miércoles, 4 de septiembre de 2013

Rumbo a la descolonización mental

"La verdad es el alimento que al alma regala Dios"

-Don José Larralde-

Como método para la apertura de la consciencia a la realidad de sí misma y la libertad espiritual, el Islam, como doctrina sapiencial, nos ofrece el programa indispensable para facilitar nuestro trabajo tanto individual como social de descolonización mental.

El historiador José María Rosa ha escrito que para que un Estado pueda ser calificado como colonia, necesita algo más que la dependencia económica o el sometimiento por la fuerza: debe haber una 'mentalidad colonial' en quienes lo gobiernan, es decir, la relación Estado dominante-Estado dominado necesita que éste último se encuentre sometido voluntariamente, que tenga una voluntad de colonia que se corresponda con la voluntad imperialista del dominante. Esta voluntad imperialista se ha hecho poderosamente manifiesta mediante el sistema de dominación global que la moda ha definido como 'Nuevo orden mundial'.

Nuevo orden mundial se ha dado en llamar al nefasto resultado proveniente del capitalismo liberal impulsado vorazmente por la carrera desenfrenada de la tecnocracia moderna. El materialismo, y su culto al consumo, han desarraigado al hombre de toda originalidad. Entendemos que la 'originalidad' del hombre hace referencia a su cultura vernácula, a sus tradiciones, elementos precursores de su desarrollo humano y espiritual. Un pueblo desarraigado de su cultura autóctona resiente todo desarrollo en pos de un anquilosamiento mental que sólo conlleva resultados peligrosamente desastrosos como la mediocridad y la ignorancia.

Debemos diferenciar categóricamente el entendimiento tradicional del concepto 'desarrollo' de aquel que recibe desde el liberalismo dominante. Para este último el 'desarrollo' humano se encuentra supeditado al progreso industrial y sus corolarios de 'producción-consumo', con los que el hombre se transforma en una pieza más de una inmensa maquinaria que alterna entre la agonía laboral y la ociosidad más vulgar. La 'ilustración' será confiscada por el más obtuso materialismo científico, colaborador eficaz del progreso enajenante. Para que el hombre sea un engranaje más de esa máquina debe ser desarraigado de su identidad tradicional y así lograr ser amoldado a la uniformidad cuantitativa que el sistema impone.

El desarrollo propuesto por el entendimiento tradicional es completamente lo opuesto al progreso liberal. El desarrollo debe ser cualitativo, y esto se logra por un lado con un entorno cultural acorde a las posibilidades vernáculas de la raza -y que facilite su manifestación-, y por el otro el contar con una enseñanza sapiencial que otorgue las herramientas apropiadas para que aquellas posibilidades se encuentren rectamente orientadas hacia la verticalidad que les es inherente. Es harto evidente que el sistema de dominación global en el mundo moderno busca imponer su ideología destructiva socavando las raíces culturales y tradicionales de los pueblos mediante la manipulación que se ejerce sobre la mentalidad desde los centros de poder regionales. Voluntad de colonia poseen los gobernantes que pretenden reducir a sus pueblos dentro de los exiguos límites de la contra-cultura publicitada por la globalización, arma poderosamente eficaz que sirve a los intereses del dominador. Un pueblo ignorante, apátrida e inculto puede padecer servilmente los rigores del capitalismo sin proferir queja alguna y hasta con cierto placer. Competitividad, inconformismo, egoísmo, inmoralidad, son los postulados básicos del gran colonialismo mental al que estamos sometidos, sojuzgados y esclavizados, a veces, y lamentablemente, de manera consentida.

Sin embargo, ante tanta desnaturalización, tenemos la verdad del Islam, 'la verdad que al alma regala Dios'. El Islam busca restablecer vínculos: el vínculo con nuestro espacio cultural vernáculo y el vínculo con la sabiduría sagrada que nos permita las necesarias y naturales expansiones. Por esto es que nuestro Profeta (que Dios le conceda paz) ha dicho que 'el amor por la patria de uno es parte de la fe', y en el Sagrado Corán hermosamente Dios dice: "Os hemos creado a partir de un varón y de una hembra y os hemos hecho pueblos y tribus distintos para que os reconocierais unos a otros" (49:13), es decir, la diferencia (en cuanto a raza y cultura) es inherente a la obra divina en los seres humanos, por lo que tiene que ser un medio de crecimiento que nos impulse al mutuo reconocimiento y enriquecimiento tanto cultural como espiritual (aspectos ligados al desarrollo de individuos y comunidades). El exclusivismo tribal y su contracara, la total uniformidad, son incompatibles con la naturaleza humana y el corazón sano. Ante los ojos de Dios resulta encomiable que fortalezcamos la cultura autóctona y que en base a ella y a la sabiduría revelada desarrollemos nuestras posibilidades humanas. Sólo así será posible romper con las cadenas del sistema de dominación, sólo así conseguiremos nuestra auténtica descolonización interior.

2 comentarios:

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    1. Salams hermano
      Comparto su comentario. Esas 'fuerzas oscuras' son las que tenemos que contrarrestar justamente con una sana espiritualidad. Pero por supuesto, antes hay que conocerlas ya que son sumamente sutiles y engañosas.
      Sheykh Abdul Kerim (ra) decía que el estado norteamericano sustentaba su economía con el negocio de las armas y el negocio de los medicamentos, y que con ambos 'mata'...
      Gracias por sus apreciaciones.

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