Bismillahi Rahmani Rahim
El 18 de marzo de 1915, las
Fuerzas Aliadas de la I Guerra Mundial, abrieron un ataque naval contra el
estrecho de Canakkale para pasar a través de los Dardanelos, alcanzar Estambul
y poner fin al Califato Otomano. Sin embargo fallaron ante el coraje, el
heroísmo, la bravura y la Fe de los Turcos Otomanos.
En honor a los 253,000 mártires
que sacrificaron sus vidas por el Islam. Fatiha.
Medet Ya Sayyidi Ya Sultanul Awliya, Medet.
Cuando miramos a la historia y tratamos
de entender cuánto valor tiene esto (ser musulmán) y cómo lo estamos
manteniendo, entonces deberemos examinarnos a nosotros mismos una vez más. 91
años atrás en este día, los creyentes, aquellos que fueron sinceros con su fe,
con su Señor, probaron y mostraron su fe a Allah –swt-. Ellos pasaron su prueba
y a causa de ellos todavía somos capaces de caminar hoy sobre la faz de la
tierra y somos capaces de decir que somos musulmanes. Pero el precio que
pagaron es muy alto. Eso ocurrió un par de veces más en el Islam pero esta vez
fue sin embargo distinta a aquellas veces. Cuando las así llamadas Fuerzas
Aliadas vinieron en grupo, venían de cada lado del Imperio, tratando de acabar
con el Imperio e hicieron sus cálculos y sus planes. Acabar con el Imperio
significa acabar con el Islam. Ése era su objetivo. El Califa y los soldados
del Califa los sorprendieron muy duramente. Cuando hicieron todos esos planes y
llegaron por todo el Yemen, Arabia y Egipto, y de cada lugar de las tierras del
Islam con la ayuda de tantos traidores dentro del Islam, su objetivo era la
capital del Islam, Estambul. Una vez que hubieran entrado allí declararían el
fin y lo acabarían. Ése era su objetivo. Acumularon soldados por todo el camino
de Australia a Canadá, desde un límite al otro del mundo. Vinieron y rodearon
todo el territorio. Los soldados otomanos estaban luchando en 28 frentes de
batalla. El mundo jamás ha visto una cosa así antes. El mundo ha estado en
guerra pero jamás ha visto una guerra así donde todas las naciones se juntaron
y arrinconaron a una sola nación en la esquina y estaban listos a lanzar el
último martillazo y acabar con el Islam.
Vinieron con casi 525,000 soldados tratando de pasar a través de Canakkale,
Galípoli. Allí es donde los soldados del Islam los sorprendieron a todos, la
última área para la que hicieron todos sus cálculos y dijeron: “Esto se acabó.
Es el fin. Pasaremos este lugar y Estambul se habrá acabado”. La gente que
creía en Allah y Su Profeta (asws) y que se sometieron a sí mismos, sus
voluntades y sus vidas a Allah y Su Religión se pusieron en pie y todos esos
planes se hundieron en esas aguas y esos soldados los ahogaron en su propia
sangre, enseñándole una lección al mundo entero desde ese entonces hasta ahora
de que jamás piensen que el Islam será derribado tan fácilmente. Es imposible.
Pareciera como que está abajo ahora porque hay musulmanes necios alrededor.
Pero no es así. Todavía haya otros que se sientan y esperan como esos soldados
que sacrificaron sus vidas por Allah y Su Profeta (asws).
Ellos (los enemigos del Islam) no alcanzaron su objetivo entonces y nunca van a
alcanzar su objetivo. Imposible. En tanto haya un creyente viviendo sobre la
tierra, será imposible. No lo conseguirán. Esto es para darnos el entendimiento
de lo que es el Islam y para cuando nos llegue el momento ser capaces de
sacrificar nuestras vidas. Esto no se trata de correr, atacar e intentar tomar
algo o robar algo a alguien. No. Sino que se trata de levantarnos y aferrarnos
con fuerza a la Cuerda de Allah como lo hicieron los Sahabas. Ocurrió que un
Sahabi-e Ikram estaba en el frente de batalla cuando una flecha llegó a su ojo,
entró en él y lo cegó; él se quitó la flecha. En esa batalla ocurrieron ciertas
traiciones y se volvieron sobre sus espaldas y fueron a saludarlo; él les dijo:
“¿Qué están diciendo? En vez de tener dos ojos y mirar hacia atrás
(significando “huir”), es mejor tener sólo un ojo para mirar siempre hacia
delante y dar esta vida por la Causa de Allah.”
Esto es lo que estos soldados hicieron en Canakkale. Nadie puede decir, o
darles el trato o darles el título que se merecen, tal como el poeta dice: “No
puedo darles nada ni hacer nada por ustedes, pero el Sagrado Profeta (asws)
está esperando frente a ustedes. Él ha abierto su manto para cada uno de
ustedes”. Cuando nos sentamos, pensamos, nos concentramos y tratamos de
entender qué es lo que ocurrió y cómo esa gente dio sus vidas, ni encontramos
en nuestros corazones que somos capaces de decir: “Si yo hubiera estado en esa
situación, también sacrificaría mi vida”, entonces examina tu fe. Con esa fe no
puedes llegar a a ningún lugar. Necesitas esa clase de fe para pasar el Sirat,
el puente [que se tiende sobre el Fuego hacia el Paraíso], si entiendes qué es
sacrificar tu vida por Allah, por Su Profeta (asws) y por Su Religión. Si no
encontramos eso en nuestros corazones entonces debemos examinarnos a nosotros
mismos y debemos trabajar en nosotros mismos para ser capaces de comprender qué
es el sacrificio por el Islam. Cuando se trata de hablar, es fácil. Debemos
pensar y concentrarnos para comprender. Entonces eso hará que nuestra fe
crezca.
Para tu información, para que entiendas cuan grande fue esa guerra, cuan fea se
hizo y cuan cerca estuvo, deberías saber que las líneas delanteras de soldados
eran desde esta pared hacia aquella pared (Sheykh
Effendi señala las paredes de la dergah). Los soldados Otomanos estaban en
esa pared y el enemigo intentaba ingresar pasando a través de esa pared.
Estaban llegando. Se acercaron tanto que sólo mediaban 10 metros entre ellos.
Fui hacia esas áreas y observe esos lugares. Cuando observas eso es cuando
entiendes cuanto sacrificó aquella gente. Era imposible que tuviesen alguna
duda en sus corazones de que no iban a regresar con vida. Pero ellos llegaban
continuamente, sin detenerse, desde todos lados. Ellos sostenían en alto la
bandera del Sagrado Profeta (asws). Ellos dieron sus vidas y Allah les dio
honor con ese título. Es imposible para nosotros o para cualquiera darles honor
con título alguno, pero Allah-swt- lo hizo.
Un incidente que ocurrió fue que un capitán estaba observando profundamente y
pensando “Si ellos pasan de este lugar, ¿qué vamos a hacer?” Todos comprendían
que si (los enemigos) pasaban por Galípoli entonces Estambul estaría acabado.
El Sultán y la Khilafat (el Califato) estarían prisioneros en las manos del
enemigo. Y todos ponían algo de sí en esa guerra, desde los soldados hasta los
generales. Un hombre llamado Ali Chawsh apareció detrás del capitán. El capitán
lo miró. Ese hombre estaba con un gran dolor y sin embargo estaba sonriendo y
confortando al capitán diciendo: “Oh capitán, no se preocupe. Todavía tenemos
mucho detrás como para hacer una montaña de hombres para que estos enemigos no
pasen”. Y dijo: “Pero tengo un gran dolor”, porque un bala grande le llegó,
golpeó su mano, se destruyó toda y solo un pedazo sujetaba la mano al cuerpo.
Tomó su cuchillo y dijo: “Por favor, corte esta parte. De ese modo seré capaz
de luchar más libremente”. El capitán miró, tomó el cuchillo y cortó su mano.
Entonces ese hombre se volvió y corrió al frente (que como digo estaba a solo
diez metros de ellos) diciendo: “Debo entregar mi vida. Antes que muera sentado
aquí debo morir de esa manera”. Entró en las líneas enemigas y muchas balas le
alcanzaron. Estaba tendido en el suelo. En ese momento otros soldados también
atacaron y tomaron la línea enemiga. Fueron donde ése y el capitán pidió si
alguien tenía un pedazo de pan para este soldado que estuvo listo a dar su
vida. Ese batallón no tenía un pedazo de pan que comer desde hace una semana.
Un pedazo de pan apareció desde el otro lado y les llegó a sus manos. Ése
estaba tendido sonriendo y diciéndole al capitán: “Oh capitán, por favor guarde
ese pedazo de pan porque ya estoy contando los minutos para irme de esta vida.
Guarde ese pedazo para otro de mis hermanos para que pueda darles energía para
luchar”.
Si esto no está moviendo tu corazón entonces estás perdiendo tu fe. Allah –swt-
nos ha dado de todo. Ellos no tenían nada, ni siquiera un pedazo de pan que
comer. Pero se levantaron por su fe, para salvar el Islam y darnos posibilidad
de vivir, inshaAllah ar-Rahman. Como dije, si nos sentamos y hablamos sobre
ellos hasta el próximo año, no es suficiente. Si los honramos hasta el otro
año, no es suficiente. No es uno, son 253,000 soldados que murieron de esa
manera. El enemigo vino con 525,000 soldados. Si comparamos lo que el enemigo
tenía y lo que estos soldados tenían, si comparamos las tecnologías que tenían,
es imposible de comparar. Pero fue imposible que ellos pasaran.
También mencionaremos otro incidente. Seyyid Chush fue quien puso la última
bala dentro del cañón y detuvo uno de los grandes barcos que estaba pasando. Él
alzó sólo la bala porque todos sus compañeros habían muerto. Así que no había
nadie para ayudarlo a levantar esa bala y ponerla dentro del cañón. Él utilizó
todo su poder pidiendo apoyo y medet, y levantó la bala para ponerla en el
cañón. Esa bala pesaba 300 kg. Y esa bala hizo el último trabajo. Hizo estallar
el barco entero, y ese fue el momento en el que las Fuerzas (enemigas) dijeron
que era imposible pasar a través del canal para entrar en Estambul. Se
detuvieron y se retiraron.
Claro que
ocurrieron tantos otros incidentes. Estamos hablando de 253.000 mártires. Por
lo tanto, tenemos que hablar 253.000 veces. Cada uno tiene una historia
diferente. Esto para que entre en tu corazón y en tu mente y nunca lo olvides,
porque estoy viendo que algunas personas incluso dudan en sacrificar kurban en
estos días, incluso cuando tienen de todo. Ese año (de la guerra), en la nación
entera, en toda Turquía, nadie realizó el Kurban (sacrificio). Tomaron el
Kurban y lo dieron al ejército, apoyando al ejército, y los ‘Ulema y Awliya’
dijeron que la nación entera ya había sacrificado su Kurban. Cada hogar tenía
un mártir que había sido dado en el Camino de Allah. Así que debemos entender
dónde estamos y dónde estuvieron ellos (en qué nivel de Fe). Si nos sentamos,
pensamos y entendemos en profundidad por nosotros mismos, entonces ninguna
depresión, ningún problema y ninguna preocupación podrá interponerse en nuestro
camino porque entonces tendremos una preocupación mayor diciendo: “¿Qué hemos
hecho? ¿Qué estamos haciendo por la Causa de Allah y por la Causa de Su Profeta
(asws)?” Debemos comprender esto. De vez en cuando debemos pensar en esto, de
vez en cuando debemos pensar en ellos y de vez en cuando debemos leer (Fatihat)
por sus almas. Si lo haces, entonces también recibirás su visita. De alguna
manera, de algún modo, ellos estarán felices sabiendo que aún hay gente
viviendo sobre esta tierra que está intentando vivir por la Causa de Allah y
que aún está continuando con lo que ellos dejaron.
No hubo
solamente hombres luchando. También hubo tantas muchachas en esa batalla. Un
soldado Anzac decía: “Estaba mirando en el frente de batalla a esta joven
muchacha que disparaba con tanto coraje; ella le daba a todo lo que apuntaba.
Ella estaba sentada desde la mañana hasta el atardecer y todos intentaban
llegar a ella. Sin embargo no eran capaces de matarla, y pensábamos que allí
habría un gran batallón porque tantas balas llegaban desde todos lados. Al
atardecer una bala la alcanzó y cayó. Cuando ella cayó entramos a esa zona y
sólo la encontramos a ella y a otro niño; contamos 63 balas en su cuerpo.” Esa
clase de Fe salvó al Islam.
Así que,
insha’Allah, no dudo en decir que ellos no pudieron pasar entonces y que no van
a poder pasar en este momento porque aún hay hijos y nietos de esa gente
viviendo sobre esta tierra. No importa lo que hacen los enemigos. Ellos están
sentados y esperando tranquilamente por una marcha hacia delante desde el
Sagrado Profeta (asws). Hemos contado, insha’Allah ar-Rahman, algunos Fatihats
para sus espíritus e insha’Allah veremos más tarde (los resultados) de lo que
hemos hecho, y espero que hayamos hecho al menos un Fatihat para cada uno de
los espíritus de esos soldados, insha’Allah. Todo eso incluso es para nosotros,
para darnos el poder de ser capaces de continuar en esta vida. Las cosas tal
vez han cambiado, pero el asunto de la Fe nunca va a cambiar. El estilo de vida
ha cambiado pero la Fe nunca va a cambiar. Esto es para que entendamos que tenemos
que ser capaces de levantarnos por el Islam sin importar lo que suceda. Un día
puede que Allah-swt- nos pruebe también de esa manera. (…)
Así que
esas personas creían en Allah, en su
Profeta (asws) y en su Califa, desde los soldados hasta sus madres y
padres. Como saben, ya antes les he contado esta historia, una vez ellos (los
familiares) pusieron henna en el cabello de este soldado y lo enviaron a
Canakkale. Sus amigos lo tomaban a broma a raíz del henna. Su capitán le
preguntó: “Mehmet, ¿qué es eso en tu cabeza?” Mehmet significa “soldado de
Muhammad”. Mehmetci significa “los soldados del Profeta (asws)”, tomando ese
nombre desde aquel tiempo. Él contestó: “Lo puso mi madre y me envió aquí.”
Mientras bromeaban con él, decidió notificar a su madre. Es una larga historia.
Sólo intento darles alguna idea de dónde se encuentra la Fe de esas personas.
Él le pidió a sus amigos que escribieran una carta. Él no sabía leer ni
escribir. Ellos escribieron la carta. Él decía y ellos transcribían: “Madre, tú
me has puesto henna en el cabello y me has enviado aquí. Creo que ahora mi
hermano está listo para venir hacia este lado porque ya ha cumplido su edad.
Por favor no le pongas nada de henna en su cabello. De este modo no bromearan
con él.”
Cuando la
madre recibió la carta, le envió otra diciendo: “Hijo mío, en nuestro pueblo,
de este lado, ponemos henna solamente en tres ocasiones. Una, ponemos henna en
nuestras hijas cuando las damos en matrimonio. Esto significa que hemos
sacrificado a nuestra hija por la Causa de Allah y que nunca volverá con
nosotros. Ponemos henna en la oveja cuando la vamos a sacrificar. Y también
ponemos henna en los soldados cuando los enviamos a la guerra por la Causa de
Allah, sacrificándolos, porque ellos no van a volver. No me digas que no lo
ponga en tu hermano. Ya lo he hecho y ya lo he enviado. Él está llegando, va en
camino.” Antes de que esta carta llegara a sus manos, el soldado ya había sido
martirizado, y la carta llegó a manos del mismo capitán que había bromeado con
él. Entonces la abrió, la leyó y dijo: “Así es, esos son los soldados y los
mártires que van a salvar al Islam. No hay otra manera.”
Así que alhamdulillah –las alabanzas a Allah- 253,000 soldados dieron sus
vidas. Aquellos que no lo hicieron, corrieron a escaparse. No se equivoquen. La
Nación del Islam dejó sola a la Jilafah. No había más que soldados turcos
luchando en esa guerra. Los soldados del Califah estaban luchando y todas las
demás naciones musulmanas se hicieron atrás. Y en esto nos estamos concentrando
para que ustedes entiendan que esos soldados fueron solo de una nación. Y ellos
comprendieron y dijeron: “Si nosotros también nos rendimos, entonces todos los
musulmanes en este mundo van a estar acabados. No podemos rendirnos”. Así, hoy
nos estamos volviendo más Fuertes en cada nación. Esas naciones que atacaron y
vinieron a destruir el Islam, ahora sus nietos están aceptando el Islam. Es
imposible que triunfen contra eso de ninguna manera. Pero el Sheytan (el
demonio) nunca se sienta cómodo y siempre está corriendo por todos lados
tratando de engañar a la gente y traerlos abajo. No debemos rendirnos y debemos
aferrarnos firmemente a nuestra fe. Debemos aferrarnos firmemente a lo que el
Santo Profeta (asws) nos trajo. Es la única cosa que tenemos.
(…) Por lo tanto, insha’Allah, esto es una lección
para que hagamos que nuestra Fe crezca en el Islam. Claro está que no queremos
ir a la guerra a matar gente. Pero debemos ser capaces de ser fuertes y
levantarnos por el Islam y si es necesario dar nuestras vidas porque sólo
tenemos eso y lo único (valioso) en nuestras vidas es la Fe. Nada más. Todo
pasa. Si les das a esos soldados mil vidas, ellos darán de vuelta esa vida mil
veces para morir por la Causa de Allah. Si Allah les diera continuamente la
vida diciendo: “Te estoy dando esta vida. Ve al mundo y vive los placeres en
él.” Ellos dirán: “No nunca querremos volver a ese mundo. Pero danos esa vida
para ir y morir por ti una y otra vez, una y otra vez, en Tu Camino.” Tanto es
el placer que Allah les da a los creyentes cuando sacrifican sus vidas por
Allah.
Hoy en día ellos (los enemigos del Islam) están
intentando remover esta Fe y quitar este sentimiento de los Musulmanes. Tantos
Musulmanes ya han perdido este sentimiento. Dicen: “Está muy bien darles lo que
ellos quieren, mientras yo pueda continuar con mi vida.” Si aquellas personas
(los mártires de Canakkale) hubiesen pensado de la manera en que pensamos hoy en
día, no tendríamos Islam. Así que, si pensamos de esa manera no tendremos
garantía alguna para nuestro futuro. No tendremos garantía de que el Islam vaya
a llegar a nuestros hijos y a nuestros nietos. Cuanto más te rindes, más se
rendirá toda generación venidera. Sin embargo, de todas maneras, sólo tenemos
un tiempo limitado en esta vida. Si lo sacrificamos por la Causa de Allah,
entonces, insha’Allah ar-Rahman, encontraremos infinita felicidad.
Wa min Allahu Taufiq.
Sohbet dado por Hz Sahib us Sayf Sheykh Abdul Kerim al-Hakkani (ra), Wali de estirpe otomana.