Bismillahi
Rahmani Rahim
"Hazrat
Hudayfa (ra) dijo que siempre que al Profeta (asws) le ocurría alguna
dificultad, en primer lugar recurría al salat"
(Transmitido por Ahmad y Abu Daud)
El salat es una gran bendición
de Allah. Recurrir al salat en momentos de preocupación es apresurarse hacia Su
misericordia, y cuando la misericordia de Allah llega al rescate, no
permanecerá rastro alguno de preocupación. Hay muchas tradiciones concernientes
a esta práctica del bendito Profeta (asws). Similar era la práctica de sus
compañeros, que le seguían hasta en el más mínimo detalle. Hazrat Abu Darda
(ra) dijo: "Siempre que soplaba un
viento fuerte, inmediatamente el Profeta (asws) entraba a la mezquita y no la
abandonaban hasta que el viento no hubiese pasado". De igual modo, al
momento de un eclipse solar o lunar, el Profeta (asws) en primer lugar ofrecía
salat. Hazrat Suhaib (ra) fue informado por el Profeta (asws) de que los
anteriores Mensajeros de Allah (as) también solían recurrir al salat en todas
las adversidades.
Hazrat Ibn Abbas (ra) estaba
cierta vez en viaje. En camino recibió la noticia de que su hijo había muerto.
Se bajó de su camello y ofreció dos rakaats de salat, permaneciendo en
Tashahhud durante un largo tiempo. Luego recito: 'Inna lillahi wa innallaihi rayiun', y dijo: "He hecho lo que Allah nos ha ordenado hacer en Su Libro Sagrado:
'Buscad la ayuda de Allah mediante la paciencia y el salat (2:45)'".
Se narra de él otra historia
similar. Estaba de viaje cuando recibió la noticia de que su hermano Quzum
había muerto. Descendió de su camello a un lado del camino, realizó dos rakaats
de salat y estuvo un buen rato rezando en Tashahhud. Luego de concluir su salat
montó a su camello recitando el siguiente verso del Sagrado Qur'an: "Buscad la ayuda de Allah mediante la
paciencia y el salat, porque este no es un peso para los humildes" (2:45).
Aún hay otra historia acerca de
él. Escuchando de la muerte de una esposa del bendito Profeta (asws), cayó
postrado. Cuando alguien le preguntó la razón, dijo: "Nuestro querido Profeta (asws) nos ha enseñado a postrarnos (en
salat) siempre que nos caiga una calamidad. ¿Qué calamidad puede ser mayor que
la muerte de una Ummul-Mu'minin?".
Cuando Hazrat Ubadah (ra)
estaba cerca de dar su último aliento, dijo a la gente a su alrededor: "Os prohíbo a todos que lloréis por mí.
Cuando mi alma parta os pido que hagáis wudhu, observando cada una de sus
partes, y que os dirijáis a la mezquita y recéis por mi perdón, porque nuestro
Señor Misericordioso nos ha encomendado 'buscar ayuda mediante la paciencia y
el salat'. Luego hacedme reposar en el hueco de mi tumba".
Hazrat Nadhr (ra) narró:
"Una vez, durante el día en Medina, se puso todo muy oscuro. Rápidamente
fui hacia Hazrat Anas (ra) para saber si alguna vez él ya había experimentado
algo similar durante la vida del bendito Profeta (asws). Me dijo: '¡Masha'Allah! En el transcurso de aquellos
días benditos, cuando el viento soplaba con fuerza, nos apresurábamos hacia la
mezquita (a rezar) ya que podría ser la aproximación del Ultimo Día'".
Hazrat Abdullah Ibn Salam (ra)
narró que siempre que los miembros de la familia del Profeta (asws) se sentían
oprimidos de algún modo, el Profeta (asws) les encomendaba hacer salat y que
recitaran los versos siguientes del Sagrado Qur'an: "Ordena a tu gente el salat y persevera en él. No te pedimos
sustento, Nosotros te sustentamos a ti. Y el buen fin pertenece al temor (de
Allah)" (20:131).
Se ha dicho en un hadiz que
cuando alguien se enfrenta con una necesidad, pertenezca a esta vida o a la
Próxima, sea concerniente a Allah o a algún mortal, se debe realizar un
perfecto wudhu, ofrecer salat de dos rakaats, glorificar a Allah, luego pedir
bendiciones para el Profeta (asws) y luego rezar como sigue: "No hay divinidad excepto Allah, el
Clemente, el Misericordioso. Glorificado sea Allah, Señor del Trono Grandioso.
Alabado sea Allah, Señor de los mundos. Te pido todo lo que conduzca a Tu
misericordia y merezca Tu perdón. Te pido abundancia en todo lo que es bueno y
refugio de todo lo malvado. No me dejes falta sin perdonar, ni angustia sin
remover, ni necesidad sin cubrir. ¡Oh el más Misericordioso de los
misericordiosos!".
Wahb ibn Munabbih escribió: "Tus necesidades serán cubiertas por
Allah mediante el salat. En los buenos viejos tiempos, si una calamidad caía
sobre la gente, ellos se apresuraban hacia el salat". Se ha dicho que
en Qufah había un maletero que era bien conocido por su honestidad. La gente le
confiaba sus cosas de valor y su dinero, que
él llevaba de un lugar a otro. Una vez se encontraba en su habitual
camino cuando se le cruzó una persona y le preguntó hacia dónde iba. Cuando el
maletero le informó al respecto, le dijo: "Me
dirijo hacia el mismo sitio que tú. Si podría caminar, te acompañaría a pie.
¿Podrías amablemente darme un lugar en tu mula por un dinar?". El
maletero aceptó y le permitió compartir la mula con él. Llegaron a un cruce en
el camino. La persona dijo: "¿Ahora
qué camino tomarás?". "El
camino principal, por supuesto", dijo el maletero. La persona dijo: "No hermano. Deberíamos ir por el otro,
que es un atajo y hay mucho pasto para alimentar al animal". El
maletero dijo: "Nunca he estado en
ese camino". La persona remarcó: "Pero
yo ya he viajado por esa ruta en numerosas ocasiones". El maletero le
creyó y puso al animal sobre ese camino. Luego de alguna distancia el camino
terminó en un bosque terrorífico donde yacía una gran cantidad de cadáveres.
Repentinamente la persona saltó de la mula y sacó su cuchillo con la intención
de matar al maletero. "Detén tu
mano", dijo el maletero, "toma
el animal y su carga, pero no me mates". La persona se negó a
escucharlo y juró que primero mataría al maletero y luego tomaría el animal y
sus bienes. Viendo que sus tratativas caían en oídos sordos y que no podría
ablandar su cruel corazón, el maletero le dijo: "Está bien si quieres
matarme, pero entonces déjame hacer un salat de tan sólo dos rakaats". La
persona asintió y remarcó: "Te
puedes conformar a ti mismo. Todos los muertos que ves allí pidieron lo mismo,
pero sus salats no les sirvieron de nada". El maletero empezó el
salat, pero no pudo juntar ninguna surah luego del Fatiha, a pesar de sus
grandes esfuerzos. Mientras tanto la persona se impacientaba y lo presionó
duramente para que se apurara con el salat. Repentinamente el siguiente verso
se iluminó en su mente: "¿Acaso no
es Él quien responde al que se ve en necesidad librándolo del mal...?"
(27:64).
El maletero recitaba el verso y
las lágrimas asomaron en sus ojos, cuando repentinamente un jinete apareció en
escena. Vestía una brillante armadura y llevaba una lanza en su mano. Atravesó
el cuerpo del ladrón inmisericorde con su lanza y allí lo mató. Luego, una
llama de fuego se levantó donde había caído el cuerpo muerto. El maletero cayó
postrado y agradeció a Allah. Luego de terminar su salat corrió hacia el jinete
y le pidió que revelara su identidad. Contestó: "Yo soy siervo de Aquel que responde a quien está en necesidad.
Ahora estás a salvo y puedes marchar a donde quieras". Diciendo esto
el jinete se echó a la marcha y desapareció.
Por esto el salat es un gran
bien. Junto a la complacencia de Allah, nos aparta de las calamidades de esta
vida y nos provee de tranquilidad y paz mental. Ibn Sirin escribió: "Si se
me permitiese elegir entre el Paraíso y el salat de dos rakaats, preferiría el
salat. La razón es muy clara. El Paraíso es para mi propio placer mientras que
el salat es para el placer de mi amado Señor". El bendito Profeta (asws)
dijo: "Envidiable es la suerte de ese Musulmán que tiene pocas cargas,
cuya fortuna principal es el salat, que permanece contento con su humilde
provisión durante su vida, que adora a su Señor piadosamente, que vive una vida
anónima y que muere tempranamente, con muy poco que legar y con unos pocos que
lo lloren". En otro hadiz se registra que el bendito Profeta (asws) dijo:
"Realicen a menudo el salat en vuestros hogares, para que estos sean
bendecidos con la Misericordia y el Favor de Allah".
(Traducido
del libro 'Fada'il al-A'mal' del Sheykhul Hadiz Muhammad Zakariyya Kandhlawi,
Cap. Virtues of Salat, Part. I, Hadith V)