Los enemigos del Islam están desempolvando sus
viejas armas: el ataque sobre las ideas islámicas. Los llamados patriotas
'musulmanes americanos' y los 'intelectuales modernos musulmanes' están siendo
instrumentalizados para sacar adelante una variedad de Islam alienígena,
abstracto, secularizado y apolítico, hecho a la propia imagen de América y de
Occidente.
Junto con los gobernantes traidores musulmanes,
estos 'intelectuales' están colaborando con Occidente, para corromper y restructurar
el Islam. Afirman que mientras el Islam es excelente como religión espiritual,
su sistema de vida sin embargo, ya no es 'válido' para ser implantado hoy en
día. Esta gente olvida que Allah (s.t.) ha enviado a Muhammad (s.a.s.) con el
Islam para que sea el Dîn (modo de vida) de toda la humanidad hasta el Día del
Juicio. Sus objetivos son engendrar una Umma más sumisa, erradicar cualquier
conciencia política, remover la naturaleza política de la 'aqida islámica, y
eliminar el hecho de que el Islam tiene su estructura política peculiar junto
con su propio estilo de vida.
A diferencia de la confrontación contra el
comunismo, focalizado sobre el Kremlin y la antigua Unión Soviética, esta
cruzada occidental tiene como objetivo tanto el ataque ideológico sobre el
Islam así como el ataque físico a los musulmanes. El resultado es el ataque
físico a los musulmanes con total arrogancia y desprecio allá donde Occidente
tenga intereses económicos, y a la vez manipular constantemente a la opinión
pública internacional para indisponerla contra los musulmanes. Por otro lado,
el comunismo en sí mismo nunca fue una amenaza para el capitalismo, y por tanto
nunca hubo una necesidad real de deformar su ideología. El peligro para
Occidente provenía del Kremlin y del liderazgo soviético; en contraste a esto,
mientras los traidores gobernantes musulmanes no constituyen ningún peligro
para Occidente, el Islam en sí mismo sí es una amenaza para la codicia y
crueldad occidental, y por tanto, para esclavizar a los musulmanes el Islam
debe ser o bien destruido o corrompido.
El Islam posee una 'aqida que contiene tanto
aspectos espirituales como sociales, revelados por Allah (s.t.) para regular
tanto las relaciones del ser humano con su Creador como las relaciones
interpersonales de los seres humanos y las relaciones sociales, económicas y
políticas derivadas de la vida aquí y ahora, y por tanto el Islam no puede ser
relegado como una 'religión' enfocada exclusivamente a los aspectos
relacionados con la próxima vida, sino que el Islam fue revelado también para
estructurar las relaciones del ser humano con el resto de la creación, es decir
su existencia temporal. Islam y vida no pueden disociarse. Muhammad (s.a.s.)
pasó diez años de los 23 en que realizó su función profética, dedicado a
legislar, estableciendo y consolidando una sociedad islámica, definiendo su estructura
y función. Ser musulmán significa vivir y encargarse de los asuntos de la Umma
según el Islam exclusivamente. Allah (s.t.) ata y une el acto de legislar y
juzgar en los asuntos de la vida diaria directamente al îmân del ser humano
(Sura An-Nisa: 65).
Después de la muerte del Profeta (s.a.s.) los
primeros califas se encargaron de implantar el Islam legislando y juzgando
exclusivamente acorde al mismo. Ibn al Yauzi transmite un relato de Umar bin
al-Jattab (r.a.) donde dice: "Por
Allah, que no os envío mis gobernantes para que os maltraten o extorsionen
vuestras propiedades; os los envío para
que os instruyan en el Din y sus leyes; si alguien sufre de lo contrario,
debo ser informado; por Allah, que cesaré a aquel que lo cometa."
Contrasta esta actitud con la barbarie y tiranía de los llamados 'gobernantes'
actuales.
Lo que muchos musulmanes no se percatan, pero que
está claro para los enemigos, es que el Islam también posee una metodología
legislativa, y por tanto Allah (s.t.) no solo requiere de nosotros el Salat,
sino que también detalla como hay que hacer el Salat; similarmente, cuando
Allah (s.t.) nos ordena implantar el Islam, Allah (s.t.) nos envía un profeta
(s.a.s.) que nos describe como (tariqa)
hacerlo. Es necesaria esta tariqa del Islam que los kufar tienen por objetivo
el destruirla. En los primeros días de la guerra de Afganistán, el antiguo asesor
del secretario de estado de la administración Clinton, James Rubin,
menospreciaba esta tariqa, denominándola 'Edad de Piedra'. Sus insultos a los
musulmanes fueron recogidos en el diario Independent Newspaper (Londres)
14/10/01, titulado, 'James Rubin: el resentimiento de los musulmanes hacia
Occidente desaparecerá cuando sean libres y estén alimentados',
afirmaba, más adelante proseguía, "...
¿realmente queréis vivir en la Tierra de Bin Laden, un califato de la Edad Media islámica, sin derechos, ni economía, ni
futuro? estoy seguro de que la respuesta será no." En contraste a
este punto de vista tergiversado de Rubin, el orientalista Bernad Lewis,
escribe en su libro '¿Qué fue mal?', "Islam representó el mayor poder
militar en la tierra, sus ejércitos al mismo tiempo se expandían por Europa,
África y China. Era el poder económico más próspero en el mundo...había
alcanzado el mayor desarrollo en la historia de la humanidad, en las artes y
ciencias de la civilización...".
El odio de Rubin hacia el Islam le hace olvidar como
sus propios antepasados judíos, en el siglo XVIII, buscaron y encontraron
cobijo, derechos y un sistema económico que les trajo prosperidad bajo el
califato islámico, en un tiempo en el que los judíos no tenían futuro alguno en
ningún lado y eran masacrados en España y acosados en Europa.
América está intentado endosar la sucia etiqueta de
terrorismo a aquellos que luchan pacíficamente por el retorno del Islam y el
califato. Al mismo tiempo, América financia a los auténticos terroristas en
nuestras tierras, los dictadores asesinos, quienes han torturado y asesinado a
miles de musulmanes cuyo único 'crimen' ha sido llamar para la restauración del
Islam.
De forma similar Occidente ataca las leyes que
protegen la Umma, específicamente el Yihad, obligación de los musulmanes tal
como Allah (s.t.) ordena en el Corán (Sura At-Tauba: 14-15). El yihad es
demonizado porque es el motor que anima a la Umma a levantarse una y otra vez
contra la codicia de América y de los judíos. El Yihad nada tiene que ver con
terrorismo, ni con la crueldad, ni con las conquistas materiales ni con el robo
de los recursos, sino que su función es proteger nuestro Dîn, nuestro honor,
nuestras tierras y nuestra Umma.
Como resultado de sus esfuerzos por erradicar la
tariqa, en vez de ser gobernados por un Emir de los Mu'minin para todos los
musulmanes, tenemos más de 50 déspotas con variable grado de tiranía gobernando
y oprimiendo a una Umma oprimida. En vez de juzgar y legislar acorde al Islam,
legislamos y juzgamos por constituciones corruptas hechas por el hombre bajo
los dictados de los kuffars y los taghut (los poderes faraónicos).
Nuestros líderes corruptos y los intelectuales
occidentalizados están corrompiendo el Islam a la imagen de América/Occidente,
secularizándolo y despolitizándolo. Sus objetivos son corromper y confundir,
hacer dudar a la Umma mientras que los kuffar siguen adelante con sus planes.
Esta gente debiera avergonzarse de llamarse a sí
mismos musulmanes, puesto que hasta los orientalistas ven claramente la
naturaleza política del Islam. Bernard Lewis en el Atlantic Monthly (US),
Febrero 1993 señala que, "La
separación de iglesia y estado en las sociedades occidentales no
se refleja en una separación entre mezquita y estado dentro del Islam. La
mezquita, en el corazón de muchos musulmanes, es el estado. Y la representación
del estado a menudo aparece en la figura del gobernador mismo, visto como Amir
al-Mu'minin (príncipe de los musulmanes), el califa, sultán..."
Islam es un sistema de vida revelado a la humanidad,
como don otorgado a la misma, que perdurará hasta el día final. El Islam ha
engendrado una civilización que no ha tenido paralelo alguno en la historia de
la humanidad. Bernad Lewis señala, "Por
el contrario, el Islam creó una
civilización mundial, multiétnica, multirracial, internacional, podría decirse
que intercontinental."
La ideología capitalista no ha de ser combatida con
bombas sino con la ideas del Islam: esta es la más poderosa y definitiva
respuesta al kufr y al taghut (los poderes faraónicos). El deber de la Umma y
la solución a sus problemas reside en la reimplantación del Islam en la vida, y
esto es un deber que recae en cada uno de nosotros, el camino a través del cual
debe ser hecho reside en la tariqa del Islam.
¿Acaso no era Rasûlullah (s.a.s.) nuestro ejemplo, y
no somos nosotros la Umma de Muhammad (s.a.s.)?. Los musulmanes no temen a
nadie más que a Allah (s.t.).
Fuente: Hamza Abdul Mu'iz (Abu Yahya)
Khilafah.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario