martes, 22 de abril de 2014

Guerreros del Islam: Wang Zi-ping

Bismillahi Rahmani Rahim

La ciencia ética del Islam establece que en el origen de los hábitos, conductas y disposiciones del corazón (Ajlaq) existen una serie de potencias inherentes al ser humano que deben estar templadas para que se manifiesten las virtudes que ennoblecen al hombre y le confieren bellas características de rectitud y honradez.

Una de esas potencias es la Ira (ghádab), que es el aspecto animal del fuero interno de las personas. Cuando esta fuerza es controlada hasta ciertos límites por y en el nafs (ego, individualidad), se convierte en Shaya'a, valentía, la cual impele al hombre a emprender actividades útiles y prácticas. Como ejemplo podemos tomar los combates que libraron los Musulmanes contra los enemigos del Islam cuando estos últimos les doblaban en número y las luchas de los Musulmanes a favor de los oprimidos contra los opresores y tiranos.

Al exceso de esta fuerza se le llama Tahawwur, agresividad. La persona que adolece este temperamento se enojara rápidamente y con frecuencia.

Si esta potencia existe en mengua se le llama Yubn, cobardía. La persona con esta característica es incapaz de emprender aquello que debe hacer.

Esta fuerza templada, la Shaya'a -valentía-, junto a la Sabiduría (hikma), la Justicia ('adala) y la contención (iffa), es el origen de todas las virtudes éticas. Por esto que todo auténtico guerrero del Islam debe ser valiente, sabio, justo y prudente en la consecución de su destino.

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Cada golpe que asesta al enemigo está respaldado por siglos de sabiduría y reflexión. Cada golpe debe contener el poder y la ligereza de los Guerreros del pasado, quienes continúan hasta hoy bendiciendo el campo de batalla. Cada movimiento que realiza honra los movimientos que las generaciones precedentes legaron hasta las presentes a través de la Tradición. (Abdullah Shamil Abu Idris, El Libro del Guerrero)

El Arte Marcial (o Arte de la Guerra) ha estado indisolublemente ligado a la historia sagrada del Islam, y el Yihad (esfuerzo por la Causa de Allah, Combate) ha sido considerado uno de los sostenes fundamentales de la vivencia islámica tanto a nivel individual como comunitario, representando en ambos niveles el expansionismo natural de la Voluntad Divina en acción sobre el hombre y el mundo. Esto convierte al Arte Marcial en una Ciencia Sagrada, siendo también que sus cultores, los Guerreros, logran mediante ella los estados más sublimes y elevados en la Presencia de Allah Todopoderoso. Dice en el Sagrado Qur'an: "No deis por muertos a quienes han entregado sus vidas en el camino de Allah; ellos están vivos y reciben provisión junto a su Señor" (3:169). También es un deber para todo Musulmán el ser su cultor: "¿Contáis acaso con entrar en el Jardín sin que Allah sepa quiénes de vosotros se han esforzado (practicado el Yihad) y quiénes son los perseverantes?" (3:142).

En el Arte Marcial el Guerrero sublimiza su acción, la consagra, lo que lo convierte en Santo, estandarte de la Nobleza espiritual, que es decir: aquel que goza de proximidad en la Presencia Divina.

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El Gran Maestro Wang Zi-ping es uno de esos estandartes de la Corte Divina que continúan bendiciendo con su luminoso ejemplo nuestros campos de batalla.

Wang Zi-ping nació hacia el año 1881 en la provincia china de Hebei, en una población llamada Cangzhou. Esta población estaba compuesta predominantemente por personas de la etnia Hui. En su mayoría los Hui profesan la fe del Islam; aún más, es el único grupo étnico reconocido oficialmente por el gobierno de China cuya identidad tiene una base religiosa y no etno-lingüística.

En aquel entonces se acostumbraba enviar a los niños a estudiar a las mezquitas, ya que la educación privada era demasiado costosa. Fue así que Wang Zi-ping fue iniciado desde muy pequeño en el conocimiento del árabe y de las ciencias islámicas, creciendo en un hogar de estricta observancia islámica y de estricto entorno marcial.

Tanto el padre como el abuelo de Wang Zi-ping fueron reconocidos expertos de las artes marciales. De generación en generación, su familia siempre fue practicante del Wushu, término con que se describen las artes marciales en China. Wang Zi-ping comenzó su entrenamiento de Wushu a los siete años de edad y con el tiempo fue convirtiéndose en un experto en diversas disciplinas como el Chaquan, Huaquan, Pao Chuan, Bajiquan y el Tai Chi Chuan. Desde temprana edad fue sobresaliente su característica de notable fuerza física y espíritu indomable. También estudió la medicina tradicional, arte que ejerció junto a la espiritualidad islámica y la maestría marcial.

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Hacia fines del siglo XIX, entre los años 1898 y 1900, en los últimos tiempos de la dinastía Qing, emerge en la historia del mundo un movimiento guerrero llamado Yi He Quan, cuya participación en sucesos acontecidos por entonces en China se ha dado en conocer en Occidente como el Levantamiento de los Boxers. Este fue un movimiento marcial de corte tradicionalista y anti-imperialista contra la influencia comercial, política, religiosa y tecnológica de potencias foráneas que buscaban reducir a la China de los Qing a sus intereses de poder.

La dinastía Qing había alimentado durante décadas la idea de la «superioridad» del Imperio Chino frente a los foráneos, calificados despectivamente como «bárbaros», pero las graves derrotas de 1840 frente al Reino Unido y de 1895 contra Japón, junto con la intervención militar de Francia y Reino Unido en 1854 (que llegó a invadir y saquear la propia Pekín) mostraban a muchos funcionarios que la ideología de la corte imperial estaba muy alejada de la realidad, y que el atraso tecnológico y económico de China la convertía en presa fácil de las ambiciones extranjeras. No obstante, esta situación también generó un silencioso pero firme rechazo de algunos intelectuales a toda la cultura foránea y a la propia presencia de extranjeros en China, acusando a la corte imperial de debilidad ante esta situación; pronto comenzaron a cundir los rumores sobre crímenes realizados impunemente por los extranjeros, ante los que el sumiso emperador prefería ignorar.

La masiva llegada de misioneros cristianos occidentales tras la derrota china también causó fricciones con la Iglesia católica y con el protestantismo, en tanto los sectores más tradicionalistas los acusaban de trastornar la cultura china y de atentar contra el carácter nacional del país, mientras los chinos que aceptaban tales influencias eran condenados como traidores. En Guizhou, las autoridades locales manifestaron su desconcierto ante la visión de un cardenal católico que era transportado en una litera con la decoración propia de un gobernador regional. Todas estas desconfianzas desembocaron en numerosos brotes de desobediencia civil en gran parte del país a finales del siglo XIX, registrándose agresiones contra extranjeros y contra chinos convertidos al cristianismo.

El levantamiento popular fue impulsado por los Guerreros Yi He Quan, "Los Puños Rectos y Armoniosos".

Los Yi He Quan se atenían a una estricta disciplina que incluía entrenamiento en artes marciales, dieta rigurosa y oración, la cual los convertía en una especie de combatientes místicos inexorables. En "Los orígenes de la Guerra de los Boxers: Un estudio multinacional", Lanxiu Xiang nos cuenta que los Yi He Quan tenían la firme convicción de que los espíritus de miles de mártires caídos en batalla descenderían de los Cielos y los asistirían en la tarea de purificar China de las influencias disolventes extranjeras.

Para poder derribar el levantamiento de los Yi He Quan y derrotarlos fue necesaria la confluencia de las ocho naciones que por aquel entonces tenían sus intereses fijados sobre la China de la dinastía Qing: Reino Unido, Rusia, Japón, Francia, Estados Unidos, Alemania, Italia y el Imperio Astro-húngaro.

A temprana edad Wang Zi-ping formó parte de los Puños Rectos y Armoniosos, brindando su increíble energía física y espiritual al servicio de la causa tradicional anti-imperialista.

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Hacia el año 1928 Wang Zi-ping será el líder de la división de Kung Fu Shaolin del Instituto de Artes Marciales, como también será luego vicepresidente de la Asociación China de Wushu.

El Gran Maestro abandonó físicamente este mundo en al año 1973 a la edad de 92 años.


Que Allah Todopoderoso le conceda estaciones elevadas junto a Su Presencia y nos permita seguir nutriéndonos de su ejemplo marcial.

Guerreros Yi He Quan

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