“¡Oh Humanidad! Os hemos creado a partir de un varón y de una hembra, y os hemos hecho pueblos y tribus distintos para que os reconocierais unos a otros. Y en verdad que el más noble de vosotros ante Allah es quien es más consciente de Él. Allah es Conocedor y está perfectamente informado.” (Sagrado Qur'an 49:13)
miércoles, 31 de diciembre de 2014
lunes, 29 de diciembre de 2014
Maulid an Nabi: celebrar el nacimiento del Profeta Muhammad (as)
Bismillahi
Rahmani Rahim
El término Maulid es el nombre que
recibe la celebración del aniversario del nacimiento del Profeta Muhammad (asws).
También se utiliza con el mismo significado la palabra Maulud que literalmente
significa "el Nacido" (en pronunciación vulgar Mulud).
La personalidad del Profeta Muhammad (asws)
impresionó fuertemente a sus contemporáneos y todo lo suyo adquirió una enorme
importancia y trascendencia. De él fluía una poderosa Báraka que lograba
comunicar a todo lo que le rodeaba, ya fueran personas, objetos, lugares,
incluso a su "tiempo". Sus compañeros, los Sahâba, especialmente
sensibles a su Báraka, velaron por transmitirnos sus gestos más mínimos, sus
estancias en determinados lugares -que desde entonces aún mantienen la
presencia de su Bendición activa-, los momentos en los que él derramaba a su
alrededor la bondad natural de su ser. Para los musulmanes, el recuerdo de su
nacimiento (Maulid) está
estrechamente ligado al principio que rige todo lo que es bueno en la
existencia, y aunque la Sunna no menciona la necesidad de celebrar ese
acontecimiento, es conmemorado por toda la Umma que desea recibir simbólicamente
la Báraka del instante en el que nació el Habib (asws).
La casa en la que vio el día en Makka,
en el actual Suq al-Layl, cuya historia se conserva principalmente en las
crónicas de la ciudad, no parece haber jugado, al principio, un papel especialmente
notable. Fue la madre de Harún ar-Rashid, la reina Jayçurán (S.VIII), quien
construyó una mezquita sobre esa modesta habitación. De igual modo que los
musulmanes aprovechaban y aprovechan la peregrinación para visitar la tumba del
Rasûl (asws) en Medina, muchos acudían a su lugar de nacimiento en Makka como
muestra de reconocimiento hacia el lugar en el que había nacido y con el deseo
de recoger la Báraka que proyecta el espacio en el que tuvo lugar el
acontecimiento de su Maulid. Se conservan descripciones de la casa hasta
finales del S. XIX, justo antes de que fuera saqueada por los wahhabíes. La
mención más antigua que se conserva de celebraciones públicas del Mawlid se
encuentra en la obra del historiador Ibn Yubáir. En su época (S. XII), una ceremonia
especial, distinta de la observancia privada, era organizada en Makka. Durante
ese día -la fecha generalmente admitida para el Maulid es el doce de Rabí'
al-Awwal, él (asws) habría nacido en lunes- la casa natal de Rasûlullâh (asws)
permanecía excepcionalmente abierta durante todo el día y a ella acudía un gran
número de visitantes. Durante la visita (Çiara), se efectuaban dos rak'as, se
hacía du'a y dzikr, y también se besaban las paredes como signo de aceptación
de la Báraka.
En el Cairo, la participación a gran
escala del pueblo y de las tariqas sufíes data al menos del S. XIII. En un
tiempo relativamente breve, la fiesta se extendió por todo el mundo musulmán y
se poseen numerosas descripciones en diferentes países y diversas épocas.
En 1588, el sultán otomano Murad III
introdujo la ceremonia del Maulid en su corte. A partir de 1910, y hasta la
dictadura de Ataturk, fue la fiesta oficial del Califato Otomano. Hoy en día,
la fiesta oficial dura uno o varios días en los países en los que el Islam
predomina.
Tanto en el África occidental como en
el Magreb, Oriente Medio, la India, Asia Oriental, en toda la Umma, se celebra
el Mawlid como una fecha que debe ser conmemorada y aprovechada por los
musulmanes. La celebración del Maulid, en tanto que expresión de veneración
hacia Muhammad (asws), es, en la práctica, universalmente admitida en el Islam.
***
Sheykh Hasan Cisse |
A
unos días de celebrarse el bendito Maulid de nuestro amado Profeta Muhammad
(asws), compartimos unas palabras al respecto del Sheykh Hasan Ali Cisse, nieto
del Sheykh Ibrahim Niass y su heredero espiritual en la orden sufí Tiyanía del
África occidental. Sheykh Hasan ha servido como Imam de una comunidad islámica
en Medina Baye, Kaolack, Senegal.
As Salamu Alaikum: Estoy aquí
esta noche para darles la bienvenida nuevamente en este lugar bajo la sombra
del Profeta (asws). Estoy aquí para intentar hablar en el Maulid a los hermanos
y hermanas que no hablan wolof o árabe.
Es muy importante celebrar el
cumpleaños del Profeta Muhammad, porque el Profeta (asws) es una misericordia
para todos, tanto si lo conocen como si no, y merece la pena que pasen algo de
tiempo cada día, en el caso de que puedan, y si no de cada año, festejando al
Maestro de la Humanidad. Este encuentro es el resultado de la llamada de los
sufíes a reunirse por la causa de Allah (Al
yam ala Allah), y no por cualquier otra razón. Estamos aquí por eso, por la
causa de Allah, no por el dunia (los
asuntos mundanos), y ni siquiera por el ájira (el Más Allá).
Así pues, estoy felicitándolos
a todos en esta ocasión y también, dándoles buenas noticias del Profeta (asws).
En una ocasión uno de los compañeros preguntó al Profeta (asws). "¿Cuándo
será el último día, el Día de Juicio?". El Profeta (asws) preguntó a aquel
hombre: "¿Qué hiciste tú? ¿Estás preparado para él?". El hombre dijo:
"En realidad, no he hecho buenos actos que me sirvan para el último día
pero tengo amor al Profeta (asws)". Entonces el Profeta (asws) respondió:
"Toda persona va a estar el Día del Juicio con aquél a quien ama".
Felicitaciones, y teniendo en cuenta esto que se acaba de narrar, amen al
Profeta (asws) y salúdenlo.
En el mundo musulmán hoy hay
opiniones diferentes acerca del propio Maulid. Algunos de los musulmanes dicen
que es Bida (innovación), que no es un Islam correcto, mientras que otros dicen
que es aconsejable celebrar el cumpleaños del Profeta (asws). Con respecto a
los que dicen que es Bida, hay que señalar que no existe una discusión entre
nosotros y ellos, porque ellos no tienen ninguna prueba de que sea Bida. Por
otro lado, incluso si fuera Bida, sería una buena Bida. Allah reveló al Profeta
(asws) en el Sagrado Corán que Él le narraba las historias de los profetas
anteriores con el fin de fortalecer su corazón. Si ése es el caso con el Profeta
(asws), entonces aún más sería éste nuestro caso en lo referente a las
historias del Profeta (asws). En segundo lugar, el propio Profeta (asws)
celebró su cumpleaños después de la edad de cuarenta años (en que fue
distinguido con el don de la profecía) y todo el mundo conoce esto. Su abuelo
Abu Mutalib celebró su cumpleaños (el del Profeta) y sacrificó animales por él,
pero ¿por qué continuó entonces haciéndolo después de que Muhammad (asws)
alcanzase la edad de cuarenta (si el Profeta no hubiese estado de acuerdo en
eso)? El Profeta (asws) solía ayunar los lunes. Cuando se le preguntó por qué
ayunaba ese día solía decir: "Fue el día en el que nací".
Basándome en este hadiz y en el
verso coránico en el que Allah dice al Profeta (asws): "Te estoy narrando
las historias de los profetas anteriores para fortalecer tu corazón", dije
que sería una muy buena idea también para un musulmán el escuchar las historias
del Profeta Muhammad (asws) con el fin de fortalecer su corazón y fortalecerse
él mismo. Por esta razón, desde el siglo tercero de la Hégira, los musulmanes,
o debería decir los buenos musulmanes, celebran el cumpleaños del Profeta (asws)
cada año. En la tierra de Senegal, como oyeron decir al Sheykh Abdullah el otro
día, Hayy Abdullah, el padre de Sheykh Ibrahim, fue el primero que celebró el
cumpleaños del Profeta (asws). Al principio, la forma en la que solía
celebrarlo era diferente de aquélla en la que Sheykh Ibrahim lo celebraría
posteriormente. En aquel entonces ellos se reunían en la noche del cumpleaños
del Profeta (asws) recitando el Corán hasta la madrugada, pero cuando Hayy
Abdullah realizó una visita a Fez (Marruecos) y vio que allí celebraban el
cumpleaños del Profeta (asws) recitando oraciones y poemas, adoptó ese mismo
estilo.
Entre los poemas hay que
mencionar los del Imam Muhammad Busiri, uno de los más famosos poetas que
escribió sobre el Profeta (asws). Dos de sus más conocidas creaciones fueron
Burda y Hamzia. Durante los primeros estadios de su vida, él no fue un musulmán
realmente excelente. Era un poeta dotado que entretenía a los gobernantes de
aquella época. Luego, en una ocasión, Allah le probó con una severa enfermedad.
Acudió a muchos doctores y pareció que no existía cura para él. Durante su
enfermedad, escribió un poema, el Burda. "Burda" significa
"cubierta" en árabe. Cuando escribió el poema, vio al Profeta (asws)
cubrirle con un manto. Entonces recobró su salud. Por la mañana, antes de
mostrar el poema a nadie, una buena persona vino a visitarle. Cuando abrió la puerta,
le dijo: "Muéstrame el poema que yo te vi recitar delante del Profeta (asws)
la pasada noche". Eso es por lo que en todo el mundo islámico hoy se tiene
la creencia de que, en que dondequiera que sea leído el Burda, el Profeta (asws)
acudirá a ese lugar. Eso es por lo que cuando este poema es recitado, todas las
personas se levantan.
El segundo poema compuesto por
Busiri fue llamado Hamzia. En realidad, miles de personas han escrito poemas
sobre el Profeta (asws), pero la fama que Busiri consiguió por su alabanza al
Profeta (asws) fue inigualable, puesto que sus poemas son excelentes.
Durante la celebración del
primer Maulid en Senegal todos los poemas recitados fueron de Busiri. En el
segundo Maulid los poemas fueron de Sheykh Ibrahim Niasse. Además, hubo una
narración de la biografía del Profeta (asws). Fue contada de nuevo la historia
de la marcha de Sheykh Ibrahim Niasse desde la ciudad de Kaolack hacia Medina y
lo motivos por lo que esto tuvo lugar. Esta narración fue una respuesta a la
cuestión de cuál fue el problema que hubo y qué fue lo que su propio pueblo le
hizo para obligarle a irse del área. En resumen, Sheykh Ibrahim declaró que él
no había hecho nada más que amar al Profeta (asws), algo por lo que fue
expulsado de su casa.
Al conmemorar el nacimiento del
Profeta (asws), pueden ganar muchas cosas, como incrementar vuestro amor al
Profeta (asws) y lograr la felicidad en esta vida y también en el Más Allá. El
amor al Profeta (asws) puede hacerlos verle en un sueño o en la realidad, en un
estado de consciencia, porque hasta el día de hoy los musulmanes continúan
viendo al Profeta (asws) a plena luz del día, en un estado de consciencia, no
de sueño. En un hadiz de Bujari, el Profeta (asws) dijo: "Quien me ha
visto en un sueño, me ha visto en la realidad, ya que Shaitán no puede tomar mi
forma".
Algunos de ustedes recordarán
el poema compuesto por el Sheykh Ibrahim durante los últimos momentos de su
vida en un hospital de París. "Vi al Profeta (asws) en un estado de
consciencia en París. ¿Es éste un lugar donde uno puede ver al Profeta (asws)?".
Existen musulmanes que niegan que se pueda ver al Profeta (asws). No lo creen
posible porque le consideran justamente como una persona ordinaria que, si
muriera, sería enterrada y perdería el contacto con este mundo. Sin embargo, el
Profeta (asws) no es así.
Otra historia nos mostrará que
el Profeta (asws) todavía existe. Hace un tiempo un hombre de Meca, que era muy
rico, solía recibir a gente de Malasia, dándoles hospitalidad y ayudándoles con
su propio dinero. Ocurrió un año que el hombre carecía de dinero pero, sin
embargo, la gente llegó. Entonces él se dijo a sí mismo: "Debo ocultarme
porque sería una vergüenza para mí encontrarme con estas personas sin poder
darles un trato correcto". Finalmente, decidió llevarlas a la Mezquita del
Profeta (asws) para dejarlas allí. Se convirtieron entonces en los invitados
del Profeta (asws). Cuando él llegó a la Mezquita y saludó al Profeta (asws)
dijo: "Estas personas solían venir a mí cuando podía encargarme de ellas.
Hoy vienen cuando estoy en una situación financiera muy precaria". Luego,
se durmió en la Mezquita antes de separarse del grupo. Durante el sueño, el
Profeta (asws) se le apareció y le dijo: "Vete a esta dirección y llama a
este hombre. Dile que te dé el dinero que necesites para atender a estas
personas". Cuando él encontró la casa pronunció el nombre del hombre a
viva voz desde la calle. El hombre contestó a la llamada diciendo:
"Respondo a tu llamada. Soy el mensajero del Mensajero de Allah. Dime cuánto
dinero necesitas. Si lo tengo, te lo daré; si no, lo pediré prestado y te lo
daré".
En otra ocasión, el Sheykh
Ahmad Rafi, realizó una visita a la Mezquita del Profeta (asws), y allí dijo:
"Cuando estaba lejos de ti solía enviar mi alma a besar esta tierra por tu
causa y hoy he venido en persona. Dame tu mano para que pueda besarla". La
mano del Profeta (asws) apareció.
El Profeta (asws) no es una
persona ordinaria. Él está en un segundo nivel, detrás de Allah. Amamos al
Profeta (asws), pero no lo adoramos. Creemos en su mensaje. Creemos que es el
Mensajero de Allah (asws) y Su siervo, e intentamos hacer todo lo posible para
seguir todas sus enseñanzas paso a paso. Hacemos todo lo posible para evitar
aquello que él (asws) nos prohibió. Esa es nuestra creencia en el Profeta (asws).
El Profeta (asws) vino a este mundo cuando su propio pueblo y la mayoría de la
comunidad mundial creía en la adoración a los ídolos en lugar de adorar a
Allah, el Creador. Allah le envió para corregir los errores de los seres
humanos. Allah le envió para guiarnos al sendero recto. El Profeta (asws) está
en la posición de enseñarnos a seguir el sendero recto, pero no puede crear la
rectitud en el corazón de un mumin o creyente. Sólo Allah puede crear la
rectitud en el corazón, y el propósito del Profeta (asws) es el de mostrarnos
el camino recto.
Según las enseñanzas del
Profeta (asws) todos los buenos actos son aconsejables. El Islam es bueno en su
totalidad. Todos los malos actos están prohibidos en el Islam y es una
obligación para cada musulmán el cumplir una orden que el Profeta (asws) dio,
del mismo modo que lo es el abstenerse de hacer algo que el Profeta (asws)
prohibió. La felicidad en esta vida y en el Más Allá depende de la obediencia a
las órdenes del Profeta (asws).
Todas las celebraciones que ven
en estos días, los poemas, la recitación del Corán tienen como finalidad el
mostrar el buen carácter del Profeta (asws). Cuando se le preguntó a Saida
Aisha cuál era el carácter del Profeta (asws), ella respondió: "Su carácter
es el Corán; el Corán es el carácter del Profeta (asws)". Cuando leen el
Corán, su carácter está presente, y fuera de la esfera del Corán, nunca verán
su carácter. Si quieren acercarse al Profeta (asws), sigansus enseñanzas. Lo
que él dice que es bueno, intenten hacerlo con todas sus fuerzas. Lo que él
dice que es malo, intenten evitarlo con todas sus fuerzas, porque esa es la
llave de la felicidad. Es la llave para lograr lo que quieran en esta vida y en
el Más Allá.
Podemos resumir todo esto en
una palabra: Taqwa. La Taqwa lo es todo. Si hacen lo que el Profeta (asws)
ordenó hacer y evitan lo que ordenó evitar, entonces seran buenos musulmanes y
Walis de Allah. Estarán en ese caso cerca de Allah. Vuestros problemas en esta
vida quedarán resueltos y esto no es una afirmación mía. Cada palabra que se
refiere a esto está en el Corán. Si temen a Allah, Allah les enseñará. Si quieren
el Paraíso, teman a Allah. Si quieren llegar a ser un Wali, crean en Allah y
témanle. Si quieren ser honrados en la presencia de Allah, témanle. Si quieres
estar a salvo del Fuego en el Último Día, teme a Allah. Si quieren salir
victoriosos contra vuestros enemigos, teman a Allah. Si desean riquezas, teman a
Allah. Si desean resolver vuestros problemas personales, teman a Allah. Si quieren
ser buenos musulmanes hagan todo lo posible para seguir las instrucciones y las
reglas del Islam y para evitar aquello que el Islam prohíbe. No afirmen que aman
al Profeta (asws), mientras que, por otro lado, desobeden todas sus órdenes.
Eso es una hipocresía.
El Profeta (asws) describió lo
que es el Iman (fé). El Iman es lo que uno tiene en su corazón, y que sus
acciones externas evidencian. Si las acciones de alguien son distintas de lo
que él afirma creer, entonces, su creencia es falsa. Debemos hacer todo lo
posible para ser musulmanes. Ser musulmán no es sólo afirmar que uno es
musulmán. "Doy testimonio de que no hay más dioses que Allah y doy
testimonio de que Muhammad es Su Mensajero". Es bueno decir estas palabras,
pero no es suficiente. Tienen que seguir una cierta vía, ciertas reglas y
ciertas características.
El Profeta (asws) dijo:
"Un musulmán es aquél con respecto al cual los otros musulmanes están a
salvo. Ellos no se dañan unos a otros con sus lenguas o sus manos". Un
musulmán es para otro musulmán justamente como un muro. Si una parte de él está
dañada, todo el muro está dañado.
Para ser buenos musulmanes
tenemos que ser serios. Debemos seguir las reglas del mismo modo que si el
Profeta (asws) estuviera aquí. Un musulmán no debe oprimir a otro musulmán. No
debe despreciar a otro musulmán. No debe dejar de ayudar a otro musulmán. Deben
ayudar a vuestros hermanos. En un hadiz el Profeta (asws) dice: "Allah
acude en ayuda de un siervo en tanto que éste ayude a su hermano". Si quieren
que Allah los ayude, sean amables con vuestros hermanos en la fe y ayúdenlos.
En la Surah Asr, un capítulo muy corto del Corán, Allah jura que todos los
humanos son perdedores, excepto estos cuatro tipos de personas: los que creen,
los que realizan buenas acciones, los que se aconsejan unos a otros para seguir
la verdad, y se aconsejan unos a otros para ser pacientes. Si quieren estar a
salvo de convertirse en perdedores, adáptense a estas características.
Salaams.
jueves, 11 de diciembre de 2014
domingo, 16 de noviembre de 2014
Vive de acuerdo a lo que sabes
BismillahirRahmanirRahim
El bendito Profeta (asws) nos
dice: “Si estás viviendo con el conocimiento que sabes, si estás aplicando en
ti mismo el conocimiento que sabes”, ya que tanta gente viene a mí diciendo: “Sheykh,
¿cómo vamos a saber esto?, y, ¿cómo vamos a saber eso? ¿Cómo vamos a saber si
este Sheykh está en lo correcto? ¿Cómo vamos a saber si este Sheykh está
equivocado?”. Es otra fitna y confusión proveniente de Sheytán. Es tan fácil. Tan sencillo. Pero,
por supuesto, el ego está declarando algo diciendo: “Soy tan bueno, así que
tengo que buscar encontrar los mejores”.
Y el bendito Profeta (asws) nos
dice: “Si sinceramente vives con el conocimiento que sabes, el conocimiento que
tienes, si lo aplicas en tu vida, Allah-swt- te enseñará el conocimiento que no
sabes”. Así que, entonces, cualquier conocimiento sencillo que tengas, si no
eres un hipócrita y si estás viviendo de acuerdo a ese conocimiento, cualquier
otro conocimiento que te incumba, Allah-swt- te lo enseñará. No te preocupes.
-Sahib us Sayf Sheykh Abdul Kerim
Effendi Hz.
martes, 11 de noviembre de 2014
Lo que el Islam ofrece a Latinoamérica
En la forja de una identidad propia, los
pueblos latinoamericanos se han sabido diferenciar espiritual y culturalmente
de la ubicua voluntad occidental. América Latina, en su diversidad de pueblos y
culturas, se ha constituido como un florecimiento original que tiene para
ofrecer al mundo una hermosa variedad de culturas con sello y personalidad
propios. En esta constitución de nuestra etnicidad latinoamericana y su
particular cosmovisión, nuestras culturas han sido el resultado de la histórica
y fructífera interrelación de elementos tradicionales moriscos
(arabo-andaluces), aborígenes y africanos, mestización que ha instaurado
valores espirituales propios completamente ajenos al mito eurocentrista
impuesto durante años desde los centros regionales que detentan el poder
-recordemos que en gran medida las independencias americanas del siglo XIX
fueron fraguadas desde las ideas revolucionarias y republicanas importadas
desde Francia y los Estados Unidos, acentuadas luego por la incipiente
inmigración, como sucedió por ejemplo en Argentina.
Contrariamente a la percepción
utilitaria y materialista del mundo que ha primado en el Occidente
eurocentrista, la cosmovisión latinoamericana ha priorizado el vínculo
respetuoso con el entorno natural, considerándolo sagrado, huella de Dios en la
creación.
Tomando como referentes al
criollo de cultura ecuestre que ha transitado los diversos ámbitos rurales de
Latinoamérica (serranías, llanos, pampa, etc.), al nativo aborigen que ha
poblado las regiones originarias de nuestros territorios y al africano que en
los suelos americanos se transformó en un retoño más de la tierra fecunda,
encontraremos en ellos la raigambre espontánea que considera la unión mística
con la naturaleza una condición fundamental de su ser en el mundo. Y en esto es
donde se acentúa la inmensa diferencia con el criterio occidental: éste busca
dominar, sojuzgar y explotar la naturaleza en beneficio propio como parte de
una voluntad egocentrista que siempre considera la satisfacción de la necesidad
individual por sobre todo respeto al entorno que le sirve y no protesta.
Nuestros referentes parten de una base radicalmente opuesta: integrándose
equilibradamente al entorno natural, se considera un acto sacramental el
vínculo con la naturaleza que generosamente cubre toda necesidad humana sin que
el hombre recurra a su dominio y extinción. Siendo el aspecto manifiesto de
Dios, y al ser el hombre parte integrante de él, la naturaleza toma un tinte
sagrado que las ciencias y las tecnologías, pragmáticas y materialistas, del
Occidente no han sabido y no han querido vislumbrar. Para ellas la naturaleza
es sencillamente una "cosa" que debe ser sometida al arbitrio
intolerante del ego de los hombres; en cambio, para nuestros referentes, al ser
la huella de la misericordia de Dios de donde ha surgido la humanidad, la
naturaleza representa a la Madre universal (Pachamama,
en el lenguaje nativo) que como hijos suyos nos debe ser respetada, amada y
cuidada. El Islam refuerza esta cosmovisión, y es justamente desde él que debemos
aprender a revalorizar la conexión que nos legaron nuestros ancestros en la
constitución de nuestra identidad latinoamericana.
El Islam nos enseña que la
naturaleza, que nuestro ser natural, es el resultado de la voluntad de Dios en
acción sobre el mundo: de aquí su sacralidad y su inmensa virtud de
reconducirnos a nuestro ser original. En el Sagrado Corán Dios nos hace
manifiesta Su belleza a través de los fenómenos naturales. No hacen falta
esoterismos ni doctrinas complejas para llegar a la Divina Verdad; sólo basta
contemplar la maravilla de la sucesión de la noche y el día, las estrellas en
el firmamento, las inmensas montañas, ríos y mares, la lluvia que reverdece la
tierra y hace germinar sus frutos, para hallar que Dios está presente en todo
esto, como en el amor fecundo que vitaliza las relaciones humanas. Y esto
traduce perfectamente la cosmovisión de nuestros ancestros latinoamericanos.
Siempre ha sido el Occidente y su gusto por la elucubración intelectual quien
ha imprimido doctrinas complejas al entendimiento de la realidad. Para el
Occidente Dios es una ecuación matemática o un axioma filosófico impuesto a la
realidad; para el Islam, en la sencillez natural de la creación se revela la
grandeza del Creador. Y esta cualidad de asombro es la que pervive en nuestra
cosmovisión latinoamericana, tan dada a la emoción como a la espiritualidad
natural. Por esto que el alma latinoamericana sea esencialmente musical.
La música de un pueblo,
expresión fundamental de su espíritu, es la manifestación más acabada de
identidad cultural, por lo que hemos de considerar el alma musical
latinoamericana, con sus diversos colores regionales, como base fundamental al
momento de estudiar, redescubrir y revalorizar el significado de la cultura
original de América Latina.
Desde México a la Patagonia
argentina hemos de percibir la indudable convergencia de elementos
morisco-andaluces, africanos y aborígenes en la constitución de estilos
folklóricos que conllevan un sello propio de corte netamente latinoamericano,
encargados de representar la identidad pluricultural de los diversos países que
conforman la América Latina.
Históricamente la música en
Latinoamérica ha sido una herramienta formidable de decantación social mediante
la cual se ha expresado el alma de los pueblos, sus sufrimientos, sus alegrías,
sus denuncias, sus rituales, sus rebeldías. La música de raíz folklórica
siempre ha representado el dinamismo espiritual de los pueblos
latinoamericanos, y se sabe que todo dinamismo espiritual, cuando es auténtico
y espontáneo, es forjador de resistencia, cultura e identidad. Por ejemplo, en
la última dictadura militar en Argentina, uno de sus líderes declaró que Jorge
Cafrune, reconocido intérprete folklórico, era más peligroso con su guitarra
que cien guerrilleros con armas de fuego. La muerte del artista en
circunstancias dudosas -se dice que fue una víctima más de los desmanes
dictatoriales de finales de la década del 1970- jamás impidió que su música
siguiera siendo escuchada y disfrutada por el pueblo argentino, siendo
convertido hoy día en uno de los referentes más representativos de la cultura
folklórica del país, cultura heredera del gauchismo, y éste del legado
morisco-andalusí. Como otro de los referentes de la cultura popular folklórica
argentina, también perseguido y censurado por la misma dictadura, Horacio
Guarany, lo ha expresado mediante el canto:
"Por más que le hachen sus ramas, ningún árbol se ai secar. Si la raíz
está en el pueblo, el pueblo la hará brotar... Muerte si me has de llevar, no
lo hagas nunca de atrás. Te has de llevar mi osamenta, pero mi zamba
jamás..."
Sin embargo, no deja de ser una
triste realidad cómo se promueve el despojo espiritual y el desarraigo cultural
desde los centros regionales de poder, y cómo esa disfuncionalidad social ha
acaparado los medios masivos de comunicación trastocando la cosmovisión del
pueblo latinoamericano. No hay coloniaje más nocivo que la enajenación cultural
y espiritual de un pueblo.
Los elementos tradicionales
-moriscos, africanos y nativos- que prevalecieron en América Latina como
forjadores de identidad cultural, fueron constantemente perseguidos,
exterminados y reducidos a la esclavitud, la explotación y la clandestinidad
por las potencias colonialistas -España, Inglaterra, Francia, Holanda...
Estados Unidos, directamente o de manera subrepticia mediante sus agentes
indígenas encubiertos, tanto en el pasado como en el presente a través de la
censura-, potencias que hoy en día buscan direccionar el rumbo de nuestros
pueblos de acuerdo a sus mandatos entumecientes cuya intención es promover la
ignorancia, conduciéndonos al sometimiento espiritual a través de las trampas
del mercantilismo y el comercio.
Ahora bien, el Islam puede
devolver a los pueblos latinoamericanos la profunda consciencia de sí mismos y
el despertar a las potencialidades espirituales que atesora la cultura
vernácula, ya que nos provee de una plataforma tradicional concreta que, sin la
necesidad oscurantista de traicionar nuestras posibilidades identitarias y
culturales -ya que en el Islam uno mismo es quien se forja a sí mismo a través
del autoconocimiento y la conexión con la interioridad más edificante-,
favorece y estimula el desarrollo y la elevación humana y espiritual de
individuos y comunidades. Desde que en su creencia no existen distinciones
étnicas ni raciales, el Islam fortalece la unión y la igualdad en base a la
virtud, el amor y el respeto de acuerdo a la esencia más íntima que guarda el
interior de todo ser humano: el espíritu divino, Dios.
El eurocentrismo -entiéndase,
la perspectiva netamente occidental traída por la colonización- ha dejado sus
vestigios en América Latina mediante la imposición del credo cristiano y los
resabios de una cosmovisión caucásica poco compatible con la vivencia
interracial latinoamericana, cosmovisión acentuada en la época contemporánea
por la incidencia directa de la contracultura de la globalización que intenta
imponer un color uniforme y gris a los pueblos de acuerdo a quienes manejan la
economía mundial y la constante del capitalismo voraz. Consecuentemente los
gobiernos democráticos actuales en los países latinoamericanos, priorizan
políticas populistas que confunden la voluntad popular con los impulsos más
inferiores y subdesarrollados del ser humano, cumpliendo así con la estrategia
'primermundista' de mantener en la ignorancia y la mediocridad cultural a los
pueblos 'tercermundistas' a base de la fomentación y exacerbación de sus
pasiones más vulgares y dañinas: la promiscuidad sexual, la desvirtuada
identidad de género, el narcotráfico y sus sicarios gubernamentales, el
libertinaje, la prostitución física y mental, el falso nacionalismo, la
chabacanería mediática, el culto a la imagen política, la tendenciosa
transformación de los próceres de la historia y su utilización mediática, el
violento egocentrismo en la dirigencia, la legalización de la ilegalidad
(drogas, aborto, etc.), el control de la natalidad, y tantas otras cosas más
que se esgrimen como vox populi y que se han convertido en slogans populistas
de estos gobiernos títeres que desmedran la imagen y la identidad
latinoamericana y que no dejan de ser meros cipayos socio-culturales de los
poderes colonialistas del Occidente rapaz.
El Islam decidida e
inflexiblemente se opone a todo aquello; siendo depositario de la sabiduría
popular atesorada por civilizaciones tradicionales que noblemente transitaron
los siglos de la humanidad, promueve el auténtico crecimiento del pueblo
reconduciéndolo a su naturaleza primigenia recurriendo a la educación en los
valores universales que hacen del hombre un ser trascendente con respecto a sí
mismo, dispuesto a infinitas elevaciones. Debido a su ascendencia interracial,
nuestros pueblos latinoamericanos están mucho mejor predispuestos al saber
universal e integrador del Islam que a la imposición enajenante de la
contracultura global occidental.
Por su original ascendiente y
su desarrollo cultural, América Latina no es ya occidental, sino el dinámico
resultado de la mestización entre elementos orientales, africanos y aborígenes.
Y esto último es lo que mediante el Islam debemos potenciar frente a la
contracara occidental y sus manufacturas inverosímiles.
Más allá de la imposición
religiosa, culturalmente poco y nada le debe Latinoamérica a Europa y a sus
vástagos del Norte. Por lo tanto, sobre la base tradicional del Islam nuestra
identidad latinoamericana cumplirá con su posibilidad más elevada: ser un
espejo ejemplar de resistencia y desarrollo para el mundo. De nosotros depende
y de Dios proviene el éxito.
viernes, 7 de noviembre de 2014
El valor del servicio a Allah
Bismillahi
Rahmani Rahim
Así que, todo esto que Allah
nos ha dado, y que nos ha enseñado, enviándonos Profetas, libros, es para que
tomemos consciencia de nosotros mismos y consciencia de Él. Primero conocernos
a nosotros mismos y luego conocerlo a Él. Debemos saber dos cosas: Una, debemos
conocernos, luego debemos conocerlo, a Allah-swt-. Por qué nos ha creado,
debemos saberlo. ¿Todo esto para qué? Para conocerlo y adorarlo. Él no nos ha
creado para que estemos corriendo tras este mundo, para que seamos esclavos de
este mundo. Él nos ha creado para Su servicio. Por lo tanto, todas estas cosas
que estamos viendo en el mundo, Él las ha creado para nuestro servicio. Todo
trabaja para nosotros. Desde esta nieve que está cayendo, hasta esta agua, el
aire, las montañas, los árboles, los animales, todo para nosotros. Y nosotros
para Él, para Su servicio. Y Él dice: "Cuando estás a Mi servicio... He
creado todo para ti, y a ti para Mi servicio", así que, "cuando te
vuelves un buen siervo Mío, Yo también soy para ti". Allah, Allah. La
humanidad se aleja del servicio a Allah. Lo quieren todo, pero se alejan del
servicio a Allah.
***
Estás corriendo tras el mundo
para obtener cosas de él, pero no lo logras. Si no estás haciendo que Allah sea
feliz contigo, entonces el mundo no te dará lo mejor de él. Sólo te dará
dolores de cabeza y su carga, ya que también al mundo le ha sido ordenado por
Allah, el Creador, lo siguiente: "Aléjate de quienes corren tras de ti.
Embáucalos y engáñalos diciéndoles: 'Soy suyo. Vengan, vengan'. Y ellos estarán
ocupados corriendo detrás tuyo todo el tiempo. Pero nunca les des ninguna
riqueza. Mantenlos extraviados, mantenlos con dolor, mantenlos sufriendo y mantenlos
corriendo detrás tuyo. Cada minuto, cada segundo que ellos se alejen de ti y
vuelvan sus rostros a Mi, entonces pon todos los tesoros bajo sus pies".
Esta es la orden que Allah le Ha dado a este mundo. Salvo el hombre, todas las
demás criaturas están obedeciendo Sus órdenes. Salvo el hombre. El hombre ha
sido creado en Ahsani Taqwin, como el más perfecto, sin embargo el hombre es
quien desobedece la orden. Toda otra criatura y todo lo que estás viendo, vivo
o muerto (para ti está muerto, pero en la Presencia Divina todo tiene vida,
todo en la existencia tiene vida en su propio mundo), todo está obedeciendo esa
orden. Por lo tanto, Allah-swt- le ha ordenado a este mundo y es lo que este
mundo está haciendo. Todo el que abandona a Allah y corre tras el mundo sólo
obtiene cansancio, cansancio, cansancio y al final se jubila, luego de eso se
vuelven jubilados hacia el otro lado. Entonces, ¿cuál es el beneficio de este
mundo? ¿Qué ganaste? Debes pensar. Si todo se nos ha dado, si el mundo entero
nos es dado esta noche, ¿qué es lo que haremos si no tenemos a Allah? ¿Qué es
lo que haremos si no tenemos Islam? ¿Qué es lo que haremos si no adoramos? ¿Qué
haremos entonces? ¿Sentarnos, comer sin parar y dormir sin parar? Entonces tu
vida no habrá tenido sentido.
Hz
Sahib us Sayf Sheykh Abdul Kerim al-Kibrisi (qs)
martes, 28 de octubre de 2014
Enseñanzas del auténtico Islam: "Serán tratados de acuerdo a vuestras acciones"
Nuestro Grandsheykh dice que
toda persona, todo siervo de Allah Todopoderoso, tiene dos posiciones o
deberes: uno hacia su Señor, y otro hacia las demás personas. Hacia Allah
Todopoderoso, su deber es ser un siervo sincero de Allah, sin pedir ninguna
recompensa en este mundo ni en la Próxima Vida.
Hacia las demás personas,
primero debemos amar a los siervos de Allah. Debemos conservar en nuestros
corazones el amor por ellos sin hacer ninguna distinción entre ellos. Allah
creó a Sus siervos limpios: en su origen fueron amados. Ustedes aman a sus
hijos, aún cuando hagan cosas equivocadas. Allah Todopoderoso creó a la gente
originalmente limpia de todo mal y demonios, y de toda incredulidad. Su esencia
es limpia, siempre. Como un anillo que cae al toilet. Pueden tomarlo y lavarlo,
y estará nuevamente limpio. La esencia de la humanidad es infinitamente
preciosa, la cosa más preciosa a la vista de Allah. Por lo tanto, debemos
gustar de toda la gente, porque son los siervos de nuestro Señor, y son la
creación de nuestro Señor. Esa es nuestra primer obligación hacia los demás.
Nuestra segunda obligación, o
deber, hacia las personas es ayudarlas tanto como podamos. Debemos ayudar a
todos, de acuerdo al hadiz de nuestro Profeta (asws): "Ayuden a todas las
personas, ya sean opresores u oprimidos". Cuando nuestro Profeta (asws)
dijo esto, sus Sahaba preguntaron: "¿Cómo podemos ayudar a los
opresores?". El Profeta (asws) contestó: "Tomándoles su mano para
evitar que opriman".
Nuestra tercera obligación
hacia los demás es pensar bien de todos. No debemos tener malos pensamientos
acerca de la gente.
Estas tres características o
actitudes hacia los demás: amarlos, ayudarlos y pensar bien de ellos, son
deseados por todos los creyentes, de hecho, por toda la gente. Son señal de
carácter elevado, aceptable a la vista de nuestro Señor. Sin ellas nadie es
aceptable a la vista de su Señor. Cuando una persona mantiene estas
obligaciones, será recompensada por su Señor haciendo que la gente la ame y la
respete. Este es el secreto del éxito en nuestras vidas y el significado del
hadiz: "A malukum um malukum" (Serán tratados de acuerdo a vuestras
acciones). ¡Tantos pecados pueden ser perdonados manteniendo esto! ¡Nunca dañen
a nadie ni con vuestra mano ni con vuestra lengua!
Todos los no-musulmanes
viviendo en comunidades islámicas tienen el mismo derecho que los musulmanes.
Nuestro Profeta (asws) dice: "¡Cualquiera que dañe a un siervo protegido
me está dañando a mí!". Si entendemos este hadiz, debemos observarlo. La
complacencia de nuestro Señor está con esta característica.
Maulana Sheykh Nazim al-Hakkani, "Mercy Oceans, I".
miércoles, 22 de octubre de 2014
El necio furcio de Ehud Manor
En una entrevista publicada el
día 20 de octubre de 2014 al historiador social y político judío Ehud Manor por
el diario La Capital de Rosario,
sintetizando toda una ideología, éste dice:
"De
pronto, con la aparición del grupo Estado Islámico o Isis, se ve que hay una
problemática fundamental con el Islam, que hay que reconocer que el Islam
facilita algunas ideas políticas, no religiosas, sino de la relación entre
teología y política. Hay un problema con el Islam, y esperamos que el mundo por
fin lo vea y lo entienda".
Sus palabras sobran para
revelar las oscuras pretensiones diabólicas de quienes se arrogan el dominio
del mundo tras la imposición de cosmovisiones y culturas apócrifas, buscando
desmerecer el sendero espiritual revelado por Dios para el bienestar de los
hombres en el mundo.
No hablaremos de la falsía
inherente a la creación del Estado de Israel, ilícitamente concebido sobre
tierras musulmanas pertenecientes al Califato Otomano con el nefasto tratado de
Balfour luego de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, debemos resaltar que
la idiosincrasia del pueblo judío actual también resulta de una conveniente
mixtura entre política y religión que ha dado como resultado el gran cáncer
sionista que roe las entrañas de la política y la cultura global. Ellos han sido
los principales portaestandartes de la democracia, falsa forma de política que
tiende a la esclavitud ególatra al liberar las pasiones más inferiores del
hombre en sociedad, forma totalmente contraria a los dictados de Dios tanto
para el pueblo judío como para la Cristiandad y el Islam. Recordemos que Moisés
recibió la revelación de Dios con una Ley como constitución para el pueblo
judío. ¿No es esto, según el criterio del seudo intelectual judío citado por el
periódico, una "peligrosa mezcla de religión y política"? Ahora bien,
fácil resulta achacarle al Islam todos los errores propios a una herejía,
cuando es justamente el Islam el que se opone a toda estratagema demoníaca
surgida de las intenciones dudosas de quienes detentan el poder. Toda religión,
desde el momento en que es revelada para la reforma del ser humano, conlleva un
determinado número de leyes, tanto individuales como comunitarias, que deben
ser observadas para la corrección tanto espiritual como social de la humanidad.
Y si hablamos de comunidad y de sociedad, de seguro que estaremos ante una
aplicación de la religión emparentada con lo que se entiende por política. Así,
en las teocracias de antaño, las civilizaciones tenían reyes, soberanos,
califas y sultanes encargados de aplicar las leyes divinas en el ámbito social.
Esto ha sucedido tanto entre judíos, como entre cristianos y musulmanes. La
democracia es un invento posterior que surge de la total desconexión con Dios,
con Sus leyes, y la forja de nuevas leyes según los criterios más infrahumanos,
que es justamente lo que estamos viviendo a escala global.
Muchas veces se ataca lo que se
teme, y éste es el asunto con el Islam: los murciélagos rehúyen la luz diurna
porque les hace arder los ojos, confundiéndola con un mal, prefiriendo la tiniebla
a la claridad anunciadora de toda belleza.
Como decíamos más arriba, las
palabras de este seudo intelectual constituyen la evidencia cabal de toda una
ideología subversiva que se pretende imponer a la opinión pública. Se dicen
"liberales" y no hacen más que mostrarse irrespetuosos e intolerantes
con lo que no transige con sus pensamientos acerca de la realidad: he aquí el
peligro más evidente de estas cosmovisiones apócrifas que nos atronan la
conciencia con su verborragia de "libertad, justicia e igualdad".
Para que nos sirva de ejemplo,
en un arrebato de mística mundanidad y resaltando los valores
"democráticos" de la Nación de Israel, enclave opresor en Tierras de
Santidad, dice: "El turismo está en
permanente crecimiento, Tel Aviv es una de las capitales gays, una meca
gay". ¡Notable concepto de la virtud y el ejemplo!
América Latina está despertando
a la realidad del Islam. Las palabras de este hombre ya no deberían engañar a
nadie. El problema no es el Islam, el problema lo tiene él consigo mismo,
triste y lamentable títere del mal.
lunes, 20 de octubre de 2014
Sabiduría Serrana: Don Ibra
Aún el recuerdo sigue
trayendo al rincón presente de mi corazón la especial estampa de don Ibra
montado a su burrito, las alforjas repletas de hierbas buenas y el tranco
lento, manso, noblemente espiritual que desde tiempos remontados a mi niñez le
fue bellamente característico. Aún mi alma se regocija con su signatura de
humilde centauro serrano cuando, enfundado en su poncho verde, legado por
telares antepasados, memorables de urdimbre cósmica, subía despaciosamente los
cerros en busca de aquella bendita comunión con la madre naturaleza que le
proveía de su savia medicinal. ¡Cómo olvidar a don Ibra cuando nos era una
delicia sobrehumana, para nosotros, mocetones imberbes recién entrados a la
vida, disfrutar de su infusión espiritual mientras nuestros corazones absorbían
como esponjas vírgenes sus infinitas palabras de sabiduría!
Don Ibra era de aquellos
hombres arquetípicos que resisten impasiblemente cualquier erosión del tiempo,
uno de esos retoños de la tierra germinados para perdurar porque una fuerza
trascendente los nutre con la esencia misma de lo universal, de lo que ha
superado las fronteras de la vida y la muerte para elevarse y ser una
herramienta de guía para los demás. Esto es una reflexión propia, claro está.
Don Ibra, en su ejemplar sencillez campechana, jamás hubiese sospechado
siquiera su grandeza humana, y eso lo hacía aún más grande; su total falta de
arrogancia, su desapego franco y elemental, eran la norma que nos hablaba de su
absoluta originalidad natural. Y eso nos atraía a él, como la luz de la vela a
las polillas indefensas. Y como las polillas, nos permitíamos ser abrazados por
su luz. Así crecimos. Así nos educamos. Así nos hicimos hombres. Gracias a don
Ibra, el místico a burrito.
Acomodándose el sombrero de
ventral seco, acariciándose su profusa barba blanca, tomando unos sorbitos del
mate de Dios y humeando finamente los rumores ancestrales de un chala, como
perdiéndose en tiempos escondidos que a través de él se hacían presentes ante
nuestra silenciosa maravilla, don Ibra nos decía:
"Un
hombre en su ranchito, contento y a gusto con lo que Dios le ha dado, tal vez
con muy poco, pero conforme, agradecido y sin preocupación, es mil veces
superior a quien se desvive por mantener castillos de arena construidos con el
oro que el tiempo convierte en polvo de cementerio. Muchachitos: para ser
felices, ustedes sólo necesitan un techo que los cubra, un ponchito que los
proteja del frío y un buen plato de sopa. ¿Qué más puede realmente necesitar el
hombre en esta vida?"
Y él era el ejemplo cabal de
sus enseñanzas. No hay virtud más loable en un maestro de la vida que ser en su
obrar el fiel reflejo de lo que predica. Y don Ibra ante todo poseía la inmensa
e incuestionable virtud de ser un hijo auténtico de la serranía, paisaje vasto
en donde Dios ha soplado su aliento sobre la tierra levantando montes y cerros
que transmiten una belleza especial asociada a horizontes sin límites, a
elevaciones, ascensos, donde el hombre puede encontrar la cima misma de su
profundidad. Don Ibra, a lomos de su burrito, era un fragmento precioso de
aquella inmensidad. Nosotros habíamos nacido en el pueblo, atorados con su
cúmulo de costumbres y habitualidades. Don Ibra pertenecía al cerro, era una
extensión de él, y hacia el cerro íbamos a beber de su sabiduría. Por supuesto,
todo tiene su sabiduría. La sabiduría del pueblo es utilitaria, comercial,
mudable, apta para la mera transacción, el soborno o el fraude. Don Ibra tomaba
de algo más allá y nos daba de beber un jugo fresco, siempre renovado, que nos
hablaba del sentido de ser hombres, de nuestro lugar, del equilibrio
fundamental que se necesitaba para cumplir con una misión que el pueblo
desconocía y que nos refería la esencia misma de la libertad en su autenticidad
natural. Porque la montaña tiene una sabiduría que le es propia y especial, un
saber ancestral que pervive incólume a través de las centurias y las
generaciones, y que siempre encuentra vástagos honestos y limpios como don Ibra
para que pueda ser compartida con quien tenga oídos capaces de escuchar. Don
Ibra fue un transmisor de la sabiduría del monte, y nosotros sus discípulos
pueblerinos. Una vez, señalando un sol esplendorosamente radiante, nos dijo:
"¿Ven
el sol? Todos los días nos llega dándonos de su luz y calor. Sin él, ¿qué sería
de la vida de esta naturaleza? Vean ustedes, el sol sale cada mañana y nos
llega a todos, él no discrima ni distingue según el color, la religión, el
idioma, la posición, ni siquiera si uno es bueno y el otro es malo, si aquel es
santo y este otro pecador. Nada de eso. El se brinda a todos y todos se deben a
él. Sean ustedes así. Sean como el sol, bríndense e iluminen sin distinciones.
Sean buenos con todos, y todos serán buenos con ustedes".
Y allí estaba el sol, dándonos
una lección desde las palabras aladas de don Ibra. Allí estaba ese sol, que
había estado siempre, pero que desde aquel instante cobraba una dimensión
peculiar, casi solemne, en nuestra fértil intuición. Fue entonces cuando
comprendimos por qué el astro rey había sido la figuración del principio
supremo para innumerables pueblos de la antigüedad. Fue entonces cuando desde
el asombro contemplamos cómo los cerros, los montes, los valles, los llanos, se
convertían en un escenario mágico transitado por cientos y miles de seres
humanos de momentos pretéritos que se reunían al amparo de la voz de un mismo
canto esperanzador, un canto que ofrendaban al sol, y que el sol se encargaba
de difundir por los rincones más inhóspitos de la tierra y por las venas más
ocultas de la humanidad. Entendimos entonces la expresión inútil y grosera que
representaba toda violencia, y que el respeto es la forma primordial y el
portentoso sustento para toda relación buena como para toda feliz convivencia.
Y así aprendimos a respetar y a convivir pacíficamente con los demás.
Ninguno de nosotros supo jamás
nada sobre el pasado de don Ibra. Nuestros mayores del pueblo lo consideraban
un viejito bonachón que en tiempos de su juventud había sido un campesino de
hábitos errantes, según ellos poco cercanos a la "civilización", pero
sí a la austeridad incomprendida que rodea con su halo protector a los ascetas.
Para nosotros, don Ibra era la viva representación del misterio; pero no de la
manera en que lo oculto seduce buscando incesantemente ser develado por
curiosidades infantiles, sino desde la indómita perplejidad que lo desconocido
infunde al corazón abierto, dispuesto a ser colmado por revelaciones parciales
que jamás entregan el sentido completo del misterio, pero que son atisbos
poderosos de lo que late profusamente más allá. Para nosotros, que no
buscábamos desentrañarlo, sino experimentarlo, el misterio se develaba un
poquito más con cada una de sus enseñanzas. Desde el primer momento percibimos
que ese misterio era inagotable...
"Sean
como el agua de manantial que se origina por la lluvia entregada desde el cielo
hacia la cima de la montaña y desciende por cauces diversos siendo flexible y
fluida. ¿Qué sucede cuando la corriente se encuentra con grandes rocas que
atravesar? ¿Lucha con la roca para ocupar su lugar, desplazarla y seguir la
marcha, o se abre ante ella para discurrir serenamente por sus lados? La roca
queda allí y la corriente continúa su tránsito amoldándose a los obstáculos que
se interponen ante ella. Sean como el agua frente a las rocas de los
obstáculos. Sean fluidos, no luchen contra ellos, no se distraigan con ellos,
continúen serenamente la marcha hasta que lleguen al mar y sean absorbidos por
su inmensidad". Decía esto, nos sonreía con una complicidad
espiritual muy suya, muy serrana, se despedía tomando un último mate mentolado,
y montado a su burrito leal se perdía tras un sendero de tierra que se internaba
en el pedregoso boscaje del cerro. ¿Hacia dónde iba? Nunca le preguntamos,
nunca nos importó. Quedábamos absortos en la pausada pronunciación de sus
palabras que con ecos infinitos redoblaban el mensaje en los oídos de nuestras
almas... Y tal vez pasaba media hora, una hora, ¿quién sabe?, tal vez el tiempo
del mundo, y la medida se tornaba insuficiente, insignificante, cuando ya nos
encontrábamos descendiendo hacia el pueblo, que adquiría un tinte nuevo y nos
brindaba la enorme oportunidad de empezar a ser los hombres que don Ibra nos
enseñaba ser.
En cierta ocasión, uno de
nosotros llegó al cerro cargando con un estado febril bastante alto. Don Ibra
extendió su poncho verde en el suelo rocoso e hizo que se acostara sobre él. Se
sentó a su lado y pacientemente comenzó a tamizar en un cuenco de madera
algunas hierbas que sacó de su bolsito tejido. Nos dijo:
"No
hay dificultad alguna que no traiga consigo una bendición. Mas deben aprender a
afrontar toda dificultad con paciencia y ser perseverantes. La enfermedad es
una prueba, un mecanismo de purificación. Como todo proceso, tiene su tiempo, y
sólo las hierbas del Señor se ajustan a él. Sean pacientes, respeten el tiempo
de cada cosa, y tengan confianza en Dios, que de Él nos llega la prueba y de Él
proviene la cura". Mientras hablaba ultimó la infusión que dio
de beber a nuestro enfermo. A los días sanó. Claro estaba que los tónicos y
jarabes que los fármacos del pueblo vendían a nuestros mayores suponían alivios
rápidos para sus dolencias y enfermedades. Pero también, con el correr del
tiempo, se hacía más que evidente que esas curas espontáneas dejaban secuelas,
muchas veces graves, que requerían de tratamientos un tanto más específicos y
más invasivos para la salud del enfermo. La medicina de la paciencia de don
Ibra reconducía nuestra fe hacia horizontes donde la dificultad se resolvía a
sí misma y el temor se desvanecía frente a la confianza. Paciencia y
perseverancia, las hierbas del Señor.
Pero un día sucedió lo
inesperado, aquello para lo que no estábamos preparados, o tal vez no queríamos
estarlo. Don Ibra no bajó. Un día, luego otro y otro, subíamos esperanzados al
monte y el trote ausente de su burrito nos traía un rumor de la altura que en
un principio no supimos discernir. Y nuestra impaciencia inicial trocó en
interrogantes angustiantes, en fantasmas de incertidumbre que cubrían con
sombras espesas y confusas nuestros pensamientos de juventud. Luego, uno a uno,
los integrantes de nuestro grupo fue abandonando la rutina del ascenso al
cerro, resignando la espera de don Ibra al recuerdo encargado de regar las
semillas que durante cierto tiempo había sembrado en nuestros corazones. Uno a
uno fue optando finalmente por reasignarse a los engranajes del pueblo y
consolidar una situación que el destino se obstinaba en dramatizar. Tan sólo yo
seguí subiendo esperando nuevamente la llegada milagrosa de don Ibra. Sin
embargo su presencia se resistía a descender, oculta ya en la bruma de la
eternidad.
Un atardecer, ya casi entrada
la noche, esa noche que sobre la montaña se abre infinita en un inmenso manto
de estrellas que custodian inexorables los portales del cielo, me encontraba a
la vera del sendero pedregoso que días pasados nos traía a don Ibra, cuando
repentinamente una brisa cálida empezó a agitar las ramas de los árboles y las
hojas silvestres de la vegetación originando un susurro profundo que se me
antojó un diálogo íntimo, secreto, entre el viento proveniente de la altura y
la flora que me rodeaba. Fue entonces cuando confundida con el rumor de la brisa
se me hizo presentemente clara la voz de don Ibra que decía:
"He
cumplido la misión que en la vida debía. Ahora soy ráfaga de lo alto, me he
fundido con el cerro y las estrellas, con la piedra y el sol. Mis palabras
perdurarán porque no son mías, son de la humanidad, son de la lluvia que
fecunda la tierra y la hace germinar, son del fruto que nutre y se reproduce en
cada estación, durante siglos, y alimenta las almas de quienes siempre tienen
sed de verdad y libertad. A ti te corresponde contar mi fragmento de mundo, a
ti te corresponde cantar los versos que de mí tu corazón haya escrito, a ti te
corresponde prolongar este arte sagrado que la vida imita sin cesar en cada
pulsación, en cada movimiento, en cada humor. Es tu misión. Cumple con ella y
estarás conmigo para siempre..."
La memoria del universo ha
construido un templo para don Ibra en la cima de la montaña que todos guardamos
en el corazón. Una vez que decidimos escalarla con esfuerzo y buena voluntad,
don Ibra se nos revelará en su forma más bellamente humana para renovar nuestra
fe y nuestra esperanza. Allí estará.
domingo, 12 de octubre de 2014
Sultan Abdul Hamid Khan y el General
Sohbet
dado por Hz Sahib us Sayf Sheykh Abdul Kerim al-Hakkani (ra) el 24/10/2006 en
la Dergah Osmanli Naksibendi Hakkani, Siddiki Center, New York.
Bismillahi Rahmani Rahim.
Medet Ya Seyyidi Ya Sultanul
Awliya, Medet.
Ocurrió un incidente. Esto se
adapta para ti y para mí, para que comprendamos la historia de un hombre que
estaba en el camino de Allah y que cumplía las órdenes al cien por ciento.
Solamente hizo una cosa.
En el tiempo de Sultán Abdul
Hamid Khan (Jannat Mekat), durante los últimos días, cuando había confusión en
todos lados y Sultán Abdul Hamid Khan ya estaba casi solo. No tenía demasiados
ayudantes a su lado. Tantos ayudantes se habían vuelto traidores y él no podía
confiar en ellos. Entre algunos de los que podía confiar había un general del
ejército, un general de alto grado. Mehmet Aqif Ersoy nos lo dice, él nos está
contando la historia tal como ocurrió. Él dijo que luego de que el Sultán se
retirara de este mundo, el Califato fue removido y las maldiciones empezaron a
bajar sobre la humanidad. Cuando el Califato es removido entonces las maldiciones
llegan de cualquier manera. No necesitas escucharlo por ti mismo. Maldiciones
descienden sin parar sobre la humanidad diciendo: "Ustedes son quienes han
removido al Califa". Y descienden las maldiciones, desde ese tiempo hasta
ahora. Por eso es que no aceptamos su sistema, el sistema de
democracia-hipocresía. Todo el que lo acepte está demostrando que no quiere al
Califa, no quiere que eso gobierne. Por eso es que están alabando a la
democracia. El Califato, eso es lo que Allah quiere.
Así que Mehmet Aqif Ersoy dice:
"Cada mañana voy a la mezquita de Sultán Ahmet, en Jama'at. Voy temprano
en la mañana y cerca del Mihrab veo a un anciano. Su cabello y su barba son
completamente blancos, blancos como la nieve. Continuamente él está llorando.
Cada vez que voy encuentro a ese hombre llorando. Desde afuera veo que él es el
primero en la mezquita. Pero él siempre está sentado, haciendo tasbih y
llorando. Un día me acerqué a él y le dije: 'Oh santo, ¿por qué lloras tanto?
¿Te has apartado de la misericordia de Allah? ¿Por eso lloras? La misericordia
de Allah está llegando'". También le dijo: "Oh, estás viendo hacia
afuera y lo que han hecho (al remover el Califato). Qué cosa más necia que han
hecho. Por eso es que lloras".
El anciano le dijo: "No me
hagas hablar. Mi corazón se detendrá". Le dijo: "Por favor habla.
Dímelo". Dijo: "Te lo contaré. En tiempos de Sultán Abdul Hamid Khan
(Jannat Mekan) fui un general de rango. Mis padres fallecieron. En la zona de
Izmir teníamos muchas tierras y granjas. Así que mandé mi carta de renuncia al
Sultán pidiéndole que me apartara del ejército. Al momento el Sultán me envió
su respuesta diciendo: "No, ahora no podemos permitirnos dejarte marchar.
Hay un gran problema que nos espera y necesito un par de personas como tú a mi
lado. Así que no aprobaré lo que estás pidiendo". Dijo: "Estaba
triste. Pero teníamos tanto trabajo que hacer. Un día necesité ir a Estambul y
me dije a mí mismo: Ahora que estoy aquí voy a visitar al Sultán. A causa de
que tenía una gran autoridad, yo podía ir y visitarlo". Por aquel
entonces, en la mañana, la puerta del Sultán estaba abierta para todos. Hoy en
día ni siquiera el intendente abre la puerta para la gente. La puerta del
Sultán Otomano estaba abierta. La gente llegaba y daba sus quejas, pidiendo y
hablando. Esto era en el peor momento.
Así que dijo: "Llegué ante
el Sultán. Él estaba sentado sobre su sillón. Me miró y bajó su rostro. Ya no
me miraba. Dije: 'Su Majestad, te he enviado una carta'. Instantáneamente me
dijo con dureza: 'Te he enviado la respuesta'. Dije: 'Así es, por eso es que
ahora estoy aquí para pedírtelo, debido a que esta es la excusa que tengo'. El
Sultán movía su cabeza. No me miraba, y nuevamente pedí que me dieran el alta.
Así fue que levantó su rostro, me miró con rudeza y dijo: '¿Entonces qué puedo
hacer? ¿Tanto lo pides? Márchate'. Y lo exceptuó. Asunto acabado. El Sultán
movió su mano de esta manera. En nuestra tradición, si alguien te habla y te dice:
'Muy bien, márchate', significa: 'Ya no estoy feliz contigo', y mueven el dorso
de su mano hacia ti. Cuando dicen: 'Anda con bendiciones', es de esta manera,
con la palma de la mano hacia ti. Pero cuando es con el dorso de la mano, de
manera correcta significa: 'Piérdete'. Continúo contando: "Esa acción me
acabó. ¿Pero qué podía hacer? Ya no podía revertir esa situación, y
regresé".
"Muy poco tiempo después
ocurrieron tantos incidentes que entendí por qué el Sultán no me quería dar el
alta. Pero una noche tuve un sueño. En el sueño veía al Ejército Otomano.
Estaban todos ubicados en líneas rectas. Todos los generales estaban al frente
del ejército y llegó Sultán Abdul Hamid Khan y los saludó. Y el Profeta (asws)
se encontraba frente a él, y él (el Sultán) decía: 'Ya Rasulullah, el ejército
del Islam está preparado. Como gustes. Da la orden. Haremos lo que mandes'.
Todos veían al Profeta (asws) excepto yo. Cuando miraba desde lejos veía al
Profeta (asws) como una luna, brillante. Pero no podía ver al Profeta (asws)
(en su forma humana). Sin embargo el Sultán y todo el ejército lo veían".
"Y el Profeta (asws) miró
el ejército desde el principio y llegó al final, y el batallón, el grupo del
final se suponía que estaba bajo mi autoridad. Pero yo no estaba allí. Entonces
todos los soldados estaban muy desaliñados. No estaban en orden. El Profeta
(asws) miró al Sultán con rudeza y le dijo: '¡Ya Sultán! ¿Dónde se encuentra el
general de ese grupo de gente?', y el Sultán bajó su rostro diciendo: 'Ya
Rasulullah, ese quiso retirarse tempranamente. No quería darle el alta pero lo
pidió reiteradamente. Así fue que ya no pude decirle que no. Entonces lo envié
a retiro. Lo hice marchar'. El Profeta (asws) lo miró y dijo: '¡Ya Sultán! Al
que hiciste marchar también lo haremos marchar de nuestra asociación'. Luego de
aquel día jamás dormí por la noche. He estado llorando sin detenerme pero no he
tenido sueño alguno. Luego de aquel día abandoné todo. Dejé todas mis
pertenencias a la gente. Allah me envía el sustento pero he perdido. No he
visto al Profeta (asws) y luego de eso ya no tuve más sueños buenos".
Esto no es una broma. Esto es
real. Real, real. Si entiendes lo que eso significa entonces llorarás mucho. Si
no lo entiendes entonces eres un asno. ¿Qué podemos hacer? Del modo en que
vives será como mueras. Del modo en que mueras seas levantado. Esto es un
hadiz-e sherif. Si mantienes a Allah como prioridad, entonces Allah te mantiene
como prioridad. Si mantienes a Allah de segunda clase, entonces te estás
acabando a ti mismo. Allah nunca es segundo. Si el mundo entero dice:
"Mantenemos segundo a Allah", Allah no es segundo. Allah es primero.
Es una bendición para el hombre que entienda el favor que Allah le ha concedido
al facilitarle Su alabanza. Como dice Sheykh Mevlana: "Vive por Allah y
muere por Allah". Es una bendición para ti. Entonces Allah pregunta:
"¿Qué quiere Mi siervo? Dádselo". Y cuando tú dices: "Ya Rabbi,
quiero, quiero", Él dice: "Lo que quieras. Cuando estás a Mi servicio
te lo doy todo. Dices que Me amas, Yo te amo y también Soy tuyo. Estoy a tu
servicio". Allah está a nuestro servicio. ¿Qué servicio le damos a Allah?
¿Qué hacemos, huh? Sólo levantarnos e ir arriba-abajo. ¿Ese es el servicio que
le damos a Allah? ¿Eso se adapta a Su Majestad?
Él nos da todo y nosotros no
podemos devolverle nada. Lo único es cumplir Sus órdenes, intentar cumplir Sus
órdenes. Entonces te estarás dando honor a ti mismo. Todo el tiempo Allah te
está concediendo más honor. Todo el que deje a Allah, que se aleje de Allah,
pierde su honor en dunya y pierde su honor en Ajirat. Esto es suficiente para ti
y para mí.
(...)
Así que sé feliz con lo que
Allah te Ha dado. Si eres feliz con Allah entonces Allah es feliz contigo. Si
no eres feliz con Allah, no vas a molestar a Allah porque no eres feliz con Él.
Pero si Allah no es feliz contigo entonces te espera el desastre.
Wa min Allahu Tawfiq.
Fatihat.
Sahib us Sayf |
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