Un
Guerrero siempre combate por la perfección.
Cada golpe que asesta al enemigo está
respaldado por siglos de sabiduría y pensamiento. Cada golpe debe contener el
poder y la ligereza de los Guerreros del pasado, quienes continúan hasta hoy
bendiciendo el campo de batalla. Cada movimiento que realiza honra los
movimientos que las generaciones precedentes legaron hasta los presentes a
través de la Tradición.
El Guerrero sabe que algunos momentos
tienden a repetirse. A menudo encuentra dificultades que ya tuvo que vencer
antes, y acaba encontrándose en una situación difícil, de la que ya tuvo que
salir con honor, y hace que su espíritu se encuentre embarazado: le parece que
todo está repitiéndose y que no hace progresos y que se halla impotente para
seguir adelante. "Ya pasé por esto", se queja a su corazón. "Sí,
ya pasaste por ello", replica su corazón -"Pero nunca lo superaste
completamente". Y de esta forma, el Guerrero se da cuenta de que Allah lo
está probando en Su Sendero Recto enviándole la repetición de la experiencia
con un sólo propósito: enseñarle aquello que no quiso aprender la vez anterior.
Un Guerrero sabe que sus enemigos existen
para probar su fe, su coraje, su perseverancia, su habilidad para tomar
decisiones y su paciencia. Sus enemigos están haciendo que él cumpla su papel y
su deber ante Allah Todopoderoso.
A veces un Guerrero es como la
corriente de agua fluyendo a través de los obstáculos que encuentra a lo largo
de su camino. A veces sucede que la resistencia conduce a una muerte
inevitable, y entonces el Guerrero se adapta a las circunstancias. Sin quejarse
y sin protesta alguna, sigue el curso rocoso serpenteando a lo largo del
desfiladero de la montaña. Y su poder es semejante al del agua, pues nadie ha
sido capaz de aplastarla con el martillo ni cortarla con el cuchillo. La espada
más poderosa de la tierra es incapaz de dejar una herida en su superficie. Las
aguas del río se adaptan a las posibilidades y obstáculos que encuentra a lo
largo de su camino, pero siempre recuerda su objetivo último: el mar. La
corriente más débil se hace fuerte a través de la suma de otras corrientes con
las cuales se va uniendo a lo largo de su camino. Y llega el momento en el que
el poder del río se hace insuperable.
Un Guerrero se encontrará con mucha
gente que tratará de mostrar su peor lado tan pronto tenga una oportunidad. Es
su falta de confianza interior la que tratan de ocultar tras su conducta
beligerante; ocultan su miedo a la soledad tras la máscara de la independencia.
No creen en sus propias capacidades, pero pregonarán en todo rincón sus
virtudes y valores. Un Guerrero ve estas características en muchos hombres y
mujeres a quienes tiene que conocer. Pero nunca cae en la ilusión y nunca
confía en la primera impresión. Pero si lo que quieren es aturdirlo o buscar su
atención, él guardará silencio. El Guerrero aprovechará cualquier oportunidad
para ver sus propios defectos, pues se contempla en los demás como si estos
fueran su propio espejo.
Un Guerrero conoce sus capacidades. No
necesita fanfarronear sobre su talento y sus virtudes. Un Guerrero no malgasta
sus días intentando desempeñar el papel que alguien le ha asignado. Un Guerrero
no hace ningún esfuerzo para parecer lo que no es. ¡Él es tal como es!
Para un Guerrero no existen conceptos
como "mejor" o "peor", pues todo el mundo ante sus ojos ha
sido obsequiado con la posibilidad de seguir el Camino Recto. Pero hay gente
que no está satisfecha con este Camino e intentan herirle, insultarle,
provocarle o llevar a cabo cualquier cosa con tal de volverlo loco. En esos
momentos el corazón le dice al Guerrero: "Deja a un lado el insulto, pues
ello no incrementará tus facultades. Tan solo malgastarás tus energías".
Un Guerrero no desperdicia su tiempo cuando responde a un desafío, pues sabe
que lo que fue prescrito por el Todopoderoso debe ser realizado.
A veces el Guerrero no tiene donde dormir,
nada que comer, ni siquiera armas ni municiones. A veces la enfermedad le abate
y no encuentra asistencia médica. "Todo está bien", piensa,
"Todo ello forma parte de mi trabajo. Nadie me obligó a tomar este camino.
Fue una decisión mía". Estas palabras encierran todo su poder: él eligió
su Camino, y para él no hay nada de lo que quejarse y nadie a quien lamentarse.
Dijo el Profeta (asws): "A quien Allah le desea un bien, le pone a
prueba".
Un Guerrero aprendió hace ya mucho
tiempo que Allah envía la soledad para enseñar al hombre el arte de la vida en
común; que Allah utiliza la cólera para demostrar el infinito valor del mundo y
que Él utiliza el aburrimiento para hacer comprender la importancia del riesgo
y de la falta de egoísmo; que Allah usa el silencio para sugerir cuan de
responsable ha de ser cada palabra; que el cansancio sirve para hacer deleitar
y manifestar el descanso; que la enfermedad sirve para que percibamos la dicha
de una salud plena; que con el fuego Allah nos da la idea del agua, con la
tierra nos enseña qué es el aire y con la muerte Allah nos muestra cuán
importante es la vida.
Un Guerrero no malgastará su tiempo en
criticar las decisiones de otros. Las cosas importantes permanecerán y las
fútiles se desvanecerán. Para creer en tu Camino no hay necesidad de probar que
alguien eligió el sendero incorrecto para sí mismo.
El sabio chino Lao Tsé dijo: "El
camino del Guerrero incluye el respeto hacia todo lo pequeño y frágil. Siempre
intenta atrapar el momento correcto en el que debes dar los pasos apropiados.
Aunque hubieras alcanzado la maestría en el arte del arco, aún así pon atención
en como colocas la flecha y tensas el arco. Al final, el discípulo que se da
cuenta plenamente cuáles son sus necesidades termina siendo más sabio que el
sabio distraído. Concentrar el amor dentro de ti mismo significa felicidad;
concentrar odio conlleva la desazón. Aquel que no puede discernir una
dificultad deja la puerta abierta y da entrada a la calamidad. ¡Una batalla no
tiene nada que ver con una reyerta!".
Un Guerrero nunca acepta algo
inaceptable. El Guerrero sabe que las palabras más importantes en todas las
lenguas son las más cortas, Allah, Sí, Vida. Estas palabras, fáciles de
pronunciar, llenan vastos espacios. Pero aún hay otra palabra, también corta,
pero difícil de pronunciar para mucha gente: esta palabra es "no".
Aquel que nunca dice "no" piensa que es magnánimo, bien educado, pues
esta palabra tiene fama de ser dicha por aquellos que son egoístas, materialistas
y poco espirituales. Pero el Guerrero nunca cae en esa trampa. Hay momentos en
la vida en los que se dice "sí" a los demás, mientras que se dice
"no" a sí mismo, y es por ello por lo que los labios del Guerrero
nunca pronunciarán el "sí" cuando su corazón dice "no".
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