Mauritania es el Puente
geográfico entre África del Norte y el África occidental, y su música siempre
ha estado definida por esta división. En una escena que se adhiere
rigurosamente a las reglas de la tradición, hay tres ramas musicales
diferentes: Al-bayda, el modo blanco, produce sonidos refinados y delicados, mayormente
alineados con el norte de África; Al-kahla, el modo negro, está más sujeto a
las raíces y a los sonidos masculinos de la música africana sub-sahariana;
whilst l'-gnaydiya, el modo mixturado, combina los dos. Aún así, cuando la
intérprete mauritana Mauloma comenzó a hacer música que mezclaba lo tradicional
y lo moderno, aunando el tidnit (instrumento tradicional del África occidental)
y la guitarra del blues, fue como nada de lo que se había producido con
anterioridad en el país.
Malouma Mint Moktar Ould Meidah
nació hacia 1960 en Mederdra (Trarza) en el seno de una familia de griots.
Junto a un padre que era un renombrado músico tradicional y poeta, y un abuelo
que era un reconocido tocador del tidnit, Mouloma creció dentro de un entorno
musical, y desde temprana edad fue iniciada en los fundamentos del ardin, o
harpa tradicional. Conjuntamente con la inmersión en la música de Mauritania,
la niñez de Malouma transcurrió en la audición de un amplio espectro de estilos
de varios países. Junto a su padre descubrió
la música libanesa, senegalesa, egipcia y bereber, junto a algunos de los
grandes de la música clásica europea. Sin embargo fue el descubrimiento del
blues americano en su temprana juventud lo que revolucionaría su acercamiento a
la música.
Malouma forma parte del
movimiento que se ha dado en llamar “Blues del Desierto”, que reúne una gran
gama de artistas del África Musulmana y que artísticamente demuestra la
emergencia de un estilo muy propio y original que vale la pena escuchar.