Bismillahi Rahmani Rahim
El libro
de Dede Korkut es una colección de doce historias ubicadas en la época
heroica de la tribu turca de los oghuz. En los siglos IX y X los oghuz
emigraron hacia el oeste, desde las montañas Altai y el lago Baikal hasta la
tierra entre los ríos Syr Dariá y Amu Dariá y el este del mar Caspio. En ese
lugar abrazaron el Islam, ya que el territorio pertenecía a los califas Abbásidas
de Bagdad. Fueron incorporados como guerreros por la dinastía Selyúcida y luego
por la Casa de Osmán, al grado que a fines del siglo XIII el ejército otomano
era predominantemente oghuz.
El
término oghuz fue gradualmente sustituido por los propios turcos por la palabra
turcomano desde mediados del siglo X, proceso completado en el XIII. La
sociedad descrita en estas historias es nómada: los oghuz habitaban en tiendas
en regiones de pastura durante el verano y emigraban a regiones más cálidas
durante el invierno. Su organización era aristocrática, encabezada por
Bayinder, el Gran Khan, por lo que los personajes principales de las historias
son nobles y sus mujeres.
Dede
Korkut era el vidente, supremo maestro y bardo de los oghuz, quien según la
leyenda inventó el kapuz, instrumento túrquico similar al laúd. Dede
(abuelo) es una palabra usada todavía en Turquía para referirse a un hombre
santo. Aunque su vida es legendaria, no existe ninguna evidencia de que no
fuera una persona real. Un historiador del siglo XIV dice que Dede Korkut vivió
295 años y que era consejero del Khan de los oghuz, el cual lo envió como
embajador ante el Profeta Muhammad (asws), quien lo convirtió al Islam.
En
cuanto al anónimo compilador de las historias los expertos apuntan que era “un
narrador destacado con un talento poético considerable”. Están escritas en
prosa intercalada con pasajes rimados. Académicos occidentales han querido encontrar
influencias de la Odisea del poeta griego Homero en las historias de
Dede Korkut, sin embargo entendemos que la Sabiduría original de todos los
pueblos ha bebido de una misma y única fuente, por lo que sería incorrecto hablar
de influencias de tal o cual, sino de similitudes esenciales que se
corresponden tradicionalmente.
Existen
dos manuscritos, uno perteneciente a la Biblioteca Real de Dresde, dado a
conocer a principios del siglo XIX y otro descubierto en la Biblioteca del
Vaticano en 1950, pero éste último sólo contiene seis de las doce historias en
un orden diferente. Ninguno de los dos manuscritos está fechado, pero ambos
pertenecen al siglo XVII. Como es posible esperar de relatos transmitidos
oralmente, las diferencias entre ambos textos son grandes. Para Geoffrey Lewis,
su traductor al inglés, El libro de Dede Korkut data al menos de
principios del siglo XV. Sin embargo, existe una versión escrita en árabe de
una de las historias en un texto egipcio del siglo XIV.
Por
cierto que durante el gobierno soviético, de acuerdo con su afán de negar las
nacionalidades históricas y su fundamento legendario o folclórico, se publicaron
muy pocos estudios sobre la epopeya de Dede Korkut y no apareció una edición
completa de las doce historias, pero dado que de los turcomanos descienden
naciones como Turquía, Azerbaiján y Turkmenistán y, en menor grado, Kazajstán y
Kirguizistán, después de la desaparición de la URSS se renovó el interés por
dicha epopeya entre las repúblicas independientes de origen Islámico. En 1998,
la república de Azerbaiján y la UNESCO nombraron y celebraron el año 2000 como
el 1300° aniversario de la épica legendaria de El libro de Dede Korkut y
el Banco Nacional de Azerbaiján emitió monedas conmemorativas de oro y plata
con ese mismo propósito.
El Libro de Dede Korkut
Cerca
del tiempo del Profeta, la Paz sea con Él, apareció en la tribu de Bayat un
hombre llamado Dede Korkut. Él era el insuperable vidente de los oghuz. Todo lo
que decía, sucedía. Acostumbraba llevar todo tipo de noticias de las cosas
todavía no vistas. Dios el Altísimo solía inspirar su corazón. Dede Korkut
dijo: “En los tiempos que vendrán la soberanía volverá a brillar sobre los kayi
y ninguno deberá tomarla de sus manos hasta que el tiempo se detenga y el Día
de la Resurrección alboree”. De quienes así hablaba era de la casa de Osmán
[otomanos], la que aún continúa. Y decía muchas cosas parecidas. Dede Korkut
acostumbraba resolver las dificultades de los oghuz. Ante cualquier cosa que se
les presentara, nunca actuaban sin consultar a Dede Korkut. Aceptaban cualquier
cosa que él ordenaba. Acataban sus palabras y eso les rendía frutos.
Dede
Korkut se enfureció un día y declamó entre los nobles oghuz; les habló a manera
de advertencia. Permítenos ver, oh Khan, lo que él dijo:
“A
menos que uno invoque a Allah, ningún trabajo prospera; a menos que Allah lo
conceda, ningún hombre se hace rico.
”Si
no está escrito desde la eternidad, ningún desastre cae sobre la cabeza de un
mortal; a menos que llegue el tiempo señalado, ningún hombre muere.
”El
hombre que muere no regresa a la vida, el alma que sale no vuelve hasta el Día
de la Resurrección.
”Cuando
un hombre tiene una riqueza tan grande como la negra montaña, la apila y la
reúne y busca más, pero no puede comer más que su porción.
”Aunque
los ríos se enfurezcan y se desborden, el océano no será llenado.
”Allah
no ama al engreído; la prosperidad no mora en aquel que se vanagloria.
”Aunque
cuides al hijo de un extraño, nunca llegará a ser tu propio hijo. Cuando crezca
te dejará y se irá, y nunca dirá ‘Tengo que verte’.
”El
lago no puede ser una colina; el yerno no puede ser un hijo.
”Aunque
coloques una brida sobre la cabeza de un asno negro, nunca será una mula;
aunque vistas una esclava con ropajes lujosos, nunca será una dama.
”Aunque
la nieve caiga en grandes copos, no durará hasta el verano; el espeso pasto
verde no durará hasta el otoño.
”El
algodón gastado no se vuelve ropaje; el viejo enemigo no se vuelve amigo.
”Si
no montas el caballo, el viaje no será hecho; si no blandes la espada de negro
acero, el enemigo no retrocederá; si un hombre no gasta su riqueza, su fama no
adelantará.
”Una
hija no seguirá el consejo sin el ejemplo de su madre; un hijo no será
hospitalario sin el ejemplo de su padre.
”Un
hijo es todo lo que necesita un padre; él es uno de sus dos ojos.
”Si
un hombre tiene un hijo afortunado, éste es una flecha en su aljaba; si tiene
un hijo desafortunado, éste es un carbón encendido en el corazón.
”Cuando
va sobre terreno accidentado el cobarde no puede montar el caballo kazilik;
si él lo monta es mejor que no lo haga.
”Mejor
es que nadie blanda la espada pura que golpea y corta, a que la blanda el
cobarde.
”Para
el guerrero que sabe cómo blandirla, una maza es mejor que flecha y espada.
”Las
tiendas negras a las que no llegan invitados, mejor sería que fuesen
destruidas.
”Es
mejor que no crezca el pasto amargo que no comen los caballos; es mejor que el
hombre no se aproxime al agua amarga que no bebe.
”Mejor
que el hijo patán que no mantiene el buen nombre paterno nunca salga de los
lomos de su padre; si él cae en el vientre de su madre, mejor que no nazca.
Excelente es el hijo afortunado que conserva el buen nombre de su padre.
”Mejor
es que no exista la falsedad en el mundo; mejor, que la verdad viva tres veces
treinta años y diez más. Que tu vida sea plena tres veces treinta años y diez
más; que Dios te libre del mal, que tu felicidad sea perpetua, ¡oh Khan!”.
Nuevamente
Dede Korkut declamó; permítenos ver, oh Khan, lo que dijo.
“El
ciervo que vagabundea conoce los pastizales de la tierra. El asno salvaje
conoce las praderas de la tierra color turquesa. El camello conoce las sendas
de todos los caminos. La zorra conoce los olores de los siete valles. La
alondra sabe que la caravana se mueve durante la noche. La madre sabe quién
procreó al hijo. El caballo conoce al hombre pesado y al ligero. La mula conoce
el cansancio de los pesados cargamentos. El que sufre sabe dónde está el dolor.
El cerebro conoce el dolor de la cabeza descuidada. El bardo va de una tierra a
otra, de un príncipe a otro, llevando su laúd de largo brazo; el bardo conoce
al hombre generoso y al tacaño [la reputación de un príncipe depende de cuán
generosamente trata al bardo itinerante]. Permite que quien toque y recite
frente a ti sea un bardo [que sea uno autorizado]. Quiera Allah prevenir la
mala suerte que viene propagándose, ¡oh Khan!”.
Y
otra vez Dede Korkut declamó; permítenos ver, oh Khan, lo que él dijo.
“Cuando
abro mi boca y ofrezco alabanza, el Dios encima de nosotros es bello [es decir,
santo]. Muhammad, el Amigo de Allah, el Príncipe de la Fe, es bello. Abu Bakr,
el Veraz, quien oraba a la diestra de Muhammad, es bello. La Sura de las
Noticias [Corán 78], que comienza la última porción [la tercera parte del
Corán], es bella. La Sura Ya Sin [36], cuando es recitada correctamente, sílaba
por sílaba, es bella. Alí, quien blandió la espada y dio victoria a la Fe, es
bello. Hasán y Husein, los hijos de Alí, dos hermanos juntos, los dones
elegidos del Profeta, quienes fueron martirizados en la llanura de Kerbela por
las manos de los yazidis [las tropas de Yazid, identificados en este pasaje con
los así llamados adoradores del diablo del norte de Irán], son bellos. El
Corán, el conocimiento de Allah, que descendió de los cielos y fue escrito y
puesto en orden, es bello. Uzmán [el tercer califa], Príncipe de Eruditos,
quien puso por escrito el Corán y le dio orden, y quien, cuando los ulemas
[eruditos religiosos] lo aprendieron, lo quemó y lo recortó [reconcilió las
diferentes versiones coránicas en una sola], es bello. Construida en las
tierras bajas, la casa de Allah en Meca es bella. El peregrino, quien fielmente
cumple con su deber cuando alcanza a salvo Meca y regresa con buena salud, es
bello. El viernes del Día del Juicio es bello. La congregación que presta oído
y escucha es bella. El sabio que llama desde el minarete es bello. La esposa
legítima cuando se arrodilla [cuando es recatada] y está sentada [cuando no es
callejera] es bella. El padre cuyas sienes se vuelven grises es bello. La madre
que da su blanca leche en medida plena es bella. El negro camello del establo
cuando se aproxima y toma el camino es bello. El hermano querido es bello. El
matrimonio reverente cuando es establecido en una tienda jaspeada [la tienda
del padre] es bello. El hijo es bello. Allah, quien creó todos los mundos y no
se parece a nadie, es bello”. Que Allah el Altísimo que alabo sea tu Amigo y te
auxilie, oh Khan.
Fragmento de la introducción del Libro
de Dede Korkut.
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