El
espectro de al-Qaeda en África, una tapadera para la reconquista occidental del
continente
Finian
Cunningham
Un think tank británico de
política exterior publicó esta semana un estudio en que el que afirmaba que el
grupo terrorista al-Qaeda se está reagrupando en África y creando “un arco de
inestabilidad” desde el Sahel occidental al Cuerno oriental. El Royal United
Services Institute (RUSI) , con base en Whitehall, Londres, y estrechamente
alineado con la política exterior oficial británica, cita unas “alarmantes
nuevos indicios” por todo el continente de que “la red terrorista de Osama bin
Laden” está buscando influencia en Somalia, el norte de África y el
Sahara-Sahel occidental.
“Si es correcta [sic], esta
valoración suscitaría la preocupante posibilidad de un arco de inestabilidad
regional que abarca toda la franja del Sahara-Sahel y se extiende a través de
África Oriental, y que el ahora debilitado núcleo de al-Qaeda podría utilizar
para reagrupar, reorganizar y dar nuevo ímpetu a su campaña terrorista contra
Occidente”, señala el informe.
Mientras tanto, en otros
reportajes de los medios de comunicación se afirma que elementos de al-Qaeda se
están uniendo a las fuerzas separatistas tuareg después de un golpe militar en
el país del África occidental, Mali. La antigua potencia colonial Francia citó
la supuesta implicación de al-Qaeda en Mali en su promesa de aplastar el golpe.
El supuesto enlace de al-Qaeda
en Mali parece fuera de lugar. Los rebeldes tuareg (un grupo nómada que habita
en el norte de Mali y Níger) estuvieron combatiendo en Libia apoyando al
gobierno de Gaddafi en contra de los insurgentes apoyados por Occidente. Se
sabe que entre estos últimos había jihadistas de al-Qaeda. Ahora Francia y
varios reportajes de los medios de comunicación afirman que al-Qaeda se ha
asociado a sus antiguos enemigos (los tuareg) en la secesión del norte del
territorio de Mali.
Lo que sugieren estos
reportajes es que se está blandiendo al-Qaeda como un “espectro” en África para
justificar la cada vez mayor intervención de las potencias occidentales en este
continente bajo capa de la “seguridad global”.
Con un ademán colonial, el RUSI
afirma que parece que al-Qaeda “está adoptando una estrategia de ‘adoptar las
costumbres de los nativos del país’ que implica sacar partido y explotar los
motivos de queja locales con el objetivo final de asegurar un punto de apoyo
firme en países inestables”. Resulta significativo que esta escalofriante idea
permite al estudio del RUSI concluir: “El foco del antiterrorismo
anti-jihadista está cambiando hacia África”. En otras palabras, el pretexto del
antiterrorismo anti-jihadista de las potencias occidentales está cambiando
hacia África.
Pero en realidad el pretexto
antiterrorista occidental no está cambiando, sino que es más exacto afirmar que
se está extendiendo a África, puesto que la OTAN continúa su ocupación y guerra
ilegales en Afganistán, Iraq y Pakistán.
Esto representa una expansión
estratégica de la agenda de guerra global que el Pentágono y sus aliados
occidentales han estado llevando a cabo en Oriente Próximo y Asia Central
incorporando al control hegemónico una región que se extiende desde el mar
Mediterráneo al Caspio, una región que incluye al menos el 60% de las reservas
conocidas de petróleo y gas del planeta.
Se puede considerar que la
campaña de bombardeos aéreos sobre Libia durante siete meses de la OTAN durante
2011 que llevó al derrocamiento del gobierno de Tripoli sirvió como una cabeza
de playa para las potencias dirigidas por Estados Unidos en el norte de África
y para su continua militarización a través de la zona continental este-oeste,
desde el Atlántico al océano Índico.
Las potencias occidentales ya
están envueltas en una nueva rebatiña por África que se remonta al
establecimiento del nuevo comando militar estadounidense del AFRICOM bajo el
gobierno de George W. Bush.
Desde entonces y especialmente
bajo el gobierno Obama, ha habido una cada vez mayor implicación de baja
intensidad de las fuerzas estadounidenses, francesas y británicas en Costa de
Marfil, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo, Uganda
y en el este en Somalia, Kenya y Djibouti.
Desde octubre del año pasado
aviones drone estadounidenses y las fuerzas navales francesas han desempeñado
un papel fundamental en apoyar las campañas de los ejércitos de Kenia y Etiopía
contra militantes Al Shabab en Somalia
Otros países africanos en los
que se cree que las potencias occidentales dirigen fuerzas especiales
clandestinas son Senegal, Sierra Leonea Nigeria y Sudán (todos ellos antiguas
posesiones coloniales británicas y francesas). También se ha afirmado que
Estados Unidos inició la violencia en Nigeria para justificar una ofensiva del
Estado contra las protestas populares en contra del presidente Goodluck
Jonathan.
Las no explotadas pero vastas
riquezas en petróleo, metales, otros minerales y el potencial agrícola de
África es un filón que las estancadas potencias capitalistas occidentales no se
pueden permitir perder, especialmente dado el auge de China como socio
comercial de muchos Estados africanos. La ironía es que mientras los portavoces
de los gobiernos occidentales, sus think tanks y medios de comunicación de la
corriente dominante pueden sobrevalorar “un arco de al-Qaeda de inestabilidad
por toda África”, la verdadera fuente de inestabilidad y de militarización del
este al oeste del continente proviene del neocolonialismo de las potencias
occidentales. A este fin, el “espectro” de al-Qaeda está sirviendo de práctico
pretexto para justificar una mayor invasión imperialista.
Espere más reportajes de los
medios de comunicación dominantes occidentales acerca de misteriosos jihadistas
de al-Qaeda que desestabilizan a los pobres y hambrientos países africanos y,
por consiguiente, requieren el noble envío de tropas de la OTAN para “salvar al
Continente Negro”.
Por supuesto, la mortal ironía
es que al-Qaeda es una red terrorista global creada por la CIA, el MI6 y Arabia
Saudi para hacer el trabajo sucio de las potencias occidentales, como han
documentado meticulosamente Michel Chossudovsky, Peter Dale Scott y otros
escritores.
La marca al-Qaeda ha demostrado ser una “inversión” lucrativa. Desde el 11 de septiembre, Afganistán, Iraq a Libia y actualmente Siria. Y ahora, la reconquista neocolonial de África. Es lo que se llama “rendimiento del dinero”.
La marca al-Qaeda ha demostrado ser una “inversión” lucrativa. Desde el 11 de septiembre, Afganistán, Iraq a Libia y actualmente Siria. Y ahora, la reconquista neocolonial de África. Es lo que se llama “rendimiento del dinero”.
Finian Cunningham es un corresponsal en Oriente
Próximo y África Oriental de Global Research.
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz
Morales Bastos.
Fuente: www.rebelion.org
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