viernes, 9 de noviembre de 2012

Liberarnos de nuestros carceleros

Reconocer lo que nos enajena, discernir lo que sutilmente nos perjudica y recobrar la autenticidad perdida.
 
Bismillahi Rahmani Rahim
Debemos buscar la libertad frente a los carceleros de la inteligencia. Una persona no puede considerarse inteligente mientras padece el yugo esclavista que el sistema impone con sus herramientas de manipulación.
Hoy en día el rumbo de los tiempos dirige toda su energía, todo su movimiento hacia la “solidificación” del estado humano, es decir, busca concentrar la pesadez propia de la ignorancia de si mismo en una vertiginosa carrera hacia la autodestrucción. Para esto ofrece una gran cantidad de herramientas malignas que incentivan el aislamiento y el contacto virtual con realidades preconcebidas que nada conocen de la experiencia real.
 El contacto virtual se ha difundido como un gran virus que subrepticiamente corroe las venas del mundo con su ficticia herrumbre.
El contacto virtual, con su multitudinaria interacción global, solo promueve el desconocimiento de situaciones reales resumiendo criterios e ideologías bajo el amparo de la maquina enajenante.
Vivimos en una era caótica y esquizoide donde los medios de comunicación llevan a cabo la urdimbre de lo que debe ser aceptado y ya nadie es capaz de reflexionar por si mismo sin necesidad de recurrir al pulso envilecedor del ordenador. La tierra tiembla y el cielo se sacude ante la humana hostilidad.
Hemos habituado nuestra voluntad a obrar según los impulsos de la maquina falaz. Digitalizados, ya el pensamiento se dispone a librar guerras virtuales y la acción ante el estimulo tecnológico. No podemos realizar mas verdad que la que nos muestra la pantalla.
Hay un número incalculable de prisiones que se ciernen sobre nuestros corazones. Pero la libertad es una, única y se erige por sobre todo sistema penitenciario. La libertad no se doblega ante el opresor y siempre esta dispuesta a rugir la Verdad en las narices de lo mentido.

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