viernes, 8 de junio de 2012

La Misericordia del Profeta Muhammad (as) con los Niños


Bismillahi Rahmani Rahim
La misericordia del Profeta, que Allah le bendiga y le conceda la paz, se extendía a todas las criaturas. Cuando veía a un niño en su rostro se reflejaba la felicidad. Solía tomar en brazos a los hijos de sus Compañeros, darles palmaditas...

Siempre los saludaba, mostraba su afecto y bromeaba con ellos. Una vez vio que un grupo de niños estaba haciendo carreras, se unió a ellos y echo a correr con ellos.

Él, que fue la misericordia para todos los mundos, llevaba a los niños en su camello cuando los encontraba por el camino y les prestaba toda su atención. Anas, que Allah este satisfecho con él, describió su comportamiento así: “Nunca he conocido a nadie que haya respetado los derechos de la familia y de los hijos más que el Mensajero de Allah, que Allah le bendiga y le conceda la paz.

Aisha’, que Allah este satisfecho con ella, transmitió que una vez el Profeta Muhammad, que Allah le bendiga y le conceda la paz, estaba jugando con sus nietos. Llego un beduino y, al ver la escena, se sorprendió sobremanera. Preguntó: ‘¡Oh Mensajero de Allah! ¿Les das besos a los niños? Nosotros nunca besamos a nuestros hijos. Ni tampoco jugamos con ellos.’ Nuestro Guía, que Allah le bendiga y le conceda la paz, le dijo: ‘Si Allah ha retirado la compasión y la misericordia de vuestros corazones, ¿qué puedo hacer yo?’” Esta contestación es la mejor ilustración de la posición del Islam en cuanto a los niños.

Una vez, Usamah, el hijo de Zaid, y Hasan, el nieto del Profeta Muhammad, que Allah le bendiga y le conceda la paz, estaban sentados en sus rodillas y mientras los estaba acariciando, dijo: “¡Oh mi Señor! Concédeles misericordia y felicidad porque yo les deseo misericordia y felicidad.”

Si un bebé lloraba mientras su madre o su padre estaba haciendo el salat, permitió acortarlo para atender al niño. Prohibió también maldecir a los niños. Son estos algunos de los signos de su misericordia con ellos.

Pasaba noches enteras haciendo súplicas por su Ummah y lloraba por ella. Su vida entera la dedicó a salvar a la humanidad del Fuego. Cada uno de sus actos fue manifestación de su profunda misericordia.

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