domingo, 15 de abril de 2012

Enseñanzas Naqshbandis: Hablen poco y escuchen más

Maulana Sheykh Nazim (qs)

Bismillahi Rahmani Rahim
Hablar es fácil pero escuchar es difícil. Todos pueden hablar pero solo unos pocos pueden escuchar. Aparentemente nos parece que mucha gente nos escucha; verdaderamente ellos pueden llegar a oír lo que decimos, pero no nos están escuchando.

Allah Todopoderoso nos dio una lengua y dos orejas, ¿por qué no nos dio dos lenguas y una oreja? Dos orejas y una lengua nos indican que hablemos poco y escuchemos más. Sí, quien escucha es sabio, no corre el riesgo de caer en culpa o reproches, mientras que aquel que habla mucho, especialmente el que habla demasiado y sabe poco, será víctima de su propia obsesión de hacer ruido. Él no sabe nada en verdad, habla falsedades y mentiras, o por error asume la autoridad de elaborar sobre algún tema del que no tiene autoridad para hablar. Pero el que escucha puede reflexionar sobre todo y sacar sus propias conclusiones, rechazando lo que quiera y aceptando lo que desee. Él no incurre ni en pecado ni en culpa por escuchar, pero tomará beneficio de lo que se hable que pueda ser de real valor. Por lo tanto, no corren ningún riesgo escuchando. ¡Uds. deben hablar y yo escucharé!

Si una persona callada puede encontrar un buen oyente ella será capaz de hablar. No piensen que por que una persona pueda hablar será tan inteligente y tendrá conocimiento, no! Porque el poder no viene de él, va hacia él desde sus oyentes. Si una persona de pronto encuentra un millón de personas reunidas frente a ella aplaudiéndola y saludándola, podría ser un "Fuhrer" y encontrarse a sí mismo hablando rápida y fluidamente. No habrá problemas para él, ya que el poder que le llega a él de ese millón de personas cautivas es muy fuerte.

De acuerdo con una tradición del Santo Profeta Muhammad, todos los Profetas (la paz sea con ellos) aconsejaron a sus pueblos "hablen con la verdad y sinceridad o retengan sus lenguas". Todos ellos repitieron este consejo porque la lengua es más peligrosa que una espina o una espada, lastimando a la gente y rompiéndole el corazón.

Nosotros debemos estar atentos y cuidar nuestras lenguas. Para hacérnoslo más fácil, nuestro Creador nos dio cuatro puertas con las que podamos encerrar nuestras movedizas lenguas. Dos puertas interiores y dos exteriores, dos filas de dientes y dos labios.

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