ísmo advirtiendo de los peligros de su apostasía.
El Shi’ísmo como doctrina
siempre se ha visto potenciado por elementos ajenos al Islam Tradicional, como
ser: las doctrinas mazdeístas persas y las doctrinas filosófico-metafísicas
griegas tales como el pitagorismo, el neo-platonismo y sus correlatos egipcios.
Esto puede comprobarse cabalmente en el Ismailísmo expuesto por los Ijwan
as-Saffa (los Hermanos de la Pureza), en las enseñanzas gnósticas del Ishraq
(el conocido sufismo iraní de los estudios de Henri Corbin), en la lógica
racionalista de la Mu’tazila y en pensadores como al-Farabi e Ibn Sina
(Avicena), por citar sólo unos pocos ejemplos. En el plano de la Jurisprudencia
(Fiqh) surgió lo que ellos dieron en llamar el “quinto” Mazhab, y en política
suplantaron el concepto tradicional de Califato por el Imamato (duodecimano o
septímano).
No resulta difícil comprender
cómo todo esto redunda en un evidente antagonismo hacia el Islam tal cual fue
enseñado por Allah Todopoderoso a través de nuestro amado Profeta (asws), tal
cual fue transmitido por sus Nobles Compañeros y tal cual fue organizado y
expuesto por los Sabios de Ahl as-Sunnah wal-Yama’ah.
En su inagotable labor de
propagador de la enseñanza tradicional del Islam, un Wali de nuestro tiempo,
Sheykh Abdul Kerim Effendi, ha citado asiduamente las siguientes palabras de
nuestro Profeta (asws) para que nos sean de medida en nuestro viaje espiritual:
“Mi
Nación (Ummah) se dividirá en 73 grupos diferentes. 72 están errados, en tanto
que uno sólo permanecerá sobre el Camino Recto.”
Le
preguntaron: “Oh Mensajero de Allah, ¿cuál es el que permanecerá en el Camino
Recto?”
Dijo:
“El de quienes sigan mi Sunnah y la Sunnah de mis Compañeros.”
Centro Osmanli
Nakshibendi Hakkani Argentina.
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