sábado, 12 de mayo de 2012

El Método en el Sufismo de acuerdo a las Enseñanzas Tradicionales Naqshbandis


Fuente: Morada Hakkani de Islam Tradicional

Bismillahi Rahmani Rahim

A propósito de seminarios, meditaciones, programas, respiraciones, visualizaciones, centros sutiles y lecciones de 'sufismo' hoy en día.

Una pregunta que muchos buscadores se formulan cuando se encuentran con el sufismo, es cuál es el método sufi que se usa en una tarika o vía sufi en particular para llevar al estudiante a los planos superiores de la realización espiritual; cuál es el 'método iniciático'.

Hoy en día, en el diverso escenario del 'sufismo' en Occidente, uno puede encontrarse con programas, cursos, lecciones, seminarios, estudios, ejercicios de respiración, de meditación, de activación de los Lataif, de los 'chakras', de visualización, prácticas de 'retiros' en el campo para desarrollar nuestras potencialidades, muy variados, todos ellos afirmando ser el método de una u otra tarika para que el estudiante ascienda espiritualmente.

Recordamos, sin embargo, como un shaykh de nuestra tarika, Shaykh Abdul Kerim Effendi, es particularmente incisivo y claro respecto a todas estas formas que tan frecuentemente dan a lugar a peregrinos fenómenos y casos de espiritualidad Acuario (New Age), en nada relacionados ni con la historia de la tarika ni, por supuesto, con lo que nuestro GranShaykh, Mawlana Shaykh Nazim, enseña y transmite a quienes van a visitarlo.

Islam no es hinduismo, no es budismo, no es zen; ni es una mezcla sincrética New Age. Islam es Islam.

Y ciertamente hay un modo de avanzar, una tarbiyya o entrenamiento de lucha contra el ego para el murid o discípulo que sigue a un Maestro o shaykh sufi. Es cierto, asimismo, que, dependiendo de los Maestros y las épocas, esta tarbiyya, al deber tomar en cuenta el punto y estado de partida de cada persona interesada sinceramente en limpiarse de las cargas del ego, se ha expresado históricamente en formas variadas.

No sólo las tarikas tienen, en ese aspecto, diferencias entre sí, sino que, al estar este aspecto en el dominio contingente y volátil de cómo se presentan y encarnan en cada época y pueblo las pasiones humanas que nublan nuestro espíritu, cada tarika puede mostrar asimismo una transformación externa en el transcurso del tiempo.

Sin embargo, reconociendo todas esas diferencias, ínsitas en la condición humana misma y cuya pluralidad ya era reconocida por el Profeta mismo del Islam -que la bendición y la paz de Dios se prodiguen sobre él-, no es menos cierto asimismo que todas estas diferencias, si han de permanecer dentro de estas variaciones legítimas en lo que se da en llamar la 'historia' del sufismo, siempre se alimentan y se dirigen, invariablemente, hacia la Fuente de la cual todas ellas son apenas expresiones concretas: la Sabiduría del Maestro por excelencia, el Imam o Líder de Profetas y de todas las Naciones de Creyentes, el aclamado por los ángeles y la Creación, el más amado e íntimo de Dios, el Sol de la Gnosis y siervo de Dios: nuestro maestro Sayyidina Muhammad, que Dios le prodigue en bendiciones y paz.

Y, teniendo en cuenta ello, cabe hacer respecto a todos estos programas, cursos, respiraciones, etc., mencionados al inicio, algunas severas observaciones.

Recordemos unas palabras de un sohbet de Shaykh Effendi crucial para entender estos asuntos:

“Lo más importante en lo que nos estamos concentrando son las buenas maneras (el adab, o comportamiento correcto). El Profeta (alayhi salatu wa salam) dijo: "He sido enviado a completar las buenas maneras".

Entiendan lo que les estoy diciendo. Aprendan cómo amarse el uno al otro. No nos estamos amando el uno al otro. Debemos aprender cómo hacerlo.

El Islam no se concentra en uno mismo; no se concentra en el individualismo. El Islam se concentra en aquél que tienes frente a ti. Concéntrate en la persona que tienes frente a ti. Tú dale a ése y Allah te dará a ti.

El Santo Profeta vino a completar las buenas maneras. La gente primero debe tener buenas maneras, buena conducta, y entonces cuando siguen las huellas del Profeta (alayhi salatu wa salam) completarán sus buenas maneras. Seguir al Profeta debe llevarte a la más elevada estación que te hará comprender entonces:

"Oh, mi Señor me ha creado en Ahsani Taqweem (la más perfecta de las formas) (referencia a palabras de un versículo del Sagrado Corán)".

Así es, la más perfecta de las criaturas. La más perfecta en todo, en la forma, en lo material, en lo espiritual, en todo lo más perfecto. Así que aquél que acepte lo que Allah le dé se convertirá en lo más perfecto. Un día, llegará a esa estación.”

Como nos recuerda muchas veces nuestro Shaykh, si a una persona nueva en el camino se le da una práctica, como ocurre en muchos de los irresponsables casos citados al inicio de este escrito, que le hace 'ver' cosas no habituales, colores, resplandores (que juzgará, correcta o incorrectamente, como del mundo espiritual), lo más seguro es que esa persona, de seguir en esa vía, se convertirá en un Firaún, en un Faraón (en términos de robustecimiento del nafs o ego) que pensará satisfactoriamente de sí mismo, con una pretensión sutil y bien oculta de estar alcanzando algún tipo de superioridad o élite, y dirá: 'Ya estoy avanzando'. Pero en ese mismo acto, en ese riesgo en que tan fácil se cae, su ego habrá sido atrapado y se habrá hecho más fuerte. Y se le habrá creado una 'addición' a ese elemento.

Lejos de haber avanzado, al hombre de hoy en día en esa situación se le habrá iniciado una vía de extravío.

El Shaytan, nos recuerda Shaykh Effendi, es muy astuto y tiene miles de maneras de engañar a las personas. Hay también un ego ritualista, un ego 'religioso', y, en el caso de los que andan de meditación en meditación, de ejercicios que llaman iniciáticos a otra serie de ejercicios 'iniciáticos', de libros esotéricos a libros esotéricos, lo más seguro es que el shaytan les tienda una trampa para alimentar a esa persona por allí por donde esa persona tiene una debilidad en su ego.

Como dijo nuestro Shaykh algunas veces (mencionamos sus palabras bajo nuestro libre recuerdo, no necesariamente literal):

“Aprender tasawwuf para la gente, para los murids de antaño, era otra cosa. Hoy ya no puedes hacer eso. No te puedes engañar. Si quieres engañarte, ehh, yo te mostraré muy fácilmente cómo no te puedes engañar. Hoy todos sueñan con ser puestos en khalwa, en retiro. Todos quieren 'volar' en estos días. Subhan Allah.

¿Khalwa? Qué khalwa si ni siquiera pueden estar un sólo día sin pensar en el hambre. Ése es su khalwa. Por eso hoy tiene que ser diferente. Los caminos del ego llevan a muchas personas a buscar estas ilusiones. Son sólo ilusiones. Ven o escuchan alguna u otra cosa extraña y ya se creen casi shaykhs. Masha'Allah. Diles entonces una palabra que no les guste y verás cómo reaccionan los que andan volando. Lo he visto tantas veces. Pero lo que encuentran así no es progreso real.

Por eso hoy tiene que ser distinto. Con estas cosas simples que hacemos. Poco a poco. Nuestro objetivo es sólo ser siervos de Dios. No pedimos nada. Es haram, le está prohibido a un murid, esperar algo. E insha'Allah, de un modo distinto, al final llegarán a algunos asuntos.

En esta vía, el shaykhs les pondrá una espesa capa en sus ojos, para que sus egos no se disparen con cosas extrañas. Y mientras tanto, vas haciendo simplemente tu trabajo. Y es como cuando al final llegas a un sitio y te hacen abrir los ojos, pues los tenías cerrado, y dices: 'Subhan Allah, ¿en verdad he caminado todo esto?'

Hoy hay tantas cosas allí afuera. Pero esto que les digo es real. He observado en mi vida tantos caminos y grupos, aquí y allá. Y les digo: alhamdulillah, aquí hay una vía. Quien lo quiera o lo crea, bien por él; y quien no, también. No buscamos satisfacer las expectativas de nadie. Sólo seguimos en nuestro asunto.”

Como nos recuerda nuestro Gran Shaykh, Mawlana Nazim: no hay título más honroso ante la Divina Presencia que el de ser simplemente 'siervo'. Y dice asimismo: esta tarika, nuestra vía, es una fábrica de ceros: la gente viene creyendo que son algo, queriendo ser algo, y les enseñamos a ser cero, cero, cero, cero.

Como Mawlana Shaykh Nazim dice, el hombre de esta época está molido, deshecho, ha perdido su identidad y sus maneras. Necesita ser re-hecho. Y eso es aprender adab y servicio -siempre con el zikr diario y el semanal y atender y seguir los sohbets y desarrollar en el corazón de modo natural un vínculo afectivo con el shaykh-.

Alcanzado ese punto, entonces pueden venir otras cosas, pero sobre esta base construida.

Pueden venir muchas otras cosas distintas, pero lo primero es lo primero.
Eso implica que hay que aprender un modo de vida. No solo conductas cosméticamente espirituales, sino verdadera reeducación y composición de nuestra forma de ser. Implica un cambio verdadero.

El método es la vida. Nosotros de principio a fin. Porque lo que tienes que rendir ante Dios es todo tu ser. De una vida egoísta a una vida no egoísta. De una vida en la que somos esclavos de nuestras pasiones a una vida en la que controlamos al ego y afluye nuestro espíritu. De una vida en la que nuestras prioridades son el trabajo, el dinero, la profesión, todo lo que hay en este mundo, a una vida en la que nuestra prioridad es Allah. De una vida en la que andamos sin fe en Dios, a una vida en la que nuestro pecho se expande con la aceptación humilde y entusiasta de Dios, sus profetas y sus mensajeros, culminando en su último y más noble Profeta, Sayyidina Muhammad, saaws, y el Libro excelso, el Sagrado Corán.

Sobre esta base imprescindible y auténtica, que es lo que es el camino del Islam, un modo de vida ordenado en función a Dios, vienen varios componentes. Sin uno de esos componentes, la figura pierde balance y el resultado nuevamente no puede ser una realización espiritual auténtica.

Islam, el modo de vida, viene con las oraciones diarias, con el ayuno, los demás pilares, las abstenciones conocidas, y un centramiento de nuestro ser en aspectos que permiten que el zikr encuentre su lugar apropiado.


Cuando los shaykhs de antaño hablaban de los principios de una tariqa (como los muchas veces tan publicitados once principios de la tarika naqkshibendi), presuponían que los murids estaban firmes en su intento de vivir un modo de vida sobre el cual los principios funcionan. Pero esos principios no eran más que elementos naturalmente insertados.

Un shaykh verá cuál es nuestra vida. Muchos que apenas hacen el zikr mínimo diario, son excelentes murids para su vista que ve debajo de la superficie. Muchos que abundan en ayunos y zikr diario sólo logran engrosar sus egos.

El shaykh es la referencia para saber cómo andar hacia la Presencia de Dios, cómo mantener el balance en todos los asuntos. A algunos podrá decirle, si dejan de lado cosas fundamentales y se empeñan en aumentar prácticas que sus egos las aceptan fácilmente en medio del desbalance: '¡aterriza!', a otros, en cambio, podrá decirlo '¡haz más zikr!'

Las cosas vienen gradualmente, de manera espontánea, natural, sin 'programas previos'. Algunas veces escuché a alguien decir: ¿Cómo puede pretenderse enseñar sufismo en 'lecciones sucesivas'? Qué cosas se ven hoy día.

Un shaykh tiene la llave para abrir al murid a las estaciones celestiales, y espera sólo el momento en que el murid está tan completamente olvidado de sí mismo, y tan pleno de adab y servicio, tan humilde en su zikr y en su fikr, que el shaykh, sin que el murid lo haya anticipado, de pronto le abre la visión. De pronto, una verdadera sorpresa para el murid. Algo que no buscó ni anticipó.

No es sólo una imagen: así es como ocurre.

No hay meditación en el sentido en que puede haberlo en el budismo o hinduismo. El tasawwuf tiene sus propias maneras. Hay fikr -reflexión, en primer lugar y ante todo, diariamente, sobre la fragilidad de nuestra vida y la posibilidad realìsima de la inminencia de nuestra muerte y, también de primer orden, de checarnos continuamente, día a día, mirarnos a fin de reconocer a nuestro ego y nuestras fallas, y aprender a auto-observarnos, a no mentirnos, a ser transparentes en nuestro propio auto-conocimiento-. Y junto con el fikr, hay zikr, y concentración en cada frase que se repite en el zikr. Esto último de por sí puede llegar a ser tremendamente abarcante, y es un océano sin fronteras.

Como dijo un día Shaykh Effendi: ustedes se sientan y repiten Allah, Allah, Allah, como autómatas, y les vence el cansancio. Si realmente empezaran a hacer zikr, por más que repitieran esa palabras muy rápido y cientos de veces, por cada vez que la dijeran habría tanta potencia como para hacer retumbar y golpear toda esta habitación.

Wa min Allahu Tawfiq

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