lunes, 29 de diciembre de 2014

Maulid an Nabi: celebrar el nacimiento del Profeta Muhammad (as)

Bismillahi Rahmani Rahim

        El término Maulid es el nombre que recibe la celebración del aniversario del nacimiento del Profeta Muhammad (asws). También se utiliza con el mismo significado la palabra Maulud que literalmente significa "el Nacido" (en pronunciación vulgar Mulud).

        La personalidad del Profeta Muhammad (asws) impresionó fuertemente a sus contemporáneos y todo lo suyo adquirió una enorme importancia y trascendencia. De él fluía una poderosa Báraka que lograba comunicar a todo lo que le rodeaba, ya fueran personas, objetos, lugares, incluso a su "tiempo". Sus compañeros, los Sahâba, especialmente sensibles a su Báraka, velaron por transmitirnos sus gestos más mínimos, sus estancias en determinados lugares -que desde entonces aún mantienen la presencia de su Bendición activa-, los momentos en los que él derramaba a su alrededor la bondad natural de su ser. Para los musulmanes, el recuerdo de su nacimiento (Maulid) está estrechamente ligado al principio que rige todo lo que es bueno en la existencia, y aunque la Sunna no menciona la necesidad de celebrar ese acontecimiento, es conmemorado por toda la Umma que desea recibir simbólicamente la Báraka del instante en el que nació el Habib (asws).

        La casa en la que vio el día en Makka, en el actual Suq al-Layl, cuya historia se conserva principalmente en las crónicas de la ciudad, no parece haber jugado, al principio, un papel especialmente notable. Fue la madre de Harún ar-Rashid, la reina Jayçurán (S.VIII), quien construyó una mezquita sobre esa modesta habitación. De igual modo que los musulmanes aprovechaban y aprovechan la peregrinación para visitar la tumba del Rasûl (asws) en Medina, muchos acudían a su lugar de nacimiento en Makka como muestra de reconocimiento hacia el lugar en el que había nacido y con el deseo de recoger la Báraka que proyecta el espacio en el que tuvo lugar el acontecimiento de su Maulid. Se conservan descripciones de la casa hasta finales del S. XIX, justo antes de que fuera saqueada por los wahhabíes. La mención más antigua que se conserva de celebraciones públicas del Mawlid se encuentra en la obra del historiador Ibn Yubáir. En su época (S. XII), una ceremonia especial, distinta de la observancia privada, era organizada en Makka. Durante ese día -la fecha generalmente admitida para el Maulid es el doce de Rabí' al-Awwal, él (asws) habría nacido en lunes- la casa natal de Rasûlullâh (asws) permanecía excepcionalmente abierta durante todo el día y a ella acudía un gran número de visitantes. Durante la visita (Çiara), se efectuaban dos rak'as, se hacía du'a y dzikr, y también se besaban las paredes como signo de aceptación de la Báraka.

        En el Cairo, la participación a gran escala del pueblo y de las tariqas sufíes data al menos del S. XIII. En un tiempo relativamente breve, la fiesta se extendió por todo el mundo musulmán y se poseen numerosas descripciones en diferentes países y diversas épocas.

        En 1588, el sultán otomano Murad III introdujo la ceremonia del Maulid en su corte. A partir de 1910, y hasta la dictadura de Ataturk, fue la fiesta oficial del Califato Otomano. Hoy en día, la fiesta oficial dura uno o varios días en los países en los que el Islam predomina.

         Tanto en el África occidental como en el Magreb, Oriente Medio, la India, Asia Oriental, en toda la Umma, se celebra el Mawlid como una fecha que debe ser conmemorada y aprovechada por los musulmanes. La celebración del Maulid, en tanto que expresión de veneración hacia Muhammad (asws), es, en la práctica, universalmente admitida en el Islam.

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Sheykh Hasan Cisse
A unos días de celebrarse el bendito Maulid de nuestro amado Profeta Muhammad (asws), compartimos unas palabras al respecto del Sheykh Hasan Ali Cisse, nieto del Sheykh Ibrahim Niass y su heredero espiritual en la orden sufí Tiyanía del África occidental. Sheykh Hasan ha servido como Imam de una comunidad islámica en Medina Baye, Kaolack, Senegal.

As Salamu Alaikum: Estoy aquí esta noche para darles la bienvenida nuevamente en este lugar bajo la sombra del Profeta (asws). Estoy aquí para intentar hablar en el Maulid a los hermanos y hermanas que no hablan wolof o árabe.

Es muy importante celebrar el cumpleaños del Profeta Muhammad, porque el Profeta (asws) es una misericordia para todos, tanto si lo conocen como si no, y merece la pena que pasen algo de tiempo cada día, en el caso de que puedan, y si no de cada año, festejando al Maestro de la Humanidad. Este encuentro es el resultado de la llamada de los sufíes a reunirse por la causa de Allah (Al yam ala Allah), y no por cualquier otra razón. Estamos aquí por eso, por la causa de Allah, no por el dunia (los asuntos mundanos), y ni siquiera por el ájira (el Más Allá).

Así pues, estoy felicitándolos a todos en esta ocasión y también, dándoles buenas noticias del Profeta (asws). En una ocasión uno de los compañeros preguntó al Profeta (asws). "¿Cuándo será el último día, el Día de Juicio?". El Profeta (asws) preguntó a aquel hombre: "¿Qué hiciste tú? ¿Estás preparado para él?". El hombre dijo: "En realidad, no he hecho buenos actos que me sirvan para el último día pero tengo amor al Profeta (asws)". Entonces el Profeta (asws) respondió: "Toda persona va a estar el Día del Juicio con aquél a quien ama". Felicitaciones, y teniendo en cuenta esto que se acaba de narrar, amen al Profeta (asws) y salúdenlo.

En el mundo musulmán hoy hay opiniones diferentes acerca del propio Maulid. Algunos de los musulmanes dicen que es Bida (innovación), que no es un Islam correcto, mientras que otros dicen que es aconsejable celebrar el cumpleaños del Profeta (asws). Con respecto a los que dicen que es Bida, hay que señalar que no existe una discusión entre nosotros y ellos, porque ellos no tienen ninguna prueba de que sea Bida. Por otro lado, incluso si fuera Bida, sería una buena Bida. Allah reveló al Profeta (asws) en el Sagrado Corán que Él le narraba las historias de los profetas anteriores con el fin de fortalecer su corazón. Si ése es el caso con el Profeta (asws), entonces aún más sería éste nuestro caso en lo referente a las historias del Profeta (asws). En segundo lugar, el propio Profeta (asws) celebró su cumpleaños después de la edad de cuarenta años (en que fue distinguido con el don de la profecía) y todo el mundo conoce esto. Su abuelo Abu Mutalib celebró su cumpleaños (el del Profeta) y sacrificó animales por él, pero ¿por qué continuó entonces haciéndolo después de que Muhammad (asws) alcanzase la edad de cuarenta (si el Profeta no hubiese estado de acuerdo en eso)? El Profeta (asws) solía ayunar los lunes. Cuando se le preguntó por qué ayunaba ese día solía decir: "Fue el día en el que nací".

Basándome en este hadiz y en el verso coránico en el que Allah dice al Profeta (asws): "Te estoy narrando las historias de los profetas anteriores para fortalecer tu corazón", dije que sería una muy buena idea también para un musulmán el escuchar las historias del Profeta Muhammad (asws) con el fin de fortalecer su corazón y fortalecerse él mismo. Por esta razón, desde el siglo tercero de la Hégira, los musulmanes, o debería decir los buenos musulmanes, celebran el cumpleaños del Profeta (asws) cada año. En la tierra de Senegal, como oyeron decir al Sheykh Abdullah el otro día, Hayy Abdullah, el padre de Sheykh Ibrahim, fue el primero que celebró el cumpleaños del Profeta (asws). Al principio, la forma en la que solía celebrarlo era diferente de aquélla en la que Sheykh Ibrahim lo celebraría posteriormente. En aquel entonces ellos se reunían en la noche del cumpleaños del Profeta (asws) recitando el Corán hasta la madrugada, pero cuando Hayy Abdullah realizó una visita a Fez (Marruecos) y vio que allí celebraban el cumpleaños del Profeta (asws) recitando oraciones y poemas, adoptó ese mismo estilo.

Entre los poemas hay que mencionar los del Imam Muhammad Busiri, uno de los más famosos poetas que escribió sobre el Profeta (asws). Dos de sus más conocidas creaciones fueron Burda y Hamzia. Durante los primeros estadios de su vida, él no fue un musulmán realmente excelente. Era un poeta dotado que entretenía a los gobernantes de aquella época. Luego, en una ocasión, Allah le probó con una severa enfermedad. Acudió a muchos doctores y pareció que no existía cura para él. Durante su enfermedad, escribió un poema, el Burda. "Burda" significa "cubierta" en árabe. Cuando escribió el poema, vio al Profeta (asws) cubrirle con un manto. Entonces recobró su salud. Por la mañana, antes de mostrar el poema a nadie, una buena persona vino a visitarle. Cuando abrió la puerta, le dijo: "Muéstrame el poema que yo te vi recitar delante del Profeta (asws) la pasada noche". Eso es por lo que en todo el mundo islámico hoy se tiene la creencia de que, en que dondequiera que sea leído el Burda, el Profeta (asws) acudirá a ese lugar. Eso es por lo que cuando este poema es recitado, todas las personas se levantan.

El segundo poema compuesto por Busiri fue llamado Hamzia. En realidad, miles de personas han escrito poemas sobre el Profeta (asws), pero la fama que Busiri consiguió por su alabanza al Profeta (asws) fue inigualable, puesto que sus poemas son excelentes.

Durante la celebración del primer Maulid en Senegal todos los poemas recitados fueron de Busiri. En el segundo Maulid los poemas fueron de Sheykh Ibrahim Niasse. Además, hubo una narración de la biografía del Profeta (asws). Fue contada de nuevo la historia de la marcha de Sheykh Ibrahim Niasse desde la ciudad de Kaolack hacia Medina y lo motivos por lo que esto tuvo lugar. Esta narración fue una respuesta a la cuestión de cuál fue el problema que hubo y qué fue lo que su propio pueblo le hizo para obligarle a irse del área. En resumen, Sheykh Ibrahim declaró que él no había hecho nada más que amar al Profeta (asws), algo por lo que fue expulsado de su casa.

Al conmemorar el nacimiento del Profeta (asws), pueden ganar muchas cosas, como incrementar vuestro amor al Profeta (asws) y lograr la felicidad en esta vida y también en el Más Allá. El amor al Profeta (asws) puede hacerlos verle en un sueño o en la realidad, en un estado de consciencia, porque hasta el día de hoy los musulmanes continúan viendo al Profeta (asws) a plena luz del día, en un estado de consciencia, no de sueño. En un hadiz de Bujari, el Profeta (asws) dijo: "Quien me ha visto en un sueño, me ha visto en la realidad, ya que Shaitán no puede tomar mi forma".

Algunos de ustedes recordarán el poema compuesto por el Sheykh Ibrahim durante los últimos momentos de su vida en un hospital de París. "Vi al Profeta (asws) en un estado de consciencia en París. ¿Es éste un lugar donde uno puede ver al Profeta (asws)?". Existen musulmanes que niegan que se pueda ver al Profeta (asws). No lo creen posible porque le consideran justamente como una persona ordinaria que, si muriera, sería enterrada y perdería el contacto con este mundo. Sin embargo, el Profeta (asws) no es así.

Otra historia nos mostrará que el Profeta (asws) todavía existe. Hace un tiempo un hombre de Meca, que era muy rico, solía recibir a gente de Malasia, dándoles hospitalidad y ayudándoles con su propio dinero. Ocurrió un año que el hombre carecía de dinero pero, sin embargo, la gente llegó. Entonces él se dijo a sí mismo: "Debo ocultarme porque sería una vergüenza para mí encontrarme con estas personas sin poder darles un trato correcto". Finalmente, decidió llevarlas a la Mezquita del Profeta (asws) para dejarlas allí. Se convirtieron entonces en los invitados del Profeta (asws). Cuando él llegó a la Mezquita y saludó al Profeta (asws) dijo: "Estas personas solían venir a mí cuando podía encargarme de ellas. Hoy vienen cuando estoy en una situación financiera muy precaria". Luego, se durmió en la Mezquita antes de separarse del grupo. Durante el sueño, el Profeta (asws) se le apareció y le dijo: "Vete a esta dirección y llama a este hombre. Dile que te dé el dinero que necesites para atender a estas personas". Cuando él encontró la casa pronunció el nombre del hombre a viva voz desde la calle. El hombre contestó a la llamada diciendo: "Respondo a tu llamada. Soy el mensajero del Mensajero de Allah. Dime cuánto dinero necesitas. Si lo tengo, te lo daré; si no, lo pediré prestado y te lo daré".

En otra ocasión, el Sheykh Ahmad Rafi, realizó una visita a la Mezquita del Profeta (asws), y allí dijo: "Cuando estaba lejos de ti solía enviar mi alma a besar esta tierra por tu causa y hoy he venido en persona. Dame tu mano para que pueda besarla". La mano del Profeta (asws) apareció.

El Profeta (asws) no es una persona ordinaria. Él está en un segundo nivel, detrás de Allah. Amamos al Profeta (asws), pero no lo adoramos. Creemos en su mensaje. Creemos que es el Mensajero de Allah (asws) y Su siervo, e intentamos hacer todo lo posible para seguir todas sus enseñanzas paso a paso. Hacemos todo lo posible para evitar aquello que él (asws) nos prohibió. Esa es nuestra creencia en el Profeta (asws). El Profeta (asws) vino a este mundo cuando su propio pueblo y la mayoría de la comunidad mundial creía en la adoración a los ídolos en lugar de adorar a Allah, el Creador. Allah le envió para corregir los errores de los seres humanos. Allah le envió para guiarnos al sendero recto. El Profeta (asws) está en la posición de enseñarnos a seguir el sendero recto, pero no puede crear la rectitud en el corazón de un mumin o creyente. Sólo Allah puede crear la rectitud en el corazón, y el propósito del Profeta (asws) es el de mostrarnos el camino recto.

Según las enseñanzas del Profeta (asws) todos los buenos actos son aconsejables. El Islam es bueno en su totalidad. Todos los malos actos están prohibidos en el Islam y es una obligación para cada musulmán el cumplir una orden que el Profeta (asws) dio, del mismo modo que lo es el abstenerse de hacer algo que el Profeta (asws) prohibió. La felicidad en esta vida y en el Más Allá depende de la obediencia a las órdenes del Profeta (asws).

Todas las celebraciones que ven en estos días, los poemas, la recitación del Corán tienen como finalidad el mostrar el buen carácter del Profeta (asws). Cuando se le preguntó a Saida Aisha cuál era el carácter del Profeta (asws), ella respondió: "Su carácter es el Corán; el Corán es el carácter del Profeta (asws)". Cuando leen el Corán, su carácter está presente, y fuera de la esfera del Corán, nunca verán su carácter. Si quieren acercarse al Profeta (asws), sigansus enseñanzas. Lo que él dice que es bueno, intenten hacerlo con todas sus fuerzas. Lo que él dice que es malo, intenten evitarlo con todas sus fuerzas, porque esa es la llave de la felicidad. Es la llave para lograr lo que quieran en esta vida y en el Más Allá.

Podemos resumir todo esto en una palabra: Taqwa. La Taqwa lo es todo. Si hacen lo que el Profeta (asws) ordenó hacer y evitan lo que ordenó evitar, entonces seran buenos musulmanes y Walis de Allah. Estarán en ese caso cerca de Allah. Vuestros problemas en esta vida quedarán resueltos y esto no es una afirmación mía. Cada palabra que se refiere a esto está en el Corán. Si temen a Allah, Allah les enseñará. Si quieren el Paraíso, teman a Allah. Si quieren llegar a ser un Wali, crean en Allah y témanle. Si quieren ser honrados en la presencia de Allah, témanle. Si quieres estar a salvo del Fuego en el Último Día, teme a Allah. Si quieren salir victoriosos contra vuestros enemigos, teman a Allah. Si desean riquezas, teman a Allah. Si desean resolver vuestros problemas personales, teman a Allah. Si quieren ser buenos musulmanes hagan todo lo posible para seguir las instrucciones y las reglas del Islam y para evitar aquello que el Islam prohíbe. No afirmen que aman al Profeta (asws), mientras que, por otro lado, desobeden todas sus órdenes. Eso es una hipocresía.

El Profeta (asws) describió lo que es el Iman (fé). El Iman es lo que uno tiene en su corazón, y que sus acciones externas evidencian. Si las acciones de alguien son distintas de lo que él afirma creer, entonces, su creencia es falsa. Debemos hacer todo lo posible para ser musulmanes. Ser musulmán no es sólo afirmar que uno es musulmán. "Doy testimonio de que no hay más dioses que Allah y doy testimonio de que Muhammad es Su Mensajero". Es bueno decir estas palabras, pero no es suficiente. Tienen que seguir una cierta vía, ciertas reglas y ciertas características.

El Profeta (asws) dijo: "Un musulmán es aquél con respecto al cual los otros musulmanes están a salvo. Ellos no se dañan unos a otros con sus lenguas o sus manos". Un musulmán es para otro musulmán justamente como un muro. Si una parte de él está dañada, todo el muro está dañado.

Para ser buenos musulmanes tenemos que ser serios. Debemos seguir las reglas del mismo modo que si el Profeta (asws) estuviera aquí. Un musulmán no debe oprimir a otro musulmán. No debe despreciar a otro musulmán. No debe dejar de ayudar a otro musulmán. Deben ayudar a vuestros hermanos. En un hadiz el Profeta (asws) dice: "Allah acude en ayuda de un siervo en tanto que éste ayude a su hermano". Si quieren que Allah los ayude, sean amables con vuestros hermanos en la fe y ayúdenlos. En la Surah Asr, un capítulo muy corto del Corán, Allah jura que todos los humanos son perdedores, excepto estos cuatro tipos de personas: los que creen, los que realizan buenas acciones, los que se aconsejan unos a otros para seguir la verdad, y se aconsejan unos a otros para ser pacientes. Si quieren estar a salvo de convertirse en perdedores, adáptense a estas características.

Salaams.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Vive de acuerdo a lo que sabes

BismillahirRahmanirRahim

El bendito Profeta (asws) nos dice: “Si estás viviendo con el conocimiento que sabes, si estás aplicando en ti mismo el conocimiento que sabes”, ya que tanta gente viene a mí diciendo: “Sheykh, ¿cómo vamos a saber esto?, y, ¿cómo vamos a saber eso? ¿Cómo vamos a saber si este Sheykh está en lo correcto? ¿Cómo vamos a saber si este Sheykh está equivocado?”. Es otra fitna y confusión proveniente de Sheytán. Es tan fácil. Tan sencillo. Pero, por supuesto, el ego está declarando algo diciendo: “Soy tan bueno, así que tengo que buscar encontrar los mejores”.

Y el bendito Profeta (asws) nos dice: “Si sinceramente vives con el conocimiento que sabes, el conocimiento que tienes, si lo aplicas en tu vida, Allah-swt- te enseñará el conocimiento que no sabes”. Así que, entonces, cualquier conocimiento sencillo que tengas, si no eres un hipócrita y si estás viviendo de acuerdo a ese conocimiento, cualquier otro conocimiento que te incumba, Allah-swt- te lo enseñará. No te preocupes.


-Sahib us Sayf Sheykh Abdul Kerim Effendi Hz.

martes, 11 de noviembre de 2014

Lo que el Islam ofrece a Latinoamérica


 En la forja de una identidad propia, los pueblos latinoamericanos se han sabido diferenciar espiritual y culturalmente de la ubicua voluntad occidental. América Latina, en su diversidad de pueblos y culturas, se ha constituido como un florecimiento original que tiene para ofrecer al mundo una hermosa variedad de culturas con sello y personalidad propios. En esta constitución de nuestra etnicidad latinoamericana y su particular cosmovisión, nuestras culturas han sido el resultado de la histórica y fructífera interrelación de elementos tradicionales moriscos (arabo-andaluces), aborígenes y africanos, mestización que ha instaurado valores espirituales propios completamente ajenos al mito eurocentrista impuesto durante años desde los centros regionales que detentan el poder -recordemos que en gran medida las independencias americanas del siglo XIX fueron fraguadas desde las ideas revolucionarias y republicanas importadas desde Francia y los Estados Unidos, acentuadas luego por la incipiente inmigración, como sucedió por ejemplo en Argentina.

Contrariamente a la percepción utilitaria y materialista del mundo que ha primado en el Occidente eurocentrista, la cosmovisión latinoamericana ha priorizado el vínculo respetuoso con el entorno natural, considerándolo sagrado, huella de Dios en la creación.

Tomando como referentes al criollo de cultura ecuestre que ha transitado los diversos ámbitos rurales de Latinoamérica (serranías, llanos, pampa, etc.), al nativo aborigen que ha poblado las regiones originarias de nuestros territorios y al africano que en los suelos americanos se transformó en un retoño más de la tierra fecunda, encontraremos en ellos la raigambre espontánea que considera la unión mística con la naturaleza una condición fundamental de su ser en el mundo. Y en esto es donde se acentúa la inmensa diferencia con el criterio occidental: éste busca dominar, sojuzgar y explotar la naturaleza en beneficio propio como parte de una voluntad egocentrista que siempre considera la satisfacción de la necesidad individual por sobre todo respeto al entorno que le sirve y no protesta. Nuestros referentes parten de una base radicalmente opuesta: integrándose equilibradamente al entorno natural, se considera un acto sacramental el vínculo con la naturaleza que generosamente cubre toda necesidad humana sin que el hombre recurra a su dominio y extinción. Siendo el aspecto manifiesto de Dios, y al ser el hombre parte integrante de él, la naturaleza toma un tinte sagrado que las ciencias y las tecnologías, pragmáticas y materialistas, del Occidente no han sabido y no han querido vislumbrar. Para ellas la naturaleza es sencillamente una "cosa" que debe ser sometida al arbitrio intolerante del ego de los hombres; en cambio, para nuestros referentes, al ser la huella de la misericordia de Dios de donde ha surgido la humanidad, la naturaleza representa a la Madre universal (Pachamama, en el lenguaje nativo) que como hijos suyos nos debe ser respetada, amada y cuidada. El Islam refuerza esta cosmovisión, y es justamente desde él que debemos aprender a revalorizar la conexión que nos legaron nuestros ancestros en la constitución de nuestra identidad latinoamericana.

El Islam nos enseña que la naturaleza, que nuestro ser natural, es el resultado de la voluntad de Dios en acción sobre el mundo: de aquí su sacralidad y su inmensa virtud de reconducirnos a nuestro ser original. En el Sagrado Corán Dios nos hace manifiesta Su belleza a través de los fenómenos naturales. No hacen falta esoterismos ni doctrinas complejas para llegar a la Divina Verdad; sólo basta contemplar la maravilla de la sucesión de la noche y el día, las estrellas en el firmamento, las inmensas montañas, ríos y mares, la lluvia que reverdece la tierra y hace germinar sus frutos, para hallar que Dios está presente en todo esto, como en el amor fecundo que vitaliza las relaciones humanas. Y esto traduce perfectamente la cosmovisión de nuestros ancestros latinoamericanos. Siempre ha sido el Occidente y su gusto por la elucubración intelectual quien ha imprimido doctrinas complejas al entendimiento de la realidad. Para el Occidente Dios es una ecuación matemática o un axioma filosófico impuesto a la realidad; para el Islam, en la sencillez natural de la creación se revela la grandeza del Creador. Y esta cualidad de asombro es la que pervive en nuestra cosmovisión latinoamericana, tan dada a la emoción como a la espiritualidad natural. Por esto que el alma latinoamericana sea esencialmente musical.

La música de un pueblo, expresión fundamental de su espíritu, es la manifestación más acabada de identidad cultural, por lo que hemos de considerar el alma musical latinoamericana, con sus diversos colores regionales, como base fundamental al momento de estudiar, redescubrir y revalorizar el significado de la cultura original de América Latina.

Desde México a la Patagonia argentina hemos de percibir la indudable convergencia de elementos morisco-andaluces, africanos y aborígenes en la constitución de estilos folklóricos que conllevan un sello propio de corte netamente latinoamericano, encargados de representar la identidad pluricultural de los diversos países que conforman la América Latina.

Históricamente la música en Latinoamérica ha sido una herramienta formidable de decantación social mediante la cual se ha expresado el alma de los pueblos, sus sufrimientos, sus alegrías, sus denuncias, sus rituales, sus rebeldías. La música de raíz folklórica siempre ha representado el dinamismo espiritual de los pueblos latinoamericanos, y se sabe que todo dinamismo espiritual, cuando es auténtico y espontáneo, es forjador de resistencia, cultura e identidad. Por ejemplo, en la última dictadura militar en Argentina, uno de sus líderes declaró que Jorge Cafrune, reconocido intérprete folklórico, era más peligroso con su guitarra que cien guerrilleros con armas de fuego. La muerte del artista en circunstancias dudosas -se dice que fue una víctima más de los desmanes dictatoriales de finales de la década del 1970- jamás impidió que su música siguiera siendo escuchada y disfrutada por el pueblo argentino, siendo convertido hoy día en uno de los referentes más representativos de la cultura folklórica del país, cultura heredera del gauchismo, y éste del legado morisco-andalusí. Como otro de los referentes de la cultura popular folklórica argentina, también perseguido y censurado por la misma dictadura, Horacio Guarany, lo ha expresado mediante el canto: "Por más que le hachen sus ramas, ningún árbol se ai secar. Si la raíz está en el pueblo, el pueblo la hará brotar... Muerte si me has de llevar, no lo hagas nunca de atrás. Te has de llevar mi osamenta, pero mi zamba jamás..."

Sin embargo, no deja de ser una triste realidad cómo se promueve el despojo espiritual y el desarraigo cultural desde los centros regionales de poder, y cómo esa disfuncionalidad social ha acaparado los medios masivos de comunicación trastocando la cosmovisión del pueblo latinoamericano. No hay coloniaje más nocivo que la enajenación cultural y espiritual de un pueblo.

Los elementos tradicionales -moriscos, africanos y nativos- que prevalecieron en América Latina como forjadores de identidad cultural, fueron constantemente perseguidos, exterminados y reducidos a la esclavitud, la explotación y la clandestinidad por las potencias colonialistas -España, Inglaterra, Francia, Holanda... Estados Unidos, directamente o de manera subrepticia mediante sus agentes indígenas encubiertos, tanto en el pasado como en el presente a través de la censura-, potencias que hoy en día buscan direccionar el rumbo de nuestros pueblos de acuerdo a sus mandatos entumecientes cuya intención es promover la ignorancia, conduciéndonos al sometimiento espiritual a través de las trampas del mercantilismo y el comercio.

Ahora bien, el Islam puede devolver a los pueblos latinoamericanos la profunda consciencia de sí mismos y el despertar a las potencialidades espirituales que atesora la cultura vernácula, ya que nos provee de una plataforma tradicional concreta que, sin la necesidad oscurantista de traicionar nuestras posibilidades identitarias y culturales -ya que en el Islam uno mismo es quien se forja a sí mismo a través del autoconocimiento y la conexión con la interioridad más edificante-, favorece y estimula el desarrollo y la elevación humana y espiritual de individuos y comunidades. Desde que en su creencia no existen distinciones étnicas ni raciales, el Islam fortalece la unión y la igualdad en base a la virtud, el amor y el respeto de acuerdo a la esencia más íntima que guarda el interior de todo ser humano: el espíritu divino, Dios.

El eurocentrismo -entiéndase, la perspectiva netamente occidental traída por la colonización- ha dejado sus vestigios en América Latina mediante la imposición del credo cristiano y los resabios de una cosmovisión caucásica poco compatible con la vivencia interracial latinoamericana, cosmovisión acentuada en la época contemporánea por la incidencia directa de la contracultura de la globalización que intenta imponer un color uniforme y gris a los pueblos de acuerdo a quienes manejan la economía mundial y la constante del capitalismo voraz. Consecuentemente los gobiernos democráticos actuales en los países latinoamericanos, priorizan políticas populistas que confunden la voluntad popular con los impulsos más inferiores y subdesarrollados del ser humano, cumpliendo así con la estrategia 'primermundista' de mantener en la ignorancia y la mediocridad cultural a los pueblos 'tercermundistas' a base de la fomentación y exacerbación de sus pasiones más vulgares y dañinas: la promiscuidad sexual, la desvirtuada identidad de género, el narcotráfico y sus sicarios gubernamentales, el libertinaje, la prostitución física y mental, el falso nacionalismo, la chabacanería mediática, el culto a la imagen política, la tendenciosa transformación de los próceres de la historia y su utilización mediática, el violento egocentrismo en la dirigencia, la legalización de la ilegalidad (drogas, aborto, etc.), el control de la natalidad, y tantas otras cosas más que se esgrimen como vox populi y que se han convertido en slogans populistas de estos gobiernos títeres que desmedran la imagen y la identidad latinoamericana y que no dejan de ser meros cipayos socio-culturales de los poderes colonialistas del Occidente rapaz.

El Islam decidida e inflexiblemente se opone a todo aquello; siendo depositario de la sabiduría popular atesorada por civilizaciones tradicionales que noblemente transitaron los siglos de la humanidad, promueve el auténtico crecimiento del pueblo reconduciéndolo a su naturaleza primigenia recurriendo a la educación en los valores universales que hacen del hombre un ser trascendente con respecto a sí mismo, dispuesto a infinitas elevaciones. Debido a su ascendencia interracial, nuestros pueblos latinoamericanos están mucho mejor predispuestos al saber universal e integrador del Islam que a la imposición enajenante de la contracultura global occidental.

Por su original ascendiente y su desarrollo cultural, América Latina no es ya occidental, sino el dinámico resultado de la mestización entre elementos orientales, africanos y aborígenes. Y esto último es lo que mediante el Islam debemos potenciar frente a la contracara occidental y sus manufacturas inverosímiles.

Más allá de la imposición religiosa, culturalmente poco y nada le debe Latinoamérica a Europa y a sus vástagos del Norte. Por lo tanto, sobre la base tradicional del Islam nuestra identidad latinoamericana cumplirá con su posibilidad más elevada: ser un espejo ejemplar de resistencia y desarrollo para el mundo. De nosotros depende y de Dios proviene el éxito.

viernes, 7 de noviembre de 2014

El valor del servicio a Allah

Bismillahi Rahmani Rahim

Así que, todo esto que Allah nos ha dado, y que nos ha enseñado, enviándonos Profetas, libros, es para que tomemos consciencia de nosotros mismos y consciencia de Él. Primero conocernos a nosotros mismos y luego conocerlo a Él. Debemos saber dos cosas: Una, debemos conocernos, luego debemos conocerlo, a Allah-swt-. Por qué nos ha creado, debemos saberlo. ¿Todo esto para qué? Para conocerlo y adorarlo. Él no nos ha creado para que estemos corriendo tras este mundo, para que seamos esclavos de este mundo. Él nos ha creado para Su servicio. Por lo tanto, todas estas cosas que estamos viendo en el mundo, Él las ha creado para nuestro servicio. Todo trabaja para nosotros. Desde esta nieve que está cayendo, hasta esta agua, el aire, las montañas, los árboles, los animales, todo para nosotros. Y nosotros para Él, para Su servicio. Y Él dice: "Cuando estás a Mi servicio... He creado todo para ti, y a ti para Mi servicio", así que, "cuando te vuelves un buen siervo Mío, Yo también soy para ti". Allah, Allah. La humanidad se aleja del servicio a Allah. Lo quieren todo, pero se alejan del servicio a Allah.

***

Estás corriendo tras el mundo para obtener cosas de él, pero no lo logras. Si no estás haciendo que Allah sea feliz contigo, entonces el mundo no te dará lo mejor de él. Sólo te dará dolores de cabeza y su carga, ya que también al mundo le ha sido ordenado por Allah, el Creador, lo siguiente: "Aléjate de quienes corren tras de ti. Embáucalos y engáñalos diciéndoles: 'Soy suyo. Vengan, vengan'. Y ellos estarán ocupados corriendo detrás tuyo todo el tiempo. Pero nunca les des ninguna riqueza. Mantenlos extraviados, mantenlos con dolor, mantenlos sufriendo y mantenlos corriendo detrás tuyo. Cada minuto, cada segundo que ellos se alejen de ti y vuelvan sus rostros a Mi, entonces pon todos los tesoros bajo sus pies". Esta es la orden que Allah le Ha dado a este mundo. Salvo el hombre, todas las demás criaturas están obedeciendo Sus órdenes. Salvo el hombre. El hombre ha sido creado en Ahsani Taqwin, como el más perfecto, sin embargo el hombre es quien desobedece la orden. Toda otra criatura y todo lo que estás viendo, vivo o muerto (para ti está muerto, pero en la Presencia Divina todo tiene vida, todo en la existencia tiene vida en su propio mundo), todo está obedeciendo esa orden. Por lo tanto, Allah-swt- le ha ordenado a este mundo y es lo que este mundo está haciendo. Todo el que abandona a Allah y corre tras el mundo sólo obtiene cansancio, cansancio, cansancio y al final se jubila, luego de eso se vuelven jubilados hacia el otro lado. Entonces, ¿cuál es el beneficio de este mundo? ¿Qué ganaste? Debes pensar. Si todo se nos ha dado, si el mundo entero nos es dado esta noche, ¿qué es lo que haremos si no tenemos a Allah? ¿Qué es lo que haremos si no tenemos Islam? ¿Qué es lo que haremos si no adoramos? ¿Qué haremos entonces? ¿Sentarnos, comer sin parar y dormir sin parar? Entonces tu vida no habrá tenido sentido.


Hz Sahib us Sayf Sheykh Abdul Kerim al-Kibrisi (qs)

martes, 28 de octubre de 2014

Enseñanzas del auténtico Islam: "Serán tratados de acuerdo a vuestras acciones"

Nuestro Grandsheykh dice que toda persona, todo siervo de Allah Todopoderoso, tiene dos posiciones o deberes: uno hacia su Señor, y otro hacia las demás personas. Hacia Allah Todopoderoso, su deber es ser un siervo sincero de Allah, sin pedir ninguna recompensa en este mundo ni en la Próxima Vida.

Hacia las demás personas, primero debemos amar a los siervos de Allah. Debemos conservar en nuestros corazones el amor por ellos sin hacer ninguna distinción entre ellos. Allah creó a Sus siervos limpios: en su origen fueron amados. Ustedes aman a sus hijos, aún cuando hagan cosas equivocadas. Allah Todopoderoso creó a la gente originalmente limpia de todo mal y demonios, y de toda incredulidad. Su esencia es limpia, siempre. Como un anillo que cae al toilet. Pueden tomarlo y lavarlo, y estará nuevamente limpio. La esencia de la humanidad es infinitamente preciosa, la cosa más preciosa a la vista de Allah. Por lo tanto, debemos gustar de toda la gente, porque son los siervos de nuestro Señor, y son la creación de nuestro Señor. Esa es nuestra primer obligación hacia los demás.

Nuestra segunda obligación, o deber, hacia las personas es ayudarlas tanto como podamos. Debemos ayudar a todos, de acuerdo al hadiz de nuestro Profeta (asws): "Ayuden a todas las personas, ya sean opresores u oprimidos". Cuando nuestro Profeta (asws) dijo esto, sus Sahaba preguntaron: "¿Cómo podemos ayudar a los opresores?". El Profeta (asws) contestó: "Tomándoles su mano para evitar que opriman".

Nuestra tercera obligación hacia los demás es pensar bien de todos. No debemos tener malos pensamientos acerca de la gente.

Estas tres características o actitudes hacia los demás: amarlos, ayudarlos y pensar bien de ellos, son deseados por todos los creyentes, de hecho, por toda la gente. Son señal de carácter elevado, aceptable a la vista de nuestro Señor. Sin ellas nadie es aceptable a la vista de su Señor. Cuando una persona mantiene estas obligaciones, será recompensada por su Señor haciendo que la gente la ame y la respete. Este es el secreto del éxito en nuestras vidas y el significado del hadiz: "A malukum um malukum" (Serán tratados de acuerdo a vuestras acciones). ¡Tantos pecados pueden ser perdonados manteniendo esto! ¡Nunca dañen a nadie ni con vuestra mano ni con vuestra lengua!


Todos los no-musulmanes viviendo en comunidades islámicas tienen el mismo derecho que los musulmanes. Nuestro Profeta (asws) dice: "¡Cualquiera que dañe a un siervo protegido me está dañando a mí!". Si entendemos este hadiz, debemos observarlo. La complacencia de nuestro Señor está con esta característica.

Maulana Sheykh Nazim al-Hakkani, "Mercy Oceans, I".

miércoles, 22 de octubre de 2014

El necio furcio de Ehud Manor

En una entrevista publicada el día 20 de octubre de 2014 al historiador social y político judío Ehud Manor por el diario La Capital de Rosario, sintetizando toda una ideología, éste dice:

"De pronto, con la aparición del grupo Estado Islámico o Isis, se ve que hay una problemática fundamental con el Islam, que hay que reconocer que el Islam facilita algunas ideas políticas, no religiosas, sino de la relación entre teología y política. Hay un problema con el Islam, y esperamos que el mundo por fin lo vea y lo entienda".

Sus palabras sobran para revelar las oscuras pretensiones diabólicas de quienes se arrogan el dominio del mundo tras la imposición de cosmovisiones y culturas apócrifas, buscando desmerecer el sendero espiritual revelado por Dios para el bienestar de los hombres en el mundo.

No hablaremos de la falsía inherente a la creación del Estado de Israel, ilícitamente concebido sobre tierras musulmanas pertenecientes al Califato Otomano con el nefasto tratado de Balfour luego de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, debemos resaltar que la idiosincrasia del pueblo judío actual también resulta de una conveniente mixtura entre política y religión que ha dado como resultado el gran cáncer sionista que roe las entrañas de la política y la cultura global. Ellos han sido los principales portaestandartes de la democracia, falsa forma de política que tiende a la esclavitud ególatra al liberar las pasiones más inferiores del hombre en sociedad, forma totalmente contraria a los dictados de Dios tanto para el pueblo judío como para la Cristiandad y el Islam. Recordemos que Moisés recibió la revelación de Dios con una Ley como constitución para el pueblo judío. ¿No es esto, según el criterio del seudo intelectual judío citado por el periódico, una "peligrosa mezcla de religión y política"? Ahora bien, fácil resulta achacarle al Islam todos los errores propios a una herejía, cuando es justamente el Islam el que se opone a toda estratagema demoníaca surgida de las intenciones dudosas de quienes detentan el poder. Toda religión, desde el momento en que es revelada para la reforma del ser humano, conlleva un determinado número de leyes, tanto individuales como comunitarias, que deben ser observadas para la corrección tanto espiritual como social de la humanidad. Y si hablamos de comunidad y de sociedad, de seguro que estaremos ante una aplicación de la religión emparentada con lo que se entiende por política. Así, en las teocracias de antaño, las civilizaciones tenían reyes, soberanos, califas y sultanes encargados de aplicar las leyes divinas en el ámbito social. Esto ha sucedido tanto entre judíos, como entre cristianos y musulmanes. La democracia es un invento posterior que surge de la total desconexión con Dios, con Sus leyes, y la forja de nuevas leyes según los criterios más infrahumanos, que es justamente lo que estamos viviendo a escala global.

Muchas veces se ataca lo que se teme, y éste es el asunto con el Islam: los murciélagos rehúyen la luz diurna porque les hace arder los ojos, confundiéndola con un mal, prefiriendo la tiniebla a la claridad anunciadora de toda belleza.

Como decíamos más arriba, las palabras de este seudo intelectual constituyen la evidencia cabal de toda una ideología subversiva que se pretende imponer a la opinión pública. Se dicen "liberales" y no hacen más que mostrarse irrespetuosos e intolerantes con lo que no transige con sus pensamientos acerca de la realidad: he aquí el peligro más evidente de estas cosmovisiones apócrifas que nos atronan la conciencia con su verborragia de "libertad, justicia e igualdad".

Para que nos sirva de ejemplo, en un arrebato de mística mundanidad y resaltando los valores "democráticos" de la Nación de Israel, enclave opresor en Tierras de Santidad, dice: "El turismo está en permanente crecimiento, Tel Aviv es una de las capitales gays, una meca gay". ¡Notable concepto de la virtud y el ejemplo!

América Latina está despertando a la realidad del Islam. Las palabras de este hombre ya no deberían engañar a nadie. El problema no es el Islam, el problema lo tiene él consigo mismo, triste y lamentable títere del mal.

De Dios proviene el éxito

lunes, 20 de octubre de 2014

Sabiduría Serrana: Don Ibra

     Aún el recuerdo sigue trayendo al rincón presente de mi corazón la especial estampa de don Ibra montado a su burrito, las alforjas repletas de hierbas buenas y el tranco lento, manso, noblemente espiritual que desde tiempos remontados a mi niñez le fue bellamente característico. Aún mi alma se regocija con su signatura de humilde centauro serrano cuando, enfundado en su poncho verde, legado por telares antepasados, memorables de urdimbre cósmica, subía despaciosamente los cerros en busca de aquella bendita comunión con la madre naturaleza que le proveía de su savia medicinal. ¡Cómo olvidar a don Ibra cuando nos era una delicia sobrehumana, para nosotros, mocetones imberbes recién entrados a la vida, disfrutar de su infusión espiritual mientras nuestros corazones absorbían como esponjas vírgenes sus infinitas palabras de sabiduría!

Don Ibra era de aquellos hombres arquetípicos que resisten impasiblemente cualquier erosión del tiempo, uno de esos retoños de la tierra germinados para perdurar porque una fuerza trascendente los nutre con la esencia misma de lo universal, de lo que ha superado las fronteras de la vida y la muerte para elevarse y ser una herramienta de guía para los demás. Esto es una reflexión propia, claro está. Don Ibra, en su ejemplar sencillez campechana, jamás hubiese sospechado siquiera su grandeza humana, y eso lo hacía aún más grande; su total falta de arrogancia, su desapego franco y elemental, eran la norma que nos hablaba de su absoluta originalidad natural. Y eso nos atraía a él, como la luz de la vela a las polillas indefensas. Y como las polillas, nos permitíamos ser abrazados por su luz. Así crecimos. Así nos educamos. Así nos hicimos hombres. Gracias a don Ibra, el místico a burrito.

Acomodándose el sombrero de ventral seco, acariciándose su profusa barba blanca, tomando unos sorbitos del mate de Dios y humeando finamente los rumores ancestrales de un chala, como perdiéndose en tiempos escondidos que a través de él se hacían presentes ante nuestra silenciosa maravilla, don Ibra nos decía:

"Un hombre en su ranchito, contento y a gusto con lo que Dios le ha dado, tal vez con muy poco, pero conforme, agradecido y sin preocupación, es mil veces superior a quien se desvive por mantener castillos de arena construidos con el oro que el tiempo convierte en polvo de cementerio. Muchachitos: para ser felices, ustedes sólo necesitan un techo que los cubra, un ponchito que los proteja del frío y un buen plato de sopa. ¿Qué más puede realmente necesitar el hombre en esta vida?"

Y él era el ejemplo cabal de sus enseñanzas. No hay virtud más loable en un maestro de la vida que ser en su obrar el fiel reflejo de lo que predica. Y don Ibra ante todo poseía la inmensa e incuestionable virtud de ser un hijo auténtico de la serranía, paisaje vasto en donde Dios ha soplado su aliento sobre la tierra levantando montes y cerros que transmiten una belleza especial asociada a horizontes sin límites, a elevaciones, ascensos, donde el hombre puede encontrar la cima misma de su profundidad. Don Ibra, a lomos de su burrito, era un fragmento precioso de aquella inmensidad. Nosotros habíamos nacido en el pueblo, atorados con su cúmulo de costumbres y habitualidades. Don Ibra pertenecía al cerro, era una extensión de él, y hacia el cerro íbamos a beber de su sabiduría. Por supuesto, todo tiene su sabiduría. La sabiduría del pueblo es utilitaria, comercial, mudable, apta para la mera transacción, el soborno o el fraude. Don Ibra tomaba de algo más allá y nos daba de beber un jugo fresco, siempre renovado, que nos hablaba del sentido de ser hombres, de nuestro lugar, del equilibrio fundamental que se necesitaba para cumplir con una misión que el pueblo desconocía y que nos refería la esencia misma de la libertad en su autenticidad natural. Porque la montaña tiene una sabiduría que le es propia y especial, un saber ancestral que pervive incólume a través de las centurias y las generaciones, y que siempre encuentra vástagos honestos y limpios como don Ibra para que pueda ser compartida con quien tenga oídos capaces de escuchar. Don Ibra fue un transmisor de la sabiduría del monte, y nosotros sus discípulos pueblerinos. Una vez, señalando un sol esplendorosamente radiante, nos dijo:

"¿Ven el sol? Todos los días nos llega dándonos de su luz y calor. Sin él, ¿qué sería de la vida de esta naturaleza? Vean ustedes, el sol sale cada mañana y nos llega a todos, él no discrima ni distingue según el color, la religión, el idioma, la posición, ni siquiera si uno es bueno y el otro es malo, si aquel es santo y este otro pecador. Nada de eso. El se brinda a todos y todos se deben a él. Sean ustedes así. Sean como el sol, bríndense e iluminen sin distinciones. Sean buenos con todos, y todos serán buenos con ustedes".

Y allí estaba el sol, dándonos una lección desde las palabras aladas de don Ibra. Allí estaba ese sol, que había estado siempre, pero que desde aquel instante cobraba una dimensión peculiar, casi solemne, en nuestra fértil intuición. Fue entonces cuando comprendimos por qué el astro rey había sido la figuración del principio supremo para innumerables pueblos de la antigüedad. Fue entonces cuando desde el asombro contemplamos cómo los cerros, los montes, los valles, los llanos, se convertían en un escenario mágico transitado por cientos y miles de seres humanos de momentos pretéritos que se reunían al amparo de la voz de un mismo canto esperanzador, un canto que ofrendaban al sol, y que el sol se encargaba de difundir por los rincones más inhóspitos de la tierra y por las venas más ocultas de la humanidad. Entendimos entonces la expresión inútil y grosera que representaba toda violencia, y que el respeto es la forma primordial y el portentoso sustento para toda relación buena como para toda feliz convivencia. Y así aprendimos a respetar y a convivir pacíficamente con los demás.

Ninguno de nosotros supo jamás nada sobre el pasado de don Ibra. Nuestros mayores del pueblo lo consideraban un viejito bonachón que en tiempos de su juventud había sido un campesino de hábitos errantes, según ellos poco cercanos a la "civilización", pero sí a la austeridad incomprendida que rodea con su halo protector a los ascetas. Para nosotros, don Ibra era la viva representación del misterio; pero no de la manera en que lo oculto seduce buscando incesantemente ser develado por curiosidades infantiles, sino desde la indómita perplejidad que lo desconocido infunde al corazón abierto, dispuesto a ser colmado por revelaciones parciales que jamás entregan el sentido completo del misterio, pero que son atisbos poderosos de lo que late profusamente más allá. Para nosotros, que no buscábamos desentrañarlo, sino experimentarlo, el misterio se develaba un poquito más con cada una de sus enseñanzas. Desde el primer momento percibimos que ese misterio era inagotable...

"Sean como el agua de manantial que se origina por la lluvia entregada desde el cielo hacia la cima de la montaña y desciende por cauces diversos siendo flexible y fluida. ¿Qué sucede cuando la corriente se encuentra con grandes rocas que atravesar? ¿Lucha con la roca para ocupar su lugar, desplazarla y seguir la marcha, o se abre ante ella para discurrir serenamente por sus lados? La roca queda allí y la corriente continúa su tránsito amoldándose a los obstáculos que se interponen ante ella. Sean como el agua frente a las rocas de los obstáculos. Sean fluidos, no luchen contra ellos, no se distraigan con ellos, continúen serenamente la marcha hasta que lleguen al mar y sean absorbidos por su inmensidad". Decía esto, nos sonreía con una complicidad espiritual muy suya, muy serrana, se despedía tomando un último mate mentolado, y montado a su burrito leal se perdía tras un sendero de tierra que se internaba en el pedregoso boscaje del cerro. ¿Hacia dónde iba? Nunca le preguntamos, nunca nos importó. Quedábamos absortos en la pausada pronunciación de sus palabras que con ecos infinitos redoblaban el mensaje en los oídos de nuestras almas... Y tal vez pasaba media hora, una hora, ¿quién sabe?, tal vez el tiempo del mundo, y la medida se tornaba insuficiente, insignificante, cuando ya nos encontrábamos descendiendo hacia el pueblo, que adquiría un tinte nuevo y nos brindaba la enorme oportunidad de empezar a ser los hombres que don Ibra nos enseñaba ser.

En cierta ocasión, uno de nosotros llegó al cerro cargando con un estado febril bastante alto. Don Ibra extendió su poncho verde en el suelo rocoso e hizo que se acostara sobre él. Se sentó a su lado y pacientemente comenzó a tamizar en un cuenco de madera algunas hierbas que sacó de su bolsito tejido. Nos dijo:

"No hay dificultad alguna que no traiga consigo una bendición. Mas deben aprender a afrontar toda dificultad con paciencia y ser perseverantes. La enfermedad es una prueba, un mecanismo de purificación. Como todo proceso, tiene su tiempo, y sólo las hierbas del Señor se ajustan a él. Sean pacientes, respeten el tiempo de cada cosa, y tengan confianza en Dios, que de Él nos llega la prueba y de Él proviene la cura". Mientras hablaba ultimó la infusión que dio de beber a nuestro enfermo. A los días sanó. Claro estaba que los tónicos y jarabes que los fármacos del pueblo vendían a nuestros mayores suponían alivios rápidos para sus dolencias y enfermedades. Pero también, con el correr del tiempo, se hacía más que evidente que esas curas espontáneas dejaban secuelas, muchas veces graves, que requerían de tratamientos un tanto más específicos y más invasivos para la salud del enfermo. La medicina de la paciencia de don Ibra reconducía nuestra fe hacia horizontes donde la dificultad se resolvía a sí misma y el temor se desvanecía frente a la confianza. Paciencia y perseverancia, las hierbas del Señor.

Pero un día sucedió lo inesperado, aquello para lo que no estábamos preparados, o tal vez no queríamos estarlo. Don Ibra no bajó. Un día, luego otro y otro, subíamos esperanzados al monte y el trote ausente de su burrito nos traía un rumor de la altura que en un principio no supimos discernir. Y nuestra impaciencia inicial trocó en interrogantes angustiantes, en fantasmas de incertidumbre que cubrían con sombras espesas y confusas nuestros pensamientos de juventud. Luego, uno a uno, los integrantes de nuestro grupo fue abandonando la rutina del ascenso al cerro, resignando la espera de don Ibra al recuerdo encargado de regar las semillas que durante cierto tiempo había sembrado en nuestros corazones. Uno a uno fue optando finalmente por reasignarse a los engranajes del pueblo y consolidar una situación que el destino se obstinaba en dramatizar. Tan sólo yo seguí subiendo esperando nuevamente la llegada milagrosa de don Ibra. Sin embargo su presencia se resistía a descender, oculta ya en la bruma de la eternidad.

Un atardecer, ya casi entrada la noche, esa noche que sobre la montaña se abre infinita en un inmenso manto de estrellas que custodian inexorables los portales del cielo, me encontraba a la vera del sendero pedregoso que días pasados nos traía a don Ibra, cuando repentinamente una brisa cálida empezó a agitar las ramas de los árboles y las hojas silvestres de la vegetación originando un susurro profundo que se me antojó un diálogo íntimo, secreto, entre el viento proveniente de la altura y la flora que me rodeaba. Fue entonces cuando confundida con el rumor de la brisa se me hizo presentemente clara la voz de don Ibra que decía:

"He cumplido la misión que en la vida debía. Ahora soy ráfaga de lo alto, me he fundido con el cerro y las estrellas, con la piedra y el sol. Mis palabras perdurarán porque no son mías, son de la humanidad, son de la lluvia que fecunda la tierra y la hace germinar, son del fruto que nutre y se reproduce en cada estación, durante siglos, y alimenta las almas de quienes siempre tienen sed de verdad y libertad. A ti te corresponde contar mi fragmento de mundo, a ti te corresponde cantar los versos que de mí tu corazón haya escrito, a ti te corresponde prolongar este arte sagrado que la vida imita sin cesar en cada pulsación, en cada movimiento, en cada humor. Es tu misión. Cumple con ella y estarás conmigo para siempre..."

La memoria del universo ha construido un templo para don Ibra en la cima de la montaña que todos guardamos en el corazón. Una vez que decidimos escalarla con esfuerzo y buena voluntad, don Ibra se nos revelará en su forma más bellamente humana para renovar nuestra fe y nuestra esperanza. Allí estará.

domingo, 12 de octubre de 2014

Sultan Abdul Hamid Khan y el General

Sohbet dado por Hz Sahib us Sayf Sheykh Abdul Kerim al-Hakkani (ra) el 24/10/2006 en la Dergah Osmanli Naksibendi Hakkani, Siddiki Center, New York.

Bismillahi Rahmani Rahim.

Medet Ya Seyyidi Ya Sultanul Awliya, Medet.

Ocurrió un incidente. Esto se adapta para ti y para mí, para que comprendamos la historia de un hombre que estaba en el camino de Allah y que cumplía las órdenes al cien por ciento. Solamente hizo una cosa.

En el tiempo de Sultán Abdul Hamid Khan (Jannat Mekat), durante los últimos días, cuando había confusión en todos lados y Sultán Abdul Hamid Khan ya estaba casi solo. No tenía demasiados ayudantes a su lado. Tantos ayudantes se habían vuelto traidores y él no podía confiar en ellos. Entre algunos de los que podía confiar había un general del ejército, un general de alto grado. Mehmet Aqif Ersoy nos lo dice, él nos está contando la historia tal como ocurrió. Él dijo que luego de que el Sultán se retirara de este mundo, el Califato fue removido y las maldiciones empezaron a bajar sobre la humanidad. Cuando el Califato es removido entonces las maldiciones llegan de cualquier manera. No necesitas escucharlo por ti mismo. Maldiciones descienden sin parar sobre la humanidad diciendo: "Ustedes son quienes han removido al Califa". Y descienden las maldiciones, desde ese tiempo hasta ahora. Por eso es que no aceptamos su sistema, el sistema de democracia-hipocresía. Todo el que lo acepte está demostrando que no quiere al Califa, no quiere que eso gobierne. Por eso es que están alabando a la democracia. El Califato, eso es lo que Allah quiere.

Así que Mehmet Aqif Ersoy dice: "Cada mañana voy a la mezquita de Sultán Ahmet, en Jama'at. Voy temprano en la mañana y cerca del Mihrab veo a un anciano. Su cabello y su barba son completamente blancos, blancos como la nieve. Continuamente él está llorando. Cada vez que voy encuentro a ese hombre llorando. Desde afuera veo que él es el primero en la mezquita. Pero él siempre está sentado, haciendo tasbih y llorando. Un día me acerqué a él y le dije: 'Oh santo, ¿por qué lloras tanto? ¿Te has apartado de la misericordia de Allah? ¿Por eso lloras? La misericordia de Allah está llegando'". También le dijo: "Oh, estás viendo hacia afuera y lo que han hecho (al remover el Califato). Qué cosa más necia que han hecho. Por eso es que lloras".

El anciano le dijo: "No me hagas hablar. Mi corazón se detendrá". Le dijo: "Por favor habla. Dímelo". Dijo: "Te lo contaré. En tiempos de Sultán Abdul Hamid Khan (Jannat Mekan) fui un general de rango. Mis padres fallecieron. En la zona de Izmir teníamos muchas tierras y granjas. Así que mandé mi carta de renuncia al Sultán pidiéndole que me apartara del ejército. Al momento el Sultán me envió su respuesta diciendo: "No, ahora no podemos permitirnos dejarte marchar. Hay un gran problema que nos espera y necesito un par de personas como tú a mi lado. Así que no aprobaré lo que estás pidiendo". Dijo: "Estaba triste. Pero teníamos tanto trabajo que hacer. Un día necesité ir a Estambul y me dije a mí mismo: Ahora que estoy aquí voy a visitar al Sultán. A causa de que tenía una gran autoridad, yo podía ir y visitarlo". Por aquel entonces, en la mañana, la puerta del Sultán estaba abierta para todos. Hoy en día ni siquiera el intendente abre la puerta para la gente. La puerta del Sultán Otomano estaba abierta. La gente llegaba y daba sus quejas, pidiendo y hablando. Esto era en el peor momento.

Así que dijo: "Llegué ante el Sultán. Él estaba sentado sobre su sillón. Me miró y bajó su rostro. Ya no me miraba. Dije: 'Su Majestad, te he enviado una carta'. Instantáneamente me dijo con dureza: 'Te he enviado la respuesta'. Dije: 'Así es, por eso es que ahora estoy aquí para pedírtelo, debido a que esta es la excusa que tengo'. El Sultán movía su cabeza. No me miraba, y nuevamente pedí que me dieran el alta. Así fue que levantó su rostro, me miró con rudeza y dijo: '¿Entonces qué puedo hacer? ¿Tanto lo pides? Márchate'. Y lo exceptuó. Asunto acabado. El Sultán movió su mano de esta manera. En nuestra tradición, si alguien te habla y te dice: 'Muy bien, márchate', significa: 'Ya no estoy feliz contigo', y mueven el dorso de su mano hacia ti. Cuando dicen: 'Anda con bendiciones', es de esta manera, con la palma de la mano hacia ti. Pero cuando es con el dorso de la mano, de manera correcta significa: 'Piérdete'. Continúo contando: "Esa acción me acabó. ¿Pero qué podía hacer? Ya no podía revertir esa situación, y regresé".

"Muy poco tiempo después ocurrieron tantos incidentes que entendí por qué el Sultán no me quería dar el alta. Pero una noche tuve un sueño. En el sueño veía al Ejército Otomano. Estaban todos ubicados en líneas rectas. Todos los generales estaban al frente del ejército y llegó Sultán Abdul Hamid Khan y los saludó. Y el Profeta (asws) se encontraba frente a él, y él (el Sultán) decía: 'Ya Rasulullah, el ejército del Islam está preparado. Como gustes. Da la orden. Haremos lo que mandes'. Todos veían al Profeta (asws) excepto yo. Cuando miraba desde lejos veía al Profeta (asws) como una luna, brillante. Pero no podía ver al Profeta (asws) (en su forma humana). Sin embargo el Sultán y todo el ejército lo veían".

"Y el Profeta (asws) miró el ejército desde el principio y llegó al final, y el batallón, el grupo del final se suponía que estaba bajo mi autoridad. Pero yo no estaba allí. Entonces todos los soldados estaban muy desaliñados. No estaban en orden. El Profeta (asws) miró al Sultán con rudeza y le dijo: '¡Ya Sultán! ¿Dónde se encuentra el general de ese grupo de gente?', y el Sultán bajó su rostro diciendo: 'Ya Rasulullah, ese quiso retirarse tempranamente. No quería darle el alta pero lo pidió reiteradamente. Así fue que ya no pude decirle que no. Entonces lo envié a retiro. Lo hice marchar'. El Profeta (asws) lo miró y dijo: '¡Ya Sultán! Al que hiciste marchar también lo haremos marchar de nuestra asociación'. Luego de aquel día jamás dormí por la noche. He estado llorando sin detenerme pero no he tenido sueño alguno. Luego de aquel día abandoné todo. Dejé todas mis pertenencias a la gente. Allah me envía el sustento pero he perdido. No he visto al Profeta (asws) y luego de eso ya no tuve más sueños buenos".

Esto no es una broma. Esto es real. Real, real. Si entiendes lo que eso significa entonces llorarás mucho. Si no lo entiendes entonces eres un asno. ¿Qué podemos hacer? Del modo en que vives será como mueras. Del modo en que mueras seas levantado. Esto es un hadiz-e sherif. Si mantienes a Allah como prioridad, entonces Allah te mantiene como prioridad. Si mantienes a Allah de segunda clase, entonces te estás acabando a ti mismo. Allah nunca es segundo. Si el mundo entero dice: "Mantenemos segundo a Allah", Allah no es segundo. Allah es primero. Es una bendición para el hombre que entienda el favor que Allah le ha concedido al facilitarle Su alabanza. Como dice Sheykh Mevlana: "Vive por Allah y muere por Allah". Es una bendición para ti. Entonces Allah pregunta: "¿Qué quiere Mi siervo? Dádselo". Y cuando tú dices: "Ya Rabbi, quiero, quiero", Él dice: "Lo que quieras. Cuando estás a Mi servicio te lo doy todo. Dices que Me amas, Yo te amo y también Soy tuyo. Estoy a tu servicio". Allah está a nuestro servicio. ¿Qué servicio le damos a Allah? ¿Qué hacemos, huh? Sólo levantarnos e ir arriba-abajo. ¿Ese es el servicio que le damos a Allah? ¿Eso se adapta a Su Majestad?

Él nos da todo y nosotros no podemos devolverle nada. Lo único es cumplir Sus órdenes, intentar cumplir Sus órdenes. Entonces te estarás dando honor a ti mismo. Todo el tiempo Allah te está concediendo más honor. Todo el que deje a Allah, que se aleje de Allah, pierde su honor en dunya y pierde su honor en Ajirat. Esto es suficiente para ti y para mí.

(...)

Así que sé feliz con lo que Allah te Ha dado. Si eres feliz con Allah entonces Allah es feliz contigo. Si no eres feliz con Allah, no vas a molestar a Allah porque no eres feliz con Él. Pero si Allah no es feliz contigo entonces te espera el desastre.

Wa min Allahu Tawfiq.

Fatihat.
Sahib us Sayf