Bismillahi
Rahmani Rahim
Desde hace ya unos cuantos
años, y debido al auge mediático de los fundamentalismos apócrifos
concienzudamente promocionados por el inmenso aparato prestidigitador que se
oculta tras la tiniebla del poder y que se nutre de la ignorancia de la masa,
asistimos a un uso lamentable y desafortunado del vocablo 'sunita', concepto
derivado del árabe 'sunni' y que alude a una determinada manera de ser
musulmán, que es decir, creyente. Decimos lamentable y desafortunado, ya que se
lo emplea en referencia a los grupos y/o sectas que se adjudican el accionar
subversivo definido como 'terrorista' y que con violencias injustificadas asola
diferentes partes del mundo. No vemos en esto más que la artificiosa tendencia
de circunscribir bajo un término ampliamente espiritual la oscura trama del más
burdo salvajismo, tendencia que se ajusta admirablemente a la más sutil
maniobra manipuladora que deviene sugestivamente en 'opinión pública'. Notable
resulta vislumbrar como los medios masivos de comunicación vienen empleando el término
'sunita' adosado a 'extremismo' o 'fundamentalismo', sin siquiera permitir al
público una mínima exégesis de lo que en realidad el término comporta. Si esto
fuese posible, de ninguna manera se seguiría utilizando tal vocablo en dichas
referencias. Pero insistimos: todo esto capciosamente responde a una hábil
estrategia de desprestigio, que llevada a un plano metafísico representa el
ansiado predominio del mal sobre el bien.
En rigor, debemos ser claros:
no existe tal cosa como extremismo o fundamentalismo sunita, por más que sus
detractores y detentores se esmeren en presentarlo -o presentarse- como tal
ante la ignorancia pública general. Sí pueden surgir lecturas extremistas de
una religión, cuando a ésta se le quita el elemento espiritual despojándola de
su carácter original, subsumiéndola a los antojos y caprichos de una voluntad obstruida
por la fantasía ególatra de individuos necios y faltos de claridad. Esto ha
sucedido en todo tiempo y en todo lugar. ¡Qué ejemplo notable el de las
cruzadas que los individuos necios y faltos de claridad en nombre del
cristianismo han levantado y levantan contra el mundo del Islam! Por lo tanto,
debemos hablar con propiedad, y nos corresponde, como Musulmanes Sunnis,
aclarar ciertas cuestiones de cabal importancia.
Originalmente el término
'sunni' proviene de Sunnah; es decir, un sunni es quien vive de acuerdo a la
Sunnah. Sunnah es una palabra árabe que puede ser traducida como 'Costumbre' o
'Tradición', y en el contexto de la espiritualidad islámica alude al modo de
vida enseñado por el Profeta Muhammad (asws) en consonancia con la naturaleza
primordial (Fitra) de la criatura humana. Este modo de vida no sólo incluye los
aspectos exteriores como la apariencia física, la vestimenta, las formas
rituales específicas y los comportamientos éticos, sino también los aspectos
interiores como las disposiciones y estados con los que el creyente debe
relacionarse en -y con- la existencia y que son inherentes a su desarrollo
espiritual. El sentido esencial de este término se encuentra íntimamente
relacionado con otro vocablo árabe que la revelación coránica asocia
directamente con el patriarca Ibrahim (Abraham, as): 'Millat'. Milllat, en
nuestro léxico occidental, podría traducirse como 'Cosmovisión', es decir, la
idea que se tiene de la vida, del mundo, y de la felicidad, lo cual es el
factor determinante en el modo de vivir y obrar. Ambos términos se vinculan en
esencia con un tercero, Hikmat, que significa 'Sabiduría'. La Sunnah del
Profeta Muhammad (asws) es el modo de vida tradicional acorde a la Millat de
Ibrahim (as), a la cosmovisión profética revelada por la Voluntad divina, lo
que redunda en una manifestación de Hikmat, de Sabiduría, por parte del
peregrino espiritual que se pone en sintonía con ella.
Ahora bien, ¿cuáles son los
pilares fundamentales de esta tradición, de esta cosmovisión, de esta
sabiduría? En primer lugar el reconocimiento activo y la entrega voluntaria al
Dios creador, Señor absoluto y todopoderoso de los mundos. Luego, y como una
lógica derivación de ello, los atributos elementales que favorecen y nutren
todo crecimiento espiritual de acuerdo a la Voluntad divina: Veracidad,
Honestidad, Misericordia, Paciencia, Respeto, Ecuanimidad, Justicia, Amor,
Caridad, Generosidad, Paz, Perseverancia, Perdón, Humildad. Todos estos
atributos conforman la Sunnah de nuestro Profeta Muhammad (asws), y son los
que, mediante su aplicación positiva, nos hacen musulmanes sunnis, o sunitas,
más allá y al margen de cualquier connotación de fanatismo o politiquería.
Todos esos atributos compendian la realidad original de la prédica profética de
Muhammad (asws), siendo un ejemplo acabado su vida misma, que los musulmanes
sunnis tomamos como ejemplo. Por lo tanto, un musulmán sunni será honesto,
veraz, confiable, respetuoso, ecuánime, justo, misericordioso, paciente,
perseverante, humilde, generoso, caritativo, y un agente para la concordia y la
paz entre los hombres, como lo fue su Maestro, el Profeta Muhammad (asws). Así
será un portador de Sabiduría, de Luz, esclarecido y esclarecedor, promotor del
bien, de los buenos modales y de la correcta educación. Una persona así jamás
podría siquiera dañar a una hormiga, todo lo contrario, se esmeraría
denodadamente en obrar lo mejor en todo momento y circunstancia observando de
cuidar siempre el derecho de los demás, inclusive el de los animales y de todo
lo que compone la creación, no viendo en ella más que la hermosa obra de su
amado Creador. Respetuoso de la cultura de su tierra, sabrá apreciar y
disfrutar lo bello que hay en ella y desestimar e intentar corregir lo malo que
de ella se desprenda, eso sí, no sin antes haber corregido todo aquello que en
sí mismo consienta con la maldad y sea un atisbo de ella. Por esto que un
musulmán sunni por definición sea una persona culta y abierta a la
manifestación artística espiritualmente sana y recreativa, sin valorar jamás la
frivolidad, la banalidad y la grosería que se promueve desde la barbarie
mercantilista. En definitiva, el musulmán sunni buscará su desarrollo personal,
el de su entorno y el del mundo en general, sin recurrir a violencias ni
coacciones de ninguna clase, siendo él mismo un ejemplo de tolerancia y
amabilidad.
En estas breves apreciaciones
hemos querido brindar un exiguo acercamiento a la inmensa realidad de un
concepto burdamente manoseado por quienes, de un bando o de otro, combaten una
guerra que se encuentra a años luz de la verdad espiritual del Islam
Tradicional. Quiera Dios dar claridad a los corazones sedientos por esa verdad
y nos permita ser mejores personas para el bien de los demás.
Wa min Allahu Tawfiq.
Raíces y Sabiduría.
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