Fragmentos
de una Carta escrita por el Imam Rabbani Ahmad Sirhindi dirigida al por
entonces Sultán de la India Musulmana, Salim Jihanghir Khan
Allah-swt- no crea nada sin
sentido o inútil. El deber de los soldados del ejército es fortalecer el
estado. La promulgación de esta brillante Shari’at es posible con la ayuda del
estado. Se ha declarado: “La Shari’at se
encuentra bajo la sombra de las espadas.” Este valioso deber también ha
sido dado a los Soldados de las Súplicas. Quienes suplican son los pobres, la
gente necesitada que vive en la inconveniencia.
Hay dos maneras de ayudar al
fortalecimiento del estado. Primero, hay medios materiales. Esto se lleva a
cabo con soldados, con el ejército (con
medios técnicos y económicos). Todo esto es un apoyo obvio y visible. La
segunda clase de medio es el apoyo real, y es llevado a cabo por Aquel que crea
los medios. Dice la ayat 126 de la Sura de ‘Imran: “El auxilio sólo proviene de Allah”. Este auxilio es obtenido a
través del Ejército de las Suplicas. En tanto que los Soldados del Ejército de
las Suplicas son más débiles que cualquiera y poseen corazones rotos (por el anhelo del Amado), ellos están
por delante de los soldados del ejército de combate. Dejando los medios detrás,
ellos han establecido una conexión con su Creador.
Aún más, las súplicas repelen
accidentes y calamidades. El Muhkbir-i Sadiq (el Siempre Veraz, el Profeta-asws-) dijo: “Los accidentes sólo pueden ser detenidos con la súplica”. Espada,
yihad (y toda clase de medio para la
guerra) no pueden detener un accidente. Como se ha visto, los Soldados del
Ejército de las Suplicas, débiles como son y con sus corazones rotos, son más
importantes que los soldados del ejército de combate. Los soldados del Ejército
de las Suplicas son como las almas de los soldados de combate. Los soldados del
ejército de combate son sus cuerpos. Entonces, los soldados del ejército de
combate no pueden gestionar nada sin la asistencia del Ejército de Suplicas. Ya
que ningún auxilio ni fuerza será útil para un cuerpo sin alma. Por esto, en
los momentos de tribulación en sus ghazas (batallas), Rasulullah (asws) solía
pedir ayuda a Allah en consideración a los pobres de los Muhayires (emigrantes).
Aun cuando combatía acompañado por un ejército y soldados, él suplicaba
poniendo de intermediarios a los pobres de los Muhayires. Nosotros, faqires,
Soldados del Ejército de las Suplicas, somos débiles, humillados frente a todos
y corazones rotos, ya que se ha dicho:
“La pobreza es una desgracia en este mundo y en el Próximo.” Así como
somos, hemos sido hechos más valiosos que los hombres de acción. Muhkbir-i
Sadiq (asws) dijo: “En el Día de la
Resurrección, la sangre de los mártires será pesada junto a la tinta de los
Sabios. La tinta pesará más.” Esta oscuridad, esta desgracia hace que ellos
sean apreciables, honorables (ante Allah).
Los promueve desde lo más bajo hacia lo más elevado. Así es; traducción de un
verso en persa:
“¡El
agua de la vida existe en la oscuridad!”
Ésta débil persona que suplica
por ti no es lo suficientemente merecedora de estimarse a sí misma como uno de
los Soldados del Ejército de las Suplicas; aun así, sólo en nombre de la
pobreza y con la esperanza de la probable aceptación de una súplica, él se ha
contado a sí mismo entre los soldados suplicantes de tu poderoso estado y ha
permanecido suplicando con su espíritu y su lengua, recitando al-Fatiha por tu
salvación.
¡Oh Allah! ¡Acepta nuestras
súplicas! Tu escuchas cada palabra y lo sabes todo.
(Maktubat,
volumen 3, carta 47)
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