El Sionismo es un movimiento
específico del pueblo hebreo, cuyo
objetivo no es la vuelta de los judíos dispersos a la Tierra Prometida, como
suele creerse en los medios árabes y occidentales. Por el contrario, los
objetivos del Sionismo son mucho más amplios, y hasta cierto punto contradicen
la creencia anterior. Ello nos obliga a hacer las siguientes puntualizaciones:
1) El Sionismo es un movimiento
y no un partido político. Por lo tanto, agrupa a hombres de distintas
tendencias, unidos en función de una serie de objetivos comunes, pero discrepantes
a veces en la manera de alcanzarlos. A lo largo de la Historia encontramos a
sionistas de tendencias liberales, como David Ricardo, y Juan Alvarez
Mendizábal; de tendencias conservadoras, como Benjamín Disraeli; de tendencias
republicanas, como Michel Debré y Henry Kissinger; de tendencias socialistas,
como Carlos Marx, Moses Hess, Víctor Adler, León Blum, Jules Moch, Pierre
Mendes France y Bruno Kreisky; y de tendencias comunistas, como León Trotski,
Rosa Luxemburgo, Bela Kun, Matyas Rakosi, Walter Ulbricht, Yuri Andropov y el
general Jaruzelski.
2) El Sionismo es un movimiento
específico del pueblo hebreo, y como tal suele adoptar formas racistas (ya
veremos en su momento que el mismo Marx era racista). Este racismo se apoya
originalmente en la Biblia, aunque ha sido desarrollado por el Talmud y la
Kábala. No debemos dejarnos engañar por la decisión tomada a principios de 1985
por el gobierno israelita de evacuar a los hambrientos judíos falashas de
Abisi-nia, pues los negros convertidos al judaísmo, siempre han chocado con
dificultades para establecerse en Israel. Los falashas, si es que finalmente se
quedan, se transformarán en fieles trabajadores no especializados, que
desplazarán a los asalariados árabes de las empresas israelitas. Los falashas
servirán también como clases de tropa de policía para atacar a los mismos
árabes.
3) El Sionismo no desea que
todos los judíos se conviertan en ciudadanos del Estado de Israel. Esto sólo
cuenta para los judíos pobres, y más concretamente para los de Asia y África.
Si todos los judíos emigraran a Palestina, el Sionismo perdería gran parte o
incluso todo el poder que actualmente detenta en Estados Unidos, Inglaterra,
Francia y Rusia. El judío Andropov, durante el tiempo que ha ocupado el mando supremo
en Moscú, no ha permitido emigrar a Israel más que a matrimonios de jubilados y
algunos obreros sin especializar.
4) El Sionismo no ve en el
Estado de Israel más que un Hogar Hebreo, apto para recibir desheredados y
también para servir de punto de apoyo en sus planes imperialistas sobre una
zona sumamente estratégica, donde se hallan el canal de Suez y los ricos
yacimientos petrolíferos de Oriente Medio. Pero no se trata de un Hogar Hebreo
único, pues los sionistas crearon hace tiempo otro en la Tartaria Oriental
dependiente de Rusia. Tiene la categoría de región autónoma, su nombre ruso es
Ewreskaia y su capital está en Birobidzhan. Los sionistas han elaborado
igualmente planes, a veces abandonados pero nunca olvidados, para crear otros
Hogares en sitios como Gibraltar, Malta, Uganda, Madagascar y Argentina-Chile.
Este último, denominado Andinia, abarcaría toda la Patagonia desde el río
Chubut más la Tierra del Fuego y las Malvinas, oportunamente cedidas por
Inglaterra, que ya cedió en su momento Palestina. Debemos tener en cuenta que
la política de Gibraltar y Malta la llevan dos judíos sionistas, Jossua Hassan
y Dom Mintoff, convenientemente apoyados por la Masonería inglesa, a la cual
ambos están afiliados.
5) El Sionismo se propone
extender aún más su influencia en Oriente Medio con la formación del Gran
Israel, que debe llegar desde el Éufrates hasta el Nilo, como declaró en un
discurso David Ben Gurión en 1956. Estas dimensiones se basan en una supuesta promesa
hecha por Dios al patriarca Abraham, que efectivamente aparece en el libro del
Génesis, pero que sin duda constituye una interpolación apócrifa realizada por
la escuela de Ezra, en el siglo V antes de J.C. Ezra fue precisamente autor de
una ley prohibiendo a los judíos casarse con mujeres de otras razas.
6) El Sionismo busca el dominio
total del mundo por medios de infiltración política, colocando hombres clave en
puestos clave, y de control económico, a través de sus empresas
multinacionales. Hoy día, todas las grandes empresas capitalistas, salvo
rarísimas excepciones, pertenecen a clanes judíos o están mediatizadas por
ellos. Entre las excepciones no debemos contar a la famosa constructora de
automóviles Ford, cuyo fundador Henry Ford denunció sin embargo el peligro
sionista en los años 20 (más tarde tuvo que doblegarse y desmentir sus
afirmaciones anteriores). El primer delegado americano en la Ford española, al
finalizar el período franquista, fue precisamente un judío, Carl Levy. En 1984,
el judío Abraham Katz presidía en Nueva York la organización US Council for
International Business.
7) El Sionismo se sirve para
sus fines, en gran medida, de la Masonería. Aunque ésta era al principio una
asociación genuinamente europea (a la que debemos nuestras hermosas catedrales)
que hacía jurar a sus iniciados sobre el Evangelio de San Juan y que no admitía
judíos, sus ritos actuales proceden de la Kábala hebrea y sus jefes ocultos son
miembros del Gran Sanhedrín Mundial. La judaización de la Masonería se inició a
principios del siglo XVIII con la fundación de la Gran Logia de Inglaterra.
Casi todos los primeros ministros de Inglaterra, así como casi todos los
presidentes de Estados Unidos y Méjico, han sido y son masones.
8) El Sionismo cuenta con una
rama masónica especial, reservada exclusivamente para judíos, cuyo nombre es
Beni Berith, transcrito a veces B'nai B'rith, que en hebreo significa Hijos de
la Alianza. Esta organización se creó en Estados Unidos a mediados del siglo
XIX, y a ella han pertenecido algunos intelectuales de renombre como Albert
Einstein y el doctor Freud. Empezó a introducirse en España antes de la muerte
de Franco, que recibió a su gran maestre americano Label Katz. Su jefe actual
en este país es el empresario Max Mazin, miembro del cuadro dirigente de la
CEOE. Otro jefe europeo importante de la Beni Berith es el político socialista
austríaco Bruno Kreisky.
9) El Sionismo está dirigido
por un Gran Sanhedrín, donde se reúnen los jefes judíos de la Masonería y de la
Beni Berith con los representantes del Estado de Israel, de la Alianza
Israelita Universal, del Congreso Mundial Judío, del Gran Kahal de Nueva York,
de la banca Rothschild y de varias empresas multinacionales. Ha sido presidente
del Gran Sanhedrín el judío americano Bernardo Baruch, consejero de todos los
inquilinos de la Casa Blanca desde Wilson hasta Kennedy. A partir de 1940, el
Gran Sanhedrín ha contado también con miembros honoríficos de nacionalidad
soviética como Litwinow, Kaganowicz, Mazurow y Andropow.
Insha'Allah continuaremos develando este movimiento oscurantista...
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