Bismillahi
Rahmani Rahim
La historia de los últimos 150
años en el mundo islámico ha sido desafortunadamente escrita por nuevas
generaciones desprovistas de criterio tradicional e imbuidas del espíritu
disolvente que orientalistas y misioneros occidentales dieron en enseñar generando
eruditos insensatos y peligrosos. Se escribió desde la disgregación del
Califato Otomano, surgiendo movimientos de reforma que intentaban reformular la
vivencia islámica desde los parámetros que el colonialismo europeo imponía
subrepticiamente. Se olvido el sentido y la esencia de Ummah, se crearon
partidos políticos, democráticos, nacionalistas, se arguyó en pos de
supremacías raciales, se adoptaron ideas liberales y en casos extremos
surgieron fundamentalismos acéfalos que buscaban contrarrestar con lecturas
apasionadamente violentas el avance 'progresista' de las ideas foráneas en los
ámbitos del Islam. Cabe señalar que todas estas reconfiguraciones a las que se
sometía al Islam, por los mismos musulmanes, fueron vilmente organizadas y
promovidas desde los mismos enemigos del Islam que se habían encargado de
derribar los fundamentos del Califato, único gobierno centralizador y
tradicional que mantenía unida a la Comunidad Islámica.
Brevemente nos remitiremos a
una parte de nuestra historia que debe ser conocida y que debemos tener
presente para construir nuestra identidad islámica de manera apropiada. Como ha
dicho un gran wali de Allah, Sheykh Abdul Kerim al-Hakkani (ra): "El que no conoce su historia es incapaz
de entender los hadices y el Qur'an".
Sultán Abdul Hamid II nació el
21 de septiembre de 1842. Fue el hijo de Sultán Abdul Mayid. Su madre falleció
cuando tenía siete años. Abdul Hamid hablaba turco, árabe y persa, y estudió
numerosos libros de literatura y poesía. Como todos los sultanes otomanos fue
un gran wali de Allah reconocido por su piedad, humildad y austeridad.
Cuando murió su padre, lo
sucedió en el Califato su tío, Abdul Aziz Khan. Por aquel entonces las
conspiraciones contra el califato se habían acrecentado considerablemente hasta
el punto de que Sultán Abdul Aziz muere asesinado.
Es entonces, el 31 de agosto de
1876 (1293 H), que Sultán Abdul Hamid recibe el Califato a la edad de 34 años.
Habría de invertir más de treinta años afrontando conspiraciones tanto
interiores como exteriores, guerras, revoluciones y cambios constantes que
atentaban contra el estado Islámico y buscaban su disolución.
Abdul Hamid supo ver que la
única esperanza para los Musulmanes frente a la amenaza occidental era
fortalecer la Unidad Islámica. Comprendió que las potencias occidentales
(Francia, Inglaterra, el movimiento Sionista) intentaban separar el estado
Islámico para luego tratar separadamente con cada parte, poniendo en práctica
el conocido dicho (que les ha sido muy útil) "divide y gobernarás". Abdul Hamid llegó a entender que
la única manera de afrontar esto era mediante la Unidad Islámica bajo el
liderazgo del Califato Otomano, forma de gobierno que gozaba de la divina
aceptación desde hacía ya 700 años de esplendor.
Abdul Hamid necesitaba algo
poderoso que despertara los sentimientos de hermandad en los corazones de los
Musulmanes alrededor del mundo Islámico. Uno de los recursos más efectivos para
llevar a la práctica su idea de unidad fue el establecimiento del ferrocarril
en el Hijaz. La línea iba desde Damasco a Medina, y desde Aqaba a Maan, y
simbolizaba la Unidad Islámica, sobre todo porque los musulmanes que solían
hacer la peregrinación, y se servían del ferrocarril como facilidad de acceso,
sintieron que el Califa quería acercarlos a él. Así fue como se comenzó a
sentir gratitud y aprecio por el Estado Otomano. Fue así como el ferrocarril
funcionó como una importante herramienta para conectar las partes del estado
Islámico. Abdul Hamid también emprendió una campaña para difundir la idea de la
unidad islámica dando apoyo a las regiones del sur de Rusia, India, Pakistán y África.
Extendió invitaciones a eruditos musulmanes de Indonesia, África e India para
que acudieran al Estado Otomano y estableció un programa para construir
mezquitas e instituciones islámicas por todo el mundo musulmán. Construyó baños
públicos, mercados y hospitales en el Cairo, Damasco, Sana, Bagdad y otras
ciudades islámicas. También trabajó denodadamente en el desarrollo del sistema
educativo.
Sin embargo, el colmillo occidental
reaccionó rápidamente y financió al bey de Túnez para que iniciara un
levantamiento contra el Califato en 1877, y así se hizo. En 1881 Francia ocupó
Túnez y en 1882 Inglaterra hizo lo mismo en Egipto. Más tarde Holanda invadió
Indonesia, Rusia invadió el Asia Central, Inglaterra se expandió aún más en
India y en Sudán. Lo mismo sucedió con la pérdida de Bosnia y Grecia, a raíz de
traiciones interiores hechas al Califa. Las minorías de no musulmanes, que
gozaban de privilegios dentro del estado Otomano, fueron utilizadas por el
Occidente para generar problemas e inestabilidad, especialmente los ciudadanos
cristianos del estado. Los estados occidentales siempre intentaron interferir
en la política doméstica otomana bajo la excusa de "proteger a las minorías".
También subvencionaron campañas de prédica cristiana en el mundo islámico mediante
la construcción de iglesias y escuelas. El objetivo era alejar a los musulmanes
del Islam y difundir hábitos e ideas sociales anti-islámicas. Numerosas
imprentas fueron establecidas por la misma razón, para envenenar las mentes de
los musulmanes y difundir ideas destructivas que crearan el desentendimiento
entre ellos. El occidente financió a los armenios promoviendo una sublevación
contra el estado Otomano. Inglaterra ayudó a los drusos y Francia a los
maronitas en Líbano, y ambos se embarcaron en una gran batalla que fue resuelta
por la interferencia del ejército otomano. Este tiempo fue una batalla
constante entre las conspiraciones del occidente y la defensa de Sultán Abdul
Hamid y el resto de los creyentes musulmanes.
A finales del siglo XIX y
comienzos del XX, aparece en la escena europea un pujante movimiento Sionista
con claras intenciones de forjar un programa de dominación sirviéndose de las
potencias colonialistas. El único escollo que podía servirles de obstáculo era
por aquel entonces el Califato Otomano de la mano poderosa de Sultán Abdul
Hamid Khan.
En 1901, el banquero judío
Mizray Qrasow y dos líderes sionistas de cierta influencia acuden a visitar al
Sultán. Le ofrecen lo siguiente:
1.
Pagar todas las deudas del estado Otomano.
2.
La creación de una armada naval para el estado Otomano.
3.
35 millones de liras de oro sin intereses para apoyar la prosperidad del estado
Otomano.
A cambio de:
1.
Que se permita a los Judíos visitar Palestina siempre que les plazca, y permanecer
cuanto ellos quieran para "visitar los lugares sagrados".
2.
Permitir a los Judíos crear asentamientos permanentes donde vivir,
localizándolos cerca de Jerusalén.
Abdul Hamid rechazó el siquiera
encontrarse con ellos; les envió una respuesta mediante Tahsin Pasha que decía:
"Dile
a esos judíos descorteses que las deudas del estado Otomano no son una
vergüenza (de hecho, cuando Abdul Hamid llegó al poder la deuda era de 2.528
millones de liras de oro otomanas, y cuando fue removido del poder eran
solamente de 106 millones de liras. Los Jóvenes Turcos, usurpadores del poder
califal, la elevaron nuevamente al 1.300 %). Jerusalén se volvió una parte de
la tierra Islámica cuando Umar ibn al-Jattab tomó la ciudad y yo no voy a
cargar con la vergüenza histórica de vender las tierras sagradas a los judíos
traicionando así la responsabilidad y la confianza de mi gente. ¡Que los judíos
se queden con su dinero!, los Otomanos no se esconderán en castillos construidos
con el dinero de los enemigos del Islam".
Les pidió que se fueran y que
no regresaran más. Con los Sionistas en el juego el set estaba completo, y el
comienzo del final del estado Otomano estaba cerca de empezar. El dinero judío
era un recurso importante para financiar la destrucción del estado Otomano y la
construcción de un estado Sionista en Palestina, estado que los judíos deseaban
de tan mala manera que estaban dispuestos a arriesgarlo todo para conseguirlo.
Los Judíos no se dieron por
vencidos con Abdul Hamid. Luego, en el mismo año, 1901, el fundador del
movimiento Sionista, Theodorl Hertzl, visitó Estambul e intentó encontrarse con
Abdul Hamid. El Sultán se negó a encontrarse con él y le dijo al Jefe de
Asuntos Ministeriales: "Aconséjele
al Dr. Herztl que no de ni siquiera un paso en su proyecto. No voy a entregar
ni un puñado de polvo de esta tierra ya que no es mi propiedad, sino que
pertenece a toda la Nación Islámica. La Nación Islámica que ha luchado en Yihad
por la causa de esta tierra y que la ha empapado con su sangre. Los judíos se
pueden guardar su dinero y millones. Si algún día el Califato del Islam es destruido,
entonces serán capaces de tomar Palestina sin un precio. Pero mientras yo viva,
preferiría clavar un espada en mi cuerpo que ver separada la tierra de
Palestina y quitada del estado Islámico. Esto es algo que no ocurrirá; no
cortaré nuestros propios cuerpos mientras tengamos vida". ¡Poderosas
palabras las de nuestro amado Sultán! Sin embargo, luego de esto, los Sionistas
se volvieron a los ingleses para hacer sus sueños realidad.
Los ingleses y los franceses
estaban listos para acabar con el Califato Otomano, sin embargo la palabra
"Yihad" aún era lo suficientemente poderosa para hacer temblar a toda
Europa.
Fue entonces cuando los
ingleses decidieron emplear su política interna más importante, divide y
conquistarás. Así comenzaron a apoyar a grupos nuevos disidentes tales como los
Jóvenes Turcos y los Jóvenes Árabes, grupos impregnados de ideas seculares y
europeizantes. Cuando los Jóvenes Turcos cobraron poder dentro del estado
Otomano, Inglaterra ya no tuvo que hacer más nada. Los Jóvenes Turcos
comenzaron a difundir una arenga nacionalista y perjudicial entre los
ciudadanos turcos del estado Islámico. En correspondencia los árabes, armenios,
kurdos y demás razas desarrollaron sus propias ramas nacionales. La gente se
empezó a sentir parte de sus razas y no una parte del estado, y ese fue el
comienzo del final del Califato Islámico. Más tarde, durante la Primera Guerra
Mundial, los árabes colaboraron con Inglaterra y con Francia y se sublevaron
contra el Imperio Otomano. Luego fueron traicionados, y los ingleses y
franceses invadieron sin impedimentos la zona.
Finalmente, el 27 de abril de
1909, los 240 miembros del senado, bajo la presión desmedida de los
Nacionalistas Jóvenes Turcos, asintieron en remover a Sultán Abdul Hamid del
poder. Se cerraba una parte importante del esplendor Islámico en el mundo.
Acerca del movimiento de los Jóvenes
Turcos reseñaremos lo siguiente:
En diciembre de 1686, más de
trescientas familias se convirtieron al Islam en Salónica. Como Shabtai y otros
Marranos, ellos continuaron prestando servicio secreto a los Judíos y
observando ciertas costumbres judías en el hogar.
Este fue el origen del grupo
más importante, numérica e históricamente hablando, de Marranos Islámicos. Los
creyentes musulmanes llamaban a estos judíos ocultos 'doenmehs', los
renegados... Con los años, el movimiento 'doenmeh' se estableció firmemente en
Asia Menor. En el siglo XIX, se estimaba que la secta tenía alrededor de veinte
mil miembros. Salónica fue su sitio principal hasta que se volvió griega en
1913. En tanto que la comunidad judía permaneció allí bajo el gobierno griego,
los 'doenmehs' se mudaron a Estambul.
En Salónica, durante los
tempranos días del movimiento, los 'doenmehs' proclamaron los diez mandamientos
"de nuestro Señor Rey y Mesías Shabtai Zvi". Estos aún continúan
formando parte del credo en los 'doenmehs' sobrevivientes de nuestro tiempo:
Me
adheriré meticulosamente a las costumbres de los Turcos así no levanto sus
sospechas.
No
sólo que observaré el Ayuno de Ramadán sino que también lo haré con las demás
costumbres islámicas que se observan públicamente.
No
contraeré matrimonio en el interior de una familia musulmana ni mantendré con
ellos ninguna relación íntima, ya que para nosotros son una abominación,
especialmente sus mujeres.
De tiempo en tiempo, los gobernadores
turcos de Salónica que recibían quejas acerca de la secta por parte de los
religiosos musulmanes, intentaban investigar la extraña existencia de los
'doenmehs'. Su espíritu de clan, su negación a inmiscuirse con familias
musulmanas, y sus restricciones maritales se volvieron un hecho muy conocido,
difícil de ocultar entre la mayor parte de gente entre la que vivieron durante
generaciones. Socialmente parecían impenetrables, en tanto que en sus prácticas
religiosas islámicas estaban más allá de todo reproche. De hecho, hasta parecían
incluso más devotos que los musulmanes y más sinceros adoradores de Allah que
el resto de la comunidad. Ayunaban en Ramadán, y sus líderes y adherentes
fueron encontrados entre los peregrinos a Mecca. Es bien sabido que en el siglo
XVII, Joseph Zvi, uno de los cercanos seguidores de Shabtai Zvi perteneciente a
su círculo interno, murió camino a Mecca en peregrinación, y el día de su
muerte aún se sigue conmemorando.
La sublevación de los Jóvenes
Turcos en 1908 contra el régimen de Sultán Abdul Hamid fue iniciado por los
intelectuales de Salónica. Desde allí se originó la demanda de un régimen
constitucional contrario a la ley Islámica e impregnada de ideas liberales.
Entre los líderes de la revolución que resultó en la nefasta modernización del
gobierno en Turquía estaban Djavid Bey y Mustafa Kemal. Ambos eran ardientes
'doenmehs'. Djavid Bey se convirtió en ministro de finanzas y Mustafa Kemal en
el líder del nuevo régimen adoptando el nombre de Ataturk. Muchos de los Jóvenes
Turcos en el nuevo gabinete formado luego de la sublevación rezaban a Allah,
pero tenían como profeta real a Shabtai Zvi, el mesías de Esmirna.
Sirvan estas notas a la
reflexión y el recuerdo.
Sultán Abdul Hamid Khan fue el
último gran héroe del Islam que enarbolo victoriosamente la sagrada bandera del
Profeta Muhammad (asws) con total responsabilidad y sin temor en su defensa de
la Verdad.
Humildemente pedimos a todo
lector musulmán que recite un Fatiha por el alma de Sultán Abdul Hamid y de los
musulmanes que dedicaron sus vidas por el bien del Islam y de la entera
Comunidad Islámica.
Wa min Allahu Tawfiq.
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