miércoles, 5 de septiembre de 2012

Breves notas acerca de la Distinción Cultural y la Unidad en la Creencia


Bismillahi Rahmani Rahim
El Islam es un sistema de vida cuya amplitud engloba dentro de sí diferentes manifestaciones culturales dadas la diversidad de razas, pueblos y tribus que convergen bajo una misma creencia.

Sin embargo debemos aclarar algunas cuestiones que pueden prestarse a confusión y controversia.

En primer lugar no debemos confundir manifestación cultural con creencia. Todo pueblo, en vistas de las posibilidades particulares que guarda en si mismo y con base en la Tradición, puede desarrollar aspectos culturales propios y distintivos que resultan en diferencias creativas entre pueblos y razas, diferencias que deben redundar en un intercambio de aprendizajes  y no en la mutua exclusión. En tanto que la creencia (y dentro de ella incluimos los principios del Islam y del Iman), como fundamento de la Tradición que servirá de plataforma para todo desarrollo cultural, es una, única e inmodificable ya que no depende del aspecto particular de un pueblo determinado, sino que corresponde al ámbito de la Divina revelación.

La cultura es un rasgo distintivo de un pueblo determinado, en tanto que la creencia es el fundamento único que hermana y universaliza a los pueblos.

Sobre la base de la correcta observancia y respeto a la Traición, es decir, a la creencia, un pueblo puede desarrollar positiva y libremente sus posibilidades particulares y generar culturas enriquecedoras para los pasos de la humanidad en este mundo. Así encontramos hermosos e ilustrativos ejemplos en el mundo del Islam por parte de los Imperios Otomano y  Manden de Sundiata Keita, quienes en base a la Tradición supieron amalgamar diversas culturas y permitir el crecimiento de pueblos diferentes bajo la bandera del Islam. También es apropiado recordar que si bien fueron grandes propulsores del dinamismo cultural de los pueblos, ambos imperios defendieron la creencia contra toda insurgencia tanto desde el exterior como del interior, como fue el caso de los otomanos contra el fermento de la desviación Shiíta y la victoria de Sundiata sobre el hechicero animista Soumaro.

En Jurisprudencia Islámica se emplea el término al-‘Urf para designar las costumbres culturales autóctonas que sin suponer una contradicción evidente a la creencia, constituyen una fuente de enriquecimiento que de acuerdo con la Tradición colabora en el crecimiento de los pueblos.

En el ámbito Islámico esto se ha patentizado a través del arte, la arquitectura, la literatura, la música, las ciencias, etc… Sin embargo, debemos ser cuidadosos al momento de considerar nuestras lecturas de los diversos grupos que han surgido como alternativas de una misma forma religiosa, ya que la mayor parte de las veces estas alternativas suponen un peligro contra la claridad indudable de la creencia. Los sabios de Ahl as-Sunnah wal-Yama’ah son quienes se han encargado de establecer los lineamientos fundamentales sobre los que se erige la experiencia tradicional del Islam. Alternativas como el salafismo, el wahabismo, el shiísmo, el ismailísmo , y demás tendencias innovadoras suponen una subversión de la creencia (‘aquida) original.

En Raíces y Sabiduría nos hemos propuesto por un lado difundir las manifestaciones culturales generadas desde el mundo Islámico tanto en el pasado como en la actualidad y brindar información acerca de la Sabiduría Tradicional de Ahl as-Sunnah wal-Yama’ah.

Islam es un sistema de vida completo, vasto y enriquecedor. Los modelos de conducta que guían nuestros pasos tanto en el interior como en el exterior son nuestro Sagrado Profeta Muhammad (asws) y sus nobles Sahaba. Por esto decimos que no somos ni salafis, ni wahhabis, ni shiítas; somos Musulmanes Sunnis, es decir, aferrados a la Sunnah (Tradición) de nuestro amado Profeta (asws), cosa que por un lado no excluye para nada los colores culturales de los pueblos sino que los integra (ya que no podemos exigir una homogenización cultural cuando en el mismo Qur’an se niega), pero que sin embargo denuncia y expone las mutaciones innecesarias que se operan sobre la creencia.

Conocer nuestra historia, construir y mantener una identidad tradicional, enriquecernos de las manifestaciones propias de la cultura, allanarán nuestro camino “consciente” hacia la Divina Presencia.

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