En Gaza estamos bien
¿Y usted?
Estamos bien, bajo ataque
¿Y usted?
Nuestros mártires yacen bajo
los escombros
Nuestros niños viven ahora en
tiendas de campaña
Y preguntan por usted.
Estamos bien en Gaza
¿Y usted?
…
El mar está detrás de nosotros
Pero luchamos
El enemigo está frente a
nosotros
Pero seguimos luchando
Tenemos todo lo que
necesitamos:
Alimento y armas
Promesas de paz
¡Agradecemos tanto su apoyo!
Estamos bien en Gaza
¿Y usted?
…
Nuestras almas
Nuestras heridas
Nuestros hogares
Nuestros cielos
Nuestros rostros
Nuestra sangre
Nuestros ojos
Nuestros ataúdes
Protéjanos de sus armas,
De sus promesas,
De sus palabras,
De sus espadas
…
Estamos bien en Gaza
¿Y usted?
En lo que parece una constante
repetición del pasado, no resulta fácil a las palabras describir la sádica
política israelí (con el apoyo de Occidente) dedicada siempre a la caza de
palestinos, a perseguir y angustiar continuamente a los nativos, a utilizarles
como laboratorio del armamento, como laboratorio de los juegos electorales de
Israel: cuantos más palestinos mates, más votos israelíes vas a conseguir en
las próximas elecciones.
Tras un levantamiento a gran
escala en Jordania que tuvo lugar horas antes de la actual invasión israelí, en
el que por vez primera los jordanos exigieron un cambio de régimen y no solo
reformas cosméticas en los gobiernos, uno se pregunta por qué Israel no debería
preocuparse por su leal vecino: el rey de Jordania. ¿O es que también forma
parte del cálculo israelí en esta invasión atraer la atención pública sobre
Palestina y permitir que el brutal régimen jordano reprima el levantamiento?
El difunto Fayez Sayegh, en su
libro publicado en 1965 “Zionist Colonization of Palestine”, analizaba
la naturaleza violenta del Estado colonial israelí, insuflado de ideología
sionista, como un proyecto para eliminar por todos los medios posibles a la
población nativa a través del desplazamiento, la segregación y las guerras
constantes contra dicha población y quienes les rodean. Por conquista se
originó y mediante la fuerza y la guerra debe continuar, de ahí el peligro que
este Estado militarizado representa para los nativos palestinos y para los
árabes que viven en su entorno.
Prosigue Sayegh: Es un Estado
al que se percibe como el frente de Occidente contra el Oriente; por esa razón
obtuvo entonces el apoyo occidental y sigue obteniéndolo ahora. Tanto la Unión
Europea como Estados Unidos proclamaron su apoyo a la actual invasión israelí
afirmando que Israel tiene derecho a protegerse. ¿De qué? ¿De un pueblo que es
un laboratorio de las políticas racistas israelíes y un laboratorio del
armamento israelí financiado por Estados Unidos y la Unión Europea? ¿De un
pueblo que todo lo que busca es vivir con dignidad, moverse con libertad y
seguir adelante con una vida normal trabajando, creando, recreando y soñando?
En el análisis de Sayegh,
Israel no solo es el frente de Occidente contra el Oriente, sino que es también
un puñal en el territorio que une África y Asia, y así continúa siendo hasta
este mismo día como poder hegemónico en ambos continentes. Sus manos llegan
hasta Sudán, Etiopía y otros lugares en las ventas de armas a África para
sostener cualquier régimen que pueda contribuir a la hegemonía israelí, y lo mismo
hace en Asia. Las armas son el principal producto del comercio israelí, un
producto natural propio de un estado militarizado; pero las armas solo conducen
a una cosa: guerras y violencia, de ahí la exportación de guerras y violencia y
de sus efectos, más allá de Palestina.
A los asiáticos y a los
africanos nunca les consultaron en el pasado sobre la colonización y las
invasiones europeas, ni tampoco les consultan ahora en las Naciones Unidas
acerca de las cuestiones referidas a sus regiones que tan importantes son para
su futuro. Las decisiones siempre fueron, y así sigue ocurriendo la mayor parte
de las veces, un privilegio de Occidente, especialmente en cuanto a la guerra y
la violencia. Si ocurre que hablas un lenguaje distinto, que haces planes de forma
autónoma, que decides por ti mismo y en virtud de las opiniones de tu pueblo,
especialmente en lo que se refiere a las cuestiones centrales del consenso
Washington/Occidente, caerás en desgracia, te convertirás en persona non grata,
en un terrorista. No se busca sino la complacencia, jamás se respeta la
dignidad.
En su película “Los fantasmas
de Goya”, estrenada en 2006, el director checo Milos Forman nos recuerda el
infinito régimen de inquisición bajo el que vivimos, que a todos nos afecta
pero que machaca especialmente a los débiles. En una escena que casi describe
muchas de las aventuras occidentales en el Tercer Mundo, el Rey, Carlos IV,
reúne a sus hombres armados, localiza una zona para la caza, y él y sus más
cercanos patrocinados rodean la zona elegida y empiezan a disparar contra los
pájaros; después sus soldados/sirvientes recogen los pájaros cazados y vuelven
a la ciudad para exhibir esos pájaros ante la muchedumbre, que parece admirar
la actitud agresiva del Rey y la forma en que ha organizado la caza. Una vez
que el Rey regresa a su palacio, el pintor Francisco de Goya está a punto de
terminar el retrato de su esposa, la Reina María Luisa. Una vez acabado, al
mirar el retrato, la Reina estalla en furia y el Rey se lleva a un lado a Goya
para decirle que el retrato que ha pintado es un retrato feo. Por esa razón se
le castiga a tener que escuchar al rey tocando el violín y convirtiendo en
penosas melodías las obras maestras de Beethoven. Lo que el rey quería
enseñarle es que el feo retrato no era un reflejo fiel de la reina sino la
falta de habilidad del pintor.
Ambos ejemplos ilustran bien
muchas de las políticas y prácticas occidentales contra los pueblos del Tercer
Mundo, al que consideran un sitio y un coto de caza donde exhibir su masculinidad,
admirada por muchos y que sirve para ilustrar una gran parte de las sádicas
guerras, la última de las cuales es la actual guerra de Israel contra Gaza en
Palestina. El rechazo a la hora de aceptar el producto de la obra del pintor
como un hábil reflejo y reflexión de la realidad que ve, es también la negativa
a mirarse de cerca en el espejo ante el horror de tener que contemplar la
realidad de uno. Supone también una negativa a pararse a considerar cómo ven
los otros la realidad, porque esa realidad es la negación de la naturaleza y de
las funciones de la maquinaria bélica y de las dinámicas de dominación que
sirven para estructurar la mentalidad de quienes ocupan el poder en Occidente,
en primer lugar, a la hora de dirigirse a sus propios pueblos y, después, a
todos los demás en el Tercer Mundo. No es fácil que quienes detentan el poder
renuncien a esta dominación y sádicas prácticas. Al menos es difícil que
renuncien a través del razonamiento, aunque no está mal recordarles que el que
siembra vientos recoge tempestades, y que todo lo que asciende acaba finalmente
cayendo.
Por otra parte, no debemos
subestimar el poder del pueblo, y la canción con la que empezaba este ensayo es
ilustrativa del enorme potencial de un pueblo que continúa defendiendo su vida
y luchando:
En Gaza estamos bien,
En Palestina estamos bien,
¿Y usted?
Autor: Magid
Shihade
Fuente: www.rebelion.org
Jadaliyya.com
Magid Shihade es profesor del
Instituto Abu-Lughod de la Universidad de Birzeit, en Palestina. Además de
numerosos artículos y capítulos de varios libros, es autor del libro recién
publicado: “ Not Just a Soccer Game: Colonialism and Conflict among
Palestinians in Israel”, University Press. Participa en la junta editorial de Journal of
Alternative Perspectives in the Social Sciences, Resistance Studies Magazine
and Interface: A Journal about and for Social Movements.
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