En tiempos de Moisés (as) había un derviche que estaba en adoración día y noche. Sin embargo, no experimentaba ni gusto ni atracción por los asuntos espirituales; no recibía el calor del Sol en su pecho. Ahora bien, tenía una hermosa barba que peinaba a menudo.
Un día vió de lejos a Moisés, se acercó a él y le dijo:
"¡Oh general del Monte Sinaí! Pregúntale a Allah, te lo suplico, que me haga saber por qué no puedo experimentar ni satisfacción espiritual ni éxtasis."
Cuando Moisés estuvo sobre el Sinaí, expresó el deseo del derviche; sin embargo, Allah le dijo con tono de disgusto:
"Aunque este derviche haya buscado con amor Mi cercanía, sin embargo está constantemente ocupado con su barba."
Moisés le contó al derviche lo que acababa de escuchar y éste último se arrancó llorando la barba.
Yibril (as) se acercó entonces a Moisés y le dijo:
"En este momento aún tu derviche está preocupado por su barba; lo estaba cuando la peinaba y lo está aún ahora arracándosela."
¡Oh tú que crees haber dejado de preocuparte por tu barba! Estás ahogado en este océano de sangre.
Cuando hayas terminado por completo con tu barba, entonces podrás bogar por este océano.
Pero si quieres sumergirte con esta barba, ella te será un obstáculo para atravesarlo.
-De "El Lenguaje de los Pájaros" de Fariduddin Attar-
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