sábado, 14 de diciembre de 2013

La Oración: medicina para las aflicciones

Bismillahi Rahmani Rahim

"Hazrat Hudayfa (ra) dijo que siempre que al Profeta (asws) le ocurría alguna dificultad, en primer lugar recurría al salat" (Transmitido por Ahmad y Abu Daud)

El salat es una gran bendición de Allah. Recurrir al salat en momentos de preocupación es apresurarse hacia Su misericordia, y cuando la misericordia de Allah llega al rescate, no permanecerá rastro alguno de preocupación. Hay muchas tradiciones concernientes a esta práctica del bendito Profeta (asws). Similar era la práctica de sus compañeros, que le seguían hasta en el más mínimo detalle. Hazrat Abu Darda (ra) dijo: "Siempre que soplaba un viento fuerte, inmediatamente el Profeta (asws) entraba a la mezquita y no la abandonaban hasta que el viento no hubiese pasado". De igual modo, al momento de un eclipse solar o lunar, el Profeta (asws) en primer lugar ofrecía salat. Hazrat Suhaib (ra) fue informado por el Profeta (asws) de que los anteriores Mensajeros de Allah (as) también solían recurrir al salat en todas las adversidades.

Hazrat Ibn Abbas (ra) estaba cierta vez en viaje. En camino recibió la noticia de que su hijo había muerto. Se bajó de su camello y ofreció dos rakaats de salat, permaneciendo en Tashahhud durante un largo tiempo. Luego recito: 'Inna lillahi wa innallaihi rayiun', y dijo: "He hecho lo que Allah nos ha ordenado hacer en Su Libro Sagrado: 'Buscad la ayuda de Allah mediante la paciencia y el salat (2:45)'".

Se narra de él otra historia similar. Estaba de viaje cuando recibió la noticia de que su hermano Quzum había muerto. Descendió de su camello a un lado del camino, realizó dos rakaats de salat y estuvo un buen rato rezando en Tashahhud. Luego de concluir su salat montó a su camello recitando el siguiente verso del Sagrado Qur'an: "Buscad la ayuda de Allah mediante la paciencia y el salat, porque este no es un peso para los humildes" (2:45).

Aún hay otra historia acerca de él. Escuchando de la muerte de una esposa del bendito Profeta (asws), cayó postrado. Cuando alguien le preguntó la razón, dijo: "Nuestro querido Profeta (asws) nos ha enseñado a postrarnos (en salat) siempre que nos caiga una calamidad. ¿Qué calamidad puede ser mayor que la muerte de una Ummul-Mu'minin?".

Cuando Hazrat Ubadah (ra) estaba cerca de dar su último aliento, dijo a la gente a su alrededor: "Os prohíbo a todos que lloréis por mí. Cuando mi alma parta os pido que hagáis wudhu, observando cada una de sus partes, y que os dirijáis a la mezquita y recéis por mi perdón, porque nuestro Señor Misericordioso nos ha encomendado 'buscar ayuda mediante la paciencia y el salat'. Luego hacedme reposar en el hueco de mi tumba".

Hazrat Nadhr (ra) narró: "Una vez, durante el día en Medina, se puso todo muy oscuro. Rápidamente fui hacia Hazrat Anas (ra) para saber si alguna vez él ya había experimentado algo similar durante la vida del bendito Profeta (asws). Me dijo: '¡Masha'Allah! En el transcurso de aquellos días benditos, cuando el viento soplaba con fuerza, nos apresurábamos hacia la mezquita (a rezar) ya que podría ser la aproximación del Ultimo Día'".

Hazrat Abdullah Ibn Salam (ra) narró que siempre que los miembros de la familia del Profeta (asws) se sentían oprimidos de algún modo, el Profeta (asws) les encomendaba hacer salat y que recitaran los versos siguientes del Sagrado Qur'an: "Ordena a tu gente el salat y persevera en él. No te pedimos sustento, Nosotros te sustentamos a ti. Y el buen fin pertenece al temor (de Allah)" (20:131).

Se ha dicho en un hadiz que cuando alguien se enfrenta con una necesidad, pertenezca a esta vida o a la Próxima, sea concerniente a Allah o a algún mortal, se debe realizar un perfecto wudhu, ofrecer salat de dos rakaats, glorificar a Allah, luego pedir bendiciones para el Profeta (asws) y luego rezar como sigue: "No hay divinidad excepto Allah, el Clemente, el Misericordioso. Glorificado sea Allah, Señor del Trono Grandioso. Alabado sea Allah, Señor de los mundos. Te pido todo lo que conduzca a Tu misericordia y merezca Tu perdón. Te pido abundancia en todo lo que es bueno y refugio de todo lo malvado. No me dejes falta sin perdonar, ni angustia sin remover, ni necesidad sin cubrir. ¡Oh el más Misericordioso de los misericordiosos!".

Wahb ibn Munabbih escribió: "Tus necesidades serán cubiertas por Allah mediante el salat. En los buenos viejos tiempos, si una calamidad caía sobre la gente, ellos se apresuraban hacia el salat". Se ha dicho que en Qufah había un maletero que era bien conocido por su honestidad. La gente le confiaba sus cosas de valor y su dinero, que  él llevaba de un lugar a otro. Una vez se encontraba en su habitual camino cuando se le cruzó una persona y le preguntó hacia dónde iba. Cuando el maletero le informó al respecto, le dijo: "Me dirijo hacia el mismo sitio que tú. Si podría caminar, te acompañaría a pie. ¿Podrías amablemente darme un lugar en tu mula por un dinar?". El maletero aceptó y le permitió compartir la mula con él. Llegaron a un cruce en el camino. La persona dijo: "¿Ahora qué camino tomarás?". "El camino principal, por supuesto", dijo el maletero. La persona dijo: "No hermano. Deberíamos ir por el otro, que es un atajo y hay mucho pasto para alimentar al animal". El maletero dijo: "Nunca he estado en ese camino". La persona remarcó: "Pero yo ya he viajado por esa ruta en numerosas ocasiones". El maletero le creyó y puso al animal sobre ese camino. Luego de alguna distancia el camino terminó en un bosque terrorífico donde yacía una gran cantidad de cadáveres. Repentinamente la persona saltó de la mula y sacó su cuchillo con la intención de matar al maletero. "Detén tu mano", dijo el maletero, "toma el animal y su carga, pero no me mates". La persona se negó a escucharlo y juró que primero mataría al maletero y luego tomaría el animal y sus bienes. Viendo que sus tratativas caían en oídos sordos y que no podría ablandar su cruel corazón, el maletero le dijo: "Está bien si quieres matarme, pero entonces déjame hacer un salat de tan sólo dos rakaats". La persona asintió y remarcó: "Te puedes conformar a ti mismo. Todos los muertos que ves allí pidieron lo mismo, pero sus salats no les sirvieron de nada". El maletero empezó el salat, pero no pudo juntar ninguna surah luego del Fatiha, a pesar de sus grandes esfuerzos. Mientras tanto la persona se impacientaba y lo presionó duramente para que se apurara con el salat. Repentinamente el siguiente verso se iluminó en su mente: "¿Acaso no es Él quien responde al que se ve en necesidad librándolo del mal...?" (27:64).

El maletero recitaba el verso y las lágrimas asomaron en sus ojos, cuando repentinamente un jinete apareció en escena. Vestía una brillante armadura y llevaba una lanza en su mano. Atravesó el cuerpo del ladrón inmisericorde con su lanza y allí lo mató. Luego, una llama de fuego se levantó donde había caído el cuerpo muerto. El maletero cayó postrado y agradeció a Allah. Luego de terminar su salat corrió hacia el jinete y le pidió que revelara su identidad. Contestó: "Yo soy siervo de Aquel que responde a quien está en necesidad. Ahora estás a salvo y puedes marchar a donde quieras". Diciendo esto el jinete se echó a la marcha y desapareció.

Por esto el salat es un gran bien. Junto a la complacencia de Allah, nos aparta de las calamidades de esta vida y nos provee de tranquilidad y paz mental. Ibn Sirin escribió: "Si se me permitiese elegir entre el Paraíso y el salat de dos rakaats, preferiría el salat. La razón es muy clara. El Paraíso es para mi propio placer mientras que el salat es para el placer de mi amado Señor". El bendito Profeta (asws) dijo: "Envidiable es la suerte de ese Musulmán que tiene pocas cargas, cuya fortuna principal es el salat, que permanece contento con su humilde provisión durante su vida, que adora a su Señor piadosamente, que vive una vida anónima y que muere tempranamente, con muy poco que legar y con unos pocos que lo lloren". En otro hadiz se registra que el bendito Profeta (asws) dijo: "Realicen a menudo el salat en vuestros hogares, para que estos sean bendecidos con la Misericordia y el Favor de Allah".


(Traducido del libro 'Fada'il al-A'mal' del Sheykhul Hadiz Muhammad Zakariyya Kandhlawi, Cap. Virtues of Salat, Part. I, Hadith V)