Bismillahi
Rahmani Rahim
En la época pre-Islámica los
animales fueron tratados sin piedad ni misericordia. Se les solía cortar trozos
de carne o sus colas en vivo. Se organizaban luchas brutales entre ellos. El
Profeta, que Allah le bendiga y le conceda la paz, terminó con estas
prácticas. Las tradicionales peleas de gallos, camellos o la corrida tienen
su origen en la época pre-Islámica.
Un día, Rasulullah, que
Allah le bendiga y le conceda la paz, vio un asno cuya cara estaba
cauterizada. Se entristeció y dijo: “¡Que Allah castigue al que lo ha
hecho!” Recomendó que los animales fueran marcados en un lugar donde no
les causara daño.
Una vez vio un caballo en los
huesos. Le dijo a su dueño:
“Teme a Allah por los animales
que no pueden hablar. No permitas que estén hambrientos.”
Abdullah ibn Ja’far, que
Allah esté satisfecho con él, transmitió:
“Un día el Rasulullah, que
Allah le bendiga y le conceda la paz, llegó al jardín de un compañero. El
camello que estaba en el jardín gemía y de los ojos del Profeta
empezaron a caer lágrimas. Se acercó al camello y acarició su cabeza. El
camello dejó de gemir. Más tarde el Profeta, que Allah le bendiga y
le conceda la paz, se encontró con el dueño del jardín y le dijo: ¿No
tienes temor de Allah quien te encomendó este camello? Se me quejó de
que le pegas y maltratas.’”
Rasulullah, que Allah le
bendiga y le conceda la paz, explicó la diferencia entre el estado de
misericordia y el que carece de ella: “Una mujer de mala vida vio un perro en
el desierto que estaba lamiendo la arena a causa de la sed. Se apiadó de él,
sacó con su zapato un poco de agua de un pozo que había en las cercanías y le
dio de beber al perro. Allah le perdonó sus faltas por esta acción. Otra mujer
no se preocupaba de su gato y no le daba de comer. Ni siquiera le dejaba
recoger los insectos del suelo. Al final, el gato se murió de hambre. Esta mujer
se convirtió en gente del Fuego por su crueldad.”
El Profeta, que Allah le
bendiga y le conceda la paz, transformó una sociedad ignorante en una sociedad
que llegó a ser parte de la Edad de la Felicidad, asr al-sa’adah. La
gente que solía tratar a otros seres humanos con máxima dureza y que enterraba
a sus hijas, se volvió misericordiosa, también con los animales. El Profeta, que
Allah le bendiga y le conceda la paz, respetaba incluso los derechos de los
pequeños gorriones.
Aburrahman, el hijo de Abdullah
nos ha transmitido:
“Durante un viaje con
Rasulullah, que Allah le bendiga y le conceda la paz, vimos a un
urogallo del desierto con sus dos pequeñuelos. Cogimos a las crías y la
madre comenzó a revolotear alrededor de nuestras cabezas. El Profeta, que
Allah le bendiga y le conceda la paz, se acercó inmediatamente y
dijo: ‘¿Quién le ha hecho daño cogiendo a sus pequeños? ¡Devolvedlos a
su nido!”
La caza está permitida en la
ley Islámica. Sin embargo, el Profeta, que Allah le bendiga y le conceda la
paz, avisó a los cazadores del deber de respetar las épocas de reproducción
y crianza con el propósito de mantener la balanza ecológica.
La caza por la caza,
entristecer a los pequeños arrebatándoles a sus madres o a las madres
arrebatándoles a sus pequeños, disturba el corazón compasivo y misericordioso.
Estos hadices sacan a la luz el hecho de que la misericordia de
un perfecto creyente debe ser lo suficientemente amplia como para albergar
incluso a los animales salvajes.
Aparte de ordenar ser
misericordioso con los animales, el Profeta, que Allah le bendiga y le
conceda la paz, no permitía que se les maldijera. Camino a Batnubuwat en
una expedición militar, un hombre de los Ansar maldijo al camello que le
llevaba a él y a su compañero por andar muy despacio. Rasulullah, que Allah
le bendiga y le conceda la paz, le mandó bajar del camello y le dijo: “No
nos acompañes con el camello que acabas de maldecir. No os maldigáis unos a
otros, ni a vuestros hijos, ni a vuestra propiedad.” Este hadiz es un
ejemplo de su ilimitada misericordia.
Bayazid al-Bistami, conocido
como el “Sultán de los Santos”, llegó a tener tanta sensibilidad y refinamiento
con respecto a todas las criaturas de Allah, que sentía su dolor en el corazón.
La siguiente historia es una buena ilustración de sus sentimientos.
Durante un viaje, se sentó a
descansar debajo de un árbol; luego se levantó y siguió el camino. Después de
haberse alejado se dio cuenta de que en su bolsa había algunas hormigas del
lugar en el que había estado sentado. Volvió allí y las depositó en el mismo
sitio porque le disgustaba la idea de llevarlas lejos de su casa, lo cual es un
ejemplo de la interiorización de la enseñanza del Profeta, que Allah le
bendiga y le conceda la paz.
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