Bismillahi
Rahmani Rahim
El Islam es el auténtico
sistema revolucionario que el ser humano necesita para tener una vida buena y
correcta en este mundo y llegar limpio a la Próxima Vida ante la Presencia de
su Señor Todopoderoso.
Ante todo el Islam enseña la
Responsabilidad. Ser responsables en cuanto a la salvaguarda de nuestros
derechos, los derechos de los demás y los derechos de Allah Todopoderoso. Para
esto se hace necesario el conocimiento. Conocer cuales son los derechos
correspondientes a cada uno hace germinar el sentido de responsabilidad tanto
individual como comunitario y universal.
Para el ser humano el
conocimiento primordial debe ser conocimiento de si mismo: conocimiento de sus
posibilidades, de sus defectos, de su propósito en la creación, de su lugar en
el mundo. Este conocimiento de si mismo debe resultar en una transformación
radical de la conciencia que percibe y experimenta la realidad de las cosas.
La revolución es lo opuesto al
anquilosamiento. Revolucionar es poner en actividad lo que el hábito y la
costumbre enquistan en nosotros mismos. Para esto, las enseñanzas del Islam son
una fuerza movilizadora que impelen a la acción virtuosa, al gobierno de si
mismo y a la trascendencia personal. Esto sólo es logrado mediante la
activación de las potencias interiores del ser humano, potencias que se ven
mermadas y relegadas al ostracismo por el hábito y la costumbre que se imponen
desde lo más exterior, superfluo e innecesario del hombre.
Es así que la transformación de
la conciencia debe producirse desde la movilización interior y debe traducirse
en la transformación necesaria de lo exterior. Allah Todopoderoso es la fuerza
movilizadora en Sí misma, por lo que todo movimiento interior encuentra su raíz
y su procedencia en esa fuerza todopoderosa que, asimismo, Allah hace
manifiesta en toda Su creación.
Reconocer a Allah Todopoderoso
es reconocer la potencia generadora que está en la raíz de todas las cosas.
Desconocer a Allah Todopoderoso es fundamentalmente desconocimiento de uno
mismo, por lo tanto, quietud, inercia, anquilosamiento, fuerzas negativas que
promueven la destrucción, la opresión, la injusticia y la ignorancia en el ser
humano y el mundo.
La auténtica revolución debe
llevarnos al cambio de nosotros mismos, a la superación propia, a la corrección
de las tendencias anquilosadoras del ego que sólo buscan la autodestrucción. Y
ese cambio, esa superación, esa corrección, requieren esfuerzo; esfuerzo que
valida y da significado al sentido de la responsabilidad propio al ser humano.
Las enseñanzas del Islam son
principalmente valorizadoras. Para ser criaturas responsables ante todo debemos
conocer el valor específico que tienen las cosas. Y con ‘valor’ no nos
referimos al sentido moderno de lo cuantificable, sino al aspecto cualitativo
de las cosas en su realidad esencial. Estos valores no pueden ser establecidos
por el ser humano, criatura sometida a los límites de su propia contingencia,
sino que son revelados desde la Fuente misma de toda cualidad. La cualidad es
algo inmodificable, por lo que los valores resultados de ella no se
circunscriben a las limitaciones espacio-temporales que tienden al cambio y a
la impermanencia.
El Islam enseña valores eternos
inherentes a la esencia motriz del hombre, y he aquí que su revolución aniquila
los obstáculos que la duda, la ilusión y el oscurantismo se autoimponen desde
los egos de la humanidad. “La Verdad ha
llegado y lo falso no puede hacer más que desaparecer”.
Despertar, ver la realidad tal
cual es, deshacerse de los velos que nos mantienen aislados de lo que somos,
tener claridad de pensamiento ante la manipulación global que embota los
sentidos de la humanidad y engrosa los sinsentidos del ego, purificarnos de los
niveles propios de corrupción y ser capaces de sembrar lo sano para germinar
con colores reales y vivos, aflorar la capacidad de discernimiento y dejar de
acumular ilusiones falseadas que afeminan al espíritu y destruyen la esperanza,
recuperar la sabiduría liberadora y devolver a su propia nada a quien desde la
sombra intenta tiranizarnos… las herramientas y el poder para lograrlo se
encuentran en nuestro interior; Islam nos enseña cómo utilizarlos.
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