domingo, 17 de febrero de 2013

Islam: Cultura y Tradición

Bismillahi Rahmani Rahim
 
Cada pueblo, cada raza, cada etnia, posee sus propias características culturales diferenciadas.
El Islam no pretende la uniformidad cultural de los pueblos, sino el desarrollo de los mismos en base a la Tradición.
La Tradición es el fundamento supra humano que, entre otras cosas no menores, sirve para que las características culturales de cada pueblo puedan ser desarrolladas positivamente.
Todo rasgo cultural distintivo guarda secretos que hacen sagrada la historia de la humanidad en el mundo.
Los principios de la Tradición son inmutables en el espacio y el tiempo, son inmodificables.
Cuando la Tradición permanece en su luminosa originalidad redunda en un desarrollo efectivo para individuos y comunidades.
Todo rasgo cultural distintivo no debe contradecir abiertamente los principios tradicionales, ya que en la antipatía los elementos tienden a excluirse mutuamente resintiendo el retroceso de las partes.
La Tradición busca el desarrollo de hombres y pueblos, y la cultura floreciente es la respuesta inherente al mismo.
Toda manifestación cultural debe ser la expresión de un talento desarrollado, de una cualidad germinal o de una virtud que se abre como forja sapiencial.
Todo rasgo cualitativo del ser humano debe redundar en cultura.
Toda raza, todo pueblo, posee rasgos distintivos únicos. La Tradición es el abono para el desarrollo cultural de estos rasgos.
El Profeta Muhammad (asws) ha dicho que 'el amor por la tierra de uno es parte de la fe', y en el Sagrado Qur'an, Allah Todopoderoso nos dice: "¡Seres humanos! Os hemos creado a partir de un varón y de una hembra, y os hemos hecho pueblos y tribus distintos para que os reconocierais unos a otros (intercambiando aprendizajes, enriqueciéndonos culturalmente)" (49:13)
En cada zona del planeta donde la Tradición Islámica ha ingresado, los pueblos han asimilado sus culturas a ella y las han desarrollado en base a ella, generando un bellísimo crisol de culturas diversas hermanadas por una misma tradición. Tal el ejemplo de los pueblos túrquicos, de los pueblos del África del Norte y el África occidental, de la India, los pueblos árabes, etc. Cada uno, habiendo aceptado el Islam como Tradición supra humana, desarrolló a partir de sus principios su cultura correspondiente y distintiva.
En América del Sur, al ser la experiencia tradicional del Islam muy nueva y reciente (no lleva ni cien años frente a 1400 de historia islámica), todavía no ha definido su identidad cultural propia y por lo general se intenta vivenciar desde la 'culturalidad' ajena o directamente se vive un Islam 'inculto'. Sin embargo esto no deja de suponer un contrasentido, ya que cada pueblo, región y raza poseen rasgos diferenciados y distintivos por desarrollar.
Nuestros matices culturales difieren considerablemente de los matices culturales turcos, africanos o árabes (como cada uno de ellos difieren entre sí, lo que no debe significar exclusión sino complementarismo), por lo que nuestra experiencia cultural no puede, y no debe, ser circunscripta dentro de estos márgenes. De aquí la importancia, como musulmanes latinoamericanos, de redescubrir nuestras posibilidades culturales autóctonas y regionales para que en base a nuestra vivencia tradicional islámica podamos desarrollarlas como identidad definida de pueblo y raza.
Para el intercambio cultural nuestra América tiene mucho para ofrecer, y el Islam posee la fuerza movilizadora para potenciar sus rasgos más positivos.

Nota: destacamos la cultura por considerarla un elemento prioritario para la espiritualidad sana y vigorosa que hace del ser humano lo que realmente debe ser. Sin un entorno cultural propicio el ser humano solamente puede ser un sujeto más del automatismo esclavizante promovido desde los sistemas seculares que en todo se oponen a la vivencia tradicional.

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